10 de noviembre.Trifulca en el Santo Sepulcro.
Una pelea, una gresca, una trifulca, se registró ayer en Jerusalén, en el interior de la Iglesia del Santo Sepulcro en donde acudió la Policía para separar a ortodoxos griegos y armenios. La reyerta multitudinaria entre peregrinos cristianos, en la que hubo puñetazos, empujones, patadas, abucheos, etcétera, surgió en el mismo templo donde, según la tradición, se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Cristo. El suceso se inició, según la Policía israelí, cuando se produjo una pelea entre fieles de la iglesia cristiana ortodoxa y cristianos ortodoxos, llegando a las manos con la misma facilidad con que brotan las plegarias en este templo. Quince agentes policiales entraron en el recinto –uno de los lugares más sagrados del cristianismo– para acabar con el enfrentamiento y dos monjes –uno grecocristiano y el otro armenio–, fueron detenidos. En el lugar permaneció una presencia policial “para evitar que vuelvan a producirse incidentes de este tipo”.
En enfrentamiento entre iglesias no es un hecho aislado en Jerusalén. Desde hace tiempo, griegos ortodoxos, y cristianos armenios, mantienen una fuerte rivalidad sobre los derechos religiosos en el templo más sagrado del cristianismo. El padre Pakrat, del Patriarcado Armenio, ha asegurado que sus rivales les atacaron primero. El arzobispo Aristarcos, representante del Patriarcado Greco-Ortodoxo, lamenta que la pelea estallase en semejante lugar y niega haber iniciado la reyerta. De esta manera, el enfrentamiento sigue en otro nivel. Se señala con un dedo al de enfrente: has sido tú, llegando a estos extremos grotescos. Los delicados acuerdos para el reparto del templo son fuente constante de controversia. En la fachada de esta iglesia se puede observar una escalera de madera que lleva siglo y medio en ese lugar por la incapacidad de ponerse de acuerdo sobre quién ostenta la autoridad para retirarla. Y las discrepancias entre los cristianos etíopes y los coptos impiden remodelar el techo de una iglesia adyacente al Santo Sepulcro, cuando existe amenaza de ruina.
No sé quién ha dicho que la religión emponzoña y corrompe todo lo que toca. En adelante, las visitas a este lugar deberían promocionarse entre gente que vive en eternas disputas. Seguro que seguirían acudiendo fieles de todo el mundo. Pero, en este caso, las peregrinaciones serían, sobre todo, más apropiadas.
1 comentario:
Y eso que no es el templo de un dios guerrero (en teoría vamos). Lo mismo es que se pusieron a poner la otra mejilla y por no hacerse el feo repartieron las correspondientes bofetadas. Pero cómo tendrán que estar entre ellos para que sea una familia musulmana la que tenga las llaves del recinto. ¡Qué mundo!
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