Pisarello vs Bop Pop.
La primera guerra interna
real del espacio pone en juego algo más que una candidatura: el modelo político
tras Ada Colau. Los Comuns se encaminan hacia unas primarias inéditas en
Barcelona para decidir su candidatura a las municipales de 2027. Por primera
vez desde su fundación, no habrá lista única.
El choque es frontal y
tiene nombres propios: Gerardo Pisarello y Bob Pop. Pisarello, exnúmero dos de
Ada Colau y actual diputado en el Congreso, es el candidato favorito del aparato.
Cuenta con el respaldo de la dirección, el apoyo explícito de Colau y una
ventaja decisiva: todo apunta a que las primarias serán de voto interno, lo que
reduce drásticamente las opciones de su rival. Frente a él, Bob Pop, escritor y
figura mediática sin carnet del partido, ha decidido dar el paso por su cuenta.
Su candidatura rompe el guion previsto y obliga a los Comuns a exhibir un
conflicto que siempre intentaron evitar. Desde la cúpula se le ha considerado
“un buen acompañante, no un buen cabeza de lista” y se le llegó a sugerir, de
manera informal, integrarse como número tres. Pero Bob Pop lo rechazó. Quiere
competir.
La batalla no es solo
personal. Es estratégica. Tras la salida de Janet Sanz en septiembre de 2025 y
la retirada de Colau, el espacio arrastra una crisis de liderazgo que nunca se
resolvió. Ahora la disyuntiva es clara: cerrar filas desde el aparato o abrir
el juego hacia fuera, entre militancia o plazas, control interno o riesgo
político.
Pisarello representa el
regreso al relato fundacional de 2015, sin el desgaste de los últimos años de
gobierno municipal, ya que desde 2019 ha hecho política en Madrid. Bob Pop
apela al descrédito de la política institucional y a una base social
desencantada que dejó de votar cuando el ciclo municipalista se agotó.
El reglamento será clave.
Si la votación es interna, Bob Pop ni siquiera podrá votarse a sí mismo.
Pisarello sí. Y eso convierte las primarias en algo más que una contienda
abierta: un plebiscito controlado.
Los Comuns llegan así a
su momento más incómodo. Sin liderazgo indiscutido, sin consenso forzado y
obligados a elegir entre aparato o apertura.
La unidad fue siempre un
relato. Ahora es el problema político.
(Spanish Revolution)

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