domingo, 4 de agosto de 2013

Cinco horas con Mariano.

 
Al iniciar el mes de descanso elegido por no pocos españoles, Mariano Rajoy acudió el pasado jueves, 1 de agosto, al Senado –al encontrarse la Cámara Baja en obras– para representar la última obra de Miguel Declives, “Cinco horas con Mariano”, en medio de una elevada expectación política y mediática y con una actualidad informativa bajo mínimos. Hace cinco años y cuatro meses (en febrero de 2009) que Bárcenas fue imputado en la trama Gürtel y, hasta ahora, el presidente del Gobierno no se había enfrentado a las preguntas de toda la oposición parlamentaria por el tema del extesorero. Hizo una intervención inicial en la que abordó tanto el tema económico como el de la presunta corrupción de su partido, para que no pareciera que quería esquivar el asunto que más interesaba a la oposición. Y, en contra de lo esperado, sí citó el nombre del extesorero y hasta pidió disculpas a los ciudadanos por haber confiado en él. Pero advirtió que ni ha cedido, ni cede, ni cederá al chantaje del exresponsable de finanzas del PP que él mismo encumbró y apoyó hasta hace poco. Fue la imagen exterior del Gobierno, en particular, y de España, en general, la que empujó definitivamente a Rajoy a la tribuna de oradores tras un mutismo alarmante del caso por su parte. La moción de censura con la que Alfredo Pérez Rubalcaba, cabeza de la oposición,  amenazó al presidente resultó ser la gota que colmó el vaso.  El jefe del Ejecutivo eligió el modo de defenderse, con una economía europea que, no hace un año, a punto estuvo de ser intervenida, cuyos bancos sí fueron rescatados –esta misma semana se supo que no habría devolución de las ayudas públicas de los mismos–, con una recesión en curso y con un paro desbocado. El verdadero temor del presidente y su equipo, como rezaba un texto del diario conservador alemán, Die Welt, es que se enquistara en el exterior y que España fuera un país de corrupción “endémica” como una “dictadura tercermundista”, por falta de confianza en el cerebro de un país democrático: sus instituciones. Según el Gobierno, asistimos “al final de la recesión y al inicio de la recuperación económica”. Sorprende, sin embargo, “la ingenuidad” de seguir considerando el turismo como la industria que sacará a España de la recesión. De Bárcenas confesó, al fin, que se equivocó al confiar en él. Pero que no le encubrió.
 
El presidente del Gobierno en el Senado habla  del caso Bárcenas: “Me equivoqué al mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merece”

“He solicitado comparecer en esta cámara  –dijo el presi en el la cámara del Senado– para ofrecer a los españoles las aclaraciones y explicaciones que creo necesarias para la actual situación que vivimos. Los diversos escándalos de corrupción concentran el mayor rechazo de los españoles. No haré la más mínima alusión a otros asuntos, no caeré en el ‘y tú más’. Hablaré sólo del caso Bárcenas, que implica a un extesorero del Partido Popular, actualmente en prisión, con delitos fiscales y con fondos cuyo origen investiga la Justicia”. Rajoy llegó a mencionar a Bárcenas en repetidas ocasiones. En la introducción, declaró que nadie le había movido a comparecer sino que había sido por iniciativa propia, para aclarar dudas de los diputados y para esclarecer la situación actual en referencia a las insinuaciones del caso Bárcenas. Apuntó que no le inquietaba la posible moción de censura que planteaba el líder de la oposición “porque es un instrumento democrático”, pero que le preocupaba el daño que se pueda hacer a la imagen de España. De Bárcenas, dijo que “era alguien de confianza en el partido, me fié de él y le apoyé. Me equivoqué al confiar en una persona equivocada. Me engañó, lo tenía muy fácil”. Pero rechazó dimitir. Luego, insistió: “Di crédito a Bárcenas porque era alguien de confianza en el partido. Me fié de él y le apoyé, como apoyaría a cualquiera que sufriera una persecución que yo creyera injusta. Me equivoqué al confiar en una persona equivocada, pero no encubrí a un falso culpable. Me engañó, lo tenía muy fácil porque yo no condeno a nadie de manera preventiva... El PP no ha llevado una doble contabilidad ni oculta ningún delito. Se han pagado sueldos y remuneraciones complementarias al cargo, como en todas partes”. Rajoy defendió que las acusaciones eran falsas, como las medias verdades o las interpretaciones de las medias verdades que empleara como cobertura. “Ya les adelanto yo que, en el PP, ni se ha llevado una doble contabilidad, ni se oculta ningún delito. Se han pagado sueldos y remuneraciones complementarias al cargo, como en todas partes. Es de justicia”. El presidente estuvo jaleado en todo momento por los suyos, pero, criticado por el resto de la cámara.

  Rajoy, durante su intervención para ofrecer su versión del caso Bárcenas.

Tras hacer un repaso por las últimas cifras económicas positivas, Rajoy mostró que no era justo que el esfuerzo económico se viera empañado por una acción concreta que estaba sacudiendo a España. “En esta situación –dijo–, irrumpe el llamado caso Bárcenas, objeto fundamental de esta comparecencia”. En su discurso en la cámara alta, el líder del Ejecutivo repitió que siempre había declarado todos sus ingresos, y que sus declaraciones de renta y patrimonio de los últimos diez años estaban a la vista de todo el mundo. Pidió que dejasen que los jueces trabajasen. “Lo único sensato que se puede hacer es dar tiempo al juez para que resuelva lo que proceda. A él le corresponde establecer la verdad”. Dirigiéndose a Rubalcaba, le espetó: “Yo no critico que se ejerza una oposición dura, incluso implacable, pero no me amenace, señor Pérez Rubalcaba, porque no se amenaza con los instrumentos de la Constitución Española. Es libre de emplearlos, si quiere hacerlo, pero no puede convertirlo en un instrumento de presión”. Comentó que él no vivía pendiente de las declaraciones de nadie, al contrario del propio Rubalcaba. Volvió a declarar que no permitiría que nadie dinamitase el enorme esfuerzo que se está haciendo para salir del estancamiento, porque no es admisible que nadie ajeno a los órganos parlamentarios dicte la política del Gobierno. Advirtió: “El Estado de Derecho no admite chantajes. Quédense tranquilos, la Justicia sigue su camino, y ni se ha producido ni se producirá ningún tipo de presión ni a la administración de Justicia, ni a la Agencia Tributaria, ni a los órganos judiciales”. Después de enumerar seis reformas que el Gobierno tiene en marcha, Rajoy se quejó de la dañina percepción de que todo, en la política, está perdido, principalmente “porque es falsa. Quienes se dedican a la política lo hacen al margen de intereses espúreos. Pueden ser corruptas las personas, pero no las ideologías, salvo las totalitarias. Es importante frenar este deterioro de la imagen de los políticos y las instituciones democráticas, porque podría hacer un daño irreversible al trabajo realizado por todos” Y terminó reconociendo su error y respondiendo con el rechazo a todas las acusaciones de Bárcenas. “Mantendremos con firmeza el rumbo del Gobierno, que se basa en dos valores: su programa de reformas y su estabilidad. Para nosotros es muy importante que no se quiebre la confianza en España, en su solvencia, su estabilidad, y su capacidad para salir adelante”.
 

El presidente del Gobierno citó unas 20 veces el nombre de Luis Bárcenas para asociarlo con la corrupción y para declarar su inocencia personal en todo este caso. Repitió que tuvo un error al creer en la inocencia del que fuera gerente del PP, alguien “infiel” y presunto delincuente. Admitido el error, Rajoy pasó al ataque, mirando a la bancada socialista: “Si hubiera que dimitir por cada información tendenciosa, ¿cuántos de ustedes seguirían en la Cámara?”. Rajoy siguió con sus disculpas, pero de una manera peculiar: “Di crédito al señor Bárcenas, una persona de confianza en el partido..., carecía de razones para dudar de su inocencia así que creí en él y le apoyé... lo hice hasta el momento en que, cuatro años después de iniciadas las investigaciones, llegaron cuentas desde Suiza a nombre de Luis Bárcenas... esto constituía un hecho ilegal que no concedía dudas. Cometí el error de creer a una persona como inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable”. Y porque no le quiso encubrir, dijo Rajoy, Bárcenas entendió que su tarea era atacar al PP: “Tiene derecho a defenderse y escoger su propia estrategia, yo no se lo voy a negar”, porque “al acusado se le permite no declarar e incluso mentir en defensa propia: inventar excusas, pretextos, justificaciones, traspasar su culpa a otros... y eso es lo que está haciendo el señor Bárcenas, defenderse como mejor le parece”. “No cabe duda –concluyó– de que las acusaciones, las medias verdades y las razones que emplea Bárcenas son falsas”, porque en el PP, “ni se lleva una doble contabilidad, ni se ha cometido delito: se han pagado sueldos, como en todas partes, porque es de justicia”, pero “se han pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad… Todos mis ingresos; mis declaraciones de la renta y patrimonio de los últimos diez años están a la vista de todo el mundo... y tienen más valor que un renglón escrito al vuelo en un papel arrugado”.      


 Rajoy anunció que no se va y que “esperaré a que concluya el proceso judicial en la seguridad de que ni a mi partido ni a mí se me podrá imputar ninguna actuación ilícita”. Criticó directamente a Rubalcaba, que quiere actuar ya y “prefiere no esperar a que se demuestre la verdad tal vez porque la verdad les inquiete, no les guste o no tengan tiempo político para conocerla”. En todo caso, insistió en que “no es mi tarea demostrar la falsedad de lo que dicen otros...”. Pero, en ningún momento desmontó ninguna de las graves acusaciones lanzadas por el extesorero. Dijo que la moción propuesta por el PSOE “es un uso fraudulento de los instrumentos de la Constitución”, porque afectaría a la deuda española, a nuestra credibilidad: “Nuestra situación económica mejora, pero es todavía demasiado débil”. Añadió que una moción “sabotea” la confianza que estamos ganando en los mercados. Advirtió que no piensa dimitir, que seguirá al frente del Gobierno con su calendario de reformas y que no se moverá ni un ápice de lo que se ha propuesto. “No es información lo que reclaman, sino una ratificación sin condiciones de sus ideas si es que podemos llamarlo así. ¿De qué sirve decirles nada? –argumentó–. Recalcó que “no comparezco por ninguna otra razón y mucho menos porque me inquiete en lo personal esa moción de censura, irrelevante y pueril y que produce un daño irreparable a España, a su crédito y a sus posibilidades”.
 
Rubalcaba: “Señor Rajoy, tiene que marcharse. Usted está haciendo daño a España, por eso le pido que se marche”.
 
Con la intervención de Pérez Rubalcaba en el pleno, se completó el choque de trenes. Rubalcaba mostró mucho cuidado en dejar claro que el presidente del Gobierno “no ha venido voluntariamente a esta Cámara. A usted le hemos tenido que traer”. Desmentía así la primera afirmación de Rajoy en su intervención inicial. ”El secretario general de los socialistas le espetó, sin preámbulos, que un presidente no puede amparar ilegalidades, ni ampararse en ellas, ni mentir, ni ningunear al Parlamento. “Por eso le digo que su presidencia es un problema para España. Usted está haciendo daño a España, por eso le pido que se marche. Un acto de generosidad para un país que no puede seguir teniendo un presidente como usted”. El líder de la oposición fue demoledor. “Un presidente no puede amparar ilegalidades, ni ampararse en ellas, ni mentir ni ningunear al Parlamento; por eso le digo que su Presidencia es un problema para España”. Le recordó que durante 20 años, en el PP, ha existido una trama de financiación ilegal integral orquestada por un hombre de su máximo confianza. Y le acusó directamente de actuaciones fraudulentas. “Un presidente del Gobierno –le acusó–  no puede depender de los ataques de sinceridad de su extesorero”, realizando un relato cronológico de cómo fueron creciendo los casos Gürtel y Bárcenas y sobre cómo los dirigentes del PP lo iban negando todo: “Mentiras y más mentira”, porque, “¿cabe imaginar al señor Bárcenas inventándose una contabilidad falsa y presentarla con verosimilitud veinte años después? No cabe, ¿verdad, señores del PP?”. Rubalcaba recuerda que, durante este tiempo, Bárcenas cogía dinero de la 'caja B' y que, entre 2002 y 2007, “lo troceaba para ingresarlo en la cuenta como donaciones y poder blanquearlo, así. Era un sistema de blanqueo que creyó infalible. Hasta que le pillaron”. Cómo los dirigentes del PP cobraban en “negro”, tomando como base, supuestamente, los cobros de Javier Arenas. “Que entra en el Gobierno, se le paga en negro; que sale del Gobierno, se le paga en blanco”. Le pide directamente: “¡Tiene usted que marcharse, señor Rajoy!” Y para demostrar la “indignidad” de seguir en el cargo, Rubalcaba le lanza verbalmente los SMS que le remitió a Bárcenas: “Sus SMS son los de un socio a otro socio, en apuros. O mejor dicho, los de un socio con otro que le puede poner en apuros”. Y añade: “Todos los españoles sabían que el señor Bárcenas era un delincuente fiscal y usted seguía apoyándole. Usted ha quedado completamente condicionado en su actuación política por el caso Bárcenas. La sombra del señor Bárcenas es la sombra del señor Rajoy. Se ha quedado sin autoridad ante los españoles para pedirles cosas. ¿Cómo va a pedir esfuerzos a los pensionistas cuando ha cobrado usted sobresueldos durante 20 años?”.

  Rajoy, atrincherado, según la revista El Jueves.  
 
Tampoco los principales partidos de la oposición se sienten ni mucho menos satisfechos con las explicaciones ofrecidas por el presidente, Mariano Rajoy, sobre el caso Bárcenas.  Fuentes cercanas al secretario general de los socialistas explican que, tras la comparecencia de Rajoy, “todo se queda en una situación mucho más débil ya que, al negar cualquier tipo de implicación en la supuesta financiación irregular del PP, cualquier información o actuación judicial al respecto condicionará el futuro del jefe del Ejecutivo”. Por eso insisten: “Esto no se acaba aquí”. Que el jefe del Ejecutivo admitiera que se equivocó al confiar en el extesorero de su partido, Luis Bárcenas, y que reafirmara su propia honradez en sede parlamentaria no cambia en absoluto las exigencias de PSOE, IU y UPyD, que siguen considerando imprescindible que abandone su cargo al creer que ha perdido su credibilidad y que su futuro pende de un hilo. Desde IU, ven superada cualquier tipo de posibilidad de avanzar en el asunto a través de la vía parlamentaria. Consideran que, una vez que Rajoy ha comparecido ante el Congreso, ya no cabe ninguna iniciativa que pueda forzar al presidente a dar un paso más. Descartan la moción de censura, si bien evitan concretar qué harán, en el caso de que la presente el PSOE. Otros piensan trasladar su lucha a la calle, porque el debate ya va a estar fuera del Parlamento. “La dimisión tiene que ser una exigencia de la ciudadanía”, explican desde IU, al tiempo que intensifican las movilizaciones en los próximos meses. En su opinión, el presidente del Gobierno ya sólo depende de los tribunales. “Los juzgados van a determinar los nuevos tiempos políticos porque ante cualquier procedimiento, Rajoy va tener que dimitir”. Fuentes parlamentarias de la formación que dirige Rosa Díez no descartan la moción de censura. “La mentira –aseguran desde UPyP – tiene las patas muy cortas” y consideran que Rajoy y su Gobierno dependen de lo que pueda decir el extesorero del PP en sede judicial. Por eso le piden que dimita cuanto antes.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), escucha al portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, tras su comparecencia.

El Grupo Popular convierte lo que debió ser una comparecencia de Mariano Rajoy ante el Parlamento en un ataque a la oposición, especialmente, al PSOE. Lo hace el propio presidente del Gobierno en su intervención y el portavoz de los populares en el Congreso, Alfonso Alonso, al intentar desacreditar a los líderes políticos de la oposición a los que acusa de “montar” una “insidia política marrullera”. Pone el ventilador sobre la corrupción en marcha para diluir el caso Bárcenas. “¿Con qué autoridad se le puede pedir explicaciones a un Gobierno intachable?”, pregunta Alonso. Cita uno a uno a los líderes políticos para intentar restar crédito a su honorabilidad, mencionando casos de corrupción que afectan a sus partidos. Carga su artillería contra la líder de UPyD, Rosa Díez, una de las más críticas con el presidente delGobierno. la líder de UPyD, Rosa Díez, una de las más críticas con el presidente del Gobierno. Le reprocha que no exigiera explicaciones cuando formaba parte del PSOE y “estaba a gusto en ese partido”. Cuestiona a Cayo Lara, líder de IU, por pedir elecciones anticipadas y la dimisión de Rajoy, mientras, en Andalucía, mantiene su apoyo al PSOE en su pacto de Gobierno. “Aquí pide elecciones anticipadas, pero en Andalucía pide carteras en el gobierno”. Y acusa a la oposición de querer “camuflar sus vergüenzas”. La única explicación que ve en las exigencias de una explicación por parte de la oposición es “difamar al adversario para camuflar las vergüenzas propias. Este es el espectáculo que se ha visto hoy aquí”. De esta manera, lejos de dar explicación alguna por las graves acusaciones contra su partido en el caso Bárcenas, acusa a la oposición de casi todo, entre otras cosas de “negarse a participar junto al resto de españoles en una apuesta por el bienestar”, de “tener miedo a que termine la crisis” con el PP reactivando la economía, y de seguir una estrategia con la única voluntad de “erosionar al Gobierno legítimamente salido de las urnas”.
 

Bajo diversas etiquetas como “lamafiamiente”, “RbCb”, “ComparecenciaRajoy” o MarianoSéFuerte”, las redes sociales estallan el jueves, en torno a lo que sucede en la Cámara Alta. Y, a mucha distancia de los demás, “Findelacita” se encarama al primer puesto de las preferencias de los tuiteros para comentar el debate. El furor por este último hashtag llega al punto que, esa misma mañana, alguien registra el dominio findelacita.com, para un futuro uso en una página web. Mariano Rajoy, en poco más de una hora, articula buena parte de su discurso en torno a frases del propio Pérez Rubalcaba y otros líderes socialistas del pasado y recuerda a la oposición lo que ella misma decía en el poder. De esta forma, el “findelacita”, pasa a ser un arma de doble filo que arrasa en las redes sociales. Pero el discurso preparado por Rajoy y sus ayudantes es víctima de su propio ingenio. En su intervención, Rubalcaba no ha tenido más que repetir uno a uno muchos de los SMS publicados de Rajoy a Bárcenas, y viceversa, para añadir al término de cada uno el ya famoso “Fin de la cita”. Más risas y más aplausos, esta vez de la oposición socialista que, por primera vez en mucho tiempo, ve a su líder contraatacar con fuerza y salir de las cuerdas golpeando para arrinconar al adversario. El “Findelacita” corre como la pólvora en las redes sociales tras su mañana de gloria, y se emplea para martirizar a los citados: “Rajoy cita a Rubalcaba. Rubalcaba cita a Rajoy. Yo pido el #FinDeLaCita y que se marchen los dos”, es uno de los tuits más divulgados al término del cara a cara.
 
  Rajoy, en el turno de réplica.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, emplea el turno de réplica para encararse, exclusivamente, con el líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Insiste en que no piensa en dimitir como le exige el grupo socialista y varios portavoces de la izquierda. “No me voy a declarar culpable porque no lo soy –se excusa–; porque no tengo constancia alguna de que mi partido se haya financiado ilegalmente; porque siempre he cumplido con la Hacienda pública; porque tengo ética; porque no he vulnerado el Estado de derecho como presidente del Gobierno; porque no he venido a la política a enriquecerme; porque tengo profesión; porque, aunque no soy un compendio de virtudes como usted, señor Rubalcaba, soy una persona recta y honrada”. Entre sus afirmaciones, llama la atención su afirmación de que “no soy consciente” a la hora de referirse a la presunta financiación irregular de su partido. “Acaso soy yo –le espeta a Rubalcaba– de peor condición que usted?”. De su relación con Bárcenas reitera que se fió de él. “¿Cómo no hacerlo cuando las cuentas del partido estaban auditadas por el Tribunal de Cuentas?”, dice mientras la bancada de la izquierda estalla en risas. Ante esta situación, Rajoy se revuelve y exclama: ...”¡Pero si ustedes nombraron director general de la Guardia Civil a quien nombraron!”. Y reconoce que se cruzó mensajes de texto telefónicos y que habló personalmente  –aunque no concretó en qué momentos–, pero fue para pedirle que abandonara la tesorería del PP, primero, y para que dejara su acta de senador y su militancia en el partido. Pocas novedades más ofrece su réplica, salvo la de criticar directamente a Rubalcaba y emplear una parte sustancial de tiempo en exculparse de todo el caso Bárcenas. “Aquí lo que se quiere es que dimita, no que me explique –dijo–. Desde el pasado debate sobre el Estado de la Nación, he contestado a 37 preguntas en el Congreso, un tercio del señor Rubalcaba, y nunca me han preguntado sobre este asunto”.


 “Mariano Rajoy admite su error”. Es este el mensaje que la prensa extranjera, con diferentes matices, recoge de la  comparecencia del Jefe del Gobierno español ante el Parlamento. La cita crea expectativas dentro y fuera de Europa, sobre todo, desde que, a mediados del mes de julio, el Financial Times subrayara la necesidad de que el líder del PP diera explicaciones sobre el escándalo de corrupción que está salpicando su partido. El rotativo británico aprueba la comparecencia: “Rajoy ha ofrecido la mayor defensa vista hasta el momento por su actitud con el caso de fondos ilegales”, escribe en relación al caso Bárcenes. A este periódico no se le escapa, por otra parte, que “esa ha sido la única admisión de culpa en un discurso de más de una hora”, en el que “ha negado todas las acusaciones, ha atacado a la oposición por dañar la imagen de España y ha defendido las políticas de su Gobierno”. En la misma línea, The Economist asegura: “Rajoy ha intentado retratar el escándalo de corrupción como un intento de desestabilizarle”. El semanal afirma: “Se ha envuelto en la bandera española” para intentar defenderse, aunque recuerda que la opinión de los españoles no están de su parte: “Pocos de sus conciudadanos le creen”. Los sondeos indican que “el 82% de ellos opinan que Rajoy sabía lo que estaba pasando en su partido”, explica en relación a los supuestos sobresueldos. La cabecera británica no da mucho crédito a la capacidad del jefe del Gobierno de salir de la situación. “Los intentos de Rajoy de esconder el escándalo debajo de la alfombra no tendrán éxito”, asegura antes de subrayar la intervención de Rosa Díez, líder de UPyD, quien “parece estar captando el creciente voto de protesta”. Ha sido, concluye “un sombrío comienzo para las vacaciones veraniegas de los españoles”.
The Wall Street Journal coincide con otro diario estadounidense, The New York Times, en calificar de “combativo” el discurso de Mariano Rajoy, destacando el detalle de que su grupo parlamentario le interrumpió en 16 ocasiones para aplaudir. “Con una sólida mayoría en el Parlamento y unas elecciones a más de dos años de distancia, el Gobierno de Rajoy no tiene amenazas reales a su estabilidad”, asegura el diario con más difusión en los Estados Unidos. “Su supervivencia política depende más del apoyo que puede recibir dentro de su partido, y con su discurso de hoy ha intentando tenerlo bajo control”, concluye. En Francia, Libération es el diario que más espacio dedica al asunto. Una nota de su corresponsal desde Madrid titula: “Acusado de corrupción, Rajoy contraataca”. Y lo hace “de frente”, asegura el periódico galo, acusando de “mentira y manipulación todo lo que se ha publicado sobre él”.  En los titulares de su edición digital, la BBC, tlevisión británica, destaca que “Rajoy admite ‘un error’ sobre el escándalo de corrupción”. Una "pregunta y respuesta" para aclarar el caso Bárcenas a su audiencia anglosajona acompaña la crónica de la jornada del jueves desde el Senado. Le Figaro, que destaca las exigencias de dimisión de la oposición, advierte a Rajoy que su verdadero reto ahora está en su propio partido. “Si el PP sigue apoyando a Rajoy aún puede aferrarse al poder”. El rotativo francés, añade que esto, sin embargo, podrá ser, si Bárcenas “no guarda una última carta bajo la manga”. The Guardian también habla de la demora del presidente para comparecer, tras “meses de evasión” y subraya en su titular que Rajoy “niega los fondos ilegales, pero admite que gestionó mal el escándalo”. The Independent alude a que el presidente esperó a la llegada de la operación salida de vacaciones para hablar y que los que se quedaron para escucharle se quedaron decepcionados.

El semanario Diez Zeit publica: “Con relación al actual escándalo de corrupción en España, lo del dinero negro de la CDU hace trece años es un chiste”.
 
La prensa alemana tiene dudas sobre si su presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, será capaz de sobrevivir al escándalo de corrupción desvelado por el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas. La campaña mediática del Gobierno para intentar vender los brotes verdes de la economía no encuentran eco en la prensa germana y el impacto internacional del escándalo es de tal magnitud que Moncloa convocó una reunión para corresponsales extranjeros que, por lo escrito, no ha cosechado grandes triunfos. Todos los grandes medios de Alemania, país que ‘manda’ en Europa, no solo cuestionan el futuro político de Rajoy, sino que critican que no haya dado explicaciones. El prestigiosos Frankfurter Allgemeine Zeitung  publica una información de su corresponsal en Madrid en la que se puede leer: “España, que antes de la crisis llegó a llamar a las puertas del G-8 y que ahora ha caído hasta el puesto 13, lo que menos necesita en estos momentos es que haya dudas acerca de su estabilidad política y su gobernabilidad”. La prensa y la clase política alemana saben que el PP dispone de una amplia mayoría absoluta en el Parlamento y que el PSOE está en un momento bajo, incapaz de levantar cabeza, pero no por ello se cuestionan la continuidad de Rajoy al frente del ejecutivo. La Unión Democristiana (CDU), partido que actualmente gobierna Alemania, se vio sacudido por un escándalo de financiación irregular, que llevó a su actual líder y canciller del país, Ángela Merkel, a pedir a su ‘padrino’ político y presidente de la CDU, Helmut Kohl, que abandonara la formación para no perjudicarla. Para hacernos una idea de la gravedad que supuso el caso para los alemanes, es como si Soraya Sáenz de Santamaría le pidiera a Rajoy que se fuera del PP. Pues bien, el semanario Die Zeit publica: “Con relación al actual escándalo de corrupción en España, lo del dinero negro de la CDU hace trece años es un chiste”. Para los alemanes es incomprensible que el ‘caso Bárcenas’ no haya tenido aún consecuencias políticas. La prensa alemana considera que el escándalo afecta también a la credibilidad e imagen de los empresarios españoles, que aparecen retratados como presuntos pagadores de sobornos para conseguir favores a cambio. Der Spiegel mete a políticos y empresarios en el mismo saco y en su edición de esta semana publica que el escándalo Bárcenas “recuerda a los españoles como la casta dirigente de políticos y empresarios ha conducido al país a la ruina”. Además añade que fue ese maridaje político-empresarial “donde creció la burbuja”, y finalmente añade que “los comentaristas políticos en Madrid se preguntan cuán fuerte es Rajoy todavía. Esta semana él va a dar explicaciones”. Para Die welt, Mariano Rajoy ha dado largas a su comparecencia ante el Parlamento para dar explicaciones sobre las acusaciones que pesan sobre su partido y su propia persona.
 

 Fernando Garea, en un artículo titulado ‘El único error es el exceso de confianza”, publicado en El País, afirma que Rajoy ha cambiado al admitir un error. “Pero no lo ha hecho al circunscribir este error en una especie de exceso de confianza en su extesorero, manteniendo la negación de todas las demás acusaciones: la de la financiación ilegal y la de los cobros en negro. Solo de pasada ha admitido que había ‘remuneraciones complementarias’, eufemismo para referirse a los sobresueldos que recibían los dirigentes del PP para asegurarles una especie de tarifa plana salarial, muy por encima de lo que los españoles creían que cobraban. Por supuesto, ha negado los pagos en negro y las remuneraciones ilegales a miembros del Gobierno”. Dice que el presidente del Gobierno ha seguido, salvando las diferencias obvias, el guión del “lo siento me he equivocado” del rey y o ha convertido en el “me equivoqué, creía a un falso inocente”. No hay, según Rajoy, ni una sola responsabilidad del PP en el enriquecimiento de su extesorero, ni mención a las supuestas donaciones irregulares, ni sugerencia sobre el trato de favor a empresas donantes y, sobre todo, ni atisbo de un relato lógico del origen de la enorme cantidad de dinero amasada por Bárcenas. “Lo de Rajoy ha sido presentarse como una especie de víctima de una suerte de conspiración en la que han entrado muchos de diferente pelaje ideológico y procedencia. Su problema es que su propio enemigo en este caso es él mismo y su partido. Sus bandazos y sus explicaciones diferentes sobre hechos idénticos. Hoy mismo ha asegurado que se cayó del caballo de su confianza en el extesorero cuando supo que tenía cuentas en Suiza pero, como lo ha hecho ver Alfredo Pérez Rubalcaba, hay sms que dan cuenta de su respaldo y aliento días después de saberse que había defraudado a Hacienda. El discurso inicial de Rajoy era bueno en la estructura y la intención. Rubalcaba estaba incómodo y con apariencia de ir cambiando sobre la marcha lo previsto, por ejemplo, la referencia al uso de datos económicos para encubrir el escándalo. La más concreta de todos los portavoces ha sido Rosa Díez con 20 preguntas muy claras al presidente, directas a los hechos y superando el terreno de los principios en el quiso quedarse Rajoy. Casi todas las preguntas se resumen en una: ¿Por qué Bárcenas se convirtió en delincuente para Rajoy solo en el momento en el que se decide a declarar contra él?... Hacemos lo que podemos” le dijo Rajoy a Bárcenas en un sms y, según le ha dicho Rubalcaba, debió añadir “lo que no hacemos es porque no podemos”.
 

“La mayor amenaza para la estabilidad democrática española es la prensa de Madrid  –escribe Matías Vallés bajo el título ‘Rajoy no tiene nada que decir’, en ‘Al Azar’ (Diario de Mallorca)–. La única diferencia entre ellos y Dios es que Dios no cree ser uno de ellos. Insisten en llamar caso Bárcenas al caso Rajoy, cuando ni los periodistas madrileños se han atrevido a titular que ‘El tesorero de Messi pudo haber cometido un delito fiscal’. Por lo mismo, llaman ‘papeles de Bárcenas’ a los "papeles del PP’, avalados por dos tesoreros libremente elegidos por el citado partido político. De hecho, cuando los populares contraatacan que sólo disponen de una contabilidad oficial, basta preguntarles quién la confeccionó. Dado que la autoría de los libros fetén también recae en Bárcenas, posee el mismo valor que la documentación sobre donaciones. A propósito, sorprende el escapismo madrileño en cuanto a la cuestión clave, si Rajoy cobró sobresueldos en negro procedentes de constructores durante largos años. Para escamotear el asunto fundamental, se despista hacia la intrascendente por diáfana financiación irregular del PP. Equivale a atrapar al hombre que asesinó a Lincoln en un teatro, y preguntarle su opinión sobre la función. Para perdonar las ganancias incalificables de todo un presidente del Gobierno, la prensa de la capital ha machacado la necesidad de que el líder del PP dé explicaciones. Bajo la apariencia de una exigencia de responsabilidades, subyace el sobreentendido de que Rajoy quedará exonerado en cuanto emita uno de sus insípidos oráculos, en la sesión que ayer anunció a un periodista rumano. Rajoy no tiene nada que decir. Su salvación consiste en demostrar que no se encontraba en España los días en que el PP –por vía del empleado Bárcenas– ha anotado que le pagó sobresueldos. Es un poco tarde para ello, los otros agraciados con sobres marrones evitan el desmentido. La prensa internacional no se contagia del desvarío de sus colegas madrileños, sino que golpea sobre la incógnita cenital. A saber, si el presidente del PP cobró en negro de su partido mientras era el ministro encargado de vigilar las incompatibilidades”.

 
“Tras su estreno como cantante de boleros en una gira veraniega de un único bolo retransmitido al país en directo –escribe David Torres en Público.es, bajo el título ‘Mariano, fin de la cita’–, en efecto, hay que aplaudir mucho a Mariano. Mucho, mucho, mucho. Al menos no cantó en playback, parapetado tras una pantalla de plasma. Y por lo demás actuó exactamente como se esperaba. ¿Qué más queríamos del presidente? ¿Que saliera y dijera: ‘He sido yo, he sido yo, lo confieso, ahí tienen mi cargo a disposición del respetable’? Eso no podía suceder de ninguna manera, Mariano no está programado para eso. Se trata de un androide político de antigua generación, de los que sólo tienen dos posiciones, on y off, es decir, tirar para delante y qué buen día hace. Igual que C3PO, conocía ocho millones de formas de comunicación, Mariano conoce doce millones de maneras de escurrir el bulto. La comunicación nunca ha sido lo suyo, pero bastante es que los guionistas del PP le hayan logrado colar dos o tres más añadidas al programa original: ‘Es falso’ y ‘Todo es falso salvo alguna cosa’. Fin de la cita. Con el kilo de chuletas que le debió escribir alguien cuya letra fuese comprensible, Mariano convirtió su comparecencia en una casa de citas. Con todo, el éxito del verano se canta así: ‘Me engañó, sí, pero lo tenía muy fácil’. Georgie Dann podía haber pulido un poco más letra y añadido un estribillo sandunguero con el estribillo de La barbacoa: ‘Soy tonto del culo, soy tonto del culo’, pero los guionistas del PP conocen de sobra las leyes narrativas y han preferido dejar el resto a nuestra imaginación, que seamos nosotros quienes rellenemos la línea de puntos. Al parecer, Mariano abrió un día la puerta del despacho de Bárcenas, se encontró al tesorero metiendo a presión fajos de billetes en maletines y se creyó que eran estampitas. Ya dijimos hace tiempo que una de las dos únicas líneas de defensa posibles que le quedan a Mariano es presentarse como un ingenuo, un bobo capital al que tangaron por su credulidad y su buen corazón. El capitán Stubin al frente del Titanic, el pardillo ideal para sacar adelante la marca España y que los banqueros alemanes se froten las manos de puro gozo, un memo total al frente de un país en quiebra. La otra línea de defensa es que los gilipollas seamos nosotros”.

 

Salimos, pues, por la tangente, que J. R. Mora nos muestra en dos trazos. Y en pleno humor, seguimos con dos planos del Congreso. En el primero, vemos los preparativos de última hora y, en el segundo, el presidente del Gobierno comparece para dar explicación. Otras espontáneas como Toros y políticos y las Mil caras de Rajoy. Por último, si dimite… ¿en qué va a trabajar?







Erlich nos entretuvo con sus dibujos:
 





Otros, de Santy Gutiérrez, Perids, Forges, Pat, Ferrán, J. R. Mora…






 
 
 
 
 
Pep Roig nos presenta: El defraudador defraudado, Solución, tras los incendios forestales, La verdad, por delante, Rajo se declara como político ingenuo e inocente y Rajoy, obligado a rajar.





 
 
Terminamos ya con cuatro vídeos. En el primero, Joan Haciendo amigos se explaya en ocho minutos y pico.



Rosa María Artal escribe, en un breve texto titulado “fin de la cita”, sobre la mofa en España y fuera de España con esta muletilla de Rajoy. “Aunque existen –comenta– diferentes versiones, prima la que piensa que era una anotación entre paréntesis colocada por el redactor del discurso para que supiera dónde terminaban las frases que tomaba de otros. En una TV argentina han hecho una completa burla. The Economist habla de que Rajoy “se aferra al puesto” E incluye expresiones como “se envolvió en la bandera roja y gualda de España”. ¿Bochorno decía en el artículo anterior? Sí, me he quedado corta. El semanario británico ilustra con esta expresiva foto su crónica. Esto es lo que tenemos. Cuentan que el presidente Rajoy… ha salido “contento” del debate.

 

Ernesto Ekaizer, autor de 'El caso Bárcenas', se cita el pasado mes de mayo con Gonzo. Es una de las personas que mejor conoce la trama. Para hacer la ruta del 'puto amo' comienzan en la sede del PP, en Génova hablando de Mariano Rajoy.



En el último vídeo se denuncian las mentiras de Mariano Rajoy y el Partido Popular sobre el caso "Bárcenas".


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