jueves, 1 de septiembre de 2022

La primera ministra de Finlandia defiende su derecho a la “alegría” y el “placer”.

La primera ministra finlandesa, al borde de las lágrimas, defiende su actuación y recuerda que además de política es un ser humano.

Imagen combinada de un tuit de Sanna Marin y Hillary Clinton.

 “Soy un ser humano. A veces también anhelo la alegría, la luz y el placer en medio de estas nubes oscuras”, dijo Sanna Marin, víctima de una campaña de acoso y derribo, llena de comentarios machistas por divertirse y bailar en su tiempo libre. Con la voz temblorosa, la líder política finlandesa de 37 años aseguraba en un acto organizado por el Partido Socialdemócrata (SDP) en la localidad de Lahti (al sur del país) que no ha perdido “un sólo día de trabajo. Y quiero creer que la gente se fijará en lo que hacemos en el trabajo en lugar de lo que hacemos en nuestro tiempo libre”, continuó al borde de las lágrimas, admitiendo que esta última semana había sido “bastante difícil” para ella.

La primera ministra más joven de la historia de la democracia europea fue el foco de un larguísimo número de ataques machistas por las imágenes filtradas en las que aparecía divirtiéndose junto a otros amigos. El revuelo provocado por la oposición –sobre todo por el partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses– que la acusó de dedicar más tiempo a sus fiestas que a solucionar los problemas del país, colocó a Marin en una delicada situación política. Una serie de comentarios que incluso sonaron por parte miembros de su propio partido. Varios compañeros le “recordaron” que, pese a que contaba con el apoyo de los jóvenes, no estaría mal considerar que para ganar las elecciones del próximo año necesita los votos de las personas mayores, más conservadoras y, quizás, “menos comprensivas con sus anhelos de alegría”.

Una campaña de acoso y derribo que se agravó cuando algunos quisieron interpretar los comentarios de los vídeos como referencias al consumo de drogas. Según una encuesta publicada en el diario Helsingin Sanomat, el 42 % de los finlandeses admite que su opinión sobre la primera ministra ha empeorado, mientras que sólo el 9 % tiene una mejor opinión sobre ella y el 46 % sigue pensando lo mismo que antes. Para despejar cualquier duda, Marin se sometió a una prueba de drogas, que resultó negativa. Pero el mismo martes, 23 de agosto, las críticas se avivaron por unas fotos tomadas en su residencia oficial en julio en otra fiesta. Una de las imágenes, publicada por medios finlandeses, mostraba a dos mujeres besándose con los pechos cubiertos por un letrero en el que decía “Finlandia”.

Ante esta persecución, la socialdemócrata, que ya se ha disculpado más veces de las que uno puede recordar por el hecho de ejercer su derecho a la alegría y a la felicidad en su tiempo de ocio, ha recibido el apoyo de un gran número de ciudadanas finlandesas. Y las redes sociales se han llenado de vídeos de mujeres de todas las edades bailando, entre música y risas. Hillary Clinton ha querido mostrar su apoyo a la primera. “Sigue bailando, Sanna Marin”, ha indicado la representante estadounidense en su cuenta de Twitter. Un mensaje que acompañaba con una fotografía en la que aparece bailando cuando estaba de viaje en Cartagena como Secretaria de Estado. Y en su defensa han salido también caras conocidas como Leticia Dolera, que, siguiendo a la televisión pública alemana quiso dar carpetazo a la polémica. “Las imágenes que la muestran de fiesta con amigos como una persona completamente normal”, zanjó la prensa germana en sus redes sociales.

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