El mensaje de Andrea Bocelli.
Andrea Bocelli es uno de
los italianos más polifacéticos del mundo. Es cantante, músico,
multiinstrumentista, escritor y productor musical que quedó completamente ciego
a los doce años, tras haber sufrido un accidente deportivo. Después de actuar
por las noches en bares de piano y competir en concursos de canto locales,
Bocelli firmó su primer contrato discográfico con Sugar Music. Alcanzó la fama
en 1994, ganando la sección de nuevos talentos del 44.º Festival de la Canción
de Sanremo interpretando «Il mare calmo della sera».
El tenor de fama mundial acaba
de transmitir un poderoso mensaje que dejó atónitos a algunos de los más ricos
e influyentes del planeta — y luego respaldó sus palabras con acciones. En una
lujosa gala de etiqueta en Manhattan, rodeado de multimillonarios, copas de
champán y egos lo suficientemente grandes como para llenar una sala de
conciertos, Bocelli subió al escenario para aceptar un Premio a la Trayectoria.
Pero en lugar de pronunciar el educado y predecible discurso que todos
esperaban, la leyenda italiana habló desde el corazón.
Bocelli no agradeció el
gesto a los patrocinadores, ni habló de la fama, ni ofreció un ensayado
mensaje. En cambio, miró a un salón repleto de las personas más acaudaladas del
mundo — incluyendo a Mark Zuckerberg y varios magnates de Wall Street — y
declaró: “Si han sido bendecidos con riqueza, úsenla para bendecir a otros. Ningún
hombre debería construir palacios mientras los niños no tienen hogar. Si tienen
más de lo que necesitan, en realidad no les pertenece — le pertenece a aquellos
en necesidad”.
El recinto entero quedó
en silencio. Según testigos presenciales, Zuckerberg y otros multimillonarios
de la tecnología permanecieron inmóviles — sin aplaudir, sin sonreír — guardando
un silencio incómodo mientras las palabras de Bocelli resonaban en el salón. Por
supuesto que no aplaudieron. La verdad incomoda. Porque Bocelli no hablaba
desde la envidia — hablaba desde la responsabilidad.
Y no se detuvo en las
palabras. Esa misma tarde, la Fundación Andrea Bocelli anunció una donación de
10 millones de dólares para construir escuelas, hospitales y viviendas en
comunidades empobrecidas de África y el Mediterráneo — demostrando que la
compasión no solo se canta, sino que se vive.
Mientras los
multimillonarios persiguen el lujo y los aplausos, Bocelli le recordó al mundo
que la verdadera grandeza no se mide por lo que acumulas — sino por lo que das.
En una era donde la codicia se glamoriza y la generosidad se olvida, el maestro
usó una vez más usó su voz — no solo para cantar, sino para despertar
conciencias.
(Tomado del muro de
Mariana Casas).

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