El papa Francisco: Una persona “es” como “vive”.
“De todas
las cosas que dijo el papa Francisco en un año –escribe Luis Majul en su web –,
la que más me llamó la atención fue la respuesta que le dio a un periodista en
el avión en que regresaba de Brasil a Roma: ‘Si una persona que es gay busca al
Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia Católica
explica y dice que no se debe marginar a esas personas y que deben ser
integradas en la sociedad’. Con pocas palabras derrumbó miles de años de incomprensión
e intolerancia. Al no bregar por la instauración del matrimonio igualitario ni
dar su bendición a muchos sacerdotes homosexuales, el Papa dio un paso adelante
al dejar de condenarlos. La Comunidad Homosexual Argentina sigue
criticándolo, lo considera el papa del marketing, pero sus autoridades no deberían
ignorar la fuerte repercusión que sus palabras tuvieron entre los católicos
ortodoxos y los homofóbicos de todo el planeta”.
El Papa Francisco cumplía el jueves pasado su primer año de
Pontificado. Durante este tiempo, ha sido portada en diversas revistas, “Time”
y “The advocate”, la revista homosexual más antigua de los EEUU, le nombraron la Persona del Año 2013. La
edición americana de “Rolling Stone” le puso en portada: “Los tiempos están
cambiando”, “Forbes” le calificó como el líder no político más influyente del
mundo, la famosa “Vanity Fair” le etiquetó de “Papa Coraje”, el diario
deportivo argentino “Olé” le dedicó una curiosa portada titulada “Ole, la otra
mano de Dios” y la revista “Esquire” le etiquetó como “El hombre más
interesante del mundo”.
“Hasta la
llegada de Francisco –explica Julio Bárbaro, dirigente peronista con el que el
Papa suele intercambiar cartas y llamadas telefónicas–, era evidente que el
materialismo estaba venciendo a la fe. Ahora, la fe y la alegría que transmite
el Papa están contagiando a toda la sociedad y también a los líderes que
pretenden estar cerca de la gente a la que representan y gobiernan”. Barack
Obama, presidente de los Estados Unidos, confirmó su visita al Vaticano. Y es
evidente el efecto que produjo su entronización en el escenario político
argentino. Y más precisamente en la Presidenta , quien hasta hace poco lo consideraba,
sin ningún disimulo, uno de sus enemigos predilectos y que, en su primer
discurso después de la noticia bomba, le dijo que se alegraba de que hubiera
otro argentino trabajando por los pobres, igual que su gobierno.
El papa
Francisco, le hizo sentir al Gobierno entero de la Argentina que una
persona ‘es’ como ‘vive’. Es decir: que no es coherente acumular tanto dinero y
propiedades en Puerto Madero o en donde sea y al mismo tiempo dar cátedra de
progresismo y sensibilidad social. Ahora, Cristina y Francisco hablan más
seguido después de la operación de la cabeza que le hicieron a la Presidenta. Y el
Papa intercambia mensajes con dirigentes de la oposición, como Sergio Massa,
Daniel Scioli y Mauricio Macri. A todos les pide lo mismo: que cuiden a la Argentina. “Les cuenta
que está demasiado ocupado en ordenar las miserias de su propio jardín. Ya sabe
quiénes son y seguirán siendo sus enemigos en la curia. Ya se sacó de encima al
secretario de Estado Tarcisio Bertone, dueño de los secretos del poder y del
dinero del Vaticano… Ahora, quienes lo apoyaron lo comprenden más”.
Francisco
ya leyó los VatiLeaks. Ya se interiorizó sobre el ‘lobby gay’. Ya metió baza en
el Instituto para las Obras de Religión y en la Administración del
Patrimonio de la Sede
Apostólica. Ya nombró a su Consejo de Cardenales para tratar
las cuestiones más sensibles de la
Iglesia hacia adentro y hacia afuera, y evitar que la curia
lo deje ciego, sordo y mudo y le ponga palos en la rueda de los profundos
cambios que pretende acometer. “Sigue viviendo en el hotel de Santa Marta y
sigue usando los mismos zapatos. Medió con fuerza en el amasijo de sangre
siria. Besa a chicos y enfermos, aparece en Times, en la tapa de la Rolling Stone y se
enoja cuando dibujan, en las paredes del Vaticano, una caricatura de Superman
con su rostro de abuelo bueno. Pero más allá de lo que muestra, importa más lo
que hace. Y lo que está haciendo, en un año, no es poco. Y va en una buena
dirección”.
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