miércoles, 22 de febrero de 2012

La “furia policial” y los antidisturbios barren Valencia.

Botín incautado por los antidisturbios en sus actuaciones del lunes: peligrosísimas escuadras y cartabones, calculadoras, cuartillas y lápices mostraban las feroces armas utilizadas por los estudiantes.


Yo también llevo armas: Esta es la mía. Un libro”, le espetó un manifestante a un antidisturbio.








El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconocía ayer por la mañana que la actuación policial en Valencia, cuyo saldo es de 43 detenidos, tal vez hubiera sido excesiva: “Estoy al lado de la Policía pero actuaré en consecuencia si ha habido alguna actuación particular excesiva”. En todo caso, parece justificarlos al declarar que “se infiltraron grupos violentos minoritarios muy bien organizados que crearon los problemas de orden público”. Sobre las declaraciones de Antonio Moreno, Jefe Superior de la Policía de Valencia, quien calificó a los manifestantes de “enemigos”, muestra su desacuerdo: “Entiendo lo que quería decir pero no ha estado afortunado a la hora de expresarse. Entiendo que es un lapsus lingue y que errare humanum est”.

Jorge Fernández Díaz aseguraba que, cuando por la mañana habló de “excesos” se refería “de manera muy especial a los que cometen los radicales y violentos que aprovechan determinadas circunstancias para hacer cosas que no deben”. Alberto Ruiz-Gallardón, ministro de Justicia, apoyó la postura del PP al estimar que “no sería ecuánime hacer un discurso de equiparación” entre la actuación policial y los comportamientos violentos. A su juicio, esto sería “devaluar” la labor de los agentes. El ministro calificba de “ejercicio de violencia” el comportamiento de los manifestantes; “violencia contra aquellos [los agentes de Policía] que garantizan nuestra libertad”. Y aseguraba que los agentes habían sido “agredidos”. Por su parte, el presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, acusaba a los estudiantes de desarrollar “violentas manifestaciones” con la intención de “desestabilizar” y “desvirtuar” el estado de Derecho. Instaba, además, a “evitar un efecto llamada”, tras acusar a los manifestantes de “no respetar el derecho a la manifestación tranquila y pacífica”.

Pero lo que no pudieron cambiar los responsables de estos incidentes fue la lamentable actuación policial que se puede contemplar en la serie de vídeos aparecidos en Internet. En ellos se ve perfectamente cómo los antidisturbios disuelven a porrazos las concentraciones de estudiantes, convocadas precisamente para protestar contra la violencia policial así como las numerosas detenciones practicadas. Las asociaciones de padres y el profesorado del Instituto de Educación Secundaria Lluis Vives, foco de las protestas contra los recortes educativos, denuncia la “furia policial” de los antidisturbios, sostenida por las autoridades. Los abusos policiales contra adolescentes, adultos y periodistas, son evidentes en los mencionados vídeos, así como el lenguaje belicista de Antonio Moreno, jefe superior de Policía de Valencia, quien, preguntado por el número de agentes desplegados, contesta: “No puedo revelar al enemigo cuáles son mis fuerzas”. ¿Es razonable que la máxima autoridad policial se refiera a los estudiantes como “el enemigo”? Minutos después de las cuatro de la tarde de ayer, mientras en Valencia crecía la masa de manifestantes contra los recortes educativos y en protesta por las desproporcionadas cargas policiales ordenadas por el poder político, los diputados de IU y de ERC se erguían en el hemiciclo mostrando la pancarta: “Valencia: Yo también soy el enemigo”.

Pese a que la Policía cree que su actuación fue “impecable”, el SUP (Sindicato Unificado de Policía) considera “un grave error” la orden de cargar contra los manifestantes y pide la dimisión de la delegada del Gobierno si se demuestra que la actuación policial ha sido “excesiva”. La actuación salvaje de los antidisturbios quienes, más que deshacer la manifestación la expandieron por doquier, nos recuerda la represión franquista contra los manifestantes de otros tiempos. Y todo por protestar por algo “tan zafio, insignificante y justo” como pedir calefacción para el Instituto Lluis Vives. En lugar de calefacción, Paula Sánches de León, la delegada del Gobierno, les mandó el batallón de antidisturbios que los calentó a base de porrazos. Entre los detenidos y agredidos, había seis niños menores de edad. Unos 400 estudiantes y profesores de la Facultad de Historia de la Universidad de Valencia se encerraron en protesta por estas actuaciones policiales. Los estudiantes acordaron no abandonar las protestas en la calle hasta que la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Paula Sánchez de León, abandone su cargo. Las manifestaciones contra la carga policial se extendieron ayer a toda España.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y más en paro que vas a estar si no contrastas las fuentes. Algunas de las fotos que pones son de otra epoca, la del libro concretamente es de las manifestaciones de Chile del año pasado y la de lo incautado por la policia, perdona que me ria....