martes, 3 de junio de 2025

Un tuit boomerang que saca los colores a Feijóo.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.

Rocío Ferrer recuerda en ElConfidencial.com del sábado las recientes acusaciones del presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, al PSOE de ser “pura mafia” por las presuntas filtraciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. “Son muchos los que han aprovechado las palabras del gallego para recordarle el pasado y presente de su propia formación. Entre los comentarios críticos hacia Feijóo, uno está cosechando especial relevancia por cómo ha respondido a las palabras de que “estamos ante un caso gravísimo en democracia europea”. Se trata de un montaje que alterna cada una de las frases del líder de los 'populares' con sus casos de corrupción, pero empezando por el Caso Gürtel.

Feijóo reprochó a los socialistas que “una persona que cobra sueldo público de una empresa pública, esté trabajando al más puro estilo mafioso, es algo que no tiene precedentes en la democracia española”.  Parece ser que a Feijóo olvida cuando Rodrigo Rato, vicepresidente y ministro del Gobierno de España entre 1996 y 2004 y miembro del Partido Popular fue condenado a cuatro años y nueve meses de prisión por corrupción y blanqueo de capitales. En la publicación también recuerdan cuando un informático del PP borró 35 veces los discos duros de los ordenadores de Bárcenas, los rayó, los rompió y los tiró a la basura por orden del asesor jurídico del partido, Alberto Durán.  “Conspiraba contra los mandos y fuerzas de seguridad del Estado”, explicó Feijoo volviendo a ignorar cuando la ‘policía patriótica’ del PP espió a 69 diputados de Podemos a través de las bases de datos de Interior para  buscar información y datos de los diputados que dañaran su reputación.

Por lo que se ve -recuerda Ferrer-, Feijóo olvida muy rápido las cosas o no quiere acordarse. “Practicada en la sede de un partido político, que es el partido del Gobierno”, fueron las palabras de Feijóo, a la que la publicación recuerda ‘el legado de Aznar’ con 12 de sus 14 ministros imputados, implicados o que cobraron sobresueldos. Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, replica a Feijóo con un dardo sarcástico: “¿Qué es mafia?… Y tú me lo preguntas”.

domingo, 1 de junio de 2025

El “pacificador” que alimenta la guerra.

  Trump, el bombero pirómano más peligroso del siglo XXI.

Donald Trump regresó al Despacho Oval anunciando que solo él podría traer la paz al mundo, como si la diplomacia fuera un 'reality show' y la geopolítica se resolviera a golpe de selfie. Cuatro meses después, Gaza está más arrasada que nunca y Ucrania sigue ardiendo. Ni Nobel de la Paz, ni alto el fuego, ni resultados. Solo destrucción, declaraciones vacías y negocios armamentísticos que huelen a petróleo, sangre y cinismo.

Nada más asumir el cargo, Trump se envolvió en su teatralidad habitual: Netanyahu fue su primer invitado oficial, y la escena en la Casa Blanca se convirtió en una distopía grotesca. Mientras el primer ministro israelí describía su fantasía de convertir Gaza en una “Riviera del Oriente Medio”, el presidente estadounidense se mostraba dispuesto a dejar que los palestinos fueran expulsados a países vecinos. No es política exterior, es limpieza étnica con retórica turística.

La realidad, sin embargo, no ha seguido el guion trumpiano. Las bombas siguen cayendo sobre la Franja, el 80% del territorio está controlado o arrasado por tropas israelíes, y el supuesto distanciamiento de Trump respecto a Netanyahu es solo una farsa temporal para negociar con Irán. La ayuda militar y económica estadounidense nunca se ha interrumpido. Los F-35 siguen despegando, financiados por el contribuyente estadounidense, y los misiles siguen matando niños y niñas palestinas con total impunidad.

Trump envió a su enviado especial, Steve Witkoff, a empantanarse en Doha con mediadores qataríes. Prometieron avances, pero una semana después Israel rompía las negociaciones y retiraba a su delegación. No hay tregua, no hay plan de paz, no hay voluntad real de detener el genocidio. Solo cálculo electoral y propaganda diplomática. Hamás exige un alto el fuego definitivo; Israel ofrece una tregua a cambio de rehenes. La guerra no terminará porque el ocupante no quiere que termine. (Spanich Revolution)

Mientras Gaza agoniza, Trump cambia de frente en su otra gran promesa de campaña: Ucrania. De ser el “amigo de Putin” ha pasado a llamarlo públicamente “loco”. Tardó tres años y medio desde la invasión rusa en febrero de 2022 para reconocer que el Kremlin mata civiles indiscriminadamente. Lo hace ahora, cuando el coste político de seguir callando empieza a ser mayor que el de hablar.

Las declaraciones son de una ambigüedad cobarde y un cinismo total. “Putin está matando gente y no sé qué le pasa”, dijo este domingo. No es un diagnóstico político, es un comentario de cuñado en una sobremesa de bar. Y como siempre, repartió culpas entre Biden, Zelenski y el propio Kremlin, como si su Gobierno no hubiera desmantelado todo intento de mediación real y como si no fuera él quien retiró a Ucrania de la agenda de ampliación de la OTAN, ofreciendo el primer peón sin siquiera empezar la partida.

Putin, mientras tanto, exige garantías por escrito: quiere que se excluya a Ucrania y otras exrepúblicas soviéticas de la OTAN, que se levanten sanciones, que se le devuelvan activos congelados y que se reconozca su control sobre territorios anexionados en 2022. Según Reuters, sin estas condiciones no hay acuerdo posible. La paz que busca Putin solo es aceptable si Occidente acepta la victoria rusa. Y Trump, lejos de frenarlo, parece dispuesto a regalarle el tablero con tal de que se apague el ruido en campaña.

Entre tanto, Trump juega con fuego. Se atribuye el mérito de que Rusia no haya “colapsado ya”, como si fuera el tutor político del Kremlin. Sus palabras son puro narcisismo imperial envuelto en falsa preocupación humanitaria. No ha frenado ni una sola ofensiva. No ha salvado ni una sola vida. Pero exige reconocimiento constante, como si su presencia en el conflicto fuera una bendición y no un estorbo.

Llamar “loco” a Putin mientras se financia a Netanyahu no es valentía: es hipocresía estratégica. Es intentar parecer sensato mientras se incendia el planeta por partes. Es venderse como pacificador mientras se alimentan dos guerras con las dos manos. Es exactamente lo que es Trump: el bombero pirómano más peligroso del siglo XXI.


Trump se hunde en su propio pantano.

Donald Trump, tras regresar al poder en 2024, prometía una segunda era dorada para las y los suyos. La realidad, sin embargo, ha sido el eco hueco de sus bravuconadas: el 41 % de aprobación que ostenta a los 100 días de su segundo mandato es la cifra más baja para cualquier presidente desde 1953, según la encuesta de CNN realizada por SSRS (fuente aquí). Ni siquiera su primer mandato había cosechado semejante rechazo inicial.

En apenas tres meses, Trump ha perdido 4 puntos respecto a marzo y 7 desde febrero. Solo el 22 % respalda firmemente su gestión, mientras que un 45 % lo desaprueba de forma contundente. El colapso no se limita a los sectores tradicionalmente adversos: ha perdido 7 puntos entre mujeres y 7 puntos entre estadounidenses hispanos, cayendo a un mísero 28 % en este último grupo.

La farsa de su imagen como "el hombre fuerte" se desmorona a toda velocidad. Ni siquiera su supuesta “recuperación económica” le sirve ya de escudo. La encuesta muestra que su aprobación en gestión económica ha caído a un 39 %, el peor dato jamás registrado en su historial, lastrado por su guerra comercial de aranceles que amenaza a la estabilidad de millones de trabajadoras y trabajadores. La inflación, lejos de ser “transitoria”, sigue devorando los salarios mientras los grandes capitales, como siempre, salen indemnes (lo recoge también CBS News).

Pero Trump no solo pierde en economía: sus políticas exteriores y migratorias también están en caída libre. Mientras abraza a autócratas como Putin y recorta programas de ayuda internacional, el 60 % de la población desaprueba su política exterior. Incluso en inmigración, donde llegó a tener apoyo entre su electorado más fanatizado, su aprobación ha bajado 6 puntos desde marzo.

La imagen grotesca se completa con su intento de apropiarse del arte y la cultura, controlando instituciones como el Centro Kennedy o alterando exposiciones del Smithsonian, decisiones que el 64 % de las y los estadounidenses consideran inapropiadas. No es casualidad que haya delegado esta tarea al extremista vicepresidente J.D. Vance, tan despreciado como él mismo.

El 57 % de la población cree que Trump está poniendo al país en un riesgo innecesario con su estilo de gobierno, ese estilo de disparar decretos a diestro y siniestro, muchos de ellos anulados por los tribunales por su ilegalidad manifiesta. Ni siquiera entre sus votantes más fieles se disimula ya la decepción. Como recogía CNN, George Mastrodonato, un votante de Trump de Nuevo México, comparaba al presidente con "Yosemite Sam disparando en todas direcciones". Y lo hacía con resignación: “algunas de sus acciones se mantienen, otras no”, admitía.

Frente al espejismo de su "América renovada", lo que crece es la precariedad, la división, la rabia social. La clase trabajadora, las y los migrantes, las y los jóvenes racializados, la comunidad LGTBIQ+, todas y todos quienes no caben en el modelo retrógrado de Trump, ven cómo se agranda el abismo social. Estados Unidos no está siendo “grande otra vez”; está siendo privatizado, militarizado y deshumanizado hasta el límite.

(Spanish Revolution)

Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:

El garaje Edicioness. Son gemelos, gemelos asesinos

Trump, imputado por 37 cargos criminales por los documentos clasificados que tenía en su mansión de Florida. Algunos de ellos son conspiración a la Justicia o falso testimonio. Le llegó su San Martín.

El Tribunal de Comercio de EEUU paraliza y declara “ilegales” la mayoría de aranceles de Trump por extralimitarse en sus funciones. ¡A ver qué tarda el Nerón Zanahorio en reventar la división de poderes en EEUU y montarse una dictadura friki!

Hoy da comienzo la Feria del Libro de Madrid tendrá lugar hasta de mayo y el 15 de junio.

‘Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas’. (Paul Auster)

El humor en la prensa de esta semana: Caín, J. L. Martín, Riki Blanco, Superantipático, El Roto, Peridis, Eneko, Manel F., Vergara…










Menudo lío, Marlaska
 Diálogo.
Los gritos.

El genocida.
Más guapo.

Ese efecto. 



Pep Roig, desde Mallorca:

 El retorno del Prínsipe Asul (Cap. 41- Vendidos).  



Todo en cristiano
 Libres de pecado en simulado y diferido
Propiedad congénita

 

Los vídeos de esta semana:

Todo sobre el golpe a Trump y su guerra arancelaria, el mercado vuela y raro movimiento en los bonos.

El Fondo Monetario Internacional urge a Estados Unidos a reducir la deuda y el déficit

Trump contra Putin. De cómplice a crítico

La crisis humanitaria en Gaza empeora cada día | Noticias con Nacho Lozano

El rey Trump acepta regalos · UN TEMA AL DÍA




sábado, 31 de mayo de 2025

Me hago vieja…

 


No sé. Pero me acuerdo perfectamente de la receta de los chongos zamoranos que me dio la tía Chona en 1982. Eso sí lo tengo clarito. Pero, hora tengo manías, sí. De esas que se heredan con la edad y el derecho a que nadie te juzgue. Guardo frascos como si fuera a montar una botica. Tengo uno para botones, otro para galletas (vacío, obvio), uno para hilos que ya ni uso, pero que ahí están “por si un día se ofrece coserle el alma a alguien”.

Me regreso tres veces a ver si apagué el gas.

—¿Ya lo apagué?

—Sí, Milka, lo viste hace diez segundos.

—Pero no me acuerdo si lo sentí.

Porque no es lo mismo ver que sentir.

Entonces regreso y lo abrazo con la mano. Y de paso le digo:

—No me vayas a traicionar, condenado.

Busco los lentes y los traigo puestos. Me hablo sola con una autoridad que ni cuando era mamá primeriza. Me doy órdenes, me regaño, me río, me contesto. Y, cuando me canso… me hago un café y me olvido del motivo por el que me levanté…

¿Dónde están las tapaderas?

Creo que en esta casa hay un agujero negro donde se escapan los calcetines, las tapaderas y la paciencia. Pero no me molesta. Al contrario. Estas manías me salvan. Son los rituales de una mujer que ya no tiene prisa, que se sienta a recordar mientras revuelve la olla. Que olvida nombres, pero no las emociones. Que pierde cosas, pero no el estilo. Y si eso es estar vieja… pues vieja y feliz.

Vieja con agenda, con frascos, con risas a destiempo y con libertad de mandar al diablo lo que no me gusta. No es que una esté perdiendo la cabeza, no. Lo que pasa es que la cabeza ahora guarda lo esencial: las canciones que me gustan, las caras que amo, los aromas de infancia. Y lo demás… pues se va colando entre tazas, frascos y olvidos simpáticos.

Y si eso es hacerse vieja… ¡pues qué delicia! Porque no hay nada más sabroso que tener manías con historia y olvidos con estilo.

(Milka MagTorre)