domingo, 8 de febrero de 2015

El socialismo descafeinado de Pedro Sánchez y el pacto antiyihadista.


La irrupción de Podemos en el panorama político español ha trastocado el esquema tradicional del bipartidismo de cara a las nuevas elecciones que este años se llevarán a cabo. Los dos partidos hasta ahora más votados, temen que la fuerza de Podemos suponga una derrota que desfigure el dibujo de una España sostenida y dominada por la derecha del PP o por la oposición del PSOE. El perfil del votante de Podemos se va definiendo, tras la publicación del último barómetro nacional del Centro de Investigaciones Sociológicas, organismo dependiente del Ministerio de Presidencia, como la segunda fuerza en intención de voto, con un 23.9%, por encima del PSOE, que se queda en un 22.2%. El PP sigue primero, con un 27,3%, dos décimas por debajo del barómetro de octubre y doce puntos menos que en elecciones generales del 2011. La participación de este nuevo partido ha roto en pedazos la imagen de PSOE que, por primera vez en treinta años, ya no figura entre los dos primeros puestos y ha debilitado al PP. En concreto, el sondeo elaborado por el CIS, entre el 2 y el 12 de enero a partir de 2.481 entrevistas, indica que la formación de Pablo Iglesias consigue apoyos entre quienes apostaron por IU-ICV, PSOE y UPyD, en noviembre 2011 Y un 7,6% de quienes votaron al PP, en 2011. El batacazo del partido de Pedro Sánchez por la fuga de apoyos hacia Podemos supondría el mayor contratiempo y preocupación del PSOE. Aunque, para su consuelo, Pedro Sánchez es el más valorado de todos los políticos, incluso por encima de Mariano Rajoy. Pero, el 28,1% de los que apostaron por el partido que lideraba  Rubalcaba y, supuestamente, apoyaban a Pedro Sánchez, se inclinan ahora por la formación de Pablo Iglesias en voto directo, lo que se traduce en 1,9 millones de electores. Por otro lado, el 42,9% de votantes procede de IU-ICV, el 25,7% del UPyD y el 6,6% de CiU. Todo un terremoto político que podría provocar miedo y desolación en las filas tradicionales, especialmente en las dirigidas por  Pedro Sánchez.

Zapatero y Sánchez se estrecharon la mano en la imagen que no fue para la prensa.

Los primeros malestares socialistas se detectaron en las pasadas Navidades, al mantener Zapatero, junto con José Bono, una reunión en secreto con Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, a espaldas de la actual dirección del Partido Socialista. El encuentro provocó cierto malestar en el dirección del PSOE y, casi un mes después, las relaciones entre Pedro Sánchez y Zapatero no eran tan cordiales como aparentaban. Coincidieron en la presentación de un libro de Jordi Sevilla, “Seis días que condujeron al rescate” (sobre la primera etapa de Gobierno de Rajoy). Pero ambos personajes –Sánchez y Zapatero– trataron de disimular la frialdad provocada por el encuentro con  los líderes de Podemos.  “¿Está dividido el PSOE?”, preguntaron los periodistas. “Para nada”, respondió Zapatero, quien también explicó que había hablado con Luz Rodríguez, miembro de la Ejecutiva socialista, quien horas antes afeó la conducta del que, en su momento, fuera su jefe de filas: “No entiendo a santo de qué se reúne el expresidente del gobierno socialista con los dirigentes de Podemos”, había declarado Luz, airada, en una rueda de prensa. Pedro Sánchez evitó a toda costa hacer declaraciones y saludó a Zapatero en una sala contigua al salón de actos, fuera, eso sí, del foco de las cámaras. Un apretón de manos que curiosamente ambos eludieron repetir a petición de la prensa, cuando posaron junto a Josep Piqué y Jordi Sevilla, poco antes de comenzar el acto. El secretario general del PSOE sí aprovechó para quitar hierro al asunto, alabando la gestión de Zapatero en su etapa de Gobierno y dándole las “gracias”. Sánchez se pronunció en los mismos términos en que lo hizo tras hacerse pública la reunión con los líderes de Podemos, y repitiendo: “No quiero contribuir al ruido”. Zapatero atendió brevemente a los informadores para decir que no creía que hubiera división en el partido y quitó hierro a las declaraciones de la secretaria de Empleo, Luz Rodríguez, ex secretaria de Estado de Empleo durante la última etapa socialista, quien había asegurado que la reunión entre el expresidente y Podemos fue “inoportuna” y un “sinsentido político”. 


Treinta y ocho días más tarde del encuentro entre Podemos y Zapatero, el secretario general del PSOE firmaba en la Moncloa un acuerdo antiterrorista contra el yihadismo. Sánchez se presentó como un líder sereno, dispuesto al diálogo y al acuerdo con el Gobierno. Sin duda, su foto junto a Rajoy provocó cierto rechazo por parte de algunos socialistas. “Me gustaría que hubiese más acuerdos de fondo como el que hemos firmado para luchar contra el terrorismo”, afirmó en la sede del Círculo de Economía, a la que acudió por primera vez. Su ofrecimiento se produjo poco después de que Antonio Hernando, su portavoz parlamentario,  subrayase en el Congreso las “diferencias absolutas” que separan a su partido y al Gobierno. “No hay ninguna posibilidad de pacto con el PP en otros temas”, afirmó Hernando, rotundo, declarando “antagónicos” a populares y socialistas. Una supuesta contradicción que puso de manifiesto las dificultades internas por las que el PSOE atravesaba en los últimos días. Sánchez  tuvo que convencer a los suyos de la conveniencia de la firma de aquel pacto que no solo mostraba a PSOE y PP sentados en la misma mesa, sino que colocaba al principal partido de la oposición en la tesitura de tener que asumir la “cadena perpetua” que tanto había denunciado en el trámite parlamentario. Los delitos de terrorismo que causaran la muerte de una persona serían castigados, según el acuerdo suscrito por ambos representantes, con la pena de prisión “por el tiempo máximo” previsto en el Código Penal. Era la treta lingüística pactada entre Rajoy y Sánchez para que la prisión permanentemente revisable –eufemismo de la cadena perpetua – pudiera aplicarse sin que fuera mencionada en el papel en el que estampaban sus firmas. Los socialistas  anunciaron que, en cualquier caso, recurrirían la pena ante el Tribunal Constitucional, y que, en el futuro, si conseguían la mayoría suficiente, derogarían la medida promovida por el PP. Pero a algunos el remiendo no les convenció en absoluto. “Me duele este pacto y me confunde la filigrana dialéctica. ¿Era necesario este precio?”, se preguntaba en Twitter el diputado socialista y exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza. Los sectores más críticos del partido sostienen que la “credibilidad” de la formación está en juego en un momento especialmente delicado, y desconfían del acercamiento al Ejecutivo. El PSOE, acuciado por el ascenso de Podemos en las encuestas, se juega su posición en el mapa electoral.


El expresidente Felipe González recordó que es la “responsabilidad” la que mueve a los socialistas a pactar con el PP para hacer frente a la amenaza del terrorismo internacional. González entiende que las discrepancias sobre el sistema de penas “no pueden impedir” que el PSOE actúe como en el pasado y garantice la “unidad” en esta materia. A su juicio, los mismos que ahora critican el pacto, pedirán consenso ante “un atentado terrible”. En el pleno del debate europeo sobre la continuidad de la troika (el grupo del FMI, Comisión Europeo y Banco Central Europeo que controla a los países rescatados), Pedro Sánchez exigió  “el fin de la troika y las políticas de austeridad” y su sustitución por “una gobernanza democrática de la economía europea”. Y, por si esto no fuera suficiente, reconoció que la economía española se estaba recuperando “e incluso creo y deseo que los pronósticos de crecimiento que han marcado el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno se van a cumplir a final de este año”. Pero, a continuación, matizó que “eso no significa compartir y justificar la euforia y autocomplacencia de Rajoy sobre la situación macroeconómica del país”. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, argumentó  que eso era “el arte de la política”, justificando la fórmula de equilibrio negociada con los socialistas y comprometiéndose, además, a entablar conversaciones con el Ministerio de Hacienda para que, en los presupuestos, se aumentase la partida destinada a reforzar los medios para la lucha contra el terrorismo. El de Justicia, Rafael Catalá, mantuvo que se trataba de un castigo de encaje constitucional y “socialmente aceptado, porque muchos ciudadanos no entienden que criminales juzgados por terrorismo o violaciones graves acaben cumpliendo en la cárcel solo “unos pocos años”. En este sentido, el titular de Interior defendió que el pacto firmado el lunes por Rajoy y Sánchez, coloca a España en la “vanguardia mundial” en la lucha contra el yihadismo y la convierte en un socio “aliado fiable” por su legislación sobre el terrorismo. Otros parlamentarios, como Cayo Lara (IU), remarcaron que, “si el PSOE ha caído en la trampa que le ha puesto el PP, con su pacto antiyihadista, es porque ha querido caer y que lo que han hecho los dos grandes partidos con ese acuerdo es una gran coalición para aplicar la cadena perpetua  por la puerta de atrás”. Según Rosa Díez, portavoz de UPyD, se trató de una foto para el álbum de Rajoy y Sánchez, los estertores del bipartidismo”. Jueces para la Democracia señaló que nadie se atrevió a plantear algo semejante ni en los tiempos más duros de ETA.

Antonio Hernando, portavoz parlamentario del PSOE.

Antonio Hernando, portavoz socialista en el Congreso, afirmó que no se van a entablar más acuerdos con el PP porque las diferencias son “abismales”. Y recordó que los socialistas siempre antepondrán la “unidad” al interés partidista. Según Hernando, este pacto no supone que el PSOE y el PP vayan a forjar nuevas alianzas. “No nos vamos a poner de acuerdo en nada porque las diferencias son absolutamente antagónicas, son enormes, no hay ninguna otra posibilidad de pacto con el PP en otros temas. Es inconcebible una coalición con el PP”. Y añadió que “si hay un tema en el que tenemos que estar de acuerdo y superar las diferencias es el terrorismo. Mi partido y los militantes lo saben bien porque lo han sufrido mucho y han vertido mucha sangre”. Si embargo, poco después, Sánchez entraba en contradicción con Hernando y proponía a Rajoy, un “pacto por la estabilidad, la equidad y la excelencia” del sistema educativo porque lo consideraba uno de los pilares de la sociedad española. Donde no parecía haber diferencias era en el punto torno a la prisión permanente revisable, la pena que se aplicaría a los terroristas. Al respecto, Hernando reiteró que el PSOE la rechazaba de plano, que la recurriría ante el Tribunal Constitucional cuando entre en vigor el nuevo Código Penal y que cuando gobernase, la suprimiría, sin que eso afecte al pacto. 

José Luis Centella, portavoz del IU: “Esta ley no será utilizada sólo contra el yihadismo, es un arma de destrucción masiva de derechos”..

Los portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición —con la excepción de UPN, CC y Foro Asturias— definen la firma de “cacicada” electorista. “Son cacicadas –sentencia Joan Coscubiela, diputado de Izquierda Plural–, tanto si son sólo del PP como si les acompaña el PSOE. Este ha perdido el norte”. José Luis Centella, su compañero de formacióntilda de “esperpento” y “trágala” el debate de la próxima semana. “Asistiremos –se lamenta– a la tramitación por la vía de urgencia y casi con nocturnidad a la tramitación ultra-rápida de un acuerdo de Estado PP-PSOE, en lugar de establecer un debate sereno y con más participación parlamentaria. Esta ley no será utilizada sólo contra el yihadismo, es un arma de destrucción masiva de derechos, especialmente, en manos de un ministro de extrema derecha como [el titular de Interior, Jorge] Fernández Díaz. No hará a España más segura, sino que, al contrario, tendremos una democracia más tutelada y más amordazada”. Por su parte, Carlos Martínez Gorriarán,  portavoz adjunto de UPyD,  se muestra “desconcertado” con la actitud del PSOE. “Está inmerso en una contradicción flagrante”, ratifica, en alusión a la intención manifestada de los socialistas de recurrir al Constitucional la cadena perpetua pese a haberla asumido en el pacto antiterrorista. Y considera electoralista la foto de Rajoy y Sánchez ya que, dice, “sólo buscan mantenerse en el centro de la información política para que sólo se hable de ellos. Es un acuerdo que no aporta nada: no se sabe qué mejora para que el Estado se pueda defender de este tipo de terrorismo”. Más contundentes son, desde el PNV y Amaiur, las críticas a la prisión permanente revisable. “Hay líneas rojas que no estamos dispuestos a aceptar”, sentencia Pedro Aspiazu, portavoz adjunto del grupo vasco,  quien prevé, incluso que “será muy difícil” que acepten las posibles enmiendas de la oposición “dado el compromiso entre el PP y el PSOE”.  Jon Iñárritu (Amaiur) lamenta “tanto el fondo como la forma” de la reforma con la que “podrá ser calificada de terrorista cualquier acción de protesta. Se extiende la concepción de terrorista como un chicle para coartar libertades y derechos”. Morid Jané, portavoz adjunto de CIU,  mantiene una postura más descafeinada y admite que aún no sabe cuál sería el voto de su grupo la próxima semana. Rechaza la “reforma exprés” del Código Penal pero insiste en que su formación “nunca está en contra de que se reformen las leyes para fortalecer la defensa de los estados democráticos ante esas nuevas formas de terrorismo”. Y advierte: “Compartir objetivo no significa compartir texto”, por lo que presentará las enmiendas pertinentes a la nueva ley.


Según Meritxell Batet, la secretaria de Estudios y Programas del PSOE, el líder del partido, Pedro Sánchez, habló de nuevos pactos con el Gobierno por “deseo de responsabilidad de país”.  Batet trató de aclarar así la posición de los socialistas al haber apostado Sánchez el martes en Barcelona por un gran pacto de Estado sobre educación mientras, casi al mismo tiempo, Hernando insistía en que no hay “ninguna otra posibilidad de pacto” aparte del recién firmado contra el yihadismo. Sánchez apostó por un gran pacto de Estado sobre educación mientras, casi al mismo tiempo, Antonio Hernando, portavoz parlamentario, insistió en que no hay “ninguna otra posibilidad de pacto”, aparte del recién firmado contra el yihadismo. La dirigente socialista defendió las palabras de Pedro Sánchez, convencida de que “nadie duda” de que España necesita un pacto educativo para que las leyes no cambien con cada Gobierno, o un pacto sobre política energética a 10 o 20 años vista. “Esos temas de Estado –dijo– siempre hemos pensado que deberían ser acordados por consenso de la mayoría de fuerzas parlamentarias, o, a poder ser, por todas”. Los socialistas firmaron con el Gobierno un pacto contra el terrorismo y su secretario general destacó que ser líder de la oposición no le impedía admitir que la economía en España “se está recuperando”, aunque también acusó al Gobierno de caer en la autocomplacencia. El secretario general del PSOE puso la prima de riesgo “como prueba” ya que, según dijo, España es el país periférico de la zona euro donde menos ha caído esta prima ─69%─, a diferencia de Grecia (76%) o Irlanda (90%), entre otros casos. Sánchez criticó que el Gobierno “debería ser menos arrogante y más prudente con las cifras del mercado de trabajo”, ya que había expuesto que el desempleo seguía siendo insostenible y seguían cayendo los datos de afiliación de la seguridad social.  Sánchez sostuvo que la Presidencia de Felipe González supuso “la España de los derechos”, la de José Luis Rodríguez Zapatero, “la España de las libertades”, y él quería ser presidente para luchar por la “España de las oportunidades”. El líder del PSOE  presentó el socialismo “como la esperanza de millones de españoles que anhelan conjugar el término cambio y el término seguridad”, y defendió que las grandes transformaciones de España llegaron de la mano del partido socialista. “El conservadurismo –sentenció– puede ser de derechas pero también de izquierdas. Lejos de ser la izquierda conservadora, siempre hemos sido la izquierdas transformadora”. Y pronosticó que 2015 será el año en el que renazca el socialismo.


Graciano Palomo ofrece una imagen que se acerca a la realidad de la contracción mantenida por Pedro Sánchez. “Tiene –escribe en El Confidencial– que hacer tortilla de patatas sin romper huevos y sin pelar tubérculos. Por un lado, su referente es Felipe González pero, al mismo tiempo, critica las puertas giratorias. Por otro, admira a Matteo Renzi, pero da la espalda al acuerdo con los populares de Europa para apoyar a Junker. Un poco más adelante se apunta a la reforma de la Constitución en busca de sistema federal –como si ello calmara o rebajara los sueños equinocciales de los separatistas– y al mismo tiempo se hace la foto con Mariano Rajoy para apuntalarle en sus tesis de mantener la unidad constitucional y la legalidad democrática. Quiere dar satisfacción a los empresarios –su padre lo es–, pero anuncia que derogará la Reforma Laboral del PP si llega a la presidencia del gobierno. ¡Largo me lo fiáis, amigo Pedro! Sostiene que un elemento básico de su liderazgo es la unidad del PSOE, pero sus dos contrincantes le hacen un visible corte de mangas y le dicen que se busque colaboradores en otros caladeros. Afirma que lo único que tiene claro es que no pactará con la derecha, pero al mismo tiempo y a la misma hora envía SMS a Rajoy para que le dé entrada en palacio. En fin, un carajal de bemoles en el que todavía –y es lógico– no aparece propuesta alguna respecto a si hay que mantener, subir o bajar los impuestos; sobre cómo va a mantener el nivel de prestaciones de la Sanidad y la Educación al mismo tiempo que recorta el déficit público. Por ejemplo, sin ir más lejos. He oído que quiere 'blindar' el estado del Bienestar mediante leyes, decretos, normas ministeriales y Boletín Oficial del Estado. Siempre escuché a los economistas con fuste algo elemental: ese estado del Bienestar se blinda con cifras, esto es, con crecimiento económico, empleo, afiliación a la Seguridad Social y creación de riqueza.¡Vaya carajal, amigo Pedro! Eso sí, no tiene alternativa en el PSOE. ¿Es suficiente con eso? No creo, porque la percepción general es que en el PSOE la que corta el pescaíto de verdad es Susana Díaz, en una dualidad muy vulnerable que puede funcionar durante algún tiempo pero no a largo plazo. En efecto, la dicharachera y verborreica andaluza es la que tiene debajo del brazo la mayoría de las acciones sobre las que se sienta el nuevo secretario general y presidente de la empresa de nuevo cuño”. 

 Mariano Rajoy  y  Pedro Sánchez, durante la firma del pacto de Estado contra el terrorismo.

Aníbal Malvar titula  “Rajoy vacila a Pedro Sánchez” en su sección “Rosas y espinas”, en Público.es. “Los barones socialistas –escribe–  han decidido que nos van a a explicar a la ciudadanía por qué Pedro Sánchez ha firmado un pacto con Mariano Rajoy que no es un pacto realmente, porque si gobiernan lo van a despactar, y el despactador que lo despacte buen despactador será. Lo tienen fácil. Hasta yo, que nunca pongo las largas, lo he entendido. Tiene este Pedro Sánchez una peculiar manera de hacerle la oposición al gobierno más corrupto y cruel de nuestra cuarentona democracia. Y en momentos muy extraños. El inexplicable caso del pacto antiyihadista es un ejemplo. Hace ya más de 10 años que el yihadismo nos hizo a los españoles protagonistas de su historia, un 11 de marzo, para concretar. Quizá nuestros dos grandes partidos han estado un poco lentos a la hora de enterarse de que el yihadismo es una amenaza. O, también podría ser, en el peor de los casos, que en este año de urnas que huelen a desastre Rajoy y Sánchez hayan decidido que una foto bajo el titular ‘pacto de Estado contra el yihadismo’ es un buen arranque para su campaña electoral contra Podemos, sus birretes y sus esbirros. Pero, si así fuera, Pedro Sánchez ha caído en las redes de Rajoy como un pardillo. Rajoy es un gafe afortunado. El sigue ahí mientras todos sus amigos y enemigos se han ido despeñando: Fraga, Aznar, Esperanza, Bárcenas, Zapatero, Sepúlveda, Rato… El día que visitó a Samaras poco antes de las elecciones griegas, todos los oráculos supieron que iba a ganar Syriza. Rajoy sabe que a Sánchez le va mucho el postureo. Y al coqueto secretario general socialista se le hizo el alma pepsi-cola solo de soñar esa foto en Moncloa, serio, trajeadito, presidenciable. Aunque sea para firmar un pacto que no es un pacto porque promete despactarlo, hacerse la foto en Moncloa era una oferta que Sánchez no podía rechazar. Alma de cántaro. No se da cuenta Sánchez de que el socialismo obrero, no el otro, vomita ante la fotografía. No se olvida la plebe empobrecida de lo que supuso el último gran pacto que el PSOE firmó con Rajoy, la reforma del artículo 135 de la Constitución. Fotografiarse al lado de Mariano Rajoy en Moncloa no te hace hombre de Estado. Te hace cómplice del crimen incesante contra los derechos básicos al que nos ha venido sometiendo este gobierno. El ex alcalde donostiarra Odón Elorza ya lo advertía ayer desde twitter, que se ha convertido en el ateneo de la disensión: el PSOE necesita un ala izquierda que se enfrente, desde dentro, a la historia reciente del partido. La idea es hermosa, pero llega un poco tarde: el ala izquierda del PSOE hoy se llama Podemos. Esa izquierda del PSOE jamás pisaría Moncloa para firmar un pacto, cualquier pacto, con el PP. Solo pisaría su empedrado con botas muy ruidosas, en plan toma del Palacio de Invierno.


“Resulta sorprendente e incomprensible –escribe Arturo González en ‘Puntadas si hilo’ (CIS, la madre de todas las encuestas) –que el PP siga siendo el partido más votado. Pero es lo que hay. Aceptémoslo, de momento. Quienes lo dudan son quienes no se ven satisfechos en sus aspiraciones. Podemos continúa su ascenso y se coloca en disposición de ganar. El PSOE cae al tercer lugar y sus probabilidades de formar Gobierno parecen escasas. Pero serán la llave de apoyo a uno o a otro. El PSOE no gana, pero sin él no se podrá gobernar con estabilidad. Hacia donde se incline dependerá el futuro de España. O más de lo mismo, perdonando las fechorías cometidas, o nuevos vientos, asustadizos para muchísimos. IU, UPyD, C`s y los partidos nacionalistas no podrán ser decisivos (...) Y no hay más, lo miren como lo miren. La encuesta del CIS no hace más que confirmar las numerosas que han venido realizándose por otros institutos de opinión. Todas son coincidentes. Y esa tendencia es muy difícil de cambiar, aunque aún falte mucho tiempo. Pero en esto España es meridiana: unos quieren conservar y otros cambiar y progresar. La paradoja es que los dos, PP y Podemos, infunden miedo según a quién. La superación de ese miedo será la clave. Acomodaticia España o innovadora España. Hagan sus apuestas, mientras los cuchillos comienzan a herir conciencias. Si yo fuera partidario del PP, estaría contento; si lo fuera del PSOE, estaría triste; si de Podemos, pensaría que podemos; si fuera de IU, estaría desesperado; si de UPyD, me daría de baja, y si fuera abstencionista, lo reconsideraría, porque nadie es perfecto ni está más allá del bien y del mal y de los sueños lejanos, ni siquiera los abstencionistas!


“Pdr Snchz, nuestro yerno favorito”, titula David Torres en Puntos de Fisión. El artículo comienza así: “Pdr Snchz, el artista anteriormente conocido como Pedro Sánchez, es el yerno favorito de cualquier oposición, el novio deseado para cualquier pacto, el socio ideal para cualquier negocio, el mejor plan para alguien que no tenga nada mejor que hacer. Jesús Calleja se lo llevó de mochila a varias escaladas y un intelectual tan sólido como Jorge Javier Vázquez le ha demostrado su amor incondicional. No sólo es el político más atractivo de España sino también el hombre más querido por los votantes del PSOE y también por los del PP. No obstante, a pesar de su encanto indudable, hay ciertas dudas que planean sobre su figura. No es que sean dudas importantes, nada que un buen asesor de imagen no pueda limpiar con una buena capa de marketing, ningún obstáculo que le impida a un político sentarse en la Moncloa, no, no, nada de eso, pero ahí están. Dudas, podríamos decir, existenciales, pequeños equívocos que giran en torno a su interpretación de cierto artículo de la Constitución o de su actuación en la asamblea de Caja Madrid. Tampoco se sabe muy bien si está a favor de un referéndum en Cataluña, si es republicano o monárquico, si es católico o apostólico, si es socialista o del Madrid…”


Últimos fotomontajes: Rajo-Sánchez, el populismo del anti-populista, Pedro Sánchez en Sálvame, en Men’s Health, los 68 asesores del Gobierno de Rajoy, Nueva estrategia marketing PSOE y Terrorismo es.









El humor de Peridis, Pat, J. R. Mora, M. Fontdevila, Forges, El Roto, Ferrán, Mataagón, Indígoras y Pachi. Mel…
















Terminamos hoy con cuatro vídeos; dos de signo político y dos musicales.




 Una interesante conjunción de culturas, aunque en España no debería ser algo muy llamativo esto ya que muchas son las influencias musicales que fuimos incorporando a lo largo de los siglos. Por cierto, qué bonita es Anoushka, un ángel indú.

   

Lumen es el último trabajo del músico mallorquín, Miguel Ängel Aguiló, Son tres composiciones propias que interpreta con el Ensemble Lumière.

 

No hay comentarios: