¡Matemáticas en misa, ya!
El 25 de noviembre del 2005, en
la web de Ángel Petisme, cantante, poeta y compositor, salía publicado el
siguiente artículo que no ha perdido ni pizca de actualidad, pese a haber
transcurrido casi ocho años:
“Somos un grupo de docentes de
todos los niveles educativos que estamos muy preocupados por el bajo nivel
cultural en nuestra sociedad, los altos índices de fracaso escolar y la
proliferación de telebasura. Para salir de esta situación queremos traspasar
los muros de las escuelas, los institutos y las universidades, llevando la
cultura y la educación a ámbitos en los que hasta la fecha hemos estado ausentes,
en los que nuestra dejadez ha privado a muchos ciudadanos del derecho universal
a la cultura.
“Como primer paso, queremos
llegar a un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para que nos cedan un
diez por ciento del tiempo de las misas con el fin de que profesores
especialistas en las distintas disciplinas puedan llegar más fácilmente a los
creyentes mediante breves intervenciones didácticas. Estamos estudiando cuál
sería el momento idóneo para insertar en las misas contenidos científicos y
culturales, tal vez inmediatamente después de la consagración o justo antes del
padre nuestro. Está claro que algunos feligreses podrían, con razón, objetar
que ellos no tienen porqué aumentar sus conocimientos ni su cultura, ya que
acuden a misa con el sólo fin de orar y escuchar la palabra de Dios.
“Para solucionar este problema, y
aunque pudiera parecer inconstitucional, a la entrada a la iglesia les haríamos
rellenar un formulario para que manifestaran su preferencia por la religión o
la cultura. Una vez identificadas estas personas, podrían abandonar en el
momento adecuado la nave principal de la iglesia y reunirse en las capillas
laterales, la cripta o el salón parroquial. Con el fin de evitar agravios,
estas personas podrían recibir durante ese rato charlas de carácter no cultural
ni educativo pero muy relacionadas con los contenidos que se estén impartiendo
en ese momento al resto de los fieles desde el altar. Por ejemplo, los feligreses
que no quieran repasar la tabla periódica, estudiarán los efectos perniciosos
de los colorantes alimentarios, los que no quieran hacer ejercicios de
educación física podrán ver un documental sobre la obesidad, y los que no
quieran repasar los verbos irregulares ingleses podrían estudiar estadísticas
sobre la importancia de hablar idiomas en el mundo moderno.
“Los obispos nos han adelantado
que no habría problema en computar el tiempo de cualquiera de estas actividades
como tiempo equiparable al dedicado a escuchar la palabra de Dios, a la
oración, a la contemplación, la penitencia o a la caridad y en ningún caso
podrá discriminarse el acceso a la salvación eterna a los fieles en razón de
sus preferencias religiosas o educativas.
“Tampoco han puesto la más mínima
objeción a la aparente contradicción derivada de que el contenido de las misas
esté basado en la fe y las creencias, en contraste con la naturaleza científica
y académica de los contenidos que habitualmente impartimos en las aulas. En un
primer momento, las clases se impartirían sólo durante las misas obligatorias
de los domingos y fiestas de guardar, para más adelante extenderse a otros
actos religiosos de asistencia no obligatoria como bautizos, bodas, comuniones,
funerales, ejercicios espirituales, ordenaciones sacerdotales e incluso
ceremonias de canonización o beatificación.
“Pero, ¿de dónde saldría el
dinero para pagar al profesorado que trabaje los domingos? Sin duda alguna de
los donativos que los fieles depositan en los cepillos, del porcentaje de
impuestos destinados al sostenimiento de la Iglesia Católica
o, en general, de los presupuestos de la Iglesia. Para
garantizar la calidad de las enseñanzas impartidas, nuestra asociación
gestionaría directamente el dinero aportado por la Iglesia y con él
contrataría a profesores de sólida formación pedagógica y científica que se
encargarían de impartir las clases durante las misas.
“Naturalmente, dado el carácter
eminentemente laico de las clases, no dudaríamos en despedir fulminantemente a
aquellos profesores que no mantuvieran una coherencia laica entre su vida profesional
y personal haciendo cosas como casarse por la iglesia, acudir a misa
semanalmente o participar en cualquier tipo de actos religiosos.
“Finalmente, llevaremos nuestras
negociaciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas autoridades firmaríamos un
concordato que garantizara la continuidad de nuestra noble tarea docente en las
iglesias durante los años venideros.
“Te parece un disparate? ¿Te
parece difícil de conseguir? No es tan disparatado ni tan difícil. Ahí tenemos
el ejemplo de los acuerdos entre la
Iglesia y el Ministerio de Educación en torno a la asignatura
de religión y su alternativa. Al final han conseguido lo que nadie hubiera
creído posible. Entre tanto, puedes hacer llegar nuestra propuesta educativa a
docentes, padres, alumnos, políticos, sindicalistas, medios de comunicación e
incluso a las autoridades eclesiásticas. Tal vez así contribuyamos a que se
entienda mejor lo que está ocurriendo en relación con la enseñanza de la
religión en España en los centros sostenidos con dinero público”.
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