Las farmacéuticas ¿pretenden curar o son una estafa?
La gran contradicción de la medicina.
“El mercado farmacéutico –escribe
Maryssa Ruiz en LQSomos– supera las ganancias por ventas de armas o las
telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en fabricar un medicamento se
obtienen mil de ganancias, gracias a que, si alguien necesita una medicina y
dispone de recursos, la compra, pero… ¿Qué ocurre si no tienes el dinero
suficiente para comprar esa medicina? Pues que no importas, que no significas
nada para esta sociedad capitalista cuyo único fin es el beneficio económico y
terminarás por morirte de asco.
“El mercado farmacéutico está
dominado por grandes empresas de los países industrializados, a pesar de los
avances de algunas naciones en desarrollo, y acapara una gran parte del mercado
mundial gracias al control de la innovación y el desarrollo. El sector
farmacéutico se encuentra en continuo crecimiento y se caracteriza por una
competencia oligopólica en la que 25 empresas controlan cerca del 50% del
mercado mundial. La globalización le ha permitido a las farmacéuticas maximizar
sus beneficios ya que compran las materias primas en los países donde son más
baratas (países en vías de desarrollo), instalan sus fábricas en donde las
condiciones laborales son más ventajosas y venden sus productos
fundamentalmente en los países donde la población tiene mayor poder adquisitivo
y los servicios de salud están más desarrollados. De esta forma consiguen
fabulosas ganancias, recurriendo a estrategias muchas veces cuestionables que,
gracias a su poder, suelen gozar de una gran impunidad, aplastando a
competidores menores y presionando a los gobiernos. La estrategia consiste en realizar
una gran presión propagandística de los medicamentos fabricados, aunque no sean
útiles y puedan ser nocivos para la salud. Los explotan al máximo en forma de
monopolio y en condiciones abusivas. Reducen la investigación de las
enfermedades que afectan principalmente a los países pobres, porque no son
rentables, concentrándose en los problemas de las poblaciones con un alto poder
adquisitivo. Y fuerzan las legislaciones nacionales e internacionales para
favorecer sus intereses, aunque sea a costa de la salud y la vida de millones
de personas. De esta manera hacen que este sector se convierta en uno de los
principales cánceres del planeta que está acabando con la vida del ser humano
de una forma lenta, minuciosa, consentida y legalizada. Y la industria
farmacéutica convierte la enfermedad en un negocio”.
España tiene un gasto
farmacéutico (GF) elevado y en parte escondido. Si nos fijamos en las
comparaciones públicas internacionales (Health Data 2014) podemos constatar que
nuestro gasto farmacéutico se situaba por encima de la media de la OCDE. El gasto farmacéutico en recetas, que es uno de
los impulsores del crecimiento del GF, se moderó durante algunos años, pero ha
vuelto a incrementarse y el GF hospitalario no ha dejado de crecer incluso en
los años en que disminuía el GF de recetas. Ese es el primer reto que afronta
el sistema sanitario, controlar el GF y homologarnos cuando menos al promedio
de la OCDE.
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