Una familia supernumerosa.



Chana contó al diario Mail online: “Me siento como un hijo especial de Dios. Él me ha dado tantas personas a cuidar que me considero un hombre con suerte”. Su familia nunca pasó hambre. Está organizada casi con disciplina militar. La más antigua esposa, Zathiangi, está, con sus compañeras, al frente de las tareas domésticas tales como la limpieza, lavado y preparación de las comidas. Para una cena pueden necesitar unos 30 pollos, 132 libras de patatas que pelan minuciosamente y hasta 220, de arroz que hierven.
Ziona Chana nunca usó el preservativo, como tampoco necesitó irse cualquier noche de putas. El es la cabeza de una secta que permite a los miembros adoptar tantas esposas como deseen. En un año, cuando se encontraba más en forma, se casó con diez mujeres que disfrutaron de su propia cama doble mientras que el resto de sus esposas deben hacerlo en dormitorios comunales. Ziona mantiene a las más jóvenes cerca de su dormitorio y a las más antiguas más lejos, observando un sistema de rotación con todas ellas. De esta forma se entiende el número casi centenar de sus hijos que sus esposas trajeron a este mundo.
Su mansión doméstica es como un hotel con 100 habitaciones, con una estructura de hormigón en la aldea montañosa de Baktawng, en Mizoram. Claro que estas cosas sólo ocurren en algún lugar “sagrado” de la India.
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