Algo se mueve en Cuba.
Raúl Castro (izquierda) con Carlos Lage (centro) y Felipe Pérez Roque Habana (derecha), en el 2007.
Fidel añade, sin mencionarlos por sus nombres, que Roque y Lage fueron apartados por su “papel indigno” por lo que su sustitución “no es una injusticia. El enemigo externo se había llenado de ilusiones con ellos”. Pérez Roque y Lage fueron sus asistentes personales y crecieron políticamente durante su casi medio siglo en el poder. Raúl ha reestructurado el gabinete que heredó hace un año su convalesciente hermano, colocando a sus propios hombres en puestos clave y aumentando el número de militares. No está claro qué papel jugará en el futuro Pérez Roque, una de las figuras más prominentes del Gobierno cubano, pero nadie espera cambios en las relaciones con Estados Unidos, en medio de fuertes expectativas de un acercamiento a Barack Obama, el primer presidente estadounidense dispuesto a dialogar con Cuba.
La salida de Pérez Roque, de 43 años, titular de Exteriores durante una década, se produce a pesar de una serie de éxitos en la política exterior cubana y en un momento en que el régimen está a la espera de los movimientos del nuevo presidente estadounidense con respecto a Cuba. Se espera de Obama que suavice el embargo aplicado a la isla desde hace más de 30 años. La propuesta de nueve congresistas en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para liberalizar el turismo de EEUU a la “perla del Caribe”, resume los nuevos aires de la Administración norteamericana. En el documento, “The Freedom to Travel to Cuba Act”, presentado en el Congreso el pasado 4 de febrero, se explica que “no sólo podrán viajar los cubanos residentes en EEUU por razones familiares, sino también cualquier turista estadounidense”. El presidente, “no controlará estos viajes, a menos que surja un conflicto armado”. Y los norteamericanos podrían visitar la isla libremente por primera vez desde 1963.
La apertura de los viajes supondría un gran cambio en las relaciones cubano-americanas. Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que entre 3 y 3,5 millones de estadounidenses visitarían anualmente Cuba. Se trabaja ya intensamente para sacar la isla de la lista de países acusados por EEUU de patrocinar el terrorismo (una patata caliente que ha caído en las manos de Hillary Clinton). El primer presidente negro de EEUU sabe que Cambiar de golpe una política de 50 años es, según Obama, una quimera, pero desmantelarla poco a poco, no. Sólo falta que, con su firma, comience a derribar el muro.
Otras iniciativas estarían preparadas, como los contactos científicos, culturales y deportivos y la colaboración técnica y empresarial, así como los intercambios académicos a través del programa Fulbright. Tanto en la Cumbre de las Américas, del 17 al 19 del próximo abril en Trinidad y Tobago, como en el Foro Económico Mundial de Davos, se hablará de un enfoque más positivo hacia Cuba y puede que, a lo largo de este mismo año, Barack Obama y Raúl Castro tegan más de un encuentro. Se dice insistentemente que todos los caminos, en los EEUU, llevan a La Habana. Y hasta en Florida, en donde vive el feudo del exilio más radical, un sondeo de Brooking Institution ha revelado, por primera vez, que el 55% de los cubano-americanos desea un cambio de política con la isla.
“Cambios sanos en el Gobierno”. Así calificaba Fidel Castro en la página web cubadebate la reestructuración del consejo de ministros cubano anunciada el pasado lunes por su hermano, el presidente cubano, Raúl Castro. Cambios que llegaron con la destitución de dos históricos del régimen: el titular de Exteriores, Felipe Pérez Roque, y el de Economía, José Luis Rodríguez, además del secretario del comité ejecutivo del Consejo de Ministros, Carlos Lage. La remodelación, anunciada en un comunicado por la televisión oficial, se produce mientras en Estados Unidos se intenta suavizar el embargo que Washington impuso a Cuba hace ya 45 años. La reorganización, sin precedentes, implica el cambio de 11 ministros y la fusión de cuatro carteras en otros dos nuevos ministerios, así como la salida del Gobierno de uno de los doce vicepresidentes del Consejo de Ministros, Otto Rivero.
Fidel añade, sin mencionarlos por sus nombres, que Roque y Lage fueron apartados por su “papel indigno” por lo que su sustitución “no es una injusticia. El enemigo externo se había llenado de ilusiones con ellos”. Pérez Roque y Lage fueron sus asistentes personales y crecieron políticamente durante su casi medio siglo en el poder. Raúl ha reestructurado el gabinete que heredó hace un año su convalesciente hermano, colocando a sus propios hombres en puestos clave y aumentando el número de militares. No está claro qué papel jugará en el futuro Pérez Roque, una de las figuras más prominentes del Gobierno cubano, pero nadie espera cambios en las relaciones con Estados Unidos, en medio de fuertes expectativas de un acercamiento a Barack Obama, el primer presidente estadounidense dispuesto a dialogar con Cuba.
La salida de Pérez Roque, de 43 años, titular de Exteriores durante una década, se produce a pesar de una serie de éxitos en la política exterior cubana y en un momento en que el régimen está a la espera de los movimientos del nuevo presidente estadounidense con respecto a Cuba. Se espera de Obama que suavice el embargo aplicado a la isla desde hace más de 30 años. La propuesta de nueve congresistas en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para liberalizar el turismo de EEUU a la “perla del Caribe”, resume los nuevos aires de la Administración norteamericana. En el documento, “The Freedom to Travel to Cuba Act”, presentado en el Congreso el pasado 4 de febrero, se explica que “no sólo podrán viajar los cubanos residentes en EEUU por razones familiares, sino también cualquier turista estadounidense”. El presidente, “no controlará estos viajes, a menos que surja un conflicto armado”. Y los norteamericanos podrían visitar la isla libremente por primera vez desde 1963.
La apertura de los viajes supondría un gran cambio en las relaciones cubano-americanas. Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que entre 3 y 3,5 millones de estadounidenses visitarían anualmente Cuba. Se trabaja ya intensamente para sacar la isla de la lista de países acusados por EEUU de patrocinar el terrorismo (una patata caliente que ha caído en las manos de Hillary Clinton). El primer presidente negro de EEUU sabe que Cambiar de golpe una política de 50 años es, según Obama, una quimera, pero desmantelarla poco a poco, no. Sólo falta que, con su firma, comience a derribar el muro.
Otras iniciativas estarían preparadas, como los contactos científicos, culturales y deportivos y la colaboración técnica y empresarial, así como los intercambios académicos a través del programa Fulbright. Tanto en la Cumbre de las Américas, del 17 al 19 del próximo abril en Trinidad y Tobago, como en el Foro Económico Mundial de Davos, se hablará de un enfoque más positivo hacia Cuba y puede que, a lo largo de este mismo año, Barack Obama y Raúl Castro tegan más de un encuentro. Se dice insistentemente que todos los caminos, en los EEUU, llevan a La Habana. Y hasta en Florida, en donde vive el feudo del exilio más radical, un sondeo de Brooking Institution ha revelado, por primera vez, que el 55% de los cubano-americanos desea un cambio de política con la isla.
Por su parte, la oposición insiste en que el nuevo ejecutivo cubano está más militarizado, más envejecido y demuestra la posición de poder de Raúl Castro.
Hoy, y en los próximos días, les ofreceremos unos interesantes vídeos sobre el programa “De Costa a Costa” de María Elvira Salazar. Un programa de información y análisis para todos los hispanos en los EEUU. Los Castros, sus testaferros, sus conexiones chilenas y la Inteligencia Cubana son denunciados y revelados por dos ex-oficiales del Departamento de Seguridad del Estado; uno perteneciente a la Contrainteligencia y otro de la Inteligencia: Delfín Fernández y Roberto Hernández del Llano.
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