domingo, 11 de noviembre de 2012

Pitidos y abucheos contra los reyes.


Los reyes, in albis, prefieren mirar hacia arriba a tomar al toro por los cuernos.

Es la postura tomada por los reyes, y no los Magos, ante la complicidad de los problemas acumulados por el paro. Cuando el trabajo no solo escasea sino que amenaza con paralizar la actividad económica, cuando los partidos políticos son incapaces de frenar la avaricia de los bancos y el Gobierno, incapaz de frenar esa ola que asola el país, no duda en enviar a la policía para defender los intereses bancarios, cuando se queda con las ideas cortas y se limita a prometer que en unos meses todo comenzará a solucionarse, cuando la desesperación y los casos de suicidio provocan situaciones extremas…, se presentan los reales y lamentables sucesos que configuran la realidad social. Entonces no basta con pasar página, ni bastan los discursos y frases de compasión, ni el anuncio de una reforma legal más suave con los desahucios, que ya lleva meses de retraso, ni que la justicia europea vea ilegal la ley española de los mismos, ni las medidas que permitan frenar la sangría, ni las promesas constantemente renovadas de que hemos llegado al límite y que muy pronto se verá la luz... En estas circunstancias no es extraño que los máximos responsables de una nación sean pitados y abucheados por incompetentes.

Valencianos abucheando a la reina.

Cerca de un centenar de personas se concentraron el miércoles, 31 de octubre, ante la Lonja de Valencia para expresar su malestar contra los recortes de la administración que afectaban a diversos colectivos, contra los desahucios y los políticos, y a favor de la huelga general del 14 de noviembre. La protesta coincidió con la entrega de los Premios Jaime I, presidida por la reina Sofía y otras autoridades. Los concentrados, reunidos frente a la puerta principal de La Lonja, ante las paredes del Mercado Central, protestaron durante más de dos horas, elevando el tono de sus reivindicaciones, con pitos, abucheos y silbatos, a la llegada y a la salida de su Majestad, del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Paula Sánchez de León. La protesta fue protagonizada por el sindicato CGT, la Plataforma Stop Desahucios, el colectivo 15M, personas a favor del 14N, colectivos de discapacitados y otros del ámbito de la educación. Una pancarta mostraba cómo una mujer portaba en la cabeza una corona de cartón y levantaba una cartulina verde en la que se podía leer “Reforma laboral a la Casa Real”. Entre las consignas coreadas, en valenciano y en castellano, y escuchadas desde el interior de la Lonja: “Vergonya”, “El president a Picassent”, “On estan/ahi están el diners del valencians”, “Los delincuentes están ahí enfrente”, “Molta corbata, molt poca vergonya”, “Rita, no te tapes” y “Sánchez de León, dimisión”. Las banderas republicanas y los pitos con que fue recibida la reina por un centenar de ciudadanos se mezclaron con el grito de “¡ladrones!”, dirigido al presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, y a la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá.

 La reina Sofìa, en Valencia.

No fueron las primeras pitadas que los reyes escucharon contra la monarquía. Una semana antes, los príncipes de Asturias eran abucheados a su llegada al teatro Campoamor de Oviedo, en donde presidieron la entrega de los Premios Príncipe de Asturias con el mar de fondo de las quejas populares. “El profundo malestar ciudadano por los efectos combinados de la crisis y los recortes –escribe José. L. Lobo en El Confidencial– y sobre todo el desplome de la credibilidad en la Corona a causa de episodios como el caso Urdangarín o la cacería de elefantes en Botsuana, han convertido en imagen habitual las expresiones públicas de rechazo a la familia real. El pasado 17 de septiembre, los abucheos al ministro de Educción. José Ignacio Pert y a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, incluía igualmente a los Príncipes en el acto de inauguración del curso escolar  en un colegio público de Fuensalida (Toledo). Tampoco el heredero y su esposa se libraron de la ruidosa pitada que les dedicó un nutrido grupo de estudiantes, profesores y padres de alumnos, una representación de esa España cabreada cuya confianza en la clase dirigente está bajo mínimos…. El pasado mes de mayo, la pareja ya fue increpada por un grupo de ciudadanos cuando recorría las casetas de la Feria del Libro de Madrid, pocas horas antes de que el Príncipe, esa misma noche, aguantase impertérrito los silbidos al himnos nacional y las burlas al Rey durante la final de Copa en el estadio Vicente Calderón”.

José Bono y el rey.

El último accidente del rey, el 14 de abril de este año, justo el día en el que se conmemora el 81 aniversario de la proclamación de la Segunda República, culminaba una trayectoria de incidentes que cuestionaba el papel de la monarquía. Josu Erkoreka, portavoz del PNV en el Congreso, aseguró que no era una anécdota aislada ya que el rey había sido “muy proclive a este tipo de conductas”. Erkoreka declaró que el rey “nos ha abochornado clarísimamente” con aquel viaje realizado a Botsuana. Y Julio Anguita, ex coordinador general de Izquierda Unida, recordó que el monarca “siempre ha tenido una corte de escándalos” y criticó duramente la monarquía, asegurando que “debería desaparecer”. Para Anguita está en cuestión “la institución”, no sólo la figura de Don Juan Carlos, y asevera que “lo que está fuera de lugar es la monarquía, más allá de la figura del rey y sus trapisondas”. Sin embargo, los halagos y posturas favorables a la monarquía no desparecen a media que aumentan las críticas a la corona. Una de ellas es la del  ex presidente del Congreso, José Bono, quien rechaza que se aprovechen “estas circunstancias para hablar de abdicación o República”. Bono subraya que no entiende que haya “necios que piensen que hablando de este asunto y criticando al Rey se este mejorando de alguna manera su posición”. Asegura que el rey tiene días “con más aciertos” que otros, y que no se le puede juzgar por éste en concreto. En su biografía, no oculta un duro enfrentamiento dialéctico mantenido con el monarca, en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, motivado por la fulminante destitución del general Luis Alejandre, jefe del Estado Mayor del Ejército, a la que el monarca se oponía frontalmente. Y se hace, en otras ocasiones, más papista que el papa, al decir que el monarca “está más de acuerdo con lo que nosotros estamos pensado que nosotros mismos” y “está claramente cercano a su pueblo”.

El rey pide si ya le hemos perdonado.
Tras el escándalo del caso Urdangarín y el del rey, en el safari en Botswana, el contacto directo de don Juan Carlos con la ciudadanía en actos públicos se ve reducido. El desgaste del monarca provocado por su edad –el próximo enero cumplirá 75 años–  y sus frecuentes intervenciones quirúrgicas, le alejan de la calle. En su último viaje a Sudáfrica, se fractura la cadera. Su alejamiento del pueblo, en otras épocas menos habitual, preserva en lo posible su figura de jefe del Estado de la ira popular. Limita su agenda oficial, casi en exclusiva, a audiencias en La Zarzuela y viajes al extranjero. Pero, mientras que la derecha le guardaba respeto, su último accidente sufrido el pasado mes de abril, mientras practicaba caza, le obliga a ser más precavido, pero no  le libera de las constantes criticas, especialmente duras en esta ocasión.

“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

Su acto es muy criticado por los políticos. Esteban González Pons, vicesecretario de Estudios y Programas del PP, manifiesta en un mensaje difundido a través de su cuenta en la red social Twitter: “En la radio escucho a un experto en cacerías decir que cazar elefantes es bueno porque así come la población indígena. Me asombra esa visión”. El PSOE, tras el accidente que ha sufrido en Botsuana mientras practicaba caza de elefantes abre una corriente crítica contra los hábitos de don Juan Carlos. Rubalcaba asegura que va a decirle al Rey lo que piensa. Patxi López dice: “No estaría mal que el Rey pidiera disculpas”. Al PSOE se le une  UPyD, un partido que, en su corta vida, no se había mostrado tan duro con la Casa Real. La diputada Rosa Díez reclama al Rey que pida disculpas a todos los españoles porque, a su juicio, no es “ético” ni “responsable" que se haya ido de cacería “mientras el país se desangra” como consecuencia de la crisis. Para ella, es “difícil” imaginar “mayor esperpento” que lo que ocurrido al Rey lesionado, con su nieto, Felipe Juan Froilán, en el hospital, tras dispararse por accidente de caza en un pie. El ex presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba, reconoce que es “un patinazo” y un hecho “grave”, “lamentable” y “desgraciado” por el que, en su opinión, debería disculparse. Iñigo Urkullu, presidente del PNV, se muestra “estupefacto” y “abochornado” por el comportamiento del Rey y, tras calificar de “frivolidad absoluta” su participación en una cacería de elefantes en Sudáfrica, aboga por “otro modelo” ante una monarquía “anacrónica”. La izquierda real, alejada del PP y del PSOE, le pide “que abdique, pero de pie”. Es entonces cuando el rey se presenta ante las cámaras de TVE con este escueto mensaje: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

 Abucheos contra los Príncipes en Alcalá.

Pero, ni el reconocimiento de su error, ni la mayor transparencia en las cuentas de la institución monárquica, ni el recorte en su presupuesto, ni el diseño, mucho más moderno, de la nueva web de la Casa Real, calma las protestas contra la monarquía. Todo parece quedarse corto y, un mes más tarde, el príncipe Felipe es abucheado en Alcalá de Henares en los instantes previos a la entrega del Premio Cervantes a Nicanor Parra, que tiene lugar en la Universidad de Alcalá.  Los abucheos son protagonizados por un grupo de representantes de los trabajadores municipales de la localidad que protestan por el resultado de las negociaciones de renovación de su convenio colectivo. Los gritos van principalmente dirigidos contra el alcalde, Bartolomé González Jiménez.  Los trabajadores, indignados por el elevado sueldo del edil, que cobra más de cien mil euros anuales, le gritan “Bartolo, cabrón, trabaja de peón”, pero, al ver al príncipe, dirigen la consigna contra él. “¡Borbón, cabrón, trabaja de peón”. Es el grito que se escucha en la retransmisión que emite La2 de TVE, justo antes de que el periodista inicie la narración. Un detalle que pasa desapercibido en directo pero que un vídeo en YouTube se encarga de rescatar.  No es la primera vez que el príncipe Felipe escucha las críticas del pueblo. En junio de 2011, había permitido que la joven Laura Pérez le pidiera al heredero el trono: “Cuando usted sea rey –le preguntaba–, ¿tendrá la honestidad suficiente para proponer un referéndum sobre monarquía o república por una cuestión democrática?”. El hijo del rey respondió entonces que para ello sería necesario cambiar la Constitución. Diez meses más tarde, en la entrega del premio Cervantes, un nutrido grupo de jóvenes le espera para abuchearle, gritos que captan las cámaras de TVE, mientras los príncipes disimulan, saludando y sonriendo como si no pasara nada. En el mismo mes, la pareja de príncipes es increpada por un grupo de ciudadanos cuando recorre las casetas de la Feria del Libro de Madrid, pocas horas antes de que el príncipe, aguantase impertérrito los silbidos al himno nacional y las burlas al Rey durante la final de Copa en el estadio Vicente Calderón.

Los príncipes de Asturias en la apertura del curso escolar 2112-3, en Fuensalida (Toledo)

Tres meses más tarde, otro abucheo recae sobre los príncipes que acompañan al ministro de Educación, José Ignacio Wert, y a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, en la apertura del curso escolar 2012-2013. Es el 17 de septiembre y los abucheos eclipsan el acto de inauguración del curso escolar en el colegio público de Fuensalida (Toledo). Es cierto que el grueso de las expresiones de descontento está dirigido contra el ministro de Educación,  y la presidenta de Castilla-La Mancha,  por los recortes educativos. Pero el heredero y su esposa tampoco se libran de la ruidosa pitada que les dedica un nutrido grupo de estudiantes, profesores y padres de alumnos, una representación de esa España cabreada, cuya confianza en la clase dirigente está bajo mínimos.

La reina y los príncipes, cariacontecidos, son abucheados en Oviedo.

El 26 de octubre, la reina y los príncipes son abucheados a su llegada al Teatro Campoamor. La ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias de la edición 2012, que se celebra en el  teatro, está marcada en su inicio por una concentración contra las políticas de austeridad, los recortes y la monarquía que se celebra en sus proximidades. Los asistentes a este acto abuchean al inicio de la ceremonia, especialmente en el momento en que llegaron la reina Sofía, al príncipe Felipe Borbón y a la princesa Letizia Ortiz. La concentración está convocada por diferentes colectivos, entre los que figuran sindicatos del personal de la Administración y de clase, colectivos de profesores de la escuela pública, organizaciones políticas y movimientos sociales, como el 15M. Los manifestantes que ocupan buena parte de la plaza de la Escandalera, silban y abuchean, algunos con bocinas, la llegada de cada uno de los premiados, llegando el instante más álgido de la protesta en que aparecen la reina, el príncipe Felipe y su esposa, la asturiana Letizia Ortiz. Muestran pancartas principalmente contra los recortes en la sanidad, en la educación y en los servicios públicos, así como esquelas y un ataúd con cadáver esqueleto incluido, simbolizando aspectos de las prestaciones sociales, tales como la sanidad o la educación. Y gritan consignas como “Manos arriba, esto es un atraco”, “Que no nos representan”, “Vergüenza”, “Fartones” o “España mañana será republicana”.

Abucheos a la llegada de los príncipes y la reina al teatro Campoamor.

Ondeando numerosas banderas republicanas de España, así como pancartas de otros colectivos, como los trabajadores de la entidad bancaria Cajastur, los manifestantes aprovechan la ocasión para expresar “todo el malestar y el cabreo que tenemos con los recortes”. Consideran que, “en estos tiempos de crisis, no deberían merecer ni un euro este tipo de fastos, recordando que la Fundación Príncipe está llena de banqueros, de gente de la nobleza, y de la elite política y económica de este país”. No ve mucho sentido a la ceremonia. “Es –añade– un despilfarro (6.000.000 de euros) y una tontería que, con la que está cayendo, ofende a la gente que lo está pasando mal”. Miguel Ángel González, presidente de la junta de personal funcionario, señala la intención de los concentrados de “aprovechar la repercusión mediática (de la ceremonia) para expresar que estamos en lucha los empleados públicos”, y para decir a “estos políticos que seguiremos. Es un despilfarro y una tontería que con la que está cayendo ofende a la gente que lo está pasando mal”. Alejandro González, de la sección de Sanidad de CCOO, señala la intención del sector de “trasladar a toda España el conflicto que se está viviendo en la sanidad (en Asturias)”. Desde su punto de vista, dice que  es una vergüenza (la ceremonia de los Premios) con la cantidad de gente que empieza a no tener que comer”.


El humor de fin de semana nos trae algunos de los dibujos de Erlich y de R Varona.





Otros humoristas: Santy Guitiérrez, Manel Fondecila; Monteye, J. R. Rora, Forges, El Roto, Peridis…










Pep Roig nos muestra con su humor el orgullo nacional, la sonrisa del  banco, los presuntos presuntos, las soluciones paliativas para el paro laboral y el coto a la lujosa pobreza.





Cinco videos, para terminar como empezamos, con pitidos y abucheos. En el primero, doña Sofía  se encuentra con una sonora protesta en Valencia a la entrada a un acto en el que entregaba los Premios Jaime I, dedicados a la investigación. Varias decenas de personas la recibieron a la reina y al resto de autoridades con una sonora pitada.

En el segundo, el príncipe Felipe es abucheado en Alcalá de Henares al grito de “¡Borbón cabrón trabaja de peón!”


En el tercero, miembros de la marea verde abuchean y silban a los príncipes de Asturias, al ministro de Educación, José Ignacio Wert, y a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, a su llegada el 17 de septiembre pasado, al colegio Tomás Romojado de Fuensalida (Toledo), para inaugurar el curso escolar 2012/2013.


En el cuarto, vemos cómo la ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias de este año celebrado en el Teatro Campoamor de Oviedo, el 26 de octubre, estuvo marcada en su inicio por una concentración contra las políticas de austeridad, los recortes y la monarquía, en la Plaza de la Escandalera, frente al teatro.


Y el último, corresponde a 1994 y es  la versión subtitulada del escritor Quim Monzó del “trabajo de la realeza”, de la que la Casa Real expresó su protesta oficial por las “opiniones ofensivas” vertidas contra la corona en el programa. Unos días más tarde de la tormenta política y periodística que causó la protesta real, Monzó iba a ser el invitado de “El peor programa de la semana” de Wyoming en La 2. Pero la dirección de RTVE vetó el programa por contar con el polémico invitado y acabó por suprimirlo de la programación al negarse los responsables a renunciar a la presencia de Monzó. Ambos sucesos pusieron en tela de juicio la independencia de las televisiones públicas y especialmente dejaron en evidencia el poder de la corona sobre los medios de comunicación. Desgraciadamente, a los vídeos del monólogo que circulan por la red les falta el final.
 

Y, después de estas sabias y doctas explicaciones sobre el trabajo real, que pasen todos ustedes un descasado fin de semana, si es que pueden

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