Muere a los 87 años el escritor y periodista Tom Wolfe.
Tom Wolfe, padre del
nuevo periodismo, fallecía el pasado lunes a los 87 años, tras ingresar en el
hospital de Manhattan por una infección. Hijo de un agrónomo y una diseñadora,
este tótem de las letras norteamericanas deja para la posteridad grandes obras
de la literatura como “La hoguera de las vanidades” y “Todo un hombre”, además
de otras dos grandes novelas como “Soy Charlotte Simmons” y “Bloody Miami”. Y una
gran cantidad de cuentos publicados.
Nacido en Richmond
(Virginia), Wolfe residía en Nueva York desde 1962, cuando comenzó a trabajar
para The New York Herald Tribune, al mismo tiempo que comenzó a hacerse un
nombre en el periodismo literario y la novela periodística. Wolfe, que insistía
en que la única manera de contar una buena historia es salir a por ella, adoptó
una actitud experimental con apoyo del director de ese diario, Clay Felker,
quien animaba a sus reporteros a ir “más allá del periodismo objetivo”. A
partir de la década de los 60, contribuyó a crear un estilo híbrido que rompía
con las formas convencionales de narrar, utilizando técnicas novelísticas, al que
también se unieron Truman Capote o Gay Talese. Ese “nuevo periodismo” se
consolidó en Estados Unidos a partir de 1973, con relatos escena a escena,
diálogos completos y descripciones sobre comportamientos, formas de hablar o de
vestir, que daban detalles “de categoría social”.
Wolfe relató la
personalidad humana de un astronauta con motivo del primer viaje a la Luna, o
ironiza acerca del mundo actual del arte. Igualmente retrató a la sociedad de
su país, utilizando dosis de sátira, y expone la sed de dinero y poder de la
Nueva York de los ochenta. “No es solo un icono estadounidense, tenía una
enorme reputación internacional”, dijo al WSJ Nesbit, quien lo calificó como
una de las personas “más modestas y nobles” que conoció y nunca intercambió “una
mala palabra” con él durante su larga colaboración. Entre sus frases más
conocidas y célebres me quedo con estas tres:
“Hay que hacer un mundo protegido de la hipocresía”
“La sanación más segura para la vanidad es la soledad”
“La muerte es el último
viaje, el más largo y el mejor”
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