lunes, 29 de enero de 2007

29 de enero. En torno a la actualidad.

Hay quien sigue obcecado en reprocharme la ausencia de temas actuales en este diario. Aviso, una vez más, a navegantes desorientados. Este no es un diario, ni público ni privado, de la actualidad vigente. Hago hincapié en que, salvo en algunas ocasiones en que el caso lo requiera, como la muerte de Kapuscinski, en que me permití escribir sobre la desaparición del excepcional periodista, este diario no se basa en la novedad diaria sino en la experiencia de un periodista quien, en lugar de perseguir la noticia, toma su tiempo –casi seis años– para descifrarla, destriparla y ver cómo afecta a quien la describe. De hecho, fue escrito a inicios de este siglo. Lleva, por tanto, un retraso con respecto al momento presente y quién sabe cuánto tiempo respecto al futuro.

Insisto en que ni he intentado engancharme a la locomotora del presente ni ese supuesto retraso chirría en el mundo que me ha tocado vivir. Pero muchas de las observaciones de este periodista en paro no sólo podrían mantenerse en la actualidad, sino que, tal vez, seis años más tarde, no hayan perdido su vigencia.

Con ello no quiero, lo advertía en la presentación de este diario, que las opiniones expresadas, se queden un tanto en otra onda, desfasadas por completo. Pero considero que la actualidad de la que muchos viven esclavizados y de la que el periodismo hace su bastión de proa, es el tiempo más engañoso que existe. Es la excusa preferida por la derecha para no tener que enfrentarse a unos hechos del pasado. Recordar los viejos tiempos les produce urticaria. Sobre todo cuando es un pasado que puede comprometer su presente. En cambio, la izquierda ha intentado hurgar sobradamente en el ayer. Probablemente hasta llegar al poder. Sólo entonces parte de ella prefiera alienarse con la derecha. Todo depende del lugar en donde estemos, de cómo y quién mire el pasado y cómo se enfoque el futuro.

Cierto que muchos hechos del presente parecen nuevos y son mostrados como únicos e irrepetibles. Pero ¿quién sabe si no son los mismos de ayer, presentados bajo otros formatos o que incluso mañana no puedan repetirse?. Las circunstancias son múltiples y singulares, pero la historia es una eterna repetición que nunca deja de comenzar ni de terminar.

No sé si me he expresado con la suficiente claridad y corrección. En todo caso, quisiera conocer vuestra opinión, como personas del presente, sobre este diario que continuará apareciendo regularmente dos, tres, cuatro veces por semana o las que hagan falta, mientras me sienta unido de alguna manera con mis lectores. De esta manera, pienso seguir expresando lo que un periodista en paro discurre en su inopia y justeza de medios económicos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo cuando consigo evadirme un rato de las presiones del día entro a seguirte. Creo que el mundo no ha cambiado mucho en estos 6 años. Un saludo

Anónimo dijo...

De acuerdo con Joan Crales. Sigue, please, Santiago

Anónimo dijo...

Santiago,sigue así, no todo en esta vida es seguirle el rollo a la mayoría. un Beso desde Ibiza.

Anónimo dijo...

Me cago en los muertos de los que te han dejado en una situación así. Dame nombres y los follo. Te lo dice El Cagadios.