domingo, 28 de octubre de 2012

La “Marca España”, en declive.


El toro español, caído. ¿Qué nos depara el futuro?

 

No corren buenos tiempos para la “Marca España. En dos años ha perdido un 38% de su valor, según el estudio “Nation Brand 100”, elaborado por la consultora independiente Brand Finance, recogido por HOSTELTUR.  Una bajada que supone un retroceso de la octava posición a la décimotercera en el ranking mundial. Con el objetivo de impulsar “la Marca España” el Gobierno creó, en junio de este año, el Alto Comisionado, un cargo que ocupa Carlos Espinosa de los Monteros y cuya labor es una de las prioridades del Ministerio de Exteriores para los próximos 10 años.  El Alto Comisionado tiene rango de secretario de Estado y no está remunerado, trabaja por reforzar los puntos fuertes de la imagen del país  –cultura, deportes– y mejorar los negativos, como la economía. Carlos Espinosa de los Monteros ha sido vicepresidente de Inditex, tiene 68 años y es Licenciado en Derecho y Ciencias Empresariales por Icade, así como técnico comercial y economista del Estado y MBA por la Northwestern University. Ha sido presidente de Iberia y Aviaco y del Círculo de Empresarios y ha tenido cargos directivos en distintas empresas. Carlos Espinosa ha ensalzado, a mediados de este mes, los atributos de la marca. “La Marca España –ha dicho– es un intangible que no se traduce sólo en un logo, slogan o canción… el concepto de marca país es la imagen que se transmite hacia dentro y hacia fuera. Un país que tiene buena imagen, atrae visitantes, profesionales, vende con más facilidad, atrae inversores”. Lo que se traduce en valor económico. Pero es consciente de que “España ha prestado poca atención a su marca-país, sólo limitada a la promoción del turismo. Tenemos un déficit de comunicación, no hemos sabido transmitir los valores que tenemos. Esto va a requerir un gran trabajo de pedagogía para poner en valor lo especial de la marca España”. El Alto Comisionado cree que al país le ha “fallado” saber venderse dentro y fuera, porque tiene “valores incuestionables”, pero hay que potenciarlos “al máximo” y explicarlos a los demás.


En 1999, nacía el Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE), por iniciativa de un grupo de 17 empresas que compartían un planteamiento común: la importancia de la innovación, de la diferenciación, del valor añadido, de la propiedad industrial…, en definitiva, de la marca, como activo de competitividad empresarial, y la necesidad de la internacionalización para garantizar el crecimiento e incluso la supervivencia de muchas empresas. Desde el comienzo, dichas empresas consideraron que se trataba de un proyecto fundamental para los intereses generales del país y articularon una estructura de colaboración público-privada con las administraciones públicas competentes. En la actualidad, más de 100 empresas e instituciones españolas con marcas líderes en sus respectivos sectores y con una sólida presencia internacional están agrupadas en la Asociación de Marcas Renombradas Españolas (AMRE) y forman parte del FMRE. Defienden la internacionalización de las marcas españolas, dan empleo a 1,5 millones de españoles, tienen una facturación conjunta que equivale al 40 % del PIB español y su negocio internacional representa de media más del 50 % de su facturación total.  Forman parte del FMRE aquellas empresas de capital o control español, con marcas líderes en sus respectivos sectores de actividad y con una importante presencia o proyección internacional. El renombre/notoriedad de marca y el nivel de internacionalización son los criterios de admisión más valorados junto con el liderazgo y el tamaño de la empresa.  Se trata, en definitiva, de un proyecto de marcas líderes españolas como Freixenet, S. A., Inditex, S. A., Campofrío, S. A., Vallés Abogados, Comunicación y Relaciones Institucionales Aceites del Sur, Sonia Recasens, Grupo Borges, Marca y Responsabilidad Corporativa Iberdrola S.A., IE Business School, La Caixa, Lladró S.A., Mapfre S.A., Miguel Torres S.A., Natura Bissé S.L, Nutrexpa S.A., Grupo Osborne, Pescanova S.A., Repsol S.A., Banco Santander, Simon Holding, Global Telefónica S.A.,Televes S.A. y otras.


El rey Juan Carlos, en su frenética campaña por impulsar la “Marca España” –en junio viajó  Brasil y Chile y en julio, a Rusia–, y en su carrera por recuperar el terreno de popularidad perdido por la cacería de Botswana y por el caso Urdangarin, pasó parte de esta semana en la India, en un intento de abrir caminos a las apenas 150 empresas españolas instaladas en un mercado de 1.280 millones de consumidores. Fueron cuatro días en los que trató de arrancar contratos en una economía en crecimiento –un 7, 4% durante el pasado año–, frente a la economía de recesión española que acumula dos años consecutivos de recesión. Iba acompañado por los ministros de Exteriores, Fomento, Industria y Defensa, los presidentes de la patronal y de las Cámaras de Comercio y el comisionado de la marca España. Doce representantes de empresas españolas iban con  el monarca. E intentaron que las empresas españolas pudieran jugar su papel en los próximos años, en  este país de contrastes. El monarca dijo topicazos tales como que “España sigue siendo la cuarta economía de la zona euro, la quinta de la UE y la duodécima a nivel mundial en términos de PIB”. Y presentó la economía española “diversificada, con sólidos fundamentos, con una mano de obra cualificada y con compañías multinacionales que operan en todo el mundo, líderes mundiales en sectores como las energías renovables, las infraestructuras, la biotecnología y la red de alta velocidad”. Algo que sonaba bien entre los oyentes indios que le escuchaban.

El rey, Juan Carlos I, junto con junto al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el empresario indio Analjit Singh, brindan con agua en la India- Alberto Martín (EFE)


El monarca español pasó por alto el elevado paro que registra España, sobre todo, el juvenil, que alcanza más de un cincuenta por ciento, así como los 500 desahucios diarios y enumeró con orgullo los atractivos que puede ofrecer el país a las inversión extranjera: “Modernas infraestructuras, mano de obra cualificada y un marco regulador favorable, junto a una posición geoestratégica que convierte a nuestro país en puente con la UE, África y América Latina”. Don Juan Carlos garantizó las firmas españolas que ya se encuentran en India y remarcó que las compañías que pretenden desembarcar en este país son “sólidas, serias, con un gran prestigio internacional y líderes en muchos sectores de alto valor tecnológico”. Compañías que “han dejado clara su voluntad de contribuir al crecimiento de la economía india con una indudable vocación de permanencia”. A la vista del éxito de la película rodada en España “Solo se vive una vez”, que narra el viaje de la despedida de soltero del joven Kabir, el rey quiso aprovechar para firmar un acuerdo de cooperación sobre futuras coproducciones cinematográficas entre España e India. El último día, en una cena de 10 platos en el palacio presidencial de Nueva Delhi, el monarca español volvió a avalar las reformas económicas del Gobierno y puso fin al cuarto viaje internacional en los últimos cinco meses (Brasil, Chile, Rusia e India) para vender la “Marca España”. Fueron cuatro días de contactos en la India, mientras, en España, un hombre que iba a ser desahuciado se ahorcaba y, al día siguiente, otro español que llevaba cuatro años en paro, amenazado por otro desahucio, se lanzaba por el balcón. El ministro de Exteriores, García-Margallo, terminaba reconociendo que, aunque la “marca España” ha sufrido un deterioro dentro del país, había experimentado un “avance significativo” en los países más importantes del mundo, salvo Japón.

 España, en la portada de The New York Times.

Un mes antes, el rey se reunía con la plana mayor de “The New York Times”, incluidos su presidente, Arthur Sulzberger, y su directora, Jill Abramson. “Don Juan Carlos –decía la agencia Efe– expuso hoy al consejo editorial del periódico The New York Times la situación ‘real’ de la economía española, trasladando un mensaje de confianza en que España saldrá adelante de la crisis”. El portavoz de Zarzuela enmarcó el encuentro en “los contactos que está manteniendo el Rey para promover la ‘Marca España’ durante su visita a Nueva York, adonde se trasladó para participar como invitado en la octava edición de la Iniciativa Global Clinton”. Curiosamente, se dio la paradoja de que, al día siguiente, el “New York Times” llevaba en portada una foto de España. No la que la Zarzuela y Moncloa querían, sino una muy real en la mayoría de las ciudades: la imagen de alguien buscando comida o cualquier cosa de valor en un contenedor de basura. Era de Samuel Aranda y el titular del artículo decía: “Spain Recoils as Its Hungry Forage Trash Bins for a Next Meal”. Algo así como que “España retrocede, mientras su hambre rebusca en los cubos de basura para su próxima comida”. El titular general era aún más sugestivo: “In Spain, Austerity and Hunger” (Austeridad y hambre, en España).


Un par de días más tarde, el diario neoyorquino publicaba un reportaje en el que aseguraba que la fortuna de la corona española ascendía a 1.690 millones. El prestigioso diario estadounidense había tenido una curiosa forma de agradecer la visita del monarca a su sede, en Nueva York. Algo que nunca había pasado con la prensa española porque aquí el monarca no suele conceder entrevistas a los medios de comunicación y, menos aún, se desplaza a un periódico para hacerlo. De dicha visita, el “New York Times” publicó, unos días después, un artículo llamado “El rey, castigado, busca la redención para España y su monarquía”,  en el que recogía las polémicas que rodean al monarca, como su pérdida de credibilidad entre los ciudadanos, su labor de mediador ante reyes y empresarios extranjeros o su relación con su amiga personal, Corinna zu Sayn-Wittgenstein. En el texto, considerado en la España oficial como ofensivo contra la monarquía, reabría el debate acerca de si el rey recibe o no comisiones de sus gestiones empresariales. Estas eran algunas de las frases publicadas:

“Rey castigado busca rescate para España y Su Monarquía”

- “La riqueza de la familia real española se ha estimado en hasta 1.790 millones de euros, una suma que sus defensores afirman que fue inflada por la inclusión de los bienes del Estado."


-“Se le valora en los círculos empresariales como intermediario, pero la forma en que ha amasado su fortuna personal permanece en secreto.”

-“Muchos españoles cuestionan a su Rey.”

-“Se ha mantenido a distancia” del caso Urdangarín.

- “El rey es un tesoro nacional. Cuando entra en una habitación, irradia calidez y carisma y se conecta con todo el mundo. Nadie se salva de ella”.


Manuel Caraballo, economista e inversor, analista económico y colaborador de publicaciones especializadas en economía, escribe en su blog (gurusblog), bajo el título “La realidad que nos avergüenza”, una realidad muy alejada de la “Marca de España” que el rey y sus acompañantes pretenden dejar a su paso: “En estos tiempos, ver los medios de comunicación españoles y leer la prensa internacional es como leer información de dos países distintos. Nuestros responsables políticos aún no comprenden que las reglas del juego informativo han cambiado y que las personas nos informamos a nivel mundial en cuestión de segundos. ‘Controlar’ los diversos medios públicos televisivos y algunos privados, no es ninguna garantía de ‘controlar’ la información que llega a los ciudadanos. Internet es un fenómeno mundial que neutraliza las ‘tensiones’ políticas sobre la información. Nada que objetar al artículo de The New York Times, que refleja la penosa situación económica por la que atraviesan muchos ciudadanos, ni por supuesto a las fotos, que no han tenido que experimentar ningún tipo de manipulación para reflejar la realidad. Sólo hace falta dedicar algunas horas y tener una cámara en la mano para plasmar situaciones parecidas a las reflejadas por el fotógrafo (otra cuestión es la calidad magnifica que ha conseguido con sus instantáneas). Pues bien, queda patente una penosa situación derivada, en mi opinión, de una mala política económica dentro de una organización administrativa del Estado, inasumible para nuestra economía. Altas dosis de corrupción política a todos los niveles, y una ineptitud en la toma de decisiones de nuestros gobernantes que han hecho que poco a poco nuestra clase media vaya desapareciendo, precisamente la clase social con más propensión al consumo y la que aporta la inmensa mayoría de los técnicos medios y altos que nuestra economía necesita. Desaparición de una clase que se deriva de una serie de políticas de mala distribución de la renta… Por desgracia, nada nuevo que añadir a esta situación que es una pesadilla para cientos de miles de españoles que se ven obligados a rebuscar en los cubos de basura para obtener comida, como indica The New York Times. La realidad que nos avergüenza.


Sin embargo, al rey también le salen defensores, entre ellos, el presidente de Telefónica, César Alierta, que asegura que “desde el punto de vista corporativo, es el embajador ‘número 1′ de España”.  O el exministro español, Miguel Ángel Moratinos, que defiende el papel crucial del rey en casos como el AVE a La Meca: “Sin el rey, este contrato no se habría realizado”. Pero la “Marca España” está en horas bajas. “España no es Alemania –sostiene el Real Instituto Elcano en las conclusiones de una amplia encuesta entre ciudadanos de EEUU, Alemania, Reino Unido y Brasil sobre el impacto de la crisis económica en la imagen exterior de España–, pero tampoco Grecia”. El estudio, basado en 3.600 entrevistas personales on line, fue realizado en dos oleadas en los pasados meses de mayo y junio, y sus resultados se han conocido ahora. La encuesta bucea en la valoración de las personalidades que, supuestamente, más contribuyen a la proyección positiva de la “Marca España”, entre ellas, el rey don Juan Carlos. La calificación que obtiene el jefe del Estado, entre los encuestados de esos cuatro países, no es mala  pero los ciudadanos alemanes le suspenden con una nota de 4,7 puntos. “Aquí, probablemente, pesa el asunto de la caza de elefantes en Botswana”, sostiene Javier Noya, coordinador del trabajo e investigador del Real Instituto Elcano.


El personaje mejor valorado por estadounidenses, alemanes, británicos y brasileños es el piloto de “Fórmula 1”, Fernando Alonso, con 6,7 puntos, casi empatado con el escritor Miguel de Cervantes y ligeramente por encima del cantante Alejandro Sanz, que alcanza un 6,4 de puntuación media. Todos ellos, a juzgar por las respuestas de los encuestados, son mejores embajadores de la imagen de España que Don Juan Carlos. El monarca es muy conocido en Brasil, Reino Unido y Alemania, pero la mitad de los estadounidenses confiesa que ni siquiera lo conoce. La mitad de los encuestados admite que no conoce ninguna marca española, pese a que en el sondeo se citan algunas de las mayores empresas de nuestro país, como Telefónica, Zara, Iberia o Banco Santander. La mejor valorada es Seat, que alcanza los 6,6 puntos, y la que menos, Sol Meliá, que se queda con 5,9 puntos de media. En cuanto a la valoración de los productos españoles, los ciudadanos brasileños son los más entusiastas de la “Marca España”. En cambio, alemanes y estadounidenses son los más críticos: sólo un 40% ve el made in Spain con buenos ojos. Los sectores que gozan de mejor imagen en el exterior son la cultura, el turismo y el idioma. El castellano arrasa en Brasil en donde el 90% está interesado en aprenderlo. El 70% de los británicos asegura que ha viajado alguna vez a España, y aunque sólo el 12% de los estadounidenses reconoce haber cruzado el charco en dirección a nuestro país, el 60% confiesa que les gustaría hacerlo.

“España no es Uganda”, recuerda en un artículo el exvicepresidente de Moody's Christopher T. Mahoney, quien considera que la situación de la economía española se asemeja más a la de Enron, el gigante energético estadounidense quebrado en 2001. El autor señala que, mientras países como Uganda no están expuestos a crisis de crédito al no depender de la confianza de los mercados, son las “estrellas”, los “tigres” y los países y compañías “más admirados” como España los que las sufren, puesto que su psicología y sus finanzas están orientadas al crecimiento.  Mahoney afirma que, igual que sucedió con Enron, las finanzas españolas no están estructuradas para una crisis de crédito, sino para crecer de manera similar a como lo haría un esquema Ponzi, un timo piramidal. “Me preocupa que el rescate de España supere la capacidad de los mecanismos establecidos –añade el exvicepresidente de Moody's– (...) Una estimación aproximada elevaría las necesidades a un billón de euros, aunque podría ser más. Una cifra astronómica”. Mahoney considera a España “un caso perdido”, ya que, aunque a corto plazo puede beneficiarse del plan de compra de bonos anunciado por el BCE, restaurar la confianza y el acceso a los mercados “parece una quimera”.


Mientras tanto, a principios de mes de octubre, el príncipe Felipe viajaba a Panamá y Ecuador,  para vender la “Marca España, como exponente de calidad”. Y, en su discurso de clausura del primer encuentro empresarial hispano-ecuatoriano, celebrado en Quito, al que asistían representantes de más de 200 compañías de ambos países, declaraba: “No hay duda de que la crisis económica ha empujado a empresas españolas a buscar nuevos mercados en el exterior y que Ecuador se ha situado con fuerza como un destino prometedor gracias al creciente número de oportunidades de negocio que ofrece su economía”. También don Felipe guardó en silencio los problemas de su país y prefirió recordar que “España cuenta con empresas punteras, competitivas, modernas e innovadoras en sectores como la banca, seguros, telecomunicaciones, energías renovables, turismo, agua e industrias alimentarias, sin olvidar las infraestructuras y el transporte, exponentes de la Marca España, que representa calidad y excelencia”. Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, uno de los organizadores del acto auguró “un futuro muy prometedor” para las relaciones empresariales entre ambos países, advirtiendo que los empresarios españoles precisan “un mercado jurídico y fiscal atractivo” para sus proyectos. Los príncipes fueron nombrados huéspedes ilustres de la ciudad, de la que recibieron las llaves en la espectacular Iglesia de la compañía de Jesús, bañada en pan de oro. Al salir, un niño entregó a Don Felipe una carta en la que le pedía que cuidase a los ecuatorianos emigrados a España –cerca de medio millón– y una periodista indígena se hizo una foto con la princesa Letizia. En la puerta del palacio presidencial, donde los Príncipes almorzaron con el presidente Rafael Correa, les esperaban unas trescientas personas con pancartas contra Repsol. “¡Fuera Repsol!”, gritaron los manifestantes, preocupados por cómo podía afectar la actividad de la compañía a la reserva natural del Yasuní. Pero el Príncipe optó por saludar a los manifestantes, que terminaron por aplaudirle.

Para Margallo “Lo ocurrido en el Camp Nou perjudica a la “Marca España”


El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, consideraba el lunes, 8, que lo ocurrido el domingo en el Camp Nou, donde se mostró una bandera catalana gigante y hubo gritos a favor de la independencia de Cataluña, “perjudica” a la “marca España” y ofrece una “mala imagen” del país. Y, tras inaugurar un seminario sobre la “Marca España”, aseguraba no tener la menor duda de que lo sucedido durante el partido entre el FC Barcelona y el Real Madrid perjudicaba a la imagen de España. “Me parece una mala imagen –añadió el ministro–, en un momento en que todos los países del mundo están compitiendo por unos capitales escasos, una imagen de desunión en vez de una de esfuerzo compartido”. Para García-Margallo, “el gran éxito de España en la Transición fue que ofreció una imagen de país unido, de esfuerzo común, de un futuro compartido”. Pero, lo sucedido en el Nou Camp “es exactamente lo contrario”, remachó. En su opinión, “basta repasar los periódicos extranjeros para ver que la imagen de España no es buena y no se corresponde con la realidad”. García-Margallo señaló que “la opinión de esos periódicos” influye, por ejemplo, en las inversiones, en la deuda pública y en las empresas españolas. El ministro explicó que la “Marca España” es una iniciativa “necesaria” y “oportuna” en este momento y que su objetivo es “hacer coincidir la imagen publicada con la imagen real” del país para, en última instancia, “devolvernos la confianza que hemos perdido” y así “conseguir que otros confíen en nosotros”. Para ello, añadió, hay que “crear sinergias” entre distintos agentes  –como el Rey, las Fuerzas Armadas, las empresas multinacionales, los cooperantes y activos intangibles como la gastronomía o los deportistas– con el fin de “construir una imagen de España”.


The Economist” califica de “misterioso” al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por su ambigüedad en la toma de decisiones sobre el rescate de España o el problema de las autonomías. En su último número, la revista dedica un artículo a Rajoy con el título de “El misterioso Mariano”, donde asegura que “muchos se preguntan si el señor Rajoy tiene algún plan para recuperar la confianza de los mercados y de los españoles”. Subraya el temor de que, “con un déficit cercano al 9% del PIB, una tasa de paro que supera el 25% y un movimiento de protesta que empieza a mostrar destellos violentos”, España podría estar viéndose atrapada “en una espiral de muerte al estilo griego”. “The Economist subraya que “los problemas de Rajoy están empeorando, no mejorando”. Resalta que, además de la crisis económica, ahora tiene que enfrentarse a otro problema constitucional inesperado, generado por el presidente de la Generalitat de Cataluña.  La revista destaca que Cataluña es “una de las regiones más endeudadas, pero también una de las mayores contribuyentes netos”. En este sentido, asegura que el partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid de este domingo es “uno de los que tiene más carga emocional de la historia”. Por esta razón, considera que Rajoy se enfrenta a “dos grandes riesgos gemelos”, que son “la ruptura del euro y la desintegración de España”. Por último, 'The Economist' apunta que  “Rajoy debería rechazar esta forma de pensar. Su actitud tranquila ayudará a España si se enfrían las tensiones, pero no sirve para postergar decisiones que sólo son cada vez más difíciles”, concluye el artículo.

Imagen del negocio que regentaba José Miguel Domingo, que apareció ahorcado en un local de su hermano en el barrio de la Chana, en Granada, poco antes de ser desahuciado.

“La familia real tiene una sensibilidad única para calibrar las desgracias ajenas –escribe David Torres en Público.es, bajo el título de “Extraño fruto”–, una especie de sismógrafo que conecta directamente el corazón con el dolor del pueblo: debe de ser la sangre azul, otra hipótesis misteriosa que ningún científico ha demostrado todavía. Hace un par de días el príncipe Felipe le estrechó la mano a una mujer que en realidad le estaba pidiendo limosna; la mendiga tuvo suerte, si en vez de Felipe, sale Urdangarín le rebaña la mano. Y ayer mismo el rey, en una de esas opíparas comilonas en la que se desloma a trabajar, dijo que las medidas de Rajoy “ya están dando sus frutos”. Lo dijo en la India, tierra de plantas exóticas y elefantes domésticos, casi al mismo tiempo en que, en España, un pobre hombre decidía ahorcarse en su librería del barrio de La Chana, en Granada, justo antes de que lo echaran como un perro a la calle. José Miguel Domingo era un hombre de cincuenta y tres años acorralado por las letras, exprimido y desesperado, que no vio otra salida que la soga y que, con el bajo continuo y lúgubre de su balanceo, le dio al oportuno comentario real su auténtico significado. He ahí los primeros frutos de Rajoy, de Montoro, de De Guindos, de Merkel, de la política de austeridad y de las ayudas a los bancos. He ahí la gran cosecha otoñal que se avecina.


“En 1939 –prosigue David Torres– en el Café Society de Nueva York, Billie Holliday, se atrevió a cantar Strange Fruit, la balada más escalofriante del jazz, una canción que habla de los extraños frutos que penden de ciertos árboles del sur, con sangre en las raíces y en las ramas, extraños frutos que no eran más que negros ahorcados. Siete décadas después, el rey de España interpreta la versión más cínica, austera y posmoderna de esta elegía al linchamiento, una versión sin música, sin acompañamiento, sin apenas estrofas, sin conciencia siquiera. Siete décadas después la canción que compuso Abel Meeropol como testimonio y denuncia de la violencia racial, ha ido adquiriendo lecturas insospechadas: al fin y al cabo es lo que pasa con las grandes obras de arte, que el tiempo les sopla nueva vida. O quizá sean los pobres quienes también han empezado ya la metamorfosis: se les va oscureciendo la piel, van ingresando en otra raza, en otra casta, la de los deshechos de la Historia, los ceros a la izquierda, las cifras que nunca cuentan y nunca contaron. Para que la sincronía fuese perfecta, el hombre debería haberse ahorcado de un árbol y el rey tendría que haber brindado acompañado de un piano, pero rara vez la realidad se atreve a tanta simetría. Cerca no sonaba ningún blues. Esta vez Strange Fruit tenía un lejano eco de guitarras, de lágrimas roncas y de aliento gitano”.


Elena Mayor escribe su opinión en “El País” sobre la marca Spain. “La imagen de España en el exterior –dice– no se deteriora con las manifestaciones y las protestas pacificas; se deteriora con los recortes, con la corrupción de nuestros políticos, con nuestro fraude fiscal, con un presidente que no da la cara, y que cuando la da dice hoy sí y mañana no. La marca España se viene abajo con unos policías que pegan con gusto a quien se le cruce porque “cumplen con su deber” y con un Gobierno que avala que peguen a la gente que reclama sus derechos. Mala imagen son colas interminables en los comedores sociales, mala imagen es cobrar a un niño por llevar un tupper al colegio, mala imagen es hacer pagar 3.000 euros por un parto a una persona sin Seguridad Social, mala imagen es tener una televisión pública al servicio de los intereses del Gobierno, mala imagen es hacer una reforma laboral que da carta blanca al despido y a los contratos basura. Mala imagen es usted, señor Rajoy; nosotros solo somos la imagen del descontento que ha creado, somos la imagen de una población que está harta”.

Foto del New York Times.

Matías Vallés publica en  “Al Azar”, el artículo “La economía más sumergida”, en el que dice: “A falta de unas Malvinas que reivindicar, la intelligentsia española o la ausencia de la misma encontró su Peñón en un reportaje gráfico del New York Times. Bajo el epígrafe ‘En España, austeridad y hambre’ se repasaban las instantáneas del desastre económico en los sectores más dañados. El recurso al blanco y negro confirmaba el odio antiespañol de la pieza, más allá de toda duda razonable. La imagen sobresaliente mostraba a un hombre que escrutaba un contenedor de basura. El texto adjunto relataba la experiencia de una mujer feliz, tras el hallazgo de una docena de patatas enmohecidas entre las inmundicias. Será casualidad, pero desde entonces no logro mantenerme medio minuto ante un contenedor de basuras sin que aparezca una persona dispuesta a examinarlo, como si fuera el arcón del tesoro. Pronto se recogerán en el ataúd de los desperdicios más objetos de los que allí se depositan. Por supuesto, los patriotas consignarán que la publicación ha inducido a numerosos lectores del Times a indagar en los contenedores, por el famoso efecto de emulación. Sin embargo, tampoco cabe descartar que las personas que hurgan en la basura –definidos en inglés por la misma palabra que el carroñero o scavenger– ya estuvieran ahí, y que precisamente por ello aparecía su imagen en el reportaje… Con permiso de los patriotas, el Times se ha limitado a descubrir a las víctimas que ya estaban ahí, pero que pasaban desapercibidas. En esta revelación consistía el papel de la prensa, al menos en otros países más bárbaros”.


Cambiamos de registro. Y lo hacemos con el humor habitual de todos los domingos, un humor que, pese a todos los recortes, los españoles no han dejado de practicar. Vean, sino lo dibujado por M. Fontdevila, Ferrán, Gariebo o Diego.






R. Varona nos muestra esta semana La Marca España, el príncipe y la mendiga, las elecciones autonómicas, cosas de Meigas y Rublacaba reflexiona.







Dibujos de  Erlich, El Roto, Alfons López, Faro y otros, ilustran lo acontecido esta semana en esta España marcada.








La marca España.

Pep Roig, desde Mallorca, nos compone la imagen de José Ramón Bauzá, presidente de las Islas Baleares, y nos muestra otros dibujos.







Terminamos con tres vídeos sobre la Marca España. En el primero, recabamos la opinión de un periodista. Fue grabado el 24 de septiembre pasado y habla el presidente del Grupo Diariocrítico, Fernando Jáuregui, quien analizaba “lo que no se cuenta” en su vídeobloc diario.

En el segundo, vemos a Rajoy viajar el 25 de septiembre a Nueva York para vender la 'Marca España'. Mientras, en casa, había represión,  recortes en educación pública, supresión de las becas, subida de tasas, reforma laboral... y todas las políticas del Gobierno. El vídeo está realizado por Izquierda Unida.



El tercero es humorístico.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

España se percibe como una imposición de continuidad franquista-borbónica y guardiacivilesca. La iglesia afortunadamente ha cesado en su poder lastrante y reduce su influencia a un problema de salud mental libremente asumido -en la mayoría de los casos- por sus fieles. Considerémoslo de una vez por todas: El 23-F del 81, no fracasó.

chiflos.

Antonio Tello dijo...

Querido Santiago, independientemente de la concidencia en mensaje de tu publicación, hay algo sobre lo que conviene reflexionar y que hace a lo que yo llamo "lengua zombi". En ella incluyo a todas aquellas palabras y expresiones vaciadas de contenido o con un significado extraño al original y que hace a la acción del poder. Entre esos términos está "marca", cuyo significado original es muesca, provincia fronteriza o señal de propiedad de un producto (la marca del ganado, las marcas registrads de artículos mercantiles, etc.)
España es un Estado, un país, una nación o comunidad, pero de ninguna manera una "marca", pues ello significa aceptar sin más que la ciudadanía es un producto con un valor de cambio determinado impuesto por los mercados y, por lo tanto, sujeto a compraventa.
Un abrazo