jueves, 9 de octubre de 2008

9 de octubre. Mallorca: la corrupción hunde la isla del PP.

La herencia de Jaume Matas, ex presidente del Govern Balear, está repleta de corrupciones.

Jaime Matas perdía el poder del Gobierno Balear en junio del 2007. Poco a poco, desde su estrepitosa derrota, las tramas de la corrupción han ido saliendo a la luz pública. De nada sirvieron sus promesas solemnes en el 2002 en las que ofrecía “una acción de orden moral”, reclamaba “principios y convicciones” y rechazaba “ajustes de cuentas”. Por el contrario, tras su hundimiento, su herencia se ha revelado repleta de agujeros negros financieros y de corrupciones, más deprimentes que las descritas en mi primer libro “Caciquismo y corrupciones municipales en las isla”, publicado en Mallorca en 1978, tres años después de la muerte de Franco.

En su última legislatura, Matas hizo muchas cosas buenas y malas. Entre estas últimas, duplicó la deuda de Hacienda, financió proyectos faraónicos como las autopistas de Ibiza (Pinchar al margen: “La Cicatriz), construyó una línea de metro que estuvo, tras su inauguración, diez meses parado por deficiencias de seguridad y mala ejecución, presentó una televisión autonómica (IB3) que acumuló 200 millones de deuda y una Operación House de Calatrava sobre el mar que resultó otro proyecto megalómano fallido. Con todo lo cual acumuló un lastre en los números de hacienda balear que durará décadas antes de conseguir la recuperación.

Algunos ejemplos ilustran lo dicho. Rosa Puig, la ex consejera de Presidencia de Matas, hoy diputada insular del PP, se escurre de sus responsabilidades con un “yo no he hecho nada” y “no lo sabía”. Con Matas, Rosa Puig despilfarró 300.000 euros públicos en un acto gubernamental de media hora en el que inauguró ante la Reina un centro para discapacitados que, 15 meses después, aún no funcionaba. Puig y Matas mostraron a doña Sofía un decorado de cine, una planta falsa habilitada para las cámaras pero consiguieron, eso sí, lo que querían, hacerse junto a la Reina la foto frente a la placa.

Hoy, los fiscales anticorrupción investigan a fondo y sacan, cada dos por tres, casos de corrupción provocados durante el reinado de Jaume Matas. El número de altos cargos del PP imputados, presos o condenados, no ha dejado de crecer desde la huida de Matas a los Estados Unidos: el caso de Andratx, el de Rodrigo de Santos, ex teniente de alcalde de Palma y coordinador de su campaña electoral en 2003, los de Juan Francisco Gosálbez y Damián Amengual en el escándalo del Consorcio Turismo Joven, quienes “idearon, planificaron y desarrollaron” una estrategia para “apoderarse de ingentes cantidades de dinero procedentes de los fondos públicos”, aprovechándose “de la falta total y absoluta de controles, la reciente “Operación Scala”…

Matas se largó de Mallorca y guarda un prudente silencio desde su oficina de alto ejecutivo en Washington, pero, en la isla, no dejan de aflorar sus desaguisados urbanísticos y caen las personas que él aupara como piezas de dominó. Y el PP balear se exculpa y expulsa a los sospechosos, implicados en un rosario de corrupciones. Todos ellos gozaban de la confianza y apoyo del que fuera presidente de la Comunidad Balear y ministro de con Aznar. En el PP, todos se acuerdan de él pero ya nadie se atreve a defenderlo a capa y espada. Los diversos casos de corrupción protagonizados por sus hombres empujan a su derecha a alejarse todavía más del mismo.

Mañana (y II) Último caso de corrupción: “Operación Scala”.

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