viernes, 15 de abril de 2011

Música desde Colmenar para el Barça y el Real Madrid.


Ayer noche, en el telediario de TVE-1 de las 21 horas, emitieron el vídeo de la Banda Sinfónica de Colmenar Viejo, grabado anteriormente el pasado día 5 en el Estadio Alberto Ruiz de Colmenar. Duraba un minuto –30 segundos para el Real Madrid y 30 para el F. C. Barcelona– y ello supuso el tocar casi continuamente las dos piezas durante más de dos horas. Nos lo pidieron para emitirlo con motivo de la final de la Copa del S. M. el Rey que se jugará el próximo miércoles, a las 22 horas, en Valencia. Interpretamos tanto el juego del Real Madrid como del F. C. Barcelona. Aunque, en el momento de grabarlo, ignorábamos cuál era para el primero y cuál para el segundo. Se nos dijo que ambos podían servir para cualquiera de los dos. Algunos apostamos por uno o por el otro, dependiendo del grado de pasión que cada componente de la banda tenía por el Madrid o por el Barcelona.

La cita para la grabación fue a las 19 horas, 30 minutos, con traje y corbata amarilla. Nuria Ramos, una presentadora de TVE, nos aguardaba en el campo con un cámara y otra ayudanta. Nos recordó que se trataba de un vídeo promocional entre artístico y deportivo que se emitiría días antes del partido. El vídeo debía de tener una parte informativa-deportiva y otra musical, tratando de compaginar las dos caras del encuentro. El número de los espectadores que presencian este partido por televisión podía alcanzar una cifra récord y nuestra tarea era ponerle música al espectáculo. Para ello, nuestro director, Miguel Ángel Grau Sapiña, nos dirigiría por espacio de treinta segundos en los que interpretaríamos un extracto de La Batalla de Rande, sinfonía número 2, de Juan-Gonzalo Gómez Deval. Se trataba de la II parte (La flota Anglo-Holandesa). Treinta y dos compases magistrales que inspiraban una escena de la flota en altamar con las velas al viento. La segunda parte de nuestra intervención era con la Divina Comedia, compuesta y arreglada por Robert W. Smith. Eran 27 compases de la Ascensión que mantenían la tensión hasta el final y representaban la manera de jugar del otro equipo. Pero ¿cuál de las dos piezas era la que presentaba al Barcelona y cuál la del Madrid? Personalmente, entre las dos composiciones elegidas, me quedaría con la segunda y, si fuera del Barcelona –lo cual no quiere decir que sea del Madrid– estaría orgulloso de representarla. Pero los músicos –aunque hay en la banda muchos culés y otros del Madrid– no debíamos identificarnos con ninguna de las dos y debíamos interpretarlas con igual ímpetu y solemnidad.


Esto era, en teoría, nuestro trabajo en el vídeo que comenzó a las ocho menos cuarto y finalizó casi a las diez. Más de dos horas en las que no paramos más de unos minutos entre cada pieza, machacadas ambas hasta el aburrimiento, mientras el cámara no paraba de filmarnos. En las primeras tandas, tomadas con luz natural, estábamos cerca de una portería hasta que, adaptándonos a la luz del sol que agonizaba, decidieron que era mejor tomarnos desde un lateral. Ello nos obligó a cambiamos de posición, y seguimos tocando como condenados, aunque la música no representaba ni el infierno, ni el purgatorio, ni el paraíso de Dante, sino la ascención. Tocamos en tensión hasta la extenuación, mientras cierto tedio y cansancio comenzó a reflejarse en los músculos labiales.


Hacia las nueve de la noche, en cuanto se fue el sol y encendieron los focos del estadio, proseguimos con la divina comedia, mientras el cámara no dejaba de tomar vistas parciales y generales y los vecinos de los edificios colindantes cerraban las ventanas, intentando no oír por más tiempo el estruendo provocado desde el campo. Al final, hasta Nuria se subió al estadio con la batuta que el director le ofreció, intentando dirigirnos sin conseguirlo. No es tan fácil llevar el compás correctamente. Espero que los espectadores que contemplen este vídeo por TVE-1, sean del Barça, sean del R. Madrid, lo disfruten tanto como el partido. Porque lo importante, según dicen, no es ganar ni perder, sino participar, aunque sea a distancia y arremolinados ante la pantalla de la televisión casera.

2 comentarios:

migramundo dijo...

Interesante, aunque parece que plúmbea sesión. Espero que al menos haya sido satisfactoria. Saludos.

Santiago Miró dijo...

Nos divertimos, Guillermo, eso sí. Y fue una experiencia que creo que valía la pena tener.

Santiago