“Time” ha decidido
dedicar la portada de su próximo número, del 29 de julio, al Papa Francisco,
con motivo de su viaje a Brasil en donde participó en las Jornadas Mundiales de
la Juventud
(JMJ). Las redes sociales se han hecho eco de la portada, pero, al
contrario de lo que cabría pensar, no por el viaje en sí del Pontífice, sino
por el peculiar montaje de la revista, que ha sacado dos peculiares cuernos
a Francisco. Efectivamente, en la portada de dicha revista puede verse la
imagen del Papa sobre un fondo negro y, encima de su cabeza, dos cuernos rojos
formados por la letra M de la palabra Time. Los internautas se
preguntan si se trata de una coincidencia o de una acción premeditada. Y
triunfa la segunda idea. No obstante, la revista destaca el carácter “humilde”
de dicho papa y el papel transformador que puede llegar a desempeñar la Iglesia católica en
Latinoamérica. Un perfil positivo que contrasta con la imagen de diablo
con cuernos rojos con la que la revista no duda en jugar. Según informa “El Mundo”, la
portada sólo podrá verse en las ediciones de Europa, Asia y Sudamérica, pero no
en Estados Unidos, donde se ha elegido la imagen de la sudadera con capucha que
vestía el joven afroamericano, Trayvon Martin. Pero, con cuernos o sin ellos,
este pontífice parece dispuesto a enfrentarse a todo, incluso a la existencia
de una red de corrupción homosexual en El Vaticano, un “lobby gay” que
posiblemente fuera una de las supuestas razones que provocaron la dimisión de
Benedicto XVI. Y, hace unos días, durante un encuentro de una hora que
Francisco I mantuvo con la directiva de la Confederación
Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR),
el Papa habría reconocido la existencia de dicha red de corrupción homosexual,
según recoge la web chilena Reflexión y Liberación. “En la curia hay gente
santa –habría dicho Bergoglio–, de verdad, hay gente santa. Pero también hay
una corriente de corrupción, también la hay, es verdad. Se habla del ‘lobby
gay’, y es verdad, está ahí (y) hay que ver qué podemos hacer”. Esta fue una de
las razones de la reforma de la
Curia romana “algo que pedimos casi todos los cardenales en
las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí”, asegura el Papa. “La
reforma no la puedo hacer yo. En estos temas de gestión… soy muy desorganizado
y nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a
llevar adelante”, explica, en referencia a la comisión de ocho purpurados que ha creado prar reformar la jerarquía de la Iglesia.
Francisco I, implacable
contra ciertos temas.
Sin embargo, en otros temas como en el aborto,
eutanasia, matrimonio homosexual o el liberalismo salvaje, el nuevo potífice no
parece haber cambiado de idea. “¿Ha empezado el Papa Francisco –se pregunta
Enric Sopena en ElPlural.com– a quitarse la careta respecto al aborto? No,
porque nunca había postulado su aceptación legal. Desde que fue elegido Papa,
este jesuita ha procurado eludir o pasar de puntillas en torno a una cuestión
tan polémica como ésa. Tampoco se ha pronunciado, siendo Papa, sobre los
matrimonios gays y sobre la eutanasia. En su larga carrera sacerdotal, según es
sabido, jamás se ha mostrado partidario de tales bodas ni partidario de la
eutanasia. Y menos aún en las leyes que permiten el aborto. Francisco ha sido
extraordinariamente cuidadoso, hasta el día de hoy, en su opinión acerca del
aborto, que tantos dolores de cabeza, por cierto, le promueven al presidente
del Gobierno español, Mariano Rajoy. La batalla interna en el PP, entre los
favorables a la legislación actual y los que pretenden frenarla y hasta
borrarla, no es una anécdota. Refleja que estamos frente a un problema de
calado para unos y otros. Francisco tiende a confirmarnos que él, por razones
obvias, practica a veces el llamado recurso jesuítico, una fórmula que para
algunos es nociva e incluso hipócrita. En su reflexión, no hay formalmente
ningún dogma inamovible ni tampoco discursos retóricos, denominando asesinas a
las mujeres que defienden las leyes abortistas y asesinos a los promotores
políticos y médicos del aborto. Sin embargo, el fondo de la cuestión continúa
en pie. Ni abortos, ni matrimonios homosexuales, ni eutanasia. O sea, la cúpula
eclesiástica sigue exigiendo a hombres y mujeres que pongan su conciencia al servicio de las teorías de obispos,
cardenales y papas. Jorge Mario Bergoglio comienza a defraudar a cuantos
respiraron, con una cierta alegría, cuando un tal Francisco llegó a Papa. Fue
predicando contra la pobreza por todas partes y anunciando que la Iglesia católica tenía
también que ser pobre. Y decía que era prioritario ayudar sobre todo a los
pobres. Muy bien está, y fue aplaudido por ello. Pero muchos creyeron que,
además, Francisco sería más flexible en asuntos como los enumerados. La
libertad de conciencia siempre ha enojado a la jerarquía católica. Y este Papa
bondadoso es un conservador moderado, pero no un progresista?”
En Río de Janeiro, una multitud rodeó el coche
del Papa, cuyo chófer se equivocó en su trayecto.
A bordo del avión con destino a Brasil para
participar en
la
Jornada Mundial de
la Juventud, Bergoglio expresó que “este primer
viaje es para encontrar a los jóvenes no aislados, sino en medio del tejido
social
”. En diálogo con los periodistas que lo
acompañaron en el vuelo, expresó su preocupación por la situación de los
jóvenes en todo el mundo. “La crisis mundial no ha generado buenas cosas para
los jóvenes –dijo–. La semana pasada examiné el porcentaje de los que están sin
trabajo. Corremos el riesgo de tener una generación que no ha tenido jamás un
trabajo”, declaró el papa, quien subrayó que la sociedad “necesita” también de
la “sabiduría” de los ancianos, “a menudo víctimas de la cultura del rechazo”.
A su llegada a Río de Janeiro, Bergoglio no sólo rechazó el papamóvil blindado
que le ofrecieron, sino que, además, eligió uno de los coches más pequeños del
mercado –un Fiat Idea– y una escolta reducida. Su chofer se equivocó de camino
y se metió de bruces en un atasco, provocando momentos de alarma, con una multitud
rodeando el utilitario. La gendarmería vaticana tuvo verdaderos problemas para
mantener el orden. “El secretario del Papa –indicó Federico Lombard, portavoz
del Vaticano– me confió que estaba asustado, pero que Francisco permaneció muy
sonriente”. En concordancia con su estilo sencillo y su inclinación a estar
cerca de sus fieles, el pontífice resolvió realizar un paseo por el centro de
Río de Janeiro, en un vehículo abierto en vez del papamóvil blindado. Visitó
una favela y tuvo un encuentro con deportistas, entre ellos con el ex
futbolista Pelé, y otro exclusivamente con fieles argentinos, que viajaron en
masa para verlo.
Mujeres medio desnudas protestan, en Río de
Janeiro, por la venida del Papa.
Cuatro heridos y siete
detenidos, fue el saldo del enfrentamiento entre policías y manifestantes cerca
del Palacio de Guanabara. Un policía sufrió quemaduras en el tórax tras recibir
el impacto de un cóctel molotov y fue trasladado “con urgencia” a un hospital,
según informó la
Policía Militarizada de Río de Janeiro. La policía dispersó
con balas de goma y gas lacrimógeno a los manifestantes tras el enfrentamiento,
ocurrido en una de las calles bloqueadas por los efectivos para impedir la
llegada al Palacio, sede del gobierno regional. Según la red Globo de
Televisión, uno de sus vehículos fue destruido por manifestantes violentos, que
también atacaron coches de grandes medios de comunicación. Los participantes en
la protesta, que congregó a unas 1.500 personas, según la policía, gritaron
consignas contra el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, quemaron un
muñeco que lo representaba e hicieron otras hogueras en la calle. Previamente,
un grupo se reunió en frente del estadio de fútbol de las Laranjeiras para
defender los derechos de los homosexuales. El evento, coordinado por las redes
sociales, comenzó en la plaza Largo do Machado, con representantes del
movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis y
transexuales), que realizaron una protesta en las escalinatas de la iglesia
Nuestra Señora de la Gloria.
Allí organizaron “un besazo gay”, entre homosexuales, y
algunas mujeres se quitaron la parte superior de la ropa como forma de
protesta, lo que molestó a los peregrinos que se encontraban en el lugar,
aunque no hubo enfrentamientos. “La
Iglesia –decía un folleto publicado en Facebook– discrimina a
una parte significativa de la población por ser quienes son”.
Dilma y el Papa Francisco,
obligados a entenderse.
En el Palacio de Guanabara, tuvo lugar la ceremonia
oficial de bienvenida del Papa Francisco, en la que participaron la presidenta
de Brasil, Dilma Rousseff, y otras autoridades. Los agentes detuvieron a varias
personas por llevar cócteles molotov, tirar piedras a los uniformados y por
desacato. En junio pasado se registraron protestas por mejores servicios
públicos de salud y educación, y contra la corrupción, entre otras reivindicaciones,
llegando a movilizar a más de un millón de personas en Brasil. Algunas de ellas
terminaron en enfrentamientos entre la policía y manifestantes. En las últimas
semanas, el movimiento había perdido fuerza, aunque el miércoles pasado se
registraron actos vandálicos contra tiendas y sucursales bancarias en Río de
Janeiro tras manifestarse contra Cabral. La policía brasileña encontró una
bomba de fabricación casera en la ciudad santuario de Aparecida, que recibió el
pasado miércoles la visita del Papa Francisco. Según la agencia estatal
brasileña ABR, el artefacto fue hallado el domingo y destruido por expertos de
la división antibombas de la policía de Sao Paulo. El portavoz del Vaticano,
Federico Lombardi, confirmó que el caso no preocupó a la Santa Sede. “Era un
caño hecho de plástico con un poco de explosivo adentro, muy artesanal. No
había ningún peligro para el Papa y no fue motivo de preocupación para
nosotros”.
Pagina Siete reflejó con humor la llegada del Papa
a Brasil.
Dilma Rousseff y Francisco I, estrechaban las
manos el pasado mes de marzo, en el Vaticano. Dilma le dijo a Francisco: “Nos une
el compromiso por los pobres”. Y bromeó con que “el papa es argentino, pero
Dios es brasileño”. Cuatro meses más tarde, la presidenta brasileña recibía con
simpatía a Jorge Mario Bergoglio. En Palacio y en círculos católicos del Partido
de los Trabajadores, evaluaron que Francisco podía ser un buen aliado de las
políticas sociales agresivas, la principal de ellas, la Bolsa Familia, impartida
desde 2003, con la llegada al Gobierno del ex presidente Luiz Lula da Silva, y
continuada por Dilma. El ministro y ex seminarista, Gilberto Carvalho entiende que,
a través del acercamiento con la
Iglesia, Dilma puede establecer puentes hacia los bien
organizados y populosos movimientos sociales, tan importantes en Brasil y
generalmente más representativos que los partidos. El gobierno brasileño
estrechó el diálogo con este papa “franciscano”, que habla en español y adoptó
el portuñol a partir de esta visita al Brasil. Durante esta semana, los jefes
de Estado, Rousseff y Bergoglio, pronunciaron discursos en los que cada uno
esperaba cosechar frutos de esta primavera diplomática. Francisco I intentó trabar
una relación armónica con el gobierno de la mayor potencia católica del mundo,
con cerca de 120 millones de fieles, a pesar de la sangría de católicos que
emigran hacia las corrientes evangélicas, en expansión, que ya representan el
19 por ciento de la población. Y para contener ese éxodo hacia el mercado de fe
pentecostal, la Iglesia
necesitaba del Estado brasileño y de un concordato, acordado por Lula y
Ratzinger, que autoriza la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, norma
denunciada ante la Corte
por ser anticonstitucional. Se dice que Dilma y Francisco están condenados a
entenderse por el bien de sus países respectivos. “Estoy segura –declaró la
presidenta Dilma en la nota publicada por la agencia ANSA– de que, en su primer
viaje a América Latina, el Papa demostrará su sensibilidad …frente a temas sensibles
para nuestra región, como el combate al hambre, la pobreza y el (impulso) al
desarrollo con justicia e inclusión social”.
Antonio María Rouco
Varela, cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal
Española.
Nada más ocupar su puesto en el Vaticano, Jorge Mario Bergoglio,
nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, conocido como Francisco
I, tuvo que enfrentarse con la prematura
y precipitada marcha de Benedicto XVI, así como con las luchas de poder, las
corrupciones económicas y las relaciones homosexuales que habrían frustrado a
Ratzinger a la hora de intentar atajarlas. Sin embargo, la Santa Sede había
rechazado oficialmente que hubiera un lobby gay entre sus muros. En la España católica circuló el
rumor de que el nuevo papa quería que el presidente de la Conferencia Episcopal
dejara su puesto y fuera sustituido por Cañizares, pero Rouco se aferró al
cargo y negó haber abordado con el Papa su salida. El rumor circula
desde hace semanas por los circuitos de la jerarquía católica española y se
asegura que habrá relevo al frente del arzobispado de Madrid y, por ende, al
frente de la
Confederación Española. Su actual titular, el arzobispo Rouco
Varela no se quiere ir pero, en el Vaticano, las cosas se hacen con extrema
delicadeza aunque con extrema firmeza. Y, cuando se toma una decisión, no hay
marcha atrás. El relevo será a partir del 20 de agosto, fecha en la que Rouco
cumple los 77 años, uno más que Francisco I. De acuerdo con una norma no
escrita, los arzobispos deben jubilarse a los 75. De hecho, en el derecho
Vaticano, lo que se dice es que, a los 75 años, arzobispos y cardenales deben
ponerse a disposición del Papa. Pero
Rouco no quería jubilarse, y, al cumplir ese tope de edad, pidió al Papa
Benedicto XVI seguir en los cargos y lo consiguió. No obstante, era una
permanencia con fecha de caducidad y las intrigas ya habían comenzado. Se dice
que en nuevo Papa ya ha decidido quien le sustituirá al frente de
importantísima Diócesis de Madrid. Rouco Varela ha sido uno de los presidentes
de La
Conferencia Episcopal que más abiertamente ha intervenido en
política. Sin disimulo alguno, la Conferencia emitió un comunicado tanto en las
elecciones generales de 2008 como en las últimas, pidiendo el voto para el PP.
Rouco se prodigó en ruedas de prensa y entrevistas cuyo único objetivo fue
atacar al gobierno socialista y, especialmente, al presidente Zapatero. La
oposición de Rouco a Zapatero y a su laicismo le llevó a hacer algo sin
precedentes en la democracia española, convocar una manifestación contra el
Gobierno en la que obispos y cardenales sujetaban las pancartas. Allí estaba
Rouco, y también Cañizares.
Antonio Cañizares, durante la ostentosa ceremonia de ordenación de dos
sacerdotes celebrada en 1990 en el Instituto de Cristo Rey, sumo sacerdote, en
Italia luciendo una magna capa.
A punto de ser jubilado por el Papa Francisco, el
cardenal Rouco Varela cuenta con un sucesor, el cardenal Antonio Cañizares,
igualmente reaccionario. Valenciano de 68 años y también del ala
ultraconservadora de la
Iglesia española, Cañizares cuenta con un talante más negociador
y cercano que Rouco Varela. Fue Obispo de Ávila, Granada y de Toledo (y, por
tanto, Primado de España), desde donde se hizo famoso por sus duros ataques al
Gobierno de Zapatero por su “laicismo”. Ascendió, en el año 2008, hasta la
jerarquía vaticana y fue nombrado por Bendicto XVI Prefecto de la Congregación Vaticana
para el Culto Divino. Ahora el Papa Francisco le saca del ‘gobierno’ Vaticano
para enviarlo de nuevo a España y sustituir a Rouco Varela. Nada que ver con la
admirable sensibilidad social de Francisco, demostrada recientemente gracias a
su presencia en la isla de Lampedusa, donde el número de inmigrantes muertos
ahogados es de escándalo. “Cañizares –escribe Enric Sopena en El Plural– es
doctrinalmente igual o muy parecido a Rouco Varela. Que nadie se llame a engaño.
El 8 de noviembre de 2005, Cañizares anunciaba: ‘El Estatuto de Cataluña,
puerta abierta a la poligamia y a la poliandria, deja también una puerta al
incesto’. El 11 de noviembre de 2008, Cañizares afirmaba: ‘La humanidad se
encuentra en una de las revoluciones más insidiosas de su historia, en las que
no se sabe lo que es bueno y lo que es malo’. El 26 de junio de 2009, El País
anunciaba: ‘El cardenal Cañizares casará a la hija de El Pocero, Francisco
Hernando. Boda íntima y familiar, con 150 invitados. Ejemplares asistentes,
entre otros: Enrique Cerezo y Fernando Fernández Tapias. ¿Es esta la Iglesia pobre que predica
Francisco?’. Tres días más tarde: ‘Cañizares veía peor abortar que abusar de
niños. Y decía que ‘la reforma de la ley del aborto es parte del proyecto de
Zapatero para hacer una sociedad y una cultura totalmente nuevas’. Pues bien,
el Cardenal Cañizares aspira a convertirse en el jefe católico de la Iglesia española. Era
amigo de Benedicto XVI, el Papa dimisionario, otro que bailaba acosando a
católicos progresistas. Francisco no te equivoques. No queremos ni a Rouco
Varela ni a Cañizares”.
Vidal-Cuadras, no quiere una
Iglesia pobre, sino lo más rica posible.
El europarlamentario popular disidente, Alejo
Vidal-Quadras, que ha llegado a criticar al líder del PP en la prensa
internacional, asegura que el PP “parece el Partido Comunista de Corea del
Norte” y que, si no se escuchan más críticas públicas de altos cargos del
partido en relación con la forma en que se ha gestionado la crisis de los
papeles de Bárcenas es porque nadie se atreve a hablar contra los líderes
porque estos controlan la elaboración de las listas electorales. Dice que si él
habla es porque su conciencia se lo impone, le cueste lo que le cueste. Como
por ejemplo, haber sido excluido por Rajoy el pasado año del Comité Ejecutivo
al que perteneció durante dos décadas. Es uno de los pocos del PP que empezaron
a ver al Papa Francisco como una amenaza. Le recrimina su afán de humildad y le
advierte de que, con sus actos, puede dar alas a la Teología de la Liberación. El
Papa, dice en su blog en Economía, confunde conceptos: el “componente admirable
de las enseñanzas de Cristo” y su “compromiso cristiano con los marginados, los
desfavorecidos, los desposeídos y los dolientes (…) no debe conducir al error
de considerar que la carencia de bienes materiales es algo bueno o incluso
encomiable”. Dice que “una cosa es la obligación fraterna de asistir a los
parados, los mendigos, los refugiados y los abandonados y otra que tales
condiciones dejen de ser vistas como lo que son, una terrible desgracia, para
pasar a ser un mérito”, añade el eurodiputado popular. Vidal-Quadras
no quiere una “Iglesia pobre”, sino lo más rica posible y justifica que
“gracias a su patrimonio, estará en disposición de prestar su ayuda a los
necesitados; si careciera de bienes quedaría imposibilitado de cumplir su
misión caritativa”. En opinión de Vidal-Quadras, la Iglesia y sus ministros
han de practicar una austeridad extrema en sus hábitos y costumbres, lo que
convierte en un acierto el conjunto de gestos e iniciativas de Francisco para
eliminar boatos inútiles, lujos ofensivos u ostentaciones obscenas. “Pero la Iglesia, como institución,
ha de procurar que sus activos inmobiliarios, artísticos y financieros crezcan
continuamente, ya que sólo así podrá alcanzar sus benéficos fines”. A
Vidal-Quadras le espanta la posibilidad de que el Papa simpatice con los
principios progresistas de la teología de la liberación. “El Sumo Pontífice no
ha de confundir conceptos porque si su grey se despista en asuntos
fundamentales, se corre el peligro de que teólogos subversivos como Leonardo
Boff anuncien que, con Francisco, ha vuelto la teología de la liberación”, se
atreve a escribir el eurodiputado del PP.
Pero volvamos al papa Francisco, cabeza de la Iglesia universal y
objetivo de todas las alabanzas y críticas. “Si la Iglesia –escribe Fran Ruiz en su artículo ‘Atrévete,
Francisco’, en Crónica.com.mx– sigue consistiendo en que
las monjas y los misioneros sean los que limpian los culos de los viejos y
cuidan a los pobres en África y a los enfermos contagiosos, mientras los
obispos y cardenales son los que se visten con túnicas purpuradas y viven en
palacios episcopales, la palabra de Francisco tendrá poco valor. Mientras la Iglesia siga siendo un
privilegiado club vetado a las mujeres, donde la democracia es inexistente
porque se eligen entre ellos mismos (y se protegen, si es necesario, en casos
de turbios asuntos de sotana), la palabra de Francisco sonará hueca. Mientras la Iglesia no sea capaz de
reconocer que ser homosexual no es una enfermedad, sino una orientación, y se
empeñe en condenar el preservativo, la masturbación o las relaciones
extramatrimoniales, los jóvenes que se acercarán a Francisco serán cada vez
menos (o serán en el fondo unos hipócritas, que hacen en secreto lo que
reniegan en público, como hacen, por cierto, tantos sacerdotes). En fin, que la
igualdad empieza por uno mismo, y no veo a este Papa en esa labor. Al contrario,
en lo que sí parece entusiasmado en declarar santo a Juan Pablo II,
recurriendo, como siempre ha hecho la Iglesia, al mayor de los fraudes posibles: el de
adjudicar milagros a quien interesa en cada momento, en este caso al popular
Karol Wojtyla, que cuando sea santo será una fuente inagotable de ingresos para
las arcas vaticanas. Si Francisco quiere ser verdaderamente revolucionario
debería atreverse a corregir esa desigualdad histórica de la Iglesia y, para empezar,
debería impedir que Juan Pablo II ascienda a la gloria de la santidad, al menos
mientras no se aclare por qué ocultó los graves delitos de abuso sexual que
cometió su amigo el padre Maciel y tantos otros bajo su papado. Si nada de esto
hace, su fulgurante éxito en los primeros meses de papado del latinoamericano
acabará siendo flor de un día, llamarada de petate, y habrá perdido una
oportunidad de oro de frenar en seco el lento declive de la Iglesia”.
Primer viaje de Francisco I a Sudamérica, como
papa.
Juan Tortosa escribe, en
Público.es, el artículo “El avión del Papa y el aparato del Vaticano”, en el que describe el primer viaje
transoceánico del Papa Francisco desde que el pasado trece de marzo fuera
elegido jefe de la Iglesia Católica
que, en solo cuatro meses, “lleva ya pisados más
callos que sus dos antecesores en treinta y cinco años”. Si cualquier pringao, dice Tortosa, cuando lo nombran
jefe de un negociado de tres al cuarto, lo primero que descubre es el poder que
tienen las secretarias y el que hace las fotocopias en un colectivo que a lo
mejor no supera la docena de currantes, imaginaos lo que tiene que ser que, de
la noche a la mañana, te conviertan en el “masca” de mil doscientos
millones de personas en todo el mundo, la sexta
parte de los habitantes del planeta. “Con medio
millón de curas a sus órdenes, cuatro mil obispos y arzobispos, 120 cardenales…
Demasié. Sobre todo, porque como explicaba hace unos días Pablo Ordaz,
en “El País”, ya han empezado a ponerle palos en
las ruedas de la bicicleta: “El
viernes se supo –cuenta Ordaz– que
Jorge Mario Bergoglio había sido víctima de una trampa muy bien urdida. El
semanario italiano L’Espresso publicó que monseñor Battista Ricca, el prelado
nombrado el pasado 15 de junio para vigilar el funcionamiento del Instituto
para las Obras de Religión (IOR), tenía un pasado muy alejado de la ortodoxia
de la Iglesia.
Durante su permanencia en la nunciatura de Montevideo,
monseñor Ricca, de 57 años, mantuvo una relación sentimental con un capitán del
Ejército suizo, al que alojó y dio empleo en la mismísima legación del Vaticano
en Uruguay. Además, su afición a la vida disipada lo llevó a verse envuelto en
reyertas de las que salió con el rostro tan magullado como su currículo. Pero
el problema va mucho más allá de los pecados mundanos del diplomático vaticano.
La cuestión es que nadie de la
Curia advirtió al Papa de que el expediente de Battista Ricca
había sido blanqueado hasta hacerlo parecer intachable. Lo dejaron equivocarse
para, una vez cometido el error, airear hasta el último detalle de la ajetreada
vida del hombre elegido por Bergoglio para frenar la corrupción en el banco del
Vaticano. El aviso había sido cursado”.
El Instituto
para las Obras de Religión o IOR,
conocido popularmente como el Banco Vaticano, es una institución de la Iglesia Católica situada en la CCiudad del Vaticano, la ciudad
de oro.
“El
aparato del Vaticano de toda la vida –termina Juan Tortosa–, compuesto fundamentalmente
por italianos, no se resigna tan
fácilmente a que un sudamericano que parece ir de guay les enmiende la plana de
tantos años y ponga en peligro sus trabajadas prebendas y mamandurrias. Nada humano le es ajeno al Vaticano y desde que el mundo
es mundo todas las instituciones funcionan igual: tú mandarás mucho, pero el
aparato es el aparato. Si yo fuera Bergoglio, no me tiraría muchos días fuera.
No por lo que le pueda pasar en Brasil ni mucho menos. Entre los dos millones
de jóvenes que lo aclamen en Río de Janeiro durante toda esta semana hay mucho
menos peligro que entre las tejas y los manteos de los pasillos vaticanos. Cuenta
Eusebio Val, en La
Vanguardia, que, entre los ocho expertos designados para
poner patas arriba la economía vaticana, Beroglio ha nombrado a una joven de 30
años llamada Francesca Immacolata Chaouqui, la única italiana de los ocho. Eso
sí, cercana al Opus. “Para mí –confiesa Juan
Tortosa– el Papa no es ni santo ni de mi devoción, pero admito que está
mostrando un cierto perfil de personaje literario que apetece seguir de cerca. A
ver estos días, en Brasil, cuando tenga que coger por los cuernos el toro del
aborto, el matrimonio homosexual, el uso de anticonceptivos… a ver cómo se
enrolla”. Mientras tanto, el Vaticano sigue siendo un nido de intrigas. Y
monseñor Battista Ricca, caído en desgracia hace unos días, después de saberse
que la Curia
había ocultado al Papa que su nuevo hombre de confianza tenía a sus espaldas un
rosario de escándalos de cariz sexual, ha demostrado a Francisco que sigue
siendo “un pastor rodeado de lobos”.
“Francisco –cuenta David Torres en ‘El Papa en
las favelas’– está cometiendo un pecado de soberbia por humildad, intentando
ser un pobre de favela por una noche, un pobre de cinco estrellas. No es
sencillo ser humilde cuando uno es Papa, no es sencillo hablar de pobreza y de
sencillez cuando uno tiene detrás toda la curia romana, la banca vaticana y
media cristiandad. Por cercano que pretenda sentirse, por simpáticos que
resulten sus gestos, Francisco debería haber comprendido ya el precio de las
medidas de seguridad de su séquito, un precio que quizá, al igual que en la
película, incluya vidas humanas. Pero es que ser Papa significa, entre otras
cosas, estar fuera de la realidad, fuera del mundo y fuera de toda lógica. Si
quiere imitar una película acorde con sus principios, el Papa debería hacer un
remake de Las sandalias del pescador, aquella cinta inolvidable donde el
hombre recién ingresado al trono de Pedro anuncia que va a regalar las inmensas
riquezas y los incalculables tesoros del Vaticano entre los pobres del mundo.
Tuvo que ser Anthony Quinn, un actor sobrenatural, con un rostro capaz de
metamorfosis raciales telúricas, quien interpretara tal quimera: un Papa justo.
Lo demás es un brindis con tiara, puro marketing católico. Francisco predicando
la pobreza en una explanada de Río, a millones de dólares el minuto, es como
aquel chiste en que el Papa, cualquier Papa, viaja a Etiopía y manda detener la
comitiva porque ve a un niño desnutrido y alquitranado de moscas en una cuneta.
El Santo Padre desciende del papamóvil, indignado, y pregunta a uno de sus
ayudantes qué sucede, cómo es posible que ese crío se esté muriendo de hambre.
El ayudante le explica: ‘Es que no come, santidad’. Entonces el Papa se acerca,
le da un tirón de orejas al chaval y le grita: ‘¡Hay que comer! ¡Hay que
comérselo todo!”.
Eric Nepomuceno, periodista.
Las fuerzas policiales de Río
fueron movilizadas en su totalidad. Además de los diez mil integrantes del
ejército, la marina y la fuerza aérea, en puntos de seguridad máxima, hubo otros
mil militares acuartelados en condiciones de ser movilizados en caso de
necesidad, tropas de la
Fuerza Nacional de Seguridad distribuidas por todos los
sitios de conglomeración. Y agentes disfrazados y oficiales de inteligencia
esparcidos por las calles. Un total de unos 50 mil hombres de seguridad actuaron
en la visita de Francisco. Lo que supone un coste total de unos 35 millones de
dólares. Pese a ello, los manifestantes no se desanimaron y convocaron grandes
concentraciones. Pero, el impacto de una visita papal se diluyó en medio de la
tensa confrontación entre manifestantes y el gobernador de Río, Sergio Cabral,
blanco preferencial de la furia popular. “Francisco –escribe Eric Nepomuceno,
periodista brasileño del diario argentino Página 12– llegó a Brasil en un
tiempo de reflujo del catolicismo. El país sigue siendo la nación más católica
del mundo, pero, entre los casi 200 millones de brasileños, el porcentaje de
seguidores del Vaticano bajó considerablemente. En 1994, 75 por ciento de los
brasileños se decía católico. En 2007, habían bajado a 64 por ciento. Y ahora,
acorde a un sondeo divulgado ayer, es católico el 57 por ciento de los
brasileños. Además, la distancia entre los rígidos dictámenes del catolicismo y
los tiempos reales se amplió considerablemente. En vísperas de la llegada del
Papa, las autoridades eclesiásticas distribuyeron un libreto con
recomendaciones y conclusiones que de poco servirán para atraer a los jóvenes
al rebaño de Francisco. El folleto insiste en reprochar el aborto, inclusive en
caso de estupro de la madre, y en rechazar la adopción de niños por parejas del
mismo sexo. A su vez, la defensa que Francisco hace de la necesidad de atender
a los pobres no hace más que reiterar la línea de los discursos que vienen
desde Lula da Silva y prosiguen con Dilma Rousseff. Es decir, no será ningún
discurso nuevo a los oídos de los brasileños, que están más bien hartos de la
mala calidad de los servicios públicos y de la alta calidad de la corrupción política”.
Nepomuceno, insiste en que resulta difícil creer que alguien se opondrá al Papa
de los católicos o tratará de generar tumultos durante su visita. “El peligro
es otro. Cualquier concentración de gente –un partido de fútbol, por ejemplo–
es un buen pretexto para que los manifestantes traten de hacer que se oigan sus
voces airadas. Y eso hace de la visita de Su Santidad una ocasión perfecta para
que las escenas de violencia y descontrol se repitan. La verdad verdadera es
que el Papa no podría haber elegido momento más inoportuno para hacer su primer
viaje al exterior. Mucha razón tenía ayer, al pedir a los fieles reunidos en la
plaza de San Pedro, en el Vaticano, que orasen por él”.
El Papa, visita la casa
de Manuel José da Penha, un electricista de 58 años que vive con su familia en
la empobrecida favela de Varhinha.
Los habitantes del asentamiento
Varginha, perteneciente al conjunto de favelas Manguinhos, retocaron sus
viviendas ante el interés que despertó ese barrio en los católicos brasileños que
querían ver al Papa de cerca. El requisito para el hospedaje era que se
respetase un horario límite de llegada por la noche y que los hombres durmieran
en cuartos separados de las mujeres. Aunque tiempo atrás, dicha favela fue
conocida como la “Franja de Gaza” por su peligrosidad, la zona es más segura
desde que se instaló una Unidad de la Policía Pacificadora
que logró expulsar a parte de los narcotraficantes que dominaron el área
durante décadas. Pese a la implantación de las fuerzas de seguridad, de vez en
cuando, amanece sacudida por los tiroteos entre narcotraficantes y policías. El
Papa, visitó el jueves la casa de Manuel José da Penha, un electricista de 58
años que vive con su familia en la favela. “Gusta de los pobres”, dijo
Penha tras la inusual visita. El Papa
quiso expresamente añadir esta cita en su agenda de la JMJ. Se trata de una
favela pequeña, de unos 1.000 habitantes y de condiciones muy precarias.
Durante décadas fue una zona muy violenta por los continuos enfrentamientos
provocados por el narcotráfico. Recientemente la policía logró recuperarla y
despojarla del mando de los narcotraficantes. El Papa bendijo el altar de la
iglesia, aún sin terminar, y visitó a la familia de esta discreta barriada.
Pisando ya el terreno del humor
propiamente dicho, comenzamos con el de Erlich
Seguimos con humor santo de esta
semana: Bonil, Muller, Caz-o. Bueno, AsieryJavier, A. López, Ferrán; Raúl
Salazar, R. Iglesias…
La vida sigue igual para Pep Roig,
de vacaciones estivales al lado del Mediterráneo.
Les dejamos con dos vídeos. Uno del Papa y otro de la Humanidad.
Antes de despedirnos, si les queda aún tiempo y
ganas de leer algo distinto de lo que lleva la prensa, aconsejamos leer el
artículo “En defensa del maquinista José Garzón”. Para ello, pinchen el último blog
recomendado, de Rosa María Artal.