Gallardón ve peligrar su “juguete” preferido.
Gallardón y sus
indultos.
Alberto Ruiz-Gallardón, ministro
de Justicia, y su “juguete” preferido: la máquina de hacer indultos, fueron
esta semana pasada motivo de discusión en el Congreso de Diputados. Ruiz-Gallardón,
al igual que sus antecesores en el cargo, “ha abusado” de la ley del indulto, y
ahora le quieren quitar ese “juguete” para que no lo utilice de forma aleatoria.
Gallardón justificó el indulto concedido al 'kamikaze' de Valencia, defendido
por el despacho en el que trabaja un
hijo del propio Ruiz-Gallardón. Pero, el Pleno de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo anuló el indulto del “kamikaze”
que mató a una persona, concedido por Gallardón. Un 'kamikaze' que fue
condenado en firme.
Gaspar Llamazares, durante su intervención en el Congreso.
Gaspar Llamazares defendió el martes
en el Congreso una “ambiciosa y necesaria” proposición de ley para modificar la
actual legislación sobre indultos. Para resumir los objetivos fundamentales de
esta reforma, el diputado de IU indicó que debía garantizarse que los indultos
no fueran “injustos en ningún caso”, dado que es imposible acabar del todo con
el “margen de arbitrariedad” que corresponde al Ejecutivo que los concede. Por
ello, estableció reglas para una “aplicación transparente” de esta medida, para
acabar así con el “abuso endémico al que han recurrido los sucesivos gobiernos
de PP y PSOE”. El portavoz parlamentario de Justicia de IU cifró en torno al
medio centenar los indultos que concede al año el Ejecutivo. Denunció que esta
medida se había aplicado a políticos, jueces, banqueros o personas ligadas al
poder político y económico, “lo que ha acabado por dar la impresión a la
ciudadanía de que existe una 'justicia paralela', sesgada para determinados
círculos de poder, que se escapa al control democrático”. Llamazares puso como
ejemplo el caso ocurrido en la segunda mitad de 2013 del conductor kamikaze
indultado por el Gobierno de Mariano Rajoy, tras ser condenado a 13 años de
prisión por matar a un joven en Valencia, decisión anulada posteriormente por
el Tribunal Supremo. Y planteó que determinados delitos se excluyan del ámbito
del indulto. Entre otros, hizo referencia a los que tienen que ver con los
delitos de estafa, apropiación indebida, blanqueo de dinero, los societarios y
contra la
Administración y la Hacienda públicas, malversación y fraude,
prevaricación urbanística, terrorismo, tortura, y delitos electorales y
ecológicos. Coordinada por Gaspar Llamazares, la iniciativa planteaba que, para
que el Gobierno concediera un indulto parcial o total, el magistrado o tribunal
sentenciador debería acreditar “razones de justicia, equidad o utilidad
pública”. La proposición de ley planteaba también que el Ejecutivo remitiese,
cada seis meses, copia de los expedientes de indulto concedidos a la Comisión
de Justicia del Congreso, así como la publicación anual de todos los datos
estadísticos sobre la utilización de esta medida, garantizando el libre acceso
público a los mismos.
Llamazares hizo un repaso de los
indultos concedidos en la última década. El de un ex contable del caso Filesa.
El de cuatro altos cargos de la Administración vasca, condenados por el fraude
masivo en las oposiciones de Osakidetza. O los recientes indultos concedidos
por el Gobierno del PSOE a un conocido banquero, condenado a una gravosa pena
de inhabilitación, pese al criterio en contra del Tribunal Supremo. Recordó los
indultos concedidos por el Gobierno del PP a un alto cargo de la Generalitat de
Catalunya y a un empresario condenado con él, a largas penas de prisión y de
inhabilitación absoluta, todo ello a cambio de un puñado de votos y pese a
sendos informes del tribunal sentenciador y del fiscal del caso contrarios a la
medida de gracia. Llamazares criticó la falta de datos estadísticos de acceso
público sobre los indultos, lo que dificultaba gravemente el conocimiento de la
práctica de su concesión. Pero señaló que, según un estudio publicado en el
número 9 (2011) de la revista Española de Investigación Criminológica, entre
los años 2000 y 2008, los sucesivos Gobiernos del PP y del PSOE concedieron un
total de 4.667 indultos, con una media anual de 519, unos 42 al mes. Y concluyó
que la exposición de motivos señalaba claramente que “el recurso al indulto
está siendo utilizada como instrumento de simulación, taponador de necesarias
reformas del ordenamiento jurídico”.
Las “galladonadas”
del Gobierno.
No más 'gallardonadas' del
Gobierno, pretendió el diputado de IU: se acabó el indultar a 'gusto de un
ministro' según qué despacho defiende al condenado. En la exposición de motivos,
Llamazares señaló claramente que había que impedir que el poder ejecutivo pudiera
seguir indultando a su antojo a delincuentes y corruptos económicos o
políticos. En su exposición de motivos afirmó textualmente: “En no pocos casos, la
calificación jurídica del delito cometido, la pertenencia del reo a un partido
político, a una institución pública o a poderes económicos relacionados, han
generado polémica y dudas razonables sobre un problema preocupante: saber si el
tipo de delito y el rango o condición del sujeto condenado influyen en la
concesión del indulto. Si esto fuera así, este tipo de medidas de gracia
supondría un atentado frontal para el principio de legalidad de los delitos y
de las penas, y sería incompatible con el principio de igualdad ante la ley,
por su carácter discrecional, arbitrario y en gran parte, secreto”. Así de
claro y explícito se mostró Gaspar Llamazares, en un intento de anticiparse a los
supuestos corruptos de los casos Bárcenas y Gürtel, actualmente en fase de
instrucción. Con el agravante de que el Tribunal Supremo había “tumbado” el
indulto al kamikaze de Valencia concedido por Ruiz-Gallardón. “Este –dijo
Llamazares–, podría ser el caso, por ejemplo, de los delitos de malversación de
fondos públicos, fraude, estafa, apropiaciones indebidas, delitos societarios,
contra la
Administración Pública y la Hacienda Pública ,
cohecho, falsedades o contra la
Ordenación del Territorio y el Medio Ambiente en casos de
corrupción urbanística, muy especialmente cuando han sido cometidos por cargos
públicos, dirigentes políticos, banqueros o empresarios próximos al poder,
transmitiéndose el mensaje de que la corrupción puede quedar impune y que
existen distintas varas de medir a la hora de sancionar las conductas
delictivas”.
Pilar Cortés, diputada del PP.
La coalición de izquierdas presentó
la iniciativa, siendo bien acogida por grupos como PSOE, UPyD, PNV, ERC,
Compromís-Equo o BNG, partidarios de dotar de mayor “transparencia” esta
prerrogativa. Julio Villarrubia, portavoz de Justicia del PSOE, justificó el sí
de su grupo a la proposición de ley en la necesidad de dar una “señal” a la
ciudadanía de que “de verdad queremos luchar contra la corrupción”. Y acusó al
Gobierno de tomar decisiones que “están favoreciendo” a los delincuentes
económicos, como la amnistía fiscal, y de no adoptar medidas que permitan
intensificar la lucha contra la corrupción. Pero el Gobierno del PP no dio el brazo
a torcer y se negó a reformar la decimonónica ley del indulto, manteniendo el
perdón a los corruptos. Y rechazó tomar
en consideración la proposición de ley formulada por la Izquierda Plural
(IU-ICV-CHA) para una reforma “radical” de la Ley del Indulto que prohíba su concesión a los
corruptos, obligue a motivarlo en el resto de casos y considere vinculante la
opinión del tribunal sentenciador. Pilar Cortés, diputada del PP, admitió que
su grupo era consciente de que la normativa vigente era susceptible de ser
revisada, pero precisó que eso no significaba que fuera “opaca, arbitraria o
injusta”. “Hay que huir del oportunismo político –añadió– o de casos concretos
en favor del interés general”. Recordó que ninguno de los grupos había llevado
la revisión de la norma en sus carteles electorales. Consideró “curioso” que los
socialistas no hayan tenido “tiempo” durante sus gobiernos de cambiar un texto que
se remonta a 1870, aunque ha sido posteriormente modificado. Y reivindicó la
medida del indulto como un instrumento “satisfactorio” frente a la aplicación
“estricta” del derecho. En su opinión, algunos grupos recurrían a este debate
bajo “criterios ideológicos y de oportunidad política” y era “llamativo” que lo
planteasen cuando gobernaba el PP. Rosa Díez, portavoz de UPyD, calificó de
“imperiosa” la necesidad de reformar esta Ley y dio su apoyo a la iniciativa de
la coalición de izquierdas. Emilio Olavaria, del PNV, censuró la “opacidad, la
falta de motivación y las razones espurias y bastardas” que son manejadas en el
actual y “arcaico” modelo y criticó el indulto otorgado a los condenados por el
GAL, recordando que “ni un solo responsable de esta trama” esté hoy en prisión.
Montserrat Surroca, diputada de CiU discrepó de las medidas propuestas por la Izquierda Plural ,
aunque abogó por abordar una reforma del indulto con “mayor profundidad y
consenso”. Joan Baldoví, diputado de Compromís-Equo en el Congreso, apoyó un
cambio en la normativa vigente ya que los partidos recurren al indulto para
perdonar a quienes han sido condenados en sus propias filas. “Cada vez que hay
un cambio de Gobierno –recordó– llega la fiesta del indulto para los
condenados”. Olaia Fernández Davila, portavoz del BNG, dio su visto bueno a
cambiar la Ley
del Indulto, mientras que Joan Tardá, diputado de ERC, abogó por su “abolición”.
Ruiz-Gallardón, al igual que sus antecesores en el
cargo, “abusó” de la ley del indulto. La Oposición quiso quitarle ese “juguete”. Parte del
Congreso intentó pararle los pies por la polémica generada en anteriores
ocasiones. El pasado miércoles, el
ministro de Justicia aseguraba, en una conferencia ofrecida en Barcelona, que
no iba a conceder nunca un indulto a un condenado por delitos de corrupción
mientras él estuviera en este cargo. “Este Gobierno –resaltó el ministro a
preguntas de los asistentes sobre la ejecución de sentencias– no ha concedido
ni un solo indulto por asuntos de corrupción. Es más, mientras yo sea ministro
de Justicia, no lo va a hacer”. E insistió en que el Gobierno que preside
Mariano Rajoy era el que menos indultos había concedido “en la historia de la
democracia española” y el que más solicitudes había recibido. De esa forma,
Alberto Ruiz-Gallardón cerraba la puerta a los indultos de políticos condenados
por cohecho, malversación, tráfico de influencias y otros casos similares. El más
espinoso era el del exministro de Medio Ambiente y expresidente balear del PP,
Jaume Matas, condenado a nueve meses de prisión por tráfico de influencias.
Matas tiene suspendida desde enero la ejecución de la condena, a la espera de
una respuesta del Ejecutivo. De las palabras de Gallardón se deduce que el
exdirigente del PP, que mantuvo una estrecha relación con el actual presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, deberá entrar en prisión. La misma suerte correrán
otros altos cargos públicos, como el
exsecretario de organización de Unió Democrática Vicenç Gavaldà, su hermano
Lluís, exdirector de Trabajo de la Generalitat, y el empresario Fidel
Pallerols, dueño de las academias desde las que se desviaron 595.000
euros procedentes de los cursos para parados al partido. Los tres fueron
condenados por financiación irregular de la formación y aguardan, con la
opinión en contra de la fiscalía, el indulto. Gallardón
intentó ser más tajante que nunca al mostrar su absoluta negativa a indultar a
personas condenadas por corrupción. Pese a ello, su afirmación era falsa. El
Ejecutivo de Mariano
Rajoy ya había garantizado el indulto de al menos ocho personas
por casos relacionados con la corrupción, según se desprende del análisis de
los datos del Boletín Oficial del Estado que permite realizar El Indultometro, herramienta de la Fundación Ciudadana Civio.
Gallardón levanta el pulgar, como un emperador romano.
Pese a que el ministro de Justicia ha asegurado
que no ha indultado ni indultará a ningún condenado por corrupción mientras
ocupe el cargo, El Indultómetro, encargado de analizar todos los indultos
concedidos desde 1996, lo desmiente: ha concedido la medida a seis condenados por prevaricación y a cuatro
por malversación. Según el proyecto de la Fundación
Ciudadana Civio, desde la llegada de Gallardón al frente del
ministerio de Justicia, ocho cargos públicos condenados por corrupción se han
beneficiado de indultos. Eva Belmonte, de Civio, señala en una entrevista
televisiva, que los indultados por el Gobierno han sido seis (condenados por
prevaricación) y cuatro (por malversación de caudales públicos), aunque dos de
ellos habían sido condenados por ambos delitos. La mayoría de estos diez
indultos concedidos se realizaron en 2012. Algunos de ellos fueron los
otorgados a Tomás
Gómez Arrabal, exalcalde del PP del Valle de Abdalajís (Málaga),
y a tres de sus concejales: Fermín Muñoz Armero, María Teresa Mesa
Pernia y Antonio Pérez Postigo, todos ellos acusados de
prevaricación urbanística. El alcalde había sido condenado a más de diez años
de cárcel por un total de 12 delitos de prevaricación urbanística y fue
indultado tres años después de la sentencia por el gobierno que dirigía su
propio partido, el PP. La pena quedó en dos años y evitó la cárcel. Sus tres
concejales condenados se acogieron también a la medida de gracia. Días antes
se había indultado a Adoración Pomata Zaplana, condenada
por malversación impropia, y, en marzo del mismo año, a Josep Maria Servitje y a Víctor
Manuel Lorenzo Acuña. Servitje, un alto cargo del gobierno de
Pujol, fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por desviar dinero
público a empresas afines en el marco del 'caso Treball'. También Lorenzo,
empresario condenado, evitó la
pena de prisión a cambio de sendas multas de 3.600 euros.
Igualmente, María
Dolores Mateos, condenada el 26 de septiembre de 2011 por
malversación cuando trabajaba en el Servicio Andaluz de Empleo y era miembro
del PSOE en Sevilla, salía beneficiada con el indulto, evitando la prisión al
rebajarle la pena de 3 a
2 años.
Cuatro
mossos d’Esquadra, reindultados.
Después de que Jueces para la Democracia , la Izquierda Plural
y la web Elindultometro.es, hayan advertido a Gallardón de lo incorrecto de su
afirmación, el ministro ha querido matizar, diciendo que no se ha indultado a nadie
que haya “robado dinero público de la administración”. Gallardón
asegura que el Gobierno no ha
indultado a ningún político que se haya “llevado dinero al bolsillo” y que esa
política se mantendrá porque es una “decisión firme” del Ejecutivo del
PP. El titular de Justicia precisa que la corrupción no es un concepto jurídico
que esté delimitado en el Código Penal y que sus palabras se referían a una
pregunta concreta sobre políticos que se llevan dinero publico al bolsillo. Eva
Belmonte advierte de que, en 2013, el Gobierno
“echó el freno” con los indultos, siendo el año que menos se han
concedido desde 1996 (204). “Aunque, en junio, el Ejecutivo ya sumaba 150
indultos, a partir de entonces el ritmo de concesiones se frenó en seco. El
consejo de ministros más prolífico fue el del 31 de octubre, en el que se
aprobaron 23. Entre ellos, se encontraba el empresario canario Miguel Ángel
Ramírez, presidente de la
Unión Deportiva Las Palmas, condenado a tres años y un día de
cárcel por obras ilegales en una zona de especial protección ambiental. Después,
resultó adjudicatario de varios contratos públicos, como el de parte de la
seguridad del metro de Madrid o el de vigilancia de varios edificios del
Ministerio de Defensa”. Uno de los casos más sonados fue el doble perdón a
cuatro mossos d’esquadra condenados por torturas. Inicialmente, el
Ejecutivo rebajó la condena a dos años, entendiendo que se suspendería la
entrada en prisión, como suele hacerse cuando los acusados no tienen
antecedentes. Pero la
Audiencia de Barcelona decretó su ingreso, alegando su
peligrosidad. El Gobierno respondió reindultando a los policías,
valiéndose de la arbitrariedad de la medida de gracia.
Joaquim Bosch, portavoz de Jueces
para la Democracia ,
respondió a las declaraciones de Gallardón.
Las declaraciones de
Ruiz-Gallardón han caído como gasolina al fuego en la judicatura, donde todos
saben que la ley del indulto no sólo es antediluviana –de finales del siglo
XIX–, sino que se usa de forma arbitraria por el poder para beneficiar a
algunos personajes muy determinados. Y su juguete preferido es “su” máquina de
fabricar indultos de forma arbitraria a determinados personajes. “Es evidente
que el ministro no está diciendo la verdad –le responde Joaquim Bosch, portavoz
de Jueces para la
Democracia , llamándole embustero–. Este gobierno ha indultado
a miembros de su propio partido en casos de prevaricación urbanística y a otros
cargos condenados por delitos contra la administración pública. Y estos
indultos se han acordado sin ninguna explicación de las causas que los
motivaban”. Bosch le recuerda igualmente a Gallardón que “también ha existido
absoluta opacidad en los indultos a agentes que han torturado o a conductores
kamikazes. Con estas medidas de gracia se realiza un uso abusivo de la figura
del indulto, se vulnera la división de poderes propia de un Estado de Derecho y
se provoca el descrédito de las instituciones, pues se traslada a la ciudadanía
la imagen de que la justicia no es igual para todos”. Un buen número de jueces
y magistrados opinan que los datos objetivos sobre la concesión de indultos “indican
con claridad que el mayor porcentaje se produce en los delitos vinculados a la
corrupción o en supuestos de personas que tienen conexión con el poder
político”. Lo que provoca la sensación de que “el poder se perdona a sí mismo,
a pesar de contar con el criterio desfavorable a estas medidas de gracia de los
tribunales sentenciadores”. En definitiva, que “el indulto se está configurando
como una cuarta instancia en la que, sin ninguna justificación, el Gobierno
puede dejar sin efecto lo acordado en los juzgados”. La Asociación de Jueces
concluye que resulta necesaria una reforma de la Ley de Indulto: “En un Estado de Derecho no es
admisible la existencia de espacios de impunidad arbitraria. Hace falta una
nueva legislación, que regule la motivación obligatoria de cada indulto y que
establezca un control judicial sobre las medidas de gracia, lo cual permitiría
acabar con la sensación de amiguismo que actualmente se percibe desde la
ciudadanía”.
Jorge Río Salgado volverá a
prisión tras anularse su indulto. Foto de Antonio Heredia en El Mundo.
El Consejo de Ministros, en su
sesión de 7 de noviembre de 2012, indultaba al 'kamikaze' de Valencia. Se trataba de Jorge Río Salgado, padre de dos hijos de 14
y 5 años, un cargo intermedio en la central de Opel en Madrid quien, con dos millones
de kilómetros a sus espaldas, colisionaba con otro vehículo, provocando la
muerte a José Alfredo Dolz, de 25 años. Fue el 3 de diciembre de 2003, tras
circular durante cinco kilómetros en dirección contraria por la AP-7. Condenado ,
en 2011, a
13 años de prisión por la Audiencia Provincial de Valencia, salió en
libertad, tras cumplir 10 meses, gracias al polémico indulto del Gobierno que
el Supremo anuló. El 21 de marzo volverá a
ingresar en prisión. El Supremo cuestionó directamente el
Real Decreto de indulto del kamikaze que había sido impugnado, señalando: “Visto
el expediente de indulto... en el que se han considerado los informes del
Tribunal sentenciador y del Ministerio Fiscal, a propuesta del Ministro de
Justicia y previa deliberación del Consejo de Ministros ... vengo en
conmutar...”. Y, por lo tanto, “no procede la concesión del indulto”, ya que el
citado Real Decreto del aún ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, no señala las “razones de justicia,
equidad o utilidad pública”, exigidas por el legislador, que han de ser
determinantes del indulto; desde otra perspectiva, “la única fundamentación que
el mismo contiene, no podemos situarla en el terreno de la lógica jurídica,
excluyente de la arbitrariedad, ya que, por una parte, el Ministerio Fiscal
señala que ‘se opone a la concesión del indulto por la naturaleza y gravedad de
los hechos, por la oposición de casi todos los perjudicados y por estimar que
no concurren razones suficientes de justicia, equidad o conveniencia pública’,
y, por otra parte, el Tribunal sentenciador informa en el sentido de que ... NO
PROCEDE la concesión del indulto”.
El propio
ministerio de Justicia, a través de un portavoz oficial, admite que, entre los
691 indultos concedidos en 2012 y 2013, hay diez en casos catalogados como
“delitos contra la administración pública”. Entre ellos, siete están
relacionados con malversación o prevaricación y el resto son delitos de otro
tipo, vinculados con el trabajo público. De esta forma, Gallardón se defiende,
desmintiendo el que hubiera mentido, porque la malversación y la prevaricación
no siempre implican corrupción. “La corrupción –afirma el ministro– no es un
delito jurídico que esté como tal delimitado en el Código Penal. Lo que me
preguntaron en la conferencia en Barcelona es si los políticos que se llevan el
dinero a su bolsillo habían sido o iban a ser indultados. Y la respuesta es que
no: ni lo han sido ni lo van a ser”. La respuesta de Gallardón puede ser
entendida como un anuncio de que no indultará a Jaume Matas, exministro y expresidente
del Gobierno Balear, condenado a prisión por tráfico de influencias. Aunque
Julio Villarrubia, portavoz de Justicia del PSOE, le acusó de faltar a la
verdad porque ha concedido “bastantes” indultos en casos de corrupción, y abogó
por una reforma legal que los prohíba en esos casos. Gaspar Llamazares, de IU,
y Joan Tardà, de ERC, dicen que “el ministro miente”. Y Rosa Díez, de UPyD,
pregunta directamente al Gobierno: “¿No considera el Gobierno el delito de
malversación como un delito asociado a la corrupción?”.
El indulto de Garzón, extraviado.
El Ministerio de Justicia remitió
en dos ocasiones al Tribunal Supremo la petición de indulto del ex juez de la Audiencia Nacional ,
Baltasar Garzón, tras haberse extraviado durante más de un año en el camino
entre ambos organismos. El 29 de junio del 2012, este departamento remitió un
paquete de siete oficios al Alto Tribunal. Todos ellos llegaron a su destino,
salvo el referido a Garzón,
desconociéndose los motivos por los cuales se traspapeló. Al tener conocimiento
de que el Supremo no había recibido el expediente, la División de Derechos de
Gracia del Ministerio envió más de un año después la petición de indulto. Pero,
curiosamente, en el Tribunal Supremo sólo consta la solicitud de la medida de
gracia registrada el pasado octubre. El alto tribunal ya ha dado trámite a los
perjudicados por las escuchas ilegales de la trama 'Gürtel' y al fiscal, quien
no tiene plazo para emitir su informe. El
ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña José María Mena y el presidente
de MEDEL, Antonio Cluny,
presentaron el 18 de mayo de 2012 ante el Ministerio de Justicia esta petición
sobre la base de que la sentencia condenatoria había sido “manifiestamente
desproporcionada”. “La gravedad intensa de la condena, que viene a ser algo así
como una cadena perpetua, por una interpretación discutible de una norma
–detallaba el escrito de 16 páginas dirigido a Gallardón– es desproporciona y
pedimos al Gobierno que lo proponga y al Rey que firme un indulto en virtud de la desproporción”. Garzón
dejó la Carrera
Judicial , tras ser condenado en febrero de 2012 por el
Tribunal Supremo a once años de inhabilitación por un delito de prevaricación
consistente en interceptar las conversaciones que los imputados de la trama
'Gürtel' mantuvieron en prisión con sus abogados.
Como fotomontajes de esta semana
traemos los que hacen alusión a Gallardón, tanto el de El Jueves como el de Sor
Alberto Gallardón; el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, en su visita
al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla; Rajoy y
Rubalcaba se unen, al fin, en un apretón de manos; Fátima Bañez y sus
definiciones y el nuevo DNI de la infanta Cristina.
El humor de Erlich
Los humoristas de esta semana:
Peridis, Vergara, Forges, El Roto, X. López, J. R. Mora, D. Gove, A. López...
El humor de Pep Roig: Una casa
ilegal legalizada; La mentira al poder o el poder de la mentira; Recalcitrantes
en la sumisión; Aquel día; La elegancia de los corruptos españoles y No
molesten al Gobierno.
Terminamos ya con tres vídeos. El primero sobre los indultos del Gobierno del PP y del PSOE. Unos indultos que se hanconvertido en la puerta falsa para que algunos condenados se libren de la cárcel.
El segundo, sobre un batería con palos y cuos, en Australia.
Y el tercero, un disco grabado por primera vez en1957 para el disco "Wednesday Morning, 3 AM". En 1965, en pleno auge del Folk con los Byrds y Bob Dylan, se volvió a grabar adicionando arreglos eléctricos con guitarras y bajo y se puso a la venta con gran éxito. Clásica rola de los 60´s de Paul Simon y Art Garfunkel.
1 comentario:
Ten cuidado con las fotos que cuelgas, no se corresponden a la realidad, lo se porque yo soy uno de los que sale. Los Mossos que has colgado en el juicio no son reindultados. Dos de ellos fueron absueltos -absueltos por el tribunal yratificado - y dos condenados. Quita la foto de immediato.
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