“La jodienda del PP no tiene enmienda”.
Carmen Martínez Castro.
“Si hubiera una
graduación en los cortes de mangas -escribía el lunes pasado Juan Carlos
Escudier-, el de cojones vendría a ser un 9 en la escala de Richter, una
peineta devastadora capaz de teletransportar en un abrir y cerrar de ojos a los
jubilados que ponían a caldo este sábado a Rajoy en Alicante hasta las
inmediaciones de alguna obra donde comentar entre ellos la evolución de los
trabajos, su sitio natural donde esperar la muerte antes de que les diera por
convertirse en alborotadores que piden subidas dignas de sus pensiones. Lo
nunca visto.
“Este tipo de gestos está
al alcance de muy pocas personas, y una de ellas es, al parecer, la secretaria
de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, la estratega de los
silencios presidenciales, de la que se pensaba que sus poderes se reducían a
hacer caer la audiencia de TVE dándole programas a Carlos Herrera. De no
haberse contenido este fin de semana, de no haberse limitado a expresar en voz
baja sus deseos, el corte de mangas y el que se jodan, hubiéramos tenido un
disgusto. Que los pensionistas se anden con ojo a partir de ahora…
“El ‘que les jodan’ es la
filosofía que inspira la acción de este Gobierno, ya se trate de jubilados,
parados o trabajadores en general, la piedra angular de su manera de
relacionarse con sus potenciales electores. No dijo, por tanto, en privado nada
que no se venga haciendo en público y se rubrique en el BOE. Lo único
criticable sería el ensañamiento. Nos habíamos quedado en Cela y en la
diferencia entre el gerundio y el participio y distinguíamos perfectamente
entre estar jodiendo y estar jodido, entre la noche y el día. Pero lo que viene
ejecutando el PP es una vuelta de tuerca que suma el imperativo al presente continuo.
Pedir que se jodan a quienes ya están jodidos es un llover sobre mojado muy
sádico que refleja una sensibilidad similar a la del papel de lija de grano
grueso.
“Más que un Gobierno
tenemos un Joder Ejecutivo que no se para en barras y que siempre encuentra
portavoces. Un día es Andreíta Fabra que se despepita con los parados y les
desea un fornicio existencial; otro es Rafa Hernando el que exige a los
jubilados que se postren de hinojos y besen por donde pisa Rajoy, que es hombre
de largas caminatas; ahora le toca el turno a Martínez Castro, quien siguiendo
el ejemplo de Bárcenas a su vuelta de unas estresantes jornadas de esquí en
Canadá, ha amenazado con un giro de muñeca y un dedo corazón levantado, ese
‘digitus impudicus’ con el que los romanos llamaban sodomitas a quienes
apuntaban. Es una ironía que la responsable de Comunicación que nunca comunica,
la marmórea lugarteniente de la estatua presidencial, la ideóloga de las ruedas
de prensa sin preguntas, haya decidido anunciarnos su existencia de esta forma
tan explícita. La jodienda del PP no tiene enmienda. Que nos den”.
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