lunes, 14 de abril de 2008

14 de abril. Aquella bandera (republicana) frente a esa (nacional)

Jaume d'Urgell, cambiando la bandera nacional por la republicana el 14 de mayo del 2006.

Bandera republicana ante las Cortes.

La Segunda República española inició un día como hoy, el 14 de abril de 1931, su etapa de esplendor ideológico, con su bandera tricolor, que duró ocho años, hasta que el franquismo impuso la suya, de decadencia y descalabro político. Sesenta y nueve años después, cuando llega esta fecha en la recién inaugurada primavera, vuelven los recuerdos florecientes, enfrentados a viejas y caducas mentalidades aún vigentes.

Hace sólo diez días –dos meses y medio después del juicio oral–, se conoció el contenido de la sentencia del juicio contra Jaume d’Urgel, un pacifista, librepensador, republicano, ateo, internacionalista, demócrata y comunista, quien arriara, otro 14 de mayo del 2006, la bandera republicana en la fachada de un edificio público. Los hechos ocurrieron en el transcurso de una manifestación que reivindicaba el derecho a una vivienda digna y protestaba por el elevado nivel de precariedad laboral. D’Urgell sustituyó entonces la bandera nacional por la republicana y fue detenido y acusado de ultrajes contra la primera. “Si termina en la cárcel –dice un manifiesto de solidaridad, apoyado por centenares de firmas–, d’Urgell será un preso político más de la monarquía. Un preso republicano”. En el fallo, el juez absuelve al procesado del delito de “desórdenes públicos” que le imputaba la Fiscalía, pero le condena al pago de siete meses de multa –1.260 euros, a razón de 6 diarios–, al encontrarle culpable del delito de “ultrajes a España”.

El joven republicano ha manifestado su intención de no pagar la multa, al considerar que ello “supondría la aceptación de la pena y de los cargos”, lo que atentaría contra sus convicciones políticas. Según él, reivindicar sin-violencia el advenimiento de una democracia plena –aún cuando pueda hacerse a través de acciones puntuales de desobediencia civil pacífica–, no supone una ofensa al país. D’Urgell cita como ejemplo de ultrajes a España, la presencia del rey Juan Carlos en la sesión de apertura de la IX Legislatura, en el Congreso de los Diputados, prevista para el próximo 16 de abril –tan solo dos días después de la efemérides de la proclamación de la Segunda República Española–. “Eso sí es reírse de la ciudadanía, que sea un autócrata designado por un golpista (BOE 175, de 23 de julio de 1969), quien todavía en 2008, presida una sesión de nuestro Poder Legislativo”.

De mantener su voluntad de no pagar la multa, significaría que el activista republicano deberá cumplir 105 días en prisión (efectivos, pese a tratarse de una condena inferior a dos años y carecer de antecedentes penales). El ahora condenado, relaciona ambas causas –las reivindicaciones obreras y su apelación a la República– con el argumento de que “si todo el poder estuviera en manos del pueblo, otro gallo cantaría”, en alusión al déficit democrático que, a su juicio, acusan algunas instituciones públicas.

Coincidiendo con este aniversario de la República, ha empezado a publicarse el periódico electrónico “La Democracia” (www.lademocracia.es.), fundado por Emilio Castelar, en 1864, con idéntico propósito: Independencia editorial, política y empresarial; republicanismo a ultranza y pluralismo ideológico, abierto a todos, sin sectarismo. Jaume d’Urgell es el editor de este nuevo periódico. Existen planes para un lanzamiento en papel, que inicialmente se haría en Madrid y Barcelona, antes de finalizar el año.

En su blog “Cabila”, R. García Almazán hace una curiosa encuesta en la que pregunta: ¿Cuál cree que debe de ser la forma de Estado en España? Un 72 por ciento contesta: la República; un 17 por ciento, la Monarquía; a un 6 por ciento, le importa un pito; un 4 por ciento apunta la Dictadura y un 1 por ciento ni sabe ni contesta.

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