12 de febrero. Chanchullos en torno al arte.
Si, en Mallorca, el mundo del arte tiene una importancia estratégica, también la tienen los chanchullos que se mueven en torno al mismo. En 1992, liderada por Juan Trujillo, se formó en Palma la Plataforma Anticorrupción Cultural que publicó un manifiesto en el que denunciaba las anomalías que se venían produciendo. Sometidos a los deseos de los intermediarios en la compra de cuadros y esculturas, los artistas sufrían terribles presiones. Un juez observó indicios de delito. Dos años más tarde moría Trujillo, pero su viuda, Aurora Peraires, intentó continuar con la lucha de la Plataforma.
A finales de los noventa, cierta prensa isleña, ajena a las empresas de Pedro Serra, aireó la trama de obras de arte por parte de las instituciones de la isla. Aurora Peraires, presentadora de una denuncia que luego retiró y volvió a presentar, declaró que Serra había intentado que mantuviera la boca cerrada, ofreciéndole el Casal Sollerich, propiedad del Ayuntamiento, para una exposición de su difunto marido.
“He decidido decir toda la verdad –aseguraba Aurora Peraires, en un intento de contarlo todo–. Estoy dispuesta a acabar con la corrupción y la mafia en el mundo del arte. Admito que me enfrento a personas muy poderosas y que me puedo fiar de muy poca gente. Pero, a pesar de las amenazas y presiones psicológicas que debo afrontar, he decidido reafirmarme en mi denuncia”.
Finalmente, a falta de pruebas contra los imputados, el juez Castro decidió el sobreseimiento del caso. Pese a ello, el magistrado hizo constar en su auto varios aspectos dudosos sobre la manera con la que las administraciones compraron cuadros a pintores mallorquines. Pero las obras poseídas por Pedro Serra siguieron almacenándose, muchas de ellas conseguidas gracias a la promoción que, afamados artistas ofrecían “gratuitamente” en su Daily Bulletin. Y, en febrero de 1997, la “Fundación d’Art Serra”, entidad privada que recoge los fondos artísticos del editor, anunciaba la creación del “Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma”, asociado con el Ayuntamiento. Este prometía invertir 60 millones de pesetas anuales, durante los treinta próximos años, en las obras aportadas por Pedro Serra, cedidas al Museo, con una trampa solapada: todas ellas llevaban implícitas unas condiciones leoninas.
El propio Ayuntamiento calificó el “Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma” como uno de los más importantes de Europa. El proyecto, presentado y desarrollado directamente por el magnate isleño del arte y de la prensa, fue presentado por él gracias al apoyo del ex alcalde Fageda y su sucesora, Catalina Cirer, y a los presidentes del Consell y del Gobierno Balear, Maria Antònia Munar y Jaime Matas, que siempre estuvieron de su parte. Hasta que, tres años más tarde, cede la presidencia de la fundación Es Baluart, considerando que su etapa al frente del Museo ha terminado pero advirtiendo que no se irá del todo.
Definitivamente, en esta isla de March, el arte por el arte sólo existe en los diccionarios especializados.
A finales de los noventa, cierta prensa isleña, ajena a las empresas de Pedro Serra, aireó la trama de obras de arte por parte de las instituciones de la isla. Aurora Peraires, presentadora de una denuncia que luego retiró y volvió a presentar, declaró que Serra había intentado que mantuviera la boca cerrada, ofreciéndole el Casal Sollerich, propiedad del Ayuntamiento, para una exposición de su difunto marido.
“He decidido decir toda la verdad –aseguraba Aurora Peraires, en un intento de contarlo todo–. Estoy dispuesta a acabar con la corrupción y la mafia en el mundo del arte. Admito que me enfrento a personas muy poderosas y que me puedo fiar de muy poca gente. Pero, a pesar de las amenazas y presiones psicológicas que debo afrontar, he decidido reafirmarme en mi denuncia”.
Finalmente, a falta de pruebas contra los imputados, el juez Castro decidió el sobreseimiento del caso. Pese a ello, el magistrado hizo constar en su auto varios aspectos dudosos sobre la manera con la que las administraciones compraron cuadros a pintores mallorquines. Pero las obras poseídas por Pedro Serra siguieron almacenándose, muchas de ellas conseguidas gracias a la promoción que, afamados artistas ofrecían “gratuitamente” en su Daily Bulletin. Y, en febrero de 1997, la “Fundación d’Art Serra”, entidad privada que recoge los fondos artísticos del editor, anunciaba la creación del “Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma”, asociado con el Ayuntamiento. Este prometía invertir 60 millones de pesetas anuales, durante los treinta próximos años, en las obras aportadas por Pedro Serra, cedidas al Museo, con una trampa solapada: todas ellas llevaban implícitas unas condiciones leoninas.
El propio Ayuntamiento calificó el “Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma” como uno de los más importantes de Europa. El proyecto, presentado y desarrollado directamente por el magnate isleño del arte y de la prensa, fue presentado por él gracias al apoyo del ex alcalde Fageda y su sucesora, Catalina Cirer, y a los presidentes del Consell y del Gobierno Balear, Maria Antònia Munar y Jaime Matas, que siempre estuvieron de su parte. Hasta que, tres años más tarde, cede la presidencia de la fundación Es Baluart, considerando que su etapa al frente del Museo ha terminado pero advirtiendo que no se irá del todo.
Definitivamente, en esta isla de March, el arte por el arte sólo existe en los diccionarios especializados.
2 comentarios:
trujillo, era para mi un pintor con un gran futuro
Es importante aclarar que Es Baluard fue inaugurado por Antich y gracias al soporte del pacto de izquierdas en la etapa previa a su inauguración. Ellos eran quienes iban en el frente inaugural con Pedro Serra. Fui testigo.
Aquí sólo se han mencionado los políticos previos y posteriores.
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