jueves, 1 de agosto de 2024

Las “inhumanas” condiciones del centro de extranjeros de València.

 

Varios reclusos en una de las celdas del CIE de Zapadores.

El improvisado 'documental' clandestino de R. Y., un venezolano con VIH que ha pasado un mes encerrado en el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de Zapadores y publicado el pasado 25 de julio, en ElDiario.es, muestra las condiciones “inhumanas” a las que están sometidos. El venezolano de 33 años grabó clandestinamente varios videos con su teléfono móvil en los que muestra con todo lujo de detalles las condiciones reales de las instalaciones de uno de estos polémicos recintos. En ellos se ven duchas con goteras que filtran “aguas negras”, baños sucios e impracticables, comida de aspecto dudoso, celdas oscuras con varias literas y, en general, un ambiente puramente carcelario. Para muchos de estos inmigrantes su encierro en este recinto policial, anexo a la Comisaría de Zapadores, precede a una incierta y triste deportación. “Esto es peor que Guantánamo”, exclama un interno argelino en una de las escenas.

Los videos retratan por primera vez sin filtros la vida cotidiana en un CIE español. R. Y., documentalista accidental, grabó a escondidas las imágenes varios días distintos durante su encierro, que comenzó el pasado 13 de noviembre. El inmigrante —con VIH, sin pasaporte, con pareja en España y residente en Madrid desde 2015— denunció que este jueves le llegó la notificación de expulsión.  R. Y. continúa filmando esta suerte de documental y entra en varias celdas. “Dicen que no es una cárcel, pero, mira, vivimos como en una cárcel”, afirma irónicamente sin perder nunca el buen humor. “Aquí estamos todos privados de nuestra libertad, sólo por una única cosa: infringir la ley de extranjería”, apostilla mientras recorre varias celdas. Un chaval aparece sentado en una litera con una pierna vendada: “no se le da el tratamiento médico necesario, esto es una locura”, comenta la voz en off de R. Y., quien se lleva bien con todo el mundo.  “Dice ser un centro de internamiento pero esto es una cárcel, nos encierran por las noches, nos tratan como si fuéramos animales, la comida es una mierda, los baños son una asquerosidad”, exclama el venezolano ante unos internos que permanecen en su celda.  “Tres baños para cien personas”, grita otro interno. “Es un puto trato inhumano y aquí nos obligan a estar hasta la deportación”, exclama indignado el venezolano.

En el comedor, entrevista a varios internos latinoamericanos sobre la alimentación que ofrece Zapadores. “Una comida muy mala que ni los cerdos se pueden comer, es un insulto”, comenta un dominicano recién llegado de Madrid. Aseguran que solamente les dan una botella de agua mineral de litro y medio para cada mesa con cuatro asientos. “La comida es fría, muy mala y repiten siempre la misma”, abunda el dominicano. Unos argelinos que están charlando en corro saludan a la cámara puño en alto: “Libertad”. “Insha'Allah, estamos esperando”, dicen.  En otros videos un joven vomita sentado en una sala y dice que le “quema el estómago”. Tras una puerta enrejada aparece a unos metros un agente de policía sentado en una silla. “Y nada de médicos, mira al chaval ahí con dolor en el estómago”, dice otro interno indignado. En otro video, el joven sigue en aparente mal estado y parece que esperan a un médico. “Eso es la comida de aquí”, dice un interno sobre el aparente padecimiento del muchacho.

El perímetro está amurallado y el patio, vallado. Oficialmente, no es el patio de una cárcel pero el video muestra cómo viven los candidatos a la deportación tras las altas paredes de Zapadores, que dan a la avenida del Doctor Waksman de València. En cualquier caso, según el improvisado documental de R. Y., prisión y CIE resultan muy parecidos, casi calcados. El pasado verano, en este mismo recinto, hubo un suicidio, un presunto intento y dos autolesionados.

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