9 de abril. A Rouco se le rebelan los curas.
Rouco Varela, presidente de la Conferenca Episcopal.(Foto: Marta Jara)
El “Foro de los Curas” reprochó la presencia exclusiva de políticos del PP en esta Facultad eclesial: Gustavo de Arístegui, diputado y diplomático; Alfonso Coronel de Palma, Presidente de la COPE; Benigno Blanco, abogado y ex secretario de Estado; Carlos Clemente, ingeniero y ex senador y viceconsejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid. En la portada del programa, se aseguraba que el curso abordaría la actualidad “desde la razón iluminada por la fe”. Los curas del “Foro” ironizan que no se abordara desde la fe, “sino por la FAES”, la fundación del PP que preside José María Aznar. Se preguntan si se quería convertir a los sacerdotes madrileños, “no sólo en devotos votantes del PP, sino en sus agentes y propagandistas”. Y consideran que este hecho evidencia las conexiones entre el arzobispado de Madrid, dirigido por el cardenal Rouco Varela, y los dirigentes del PP.
Hace unos diecisiete meses, un centenar de sacerdotes madrileños se rebelaban contra al cardenal Antonio María Rouco Varela y formaban una plataforma. Sus objetivos más importantes: protegerse frente a las eventuales represalias y, sobre todo, “tener en la sociedad una voz distinta a la del arzobispo”, al que acusaban de “autoritario” y de estar “enfeudado con la derecha socio-política”. Entre los “cabecillas” de ese “Foro de Curas de Madrid”, Benjamín Forcano, Eubilio Rodríguez, Evaristo Villar, Carlos Barberá, Julio Lois y los curas de la parroquia roja de Entrevías, Álvaro Baeza y Enrique de Castro. El alejamiento de la jerarquía del pueblo llano, su enfeudamiento ideológico en sectores de la derecha socio-política, sus procedimientos autoritarios y su “escasa disposición para facilitar un diálogo real entre las distintas sensibilidades eclesiales” provocaron este “Foro de Curas”, cuyo fin era dar a conocer públicamente que “hay otras formas de vivir el Evangelio”.
En abril del 2007, Rouco Varela echaba de la parroquia de San Carlos Borromeo a Enrique de Castro, el “cura rojo” de Madrid. Le “acusó” de oficiar misas en vaqueros y de consagrar rosquillas –en lugar de hostias– que ofrecía a sus feligreses. En su iglesia admitía a musulmanes y ateos. Fue inculpado de “realizar una liturgia y una catequesis que no eran eclesialmente homologables”. Y el “cura rojo” y sus compañeros fueron llamados a “capítulo” ante un tribual inquisitorial.
A principios de marzo del 2008, Rouco Varela consigue de nuevo la presidencia de la Conferencia Episcopal. Además de haber cerrado la iglesia “roja” de Vallecas, a la que acudían el ex ministro Bono y concejal Zerolo como feligreses, el cardenal la convirtió en centro de ayuda a marginados. Además, supo ser el principal ariete contra el socialismo gobernante. Asistió a la manifestación contra la legalización de los matrimonios gays. Convocó la masiva concentración del 30 de diciembre, basada en defensa de la familia cristiana. Afirmó que el Gobierno era una amenaza para los "derechos fundamentales de las personas", y no dejó de repetir que España es una nación peligrosamente amenazada por el “laicismo fundamentalista del PSOE”.
Pero, pese a sus objetivos conseguidos, no se ha librado de los curas que se le rebelaron. El “Foro de Curas” denunció la política del arzobispado en la Facultad de Teología San Dámaso, en donde se organizaron cursos de formación del clero en los que dirigentes del PP se prestaron a colaborar. Allí, Mayor Oreja dijo que “padecemos dos ofensivas, la nacionalista y la laicista, de un laicismo radical, anticlerical, relativista, que pretende cambiar los valores que hasta ahora han sido patrimonio de la sociedad española”. Y Varela aseguró compartir este análisis.
En abril del 2007, Rouco Varela echaba de la parroquia de San Carlos Borromeo a Enrique de Castro, el “cura rojo” de Madrid. Le “acusó” de oficiar misas en vaqueros y de consagrar rosquillas –en lugar de hostias– que ofrecía a sus feligreses. En su iglesia admitía a musulmanes y ateos. Fue inculpado de “realizar una liturgia y una catequesis que no eran eclesialmente homologables”. Y el “cura rojo” y sus compañeros fueron llamados a “capítulo” ante un tribual inquisitorial.
A principios de marzo del 2008, Rouco Varela consigue de nuevo la presidencia de la Conferencia Episcopal. Además de haber cerrado la iglesia “roja” de Vallecas, a la que acudían el ex ministro Bono y concejal Zerolo como feligreses, el cardenal la convirtió en centro de ayuda a marginados. Además, supo ser el principal ariete contra el socialismo gobernante. Asistió a la manifestación contra la legalización de los matrimonios gays. Convocó la masiva concentración del 30 de diciembre, basada en defensa de la familia cristiana. Afirmó que el Gobierno era una amenaza para los "derechos fundamentales de las personas", y no dejó de repetir que España es una nación peligrosamente amenazada por el “laicismo fundamentalista del PSOE”.
Pero, pese a sus objetivos conseguidos, no se ha librado de los curas que se le rebelaron. El “Foro de Curas” denunció la política del arzobispado en la Facultad de Teología San Dámaso, en donde se organizaron cursos de formación del clero en los que dirigentes del PP se prestaron a colaborar. Allí, Mayor Oreja dijo que “padecemos dos ofensivas, la nacionalista y la laicista, de un laicismo radical, anticlerical, relativista, que pretende cambiar los valores que hasta ahora han sido patrimonio de la sociedad española”. Y Varela aseguró compartir este análisis.
El “Foro de los Curas” reprochó la presencia exclusiva de políticos del PP en esta Facultad eclesial: Gustavo de Arístegui, diputado y diplomático; Alfonso Coronel de Palma, Presidente de la COPE; Benigno Blanco, abogado y ex secretario de Estado; Carlos Clemente, ingeniero y ex senador y viceconsejero de Inmigración de la Comunidad de Madrid. En la portada del programa, se aseguraba que el curso abordaría la actualidad “desde la razón iluminada por la fe”. Los curas del “Foro” ironizan que no se abordara desde la fe, “sino por la FAES”, la fundación del PP que preside José María Aznar. Se preguntan si se quería convertir a los sacerdotes madrileños, “no sólo en devotos votantes del PP, sino en sus agentes y propagandistas”. Y consideran que este hecho evidencia las conexiones entre el arzobispado de Madrid, dirigido por el cardenal Rouco Varela, y los dirigentes del PP.
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