Tamames y consejero, Sánchez Dragó.La presencia y palabras
de Ramón Tamames en el debate de la moción de censura registrada esta semana en
las Cortes, fue algo más parecido a una charla 'sentando cátedra', recordando sus
tiempos como profesor, que a una petición final del voto favorable para ser
presidente del Gobierno. La idea fue lanzada por Sánchez Dragó quien así se
expresa sobre ese personaje antes de que llegara a sentarse en el hemiciclo, justo
al lado de Santiago Abascal , presidente de Vox, de ideología ultraconservadora:
“Es verdad que yo propuse el nombre de Tamames para esta moción de censura,
pero ahí terminó un poco mi papel. Tuve la iniciativa de proponérselo, de
llamarle por teléfono, de conseguir su asistencia a las primeras tres reuniones
en las que comenzaron las negociaciones entre la gente de Vox, Tamames y gente
de su confianza. Pero bueno, que yo quede ahí un poco convidado de piedra,
porque yo de político soy muy poco. Aunque eso sí, tengo una clara vocación
para meterme en líos. Con esto quiero decir que a mí me atrae mucho la ética.
Este es el único momento en que la democracia parlamentaria, que es monótona,
aburrida, tediosa, que va despacio… tiene un momento épico. Estoy expectante,
pero ya sabemos lo que va a pasar. En cuanto a Tamames, por supuesto que mi
confianza en él es casi absoluta en la medida en que con él tengo una amistad
de más de medio siglo, prácticamente casi de 70 años. Y, en los amigos se
confía, ¿no?” Para Dragó, al igual que para Tamames, lo importante en esta
iniciativa era la censura, “porque las personas que intervienen en ella son
personas que creen que el Gobierno actual lo está haciendo fatal, que está
dejando casi tierra quemada en lo que se refiere a una serie de leyes absurdas
y a las instituciones a sus espaldas, y que, por lo tanto, es conveniente y
necesario incluso criticarlo. La moción de censura no sirve solo para que venga
un nuevo jefe de Gobierno. Sirve para introducir una serie de ondas
concéntricas en la opinión pública y en los propios parlamentarios, que quizás
conduzca efectivamente a la caída de un gobierno y a la sustitución de su jefe
por otro. Eso ya pasó en la democracia española”.
Tamames en las Cortes, al lado de Abascal.El veterano economista e
historiador entró el pasado martes en las Cortes, en donde sabía que una
mayoría de diputados ni escucharían sus consejos, ni aceptarían sus mensajes, avalado
por Vox. Y el segundo día de su estancia
tuvo palabras para todos, siendo duro, quizás sin serlo para Inés Arrimadas, al
explicar que echaba de menos los tiempos de Albert Rivera en Ciudadanos y que
su interesante proyecto “se malogró”. Tampoco fue amable con Íñigo Errejón de
Más País, a quien consideró que no era “racional” en sus palabras, recordando a
su padre profesor. “Escuché a Errejón y pensaba que había entrado en una fase
de mayor racionalidad”, le espetó. A Joan Baldoví (Compromís) y Patxi López
(PSOE) les reprochó su tono, y con actitud ya bromista, les recomendó tener a
mano una pastilla antiinfartos por si con tanta tensión pasaban malos momentos
en la tribuna de oradores. En cuanto a Cuca Gamarra (PP), le agradeció sus
palabras y su respeto, pero le reprochó que no fuese a votar a favor de la
moción, siendo por cierto la única referencia que hizo al pedir el apoyo del
Congreso para convertirse en presidente. En cambio, fue cariñoso con Tomás
Guitarte de “Teruel Existe”, por solidarizarse con la España Vaciada, así como
con José María Mazón del PRC. Y crítico con los nacionalistas vascos y
catalanes, especialmente áspero con el portavoz del PNV, Aitor Esteban,
soltando un discurso sobre los privilegios de los vascos: “¿De qué se quejan?”.
A Miriam Nogueras de Junts le atacó duramente, recordando: “Cataluña es un
pedazo de España y tiene un futuro, pero no es el de Waterloo”. Como reflexión
general, reprochó a todos los partidos que convirtieran el debate en un “mitin”,
reprochándoles “ignorancia de la historia de España” y echando de menos los
tiempos de Fraga y Suárez en mociones del pasado. A las mujeres les explicó que
exageraban con su discurso feminista. Y aludió a los ministros del Gobierno, hablando
del “síndrome de la Moncloa”.
Ramón
Tamames, acompañado de Abascal, minutos antes del inicio del debate de la
moción de censura.
“El discurso de Tamames
fue breve –escribe Gerardo Tecé en “La moción del
bacalao”, artículo aparecido en TCXT– Además de por lo de comer a las doce y
media, porque aquello no era más que el imaginario de Vox. Abascal, a su lado,
buscaba en qué equipo jugaba el tal Montesquieu. Contaba el rockero Silvio
Melgarejo en una mítica entrevista con Quintero que en la Sevilla de la época
había tan pocas alegrías que llevarse a la boca que los dos únicos bares que
ponían bacalao estaban siempre a reventar. No habían levantado aún la chapa y
ya estaba allí todo el mundo en la puerta, disimulando. Como si cada uno de los
componentes de aquella impaciente multitud hubiera elegido parar allí por
casualidad y no por el bacalao. La gente miraba al suelo silbando y ni se
saludaban, contaba Silvio mientras Quintero carcajeaba hasta la lágrima en
antena. Disimulando y haciendo como que no estamos aquí por lo que estamos, una
multitud de periodistas y espectadores seguimos con atención la moción de
censura en el Congreso. A punto de subirse la chapa de la sesión, si alguien te
pregunta qué tal, tú respondes que aquí, con lo de la moción, como si lo de hoy
fuese eso, como si se tratase de política y no de un trozo de morbo salado que
echarnos a la boca porque, qué cojones, la vida está para disfrutarla. Era
martes, 21 de marzo de 2023, China inaugura el primer servicio comercial de
coches conducidos mediante inteligencia artificial y en el Congreso habla el
excomunista Ramón Tamames. A sus 89 años, había aceptado acudir a esta
excursión al Congreso, organizada por la ultraderecha, porque cada uno se falta
al respeto cómo y cuándo quiere. Su edad, protesta el organizador del bolo, no
debería ser motivo de mofa. Tiene razón Abascal. Descartada la opción de que la
moción triunfe y Tamames se convierta en flamante presidente nonagenario del
gobierno, subrayar su edad no tendría sentido, de no ser porque la edad nos
sirve para entender al personaje. Quien hoy habla en la casa de la ciudadanía
ha vivido lo suficiente como para recordar aquella época del bacalao en la que,
quienes hoy lo llevan de visita, encarcelaban a parte de la ciudadanía. En
concreto a la parte que luchaba por la libertad. Muchos de ellos, antiguos
compañeros de Tamames. Hoy, confiesan los organizadores de la moción, volverían
a hacer lo mismo ilegalizando partidos”.
Tamames reprende a los parlamentarios en un su discurso lleno de bulos e
ideas estrambóticas.“Abascal, animador
sociocultural, arrancó el acto dando la bienvenida a sus señorías y a los
aficionados al bacalao que estábamos en casa. Haciendo de telonero con un
discurso de 45 minutos que inició con una excusa. Dada la manifiesta impotencia
de la moción, explicó Santiago Y Cierra España, simplemente estamos aquí para
que los españoles escuchen a Vox sin que intermedie la manipulación de los
grandes medios de comunicación que, como todo el mundo sabe, trabajan a las
órdenes del socialcomunismo. Una denuncia desde la tribuna del Congreso que
provocó sentidas ovaciones en los platós de Ana Rosa, Vicente Vallés, Iker
Jiménez, Carlos Herrera, Pablo Motos, Trancas y Barrancas. Cuarenta y cinco
minutos que le bastaron a Abascal para hacer repaso de la España de hoy. Una
España en la que hay diputados que no se visten correctamente para acudir al
Congreso, eso y no lo de Tamames es el verdadero circo parlamentario. Una
España en la que un terrorista islámico que asesina personas por culpa de
Sánchez (sic), podría ahora declararse mujer (sic) y pasar de terrorista a
violador en una cárcel para mujeres (sic). Una España en la que niños se mutilan
(sic) por culpa de la ministra Irene Montero (sic). Una España incapaz de
plantarle cara a los comunistas de la China (sic) ni de exigirle
responsabilidades por el virus con el que nos han atacado (sic). Sic, para
quien no lo sepa, significa en latín que, aunque no te lo creas, son
declaraciones reales por parte del hombre que considera que vestir con seis
tallas menos es ir bien vestido al Congreso. Y, tras Abascal, turno del
presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Una intervención larga para desesperación
de Ramón Tamames, que ya advirtió durante las negociaciones con Vox que él come
a las doce y media. Sánchez aprovechó la primera moción de censura de la
historia en la que el candidato no era un candidato y su programa alternativo
no existía para presentarse él mismo como candidato a la reelección y hablar
del programa de gobierno vigente. En su intervención, el presidente, que lo
seguirá siendo tras la votación de mañana, acusó al Partido Popular de cobardía
por abstenerse ante el Circo del –cara al– Sol y definió a Vox de un modo
original. Según él, la ultraderecha es la encargada de dar sabor y color de
forma artificial a lo que piensa el PP, así que el Sánchez más Comedy Central
los definió como “el glutamato de la derecha”, para desesperación de quienes
nos dedicamos al chascarrillo en redes, dolidos por el intrusismo laboral.
Y continúa explicando
Gerardo Tecé: “Hechas las presentaciones, turno al fin para Tamames, corbata
rosa con estampados, chaleco de padrino de boda bajo la chaqueta y protagonista
absoluto de este enrevesadísimo capítulo de Cuéntame en el que los guionistas
se fueron de juerga y entre copas y cocaína parieron que un referente del
comunismo español acabase sus días liderando lo que quedaba de tropa
franquista. El discurso de Tamames ya lo conocíamos. No por previsible, que
también, sino porque días atrás fue filtrado de principio a fin a la prensa. Es
decir, que ya lo habíamos leído. Es decir, que por mucho que disimulásemos, si
a esas horas seguíamos frente a la tele era por el bacalao. Que tu discurso sea
público antes de pronunciarlo es una faena y también la consecuencia lógica de
haberlo escrito junto a Sánchez Dragó. Si la incontinencia verbal del escritor
le impidió guardarse para sí mismo sus aventuras sexuales con niñas menores de
edad, como para no ir contando cuando folla en el Congreso con fascistas
adultos. Si hay un pero que ponerle a este circo que generosamente ha
organizado la ultraderecha para disfrute de los amantes del buen bacalao es que
no se hayan atrevido a ofrecérselo directamente a Dragó, que seguía el debate
desde la tribuna no sin la esperanza de que a su amigo le diese un parraque y
alguien desde la bancada de Vox gritase si había algún intelectual en la sala
que pudiese salvar España. El discurso de Tamames fue breve. Además de por lo
de comer a las doce y media, porque aquello no era más que el imaginario de Vox
–da para lo que da– aliñado con algún cultismo que justificase la presencia del
señor Tamames en el escaño de un Abascal que, a su lado, buscaba en Google en
qué equipo jugaba el Montesquieu al que el invitado había hecho referencia.
Tamames, esperanzado en que el Congreso fuese un lugar acogedor en el que lo
primero es la cortesía con los invitados, quiso orientar la cosa hacia el
almuerzo despidiéndose con un ‘lo dejo ya, que ya van tres discursos y estamos
todos un poco cansados’. Si llega a saber que la cosa se iba a ir hasta más
allá de las tres de la tarde hubiera vuelto a pagar la cuota del PC con tal de
que desde Vox no lo llamasen”.
Tamames, perdido y desorientado, en las Cortes.“La respuesta de Sánchez
a Tamames fue el momento más delicado de la jornada del martes –finaliza Tecé–. De hecho, para eso había llevado Vox
a ese nonagenario escudo humano al que no puedes responderle como si fuera Abascal.
¿Con qué tono te diriges a él sin parecer agresivo? ¿Cómo surfear la posible
condescendencia que aquel tipo de otra época producía en el Congreso actual?
¡Dos de bacalao para la mesa cinco! Aquello necesitaba de un movimiento
quirúrgico y Sánchez lo hizo. Supo mezclar bien la dosis de confrontación
política con un tono de respeto logrando desactivar así los argumentos del
invitado sin rozar el terreno de la agresividad. Tamames, desesperado por la
hora y pico de nueva réplica, estuvo a punto de fingir un desmayo para que la
presidenta decretase un receso o sacase unos quesos y picos. Aún le quedaba
otra hora y media. Era turno de Yolanda Díaz, probablemente la mejor
intervención de la jornada. Dice un amigo gallego que, al contrario que a
Feijóo, a Díaz le vino bien viajar lejos de Galicia. Aquí gritaba, en Madrid es
una apisonadora tranquila. Lo volvió a ser. Más allá del dato –señor Tamames,
lo voy a enterrar en datos–, Díaz fue capaz –y Tamames así lo detectó
sabiamente– de lanzar su candidatura para las próximas elecciones en un
discurso en el que le explicó al invitado de Vox en qué siglo estábamos. Díaz
hizo una defensa de los logros del actual Gobierno que acabó siendo una moción
de censura contra unas derechas que, en el caso de Feijóo no estaban, y en el
de Vox se habían escudado en un señor mayor que interpretó a la perfección una
visión y una imagen de la sociedad que pertenece ya al pasado. Mañana acaba el
circo. Quien fuera referente de las libertades en España se irá a casa
convencido de haber protagonizado una última página de oro. La derecha suele
decir que todo tiempo pasado fue mejor. En el caso de Tamames, aciertan de
pleno”.
Momentos más acalorados de la moción. Tal como estaba previsto,
la moción de censura de Vox no consiguió los apoyos suficientes y el Congreso
de los Diputados rechazó al candidato Ramón Tamames, tal y como los grupos
habían ido anunciando en sus intervenciones. Con 345 votos contabilizados, 53
diputados votaron a favor de la moción, frente a 201 en contra y 91
abstenciones. De esta manera, se cumplía el guion previsto, incluida la
abstención del Partido Popular, que había confirmado su portavoz, Cuca Gamarra.
Una moción solo apoyada por 53 diputados –los 52 de Vox y el exdiputado de
Ciudadanos, Pablo Cambronero, que se pasó al Grupo Mixto en 2021–. En contra votaron 201 diputados del PSOE, Unidas
Podemos, ERC, Ciudadanos, PNV, Bildu, Junts, PDeCAT, Más País, Compromís, CC,
CUP, BNG, PRC y Teruel Existe, y por la exdiputada de Podemos, Meri Pita, que
se pasó al Grupo Mixto. Se abstuvieron un total de 91 diputados del Partido
Popular y de sus aliados de Foro y Navarra Suma. “Yo me voy muy satisfecho y
agradecido”, concluyó Tamames. Pero la iniciativa de la ultraderecha fracasó
con 201 votos en contra, solo 53 a favor y 91 abstenciones, entre ellas las 88
de los diputados del PP. A las 12 y media del miércoles, acaba a la votación.
Tamames
se despide del Congreso posando con los diputados de Vox y gritando '¡Viva la
moción, viva don Ramón!'
Tamames se despide del
Congreso posando con los diputados de Vox y gritando “¡Viva la moción, viva don
Ramón!”. El candidato de la fallida
moción de censura de Vox se despidió el miércoles del hemiciclo del Congreso
posando para una foto de familia con los diputados de la formación de Santiago
Abascal al grito de “Viva España” y “Viva el Rey”. Tras la votación, Tamames se
quedó sentado durante unos minutos en el escaño cedido de Abascal. Los
diputados de Vox aprovechan para acercarse y despedirse del veterano
economista, al que agradecieron el haber aceptado la oferta del partido y le felicitan
por sus intervenciones en los dos días de debate. Después, todos ellos posaron
junto al candidato en una foto de familia en el centro del Salón de Plenos.
Tamames lo hizo levantando su bastón con la mano derecha y todos respondieron a
los vivas a España y al Rey que un afín profirió desde la tribuna de
autoridades.
Alberto Núñez Feijóo.Al día siguiente, el
presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, aprovecha
su presencia en Bruselas para cuestionar al Gobierno. El líder del PP llega a
poner en duda que el Ejecutivo de Pedro Sánchez esté en condiciones de asumir
la presidencia rotatoria de la UE y la reforma de las pensiones pactada con la
Comisión Europea. Prefiere no hablar de actualidad en general. Tampoco tiene
nada que decir sobre por qué su partido se ha abstenido en la moción de censura
de Vox que él mismo califica de “esperpento”. Dice que se ha “abstraído” de
este asunto y califica la reciente moción de censura presentada por el líder de
Vox, Santiago Abascal, como un “esperpento político”. Según él, el apego al
cargo es “el único pegamento de la coalición rota” del Gobierno. El presidente
del PP asegura que la mayoría de los españoles considera que esta moción ha
sido una “pérdida de tiempo” para insuflar aire a Pedro Sánchez. En su opinión,
España merece pasar página y volver a la “política seria”, por lo que se
compromete a ofrecer un país normal, con política de adultos frente a “juegos”
que desprestigian las instituciones. Feijóo afirma no compartir esta forma de
hacer política y asegura haberse abstraído para reconstruir la imagen
institucional de España. Según él, lo que se vivió en el Congreso fue un
espectáculo impropio que desprestigia las instituciones. Advierte de que su
partido “no va a facilitar apuntalar al Gobierno ni hacer seguidismo de otros
partidos” y que la verdadera moción será el próximo 28-M, en referencia a las
elecciones autonómicas y municipales de ese día de mayo. “No es momento –resume– de trincheras, de
muros ni de bloques, sino de puentes y de salir del estancamiento, crisis
institucional y social que atravesamos”. De lo que sí habla Feijóo
es de las pensiones en Francia, pero también con un argumento muy raro: dice
que la reforma decretada por Macron es mejor que la que Pedro Sánchez ha
pactado con sindicatos y Bruselas. Y lo dice en el día de manifestaciones más
intensas en Francia.
Otras imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:
Foto de Ramón Tamames, en su entrada a las Cortes.Moción de censura de Vox
contra Pedro Sánchez, por la que la ultraderecha presentó a Ramón Tamames, un
antiguo comunista de casi 90 años, como presidente del Gobierno, sabiendo de
antemano que no iba a salir elegido.
El Programa alternativo
de Vox en la anterior moción de mensura fue nulo, absurdo, incompatible con la
UE y los DDHH. El de esta, de la mano de Tamames, no es más que una ampliación
surrealista de unas ideas caóticas, casposas y en declive. Ajenas a la
realidad. Un ridículo más de un grupo patrocinado por ciertas élites para intentar
mantener privilegios arcaicos. (Skakeo Fa Zine).
Se acabó la pantomima
ridícula de la moción de Tamames. A bote pronto, lo que hemos sacado es: ver a
Tamames quejarse de lo que hablan los demás. Para qué igualdad si ya tenemos a Isabel
La Católica… ¡Ah, y que no se grite tanto que lo despiertan! Que él respeta a
las mujeres porque él tiene abuela, madre y esposa... que es la que manda en su
casa (normal, es la que ‘trabaja’). Del resto, poco que destacar....
Carlos Santos escribe en La
Libreta Colorá, y cuenta A Media Mañana (RNE): “El Show Tamames se ha
ajustado escrupulosamente a las expectativas y ya va camino del desván, para
quedarse en el baúl de las extravagancias parlamentarias, sin el menor efecto
real en la vida de los españoles ni en la evolución de su mapa político. Si
acaso, se recordará como el día que aprovechó Yolanda Díaz para presentar sus
credenciales o el día que comenzó su declive el grupo de extrema derecha que
propuso a Tamames como candidato, con la inspiración nada divina de Sánchez
Dragó, que contempló el espectáculo desde la tribuna del Congreso. La mitad de
los votantes de ese grupo no han entendido nada de nada, dicen las encuestas, y
hoy deben de andar desconcertados, al ver como sus diputados aplauden y votan
con entusiasmo a un comunista arrepentido, pasado de vueltas, alejado de la
realidad actual y puntito destroyer. Mientras tanto el presidente Sánchez, a
quien pretendían debilitar con esta iniciativa, afronta el tramo final de la
legislatura con el mismo apoyo parlamentario con que la empezó y podrá presumir
en la Unión Europea, cuya presidencia asume dentro de tres meses, de superar
las mociones de censura con mucha más holgura que el francés Macron. Esa es,
por cierto, la razón por la que el PP de Feijóo ha decidido abstenerse, en
lugar de votar en contra, como parecería lógico y como hizo el PP de Casado en
la primera censura presentada por Abascal. Feijóo no quiere hacerle a Sánchez
el regalo de que gane una votación con trescientos votos a favor. Bastante
regalos le han hecho ya quienes presentaron la moción, piensa el gallego, que a
buen seguro conoce los riesgos de su jugada: la abstención lo arrima un poco
más, objetivamente, a esa extrema derecha de la que pretende alejarse. De todos
modos, eso ya importa poco. Todo el mundo sabe que las próximas mayorías se van
a jugar en el canto de un duro y que aquí a nadie le da ya miedo ningún pacto”.