Montoro provoca un incendio con sus declaraciones sobre el cine. ¡Corten!
El proyecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2014 ha destinado una partida 48,21 millones de euros al séptimo arte, lo que supone un descenso del 12,72% respecto a la cantidad incluida en los PGE aprobados para 2013, que fue de 55,03 millones. Una rebaja que ahonda en la tendencia de los últimos años, pues en el 2013 ya supuso un recorte del 22,6% respecto al año anterior, cuando la Cinematografía dispuso de 71,11 millones de euros. En cambio, el mundo de las artes escénicas contará con una partida algo más generosa según Cristóbal Montoso, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, quien ya avanzó que las partidas referidas al teatro aumentarían en estos presupuestos, y así ha sido. En concreto, la subida es del 53% (de 37,76 millones a 58,01), lo que supone una tercer parte de lo que dedica el Reino Unido, la décima parte que Alemania y 23 veces menos que Francia, según la Federación de productores audiovisuales españoles (Fapae). Por su parte, el dinero público destinado a la música y danza crece de 68,46 millones a 86,162 (un 25% más). La partida referida a los museos permanece estable, en torno a los 131 millones de euros, así como el dinero destinado al Mueseo del Prado (39,11 millones) y al Reina Sofía (33,23 millones). En una entrevista a la Cadena Ser, Montoro reitera su opinión de que, "una actividad tan importante como el cine no debe depender únicamente de las subvenciones públicas" porque "de ser así, esas ayudas contribuyen a que el cine se aleje del espectador". Los problemas del cine, según Montoso, no tienen que ver sólo con las subvenciones "sino también con la calidad de las películas y la comercialización". Y recuerda que las caídas de espectadores se vienen produciendo "desde el año 2007 y 2008". "Realmente –asegura el ministro–, yo no soy partidario de subvenciones excesivas a ningún tipo de actividad. Sí, selectivamente; pero no excesivas", porque "son actividades cuyo contraste final tiene que ser con el público" y "no vamos a financiar productos que no llegan ni a ponerse en circulación". Según la memoria económica que acompañaba a la Ley del Cine, aprobada en el Congreso de los Diputados a finales de 2007, con los votos del PSOE y del PP, el Fondo debía de alcanzar, en 2013, los 100 millones de euros. En la línea de lo que señaló la semana pasada el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, Montoro habla de un cambio de modelo de apoyo al cine, con menos subvenciones y más incentivos fiscales, una reforma que el Gobierno abordará "a principios del año que viene". Con respecto a una posible rebaja del IVA, afirma que se considerará en el marco de esa reforma tributaria.
Montoro cargaba el mismo martes contra la
industria audiovisual. Para el ministro,
convertido en los últimos meses en portavoz oficioso del Ministerio de
Cultura y crítico de los temas culturales y cinematográficos más variopintos,
el problema del cine español es que las películas son malas y, por
tanto, la gente no va a verlas. En la entrevista en la cadena SER, aseguraba
que los problemas del cine español no tienen que ver con el recorte de
subvenciones, como denuncian los productores, sino “con la calidad” de las
películas. En concreto, con la falta de calidad. “Hay reducción en ayudas al
cine, pero también hay caída en la taquilla”, reflejo del “tipo de películas”
que se hacen. “Los problemas del cine no tienen que ver sólo con las
subvenciones, también con la calidad –asegura Montoro–. Lo del cine no tiene
que ver con el IVA”. Montoro explica que “hay una reducción de subvenciones
directas” al cine español en los Presupuestos Generales del Estado porque “hay caídas bastantes
significativas en el número de espectadores desde el año 2007 ó 2008” . Y remata: “No nos vamos a mantener como
país de actividades subvencionadas directamente por los Presupuestos, porque
son actividades cuyo contraste final tiene que ser con el público, con la gente
y no al revés”. Resumiendo: las subvenciones al cine español han caído
porque la recaudación del cine español ha caído. No se puede subvencionar un sector al
que el público ha dado la espalda. Un criterio industrial como otro
cualquiera... salvo que los datos de taquilla proporcionados por Montoro sean
falsos. El ministro de Cultura, José Ignacio Wert, describía
así hace unos meses la recaudación del cine español en 2012: "Ha sido el mejor año de la
industria audiovisual de los últimos 27 años”.
¿Montoro y Wert viven en realidades paralelas? El propio José María Lassalle,
secretario de Estado de Cultura, le replicaría más tarde: “Afortunadamente, la
calidad del cine español no tiene nada que ver con lo que el señor Montoro o yo
pensemos de él”. La contradicción en el seno del Gobierno en materia cultural
está, de nuevo, servida. Y José Andrés Torres Mora, portavoz de Cultura del
PSOE en el Congreso, explica: “Cristóbal Montoro está ejecutando su venganza al
cine con la pasividad de los responsables de Cultura. Actúa de forma ideológica
con la cultura en general y el cine en particular. La gente de la cultura
merece un ministro de Cultura mejor que Montoro, un destructor”.
Horas después de aparecer estas afirmaciones, y a la vista
del incendio que provocan sus declaraciones sobre este tema, Montoro intenta
sosegar el mundo del cine, anunciando el pago de la deuda. Al parecer, y según
algunos periodistas, la apuesta en escena estaba estudiada. “El ministro de
Hacienda y el titular de Educación, Cultura Deportes, José Ignacio Wert
–escribe Anabel Díez en El País–, avanzaban por el pasillo del Congreso con
evidente intención de detenerse ante la prensa. ‘Vamos a atender pronto las
obligaciones pendientes de pago del fondo para la industria del cine, que tiene
pendientes el cobro de deudas del año 2011 y parte del 2012. Este ha sido el
anuncio del titular de Hacienda junto a un sonriente ministro de Cultura, que
asentía complacido”. La noticia era lanzada un día después de que Montoro
achacara la crisis del cine español a su calidad. La solidaridad de Wert no
llegó a tanto como para sostener la tesis de su compañero. “A mi me gusta mucho el cine español”, aseguró. Montoro
había hablado de dinero pero de nada más. “Al favorecer la industria –comentó–,
se mejora la calidad”. Lo que no calmó al sector del cine, enojado tanto por
las declaraciones de Wert como las de Montoro.
La Academia de Cine
responde a Montoro: “Sin argumentos, desprecia nuestro trabajo”.
José Marí Pou, uno de los primeros actores que contesta a las
declaraciones de ambos ministros, el de Hacienda y el de Cultura, responde en
la prensa a los ataques de. primero. “Yo sí veo lo que hace el Gobierno cada
día –dice Pou–, y dudo mucho que Montoro
haya visto todas las películas del cine español sobre las que se atreve
a opinar. Ojalá tuviéramos unos líderes y unas ideas capaces de arrastrarnos a
la acción, como en los sesenta, pero no hay nadie en quien tener confianza ni
creer”. El actor y director teatral contesta también públicamente al titular de
Hacienda, quien afirma que los problemas de la industria cinematográfica están
relacionados con la economía, pero también con su calidad. Pou es contundente:
“En un momento tan histórico, con la situación de crisis actual, la pena es
haber coincidido con un Gobierno tan
mediocre e incapaz. Yo también tengo derecho a dar mi opinión y
los ministros son de muy baja calidad”. Pou lamenta que, en la actualidad,
estemos “faltos de héroes y referentes que logren entusiasmar con su discurso,
como sucedía en los sesenta” con nombres como el del presidente estadounidense,
asesinado el 22 de noviembre de 1963, o el de Martin Luther King. En la rueda de prensa de presentación del montaje
teatral Los Hijos de Kennedy, Pou aclara que la función no tiene
como objetivo la “crítica de la sociedad actual, sino revisitar una época en la
que el mundo entero se ilusionó en torno a la figura de Kennedy y con un
proyecto político que parecía iba a cambiarlo todo”. Según él, pocas décadas han influido tanto y siguen tan
presentes como la de los sesenta, en el aspecto social y cultural. El propio
Pou admite que son muchos los
que, como él, siguen “colgados de ese sueño de los sesenta”, tal vez
porque “se cerró abruptamente una etapa que prometía llevar al mundo a la cima
máxima. Pero, de repente, todo se paró, quedó cortado, se vinieron abajo muchos
héroes e ilusiones, y eso ha dejado una cicatriz”.
Medio centenar de cines han cerrado, desaparecido
o cambiado de uso en los últimos años en Madrid, especialmente en calles como Gran Vía, Fuencarral o
Bravo Murillo. Una cifra que sigue en aumento. Acaban de cerrar los cines
Renoir, de Cuatro Caminos y, meses antes, los Cines Luchana, los Renoir de
Majadahonda y los Roxi B, entre otros. Sólo quedan en la capital una treintena,
frente a los 500 que había en los años 70 del siglo pasado. En el distrito
Centro, cerraron el Cine Tívoli, de la calle Alcalá, que fue derribado para
hacer pisos; el Cine Bogart (antes Cedaceros); el Benlliure, que pasó a ser una
tienda; los Cines Madrid de la plaza del Carmen; el Real Cinema de la plaza de
Isabel II; los Alcalá Multicine, Cinema España, Cine Aragón, Excelsior y Oreón.
En el resto de Madrid han desaparecido los Cines Cristal, Lido y Europa de la
calle Bravo Murillo; el Novedades, de la calle Orense, transformado en un
restaurante de comida rápida; el Cine Peñalver de la calle del mismo nombre,
que ha pasado a ser un centro comercial; los Cine Rosales, de la calle Quintana,
convertido en un supermercado; el Cine Dúplex, de la calle General Oráa; los
Cines Magallanes, que han pasado a ser apartamentos; y el Cine Ciudad Lineal.
Por último, han clausurado sus proyecciones los cine Albufera, Alexandra (hoy
un hotel), Salamanca (actualmente un centro comercial), Picasso (situado en la
calle Francisco de Rojas), Cid Campeador (calle Príncipe de Vergara) y Jorge
Juan (ahora ocupado por unos estudios de televisión). En la última década,
según la plataforma 'Salvemos los cines', la Gran Vía madrileña,
otrora conocida por sus espectaculares cines, ha perdido el cine Azul,
convertido en una hamburguesería; el cine Rex; los Avenida, que han pasado a
ser recientemente un centro comercial; el Imperial, convertido en tiendas, o el
cine Pompeya, transformado en una cafetería. La piratería, la crisis económica
y la subida del IVA han terminado por cerrarlos. Sólo una treintena de ellos
resisten pese a todo. Además de los cines, Madrid también ha perdido teatros en
los últimos años. Cerraron los teatros Martín, Cómico y Arniches, Albéniz, y
funcionan como discotecas los teatros Eslava y Barceló.
Con la crisis, agravada con la subida del IVA, al
21 %, la recaudación cayó un 13,5% y los espectadores, un 15,8%, según las
cifras facilitadas por la
Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de
España (Fapae), en el Festival de cine de San Sebastián. Para este año, se
apunta un descenso de la facturación del 20%, una caída de los rodajes y un
encogimiento de los presupuestos. “Este año no tenemos el estreno de Lo
imposible”, se lamenta José Antonio Félez, presidente de la Aec (Asociación Estatal de
Cine) y miembro de Fapae, refiriéndose al supertaquillazo que, en 2012, llevó a
más de seis millones de personas a las salas de cine. Frente a los 129 rodajes del año pasado, este año se han notificado 92,
hasta el momento, un 28,7% menos, y se han estrenado 61 películas, casi
una cuarta parte menos, según la
Fapae. Ante esta grave situación, el presidente de la
organización, José Portela, ha pedido al Gobierno que ponga en marcha el nuevo
modelo de financiación del cine que tiene pendiente una comisión mixta desde
hace más de un año. “Si no baja el IVA
cultural, no seguiremos vivos”, asegura Portela, un año después de la
subida que se produjo en algunos productos culturales como la entrada a
espectáculos del 8 al 21%. Como único dato positivo, en la Memoria Anual de
Fapae figuran las ventas internacionales de la producción audiovisual (cine más
televisión), que subieron un 13,2% en su conjunto.
En este contexto, las
declaraciones que Cristóbal Montoro hiciera la semana pasada suponen no solo
una inexactitud de los datos ofrecidos,
sino también un paso más en la batalla entre el ejecutivo de Rajoy y el cine
español. En declaraciones a la SER ,
Montoro achacó la crisis del cine a “la calidad de las películas”, no al IVA o
a los recortes. Y cuando le preguntaron por el recorte del 12,4% del Fondo de
Garantía Cinematográfica, del que salen las ayudas para la producción de cine,
el ministro achacó la crisis del sector a una pérdida de espectadores desde
hace “diez años”. Sin embargo, según los datos facilitados por el Instituto de
Cinematografía y Artes Audiovisuales (Icaa), dependiente del Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte, el cine español ha crecido en estos últimos diez
años en taquilla. En 2002, generaba 85,4 millones, pagados por 19 millones de
espectadores. En 2012, recaudaba 119,9 millones, pagados por 18,2 millones
asistentes a las salas. Y, para más inri, en 2008, el cine español ganó 81,6
millones de euros en taquilla; 104,3 millones, en 2009; 80,2 millones, en 2010
y 99,1 millones, en 2011. Traducido a espectadores, significó 14,3 millones, en
2008; 17,4 millones, en 2009; 12,9 millones, en 2010 y 15,5 millones, en 2011.
Ilustración de Marcos Balfagón.
Miguel Ángel Recio, director
general del Inaem (Instituto Nacional de Artes Escénicas y la Música ), explicaba el martes
pasado que no se trataba de una subvención, “sino que ese dinero servirá para
asumir la diferencia entre el ingreso por taquilla de cada espectáculo y el
caché presupuestado por la compañía”. Cada ayuntamiento propone un espacio de su localidad, y el Ministerio
les ofrece un catálogo de obras —ya realizado por una comisión— para que
escojan. Ese espacio escénico programará de cuatro a 15 funciones de teatro,
circo o danza (solo un bolo por obra) de compañías pertenecientes a Comunidades
Autónomas distintas a la de la localidad. El reparto de taquilla será del 80%
para la compañía, el 15% para la entidad local y el 5% para el Inaem (Instituto
Nacional de Artes Escénicas y Musicales), que impone precios mínimos de
entradas. “La caída de público del teatro tiene mucho que ver con que los
ayuntamientos han dejado de programar”. El mismo día en que José María
Lassalle, secretario de Estado de Cultura, tenía que explicar en el Congreso
los recortes presupuestarios del 12,4% al cine y los responsables del Inaem exponían
el programa estatal Platea de apoyo al mundo del teatro, Montoro deshacía por
la mañana cualquier posibilidad de serenidad en este tema. El titular de
Hacienda aseguraba que la responsabilidad del mal estado de la industria del
cine tenía que ver más “con la calidad de las películas” que con los recortes o
con la subida del IVA cultural.
La reducción de la partida dedicada al cine en
los Presupuestos Generales del 2014 y la abusiva subida del IVA ha supuesto
para la industria cinematográfica española una doble puñalada. “Somos –explica
en “Público.es” Paloma Rodríguez, quien trabaja en la oficina de representación
de Paloma Juanes– los últimos a los que nos ha tocado la crisis”. Sin embargo,
el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no considera que el problema del
cine español sea la reducción de las ayudas sino su calidad. Su intervención en
una radio el pasado martes puso en pie de guerra a los profesionales. Y la Fapae , que, en un principio,
se había mostrado favorable a financiarse con los ingresos y los impuestos al
propio cine, ha salido en tromba contra unos Presupuestos
que no permitirán pagar la deuda que el Ministerio todavía mantiene por
películas ya estrenadas. Aunque estas ayudas a la amortización se pagan con dos
años de retraso, aún no se han entregado 21 millones de euros por filmes
exhibidos en 2011 y pronto tendrá que hacer frente a la cantidad
correspondiente a las producciones de 2012, que sobrepasa los 40 millones. Una
cifra superior a los 33,7 millones que el Gobierno ha aprobado para 2014. Los presupuestos con letra pequeña también
han enflaquecido, como atestigua Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores y Actrices:
“Hay directores que están rodando con la mitad de dinero que hace una década. Y
eso es aplicable a toda la cadena”. Paloma Rodríguez da fe de la precariedad
del último eslabón: “El coste de las películas ha bajado tanto que los intérpretes
actúan a cambio de casi nada y quienes trabajan mucho lo hacen en peores
condiciones económicas”. El autor del documental “Asier ETA Biok”
asegura: “Los sueldos han descendido muchísimo y hay actores famosos que lo
están pasando mal”. En su último trabajo, un filme de Fernando Merinero que se
rodó en régimen de cooperativa, sólo se cobrará, si obtiene beneficios. "Si
Montoro afirma que nuestras películas son malas es que va a por nosotros. Estos
Presupuestos Generales se cargarán el cine español, que necesita un sistema
alternativo de desgravaciones fiscales o de ayudas para que los actores
tengamos trabajo”, apunta Iñaki Guevara, convencido de que el No a la
guerra y la ceja les ha pasado factura. “La enemistad de algunos
señores del Gobierno es clara, pero lo más preocupante es que no ven nuestro
cine como una industria, ni como Marca España”.
Lara reclama a Montoro que se ponga de acuerdo con
el presidente del Gobierno que, en Japón, estaba pidiendo inversiones a España.
Montoro polemiza también con el empleo: “Los salarios no están bajando en
España, moderan su crecimiento". El miércoles, Cristóbal Montoro aseguraba
que “los salarios no están
bajando en España”, sino que están moderando su crecimiento, de acuerdo con los
datos de la Encuesta
de Salarios. “No es lo mismo caer que moderar
el crecimiento”, insistía durante la
sesión de control al Gobierno, en respuesta a una pregunta del diputado de la Izquierda Plural
y coordinador general de IU, Cayo Lara.
El titular de Hacienda subrayaba que el “excesivo” crecimiento que
experimentaron los salarios a comienzo de la crisis provocó que se destruyera
mucho empleo en España. Ahora, en 2013, los salarios están creciendo
“moderadamente” y además lo están haciendo en un año en el que la inflación
podría acabar el ejercicio por debajo del 1%. Defendía que es “compatible”
moderar salarios y ganar poder adquisitivo y destacaba que, gracias a esa
moderación, “se están abriendo las puertas” a la recuperación económica. Cayo
Lara, le reclamó que “se ponga de acuerdo” con el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, que, en Japón, está pidiendo inversores para España “porque los salarios
están bajando”, un argumento que, según el diputado de izquierdas, es “pobre y
humillante”. Lara insistió en que los salarios sí estaban bajando, y recordaba
que el Gobierno “ha congelado de nuevo el sueldo de los empleados públicos y
que las pensiones sólo subirán un 0,25%, en 2014, lo que implicará una “bajada
real” del poder adquisitivo de los pensionistas y más empobrecimiento para los
trabajadores. Montoro respondía: “Una cosa es bajar y otra, moderar el
crecimiento. Moderación es lo que necesita usted, señor Lara”.
Finalmente, Cristóbal Montoro, tras las protestas
generalizada en su contra, ha dado la vuelta a sus palabras y ha rectificado,
alabando ahora al cine español “que tantas satisfacciones ha generado” y que está considerado “entre los mejores”,
después de haber cuestionado su calidad. En su lista de elogios, ha destacado
el “esfuerzo” de sus profesionales durante “estos momentos de crisis que padece
la economía española”. En un comunicado oficial del Ministerio, Montoro reitera
el apoyo del Gobierno a la industria del cine “como uno de los sectores de la
economía española que genera riqueza tanto económica como cultural”. El titular
de Hacienda subraya, ante la estupefacción de quienes le observan, que el Ejecutivo
está
comprometido con el mundo del cine y “prueba de ello” es que
“en breve” se atenderán las obligaciones.
¿A quién creer, se preguntan los españoles que componen el mundo del
cine, al Montoro de principios de esta semana o al de ahora? Y proponemos a la Academia de las Artes y
las Ciencias Cinematográficas que le concedan el premio a la mejor
interpretación como personaje capaz de mantener dos posturas abiertamente
contradictorias según le convenga en cada momento de su intervención.
Ignacio Escolar, director de
Diario.es publicaba hace unos días un interesante escrito sobre las grandes
mentiras sobre el cine español:
“Es falso que el cine español sea
uno de los sectores más subvencionados que existen. Solo una empresa, Peugeot
Citroën España, recibió el año pasado 66 millones de euros en subvenciones: más
que la suma de todo el cine español. Solo una organización, la patronal
CEOE, disfruta al año de 400 millones en subvenciones. Y solo el PP
se llevó 120 millones
de euros públicos en 2011, más del doble que los cineastas. ¿Las
subvenciones al cine español? En 2014,
serán 50,8 millones de euros (...) Falso que el cine esté mucho más
subvencionado en España que en otros países. Los 50 millones de euros españoles
contrastan con las ayudas públicas al cine de Reino Unido (120 millones),
Alemania (340 millones) o Francia (770 millones). Si España destaca, es justo
por lo contrario: porque las
subvenciones son ridículas comparadas con el apoyo que recibe este sector en el
resto de Europa. Y porque es casi el único
país de la UE donde el cine paga el máximo tipo de IVA, en vez de un
tipo reducido por su interés cultural. Falso que las películas españolas ganen
más con la subvención que con la taquilla. En 2012 el
cine español facturó 1.651 millones de euros. La subvención solo
alcanza el 3% de esa cantidad. El cine también dio empleo directo a casi diez
mil personas en España. Es más trabajo que el que genera la Peugeot Citroën en
nuestro país. Es casi imposible encontrar un sector económico en España que no
tenga algún tipo de estímulo público, pero solo con el cine estas ayudas están
en cuestión. Curiosamente, los que más critican estas subvenciones trabajan en
dos de los sectores que más se benefician del dinero público: la política y los
medios de comunicación. Frente al 3% del cine, el PP
consiguió un 90% de sus ingresos gracias a las subvenciones sin que
el ministro Montoro se le haya escuchado queja alguna. Incluso el gasto en
coches oficiales –63 millones
anuales– supera a las ayudas al cine español.
Es falso que el cine español esté
cayendo porque es de mala calidad (Montoro dixit) –continúa Escolar–. El cine
está retrocediendo en todo el mundo por motivos muy distintos a su calidad: por
el avance de los sistemas de home cinema, por la pujanza de las series, por
internet… La calidad es un concepto relativo, muy difícil de medir. Pero si
utilizamos parámetros económicos –que seguro que a Montoro le gustarán–, la
realidad es que el cine español exportó, en
2012, un 19,2% más que el año anterior, lo que no parece compatible
con su supuesto retroceso en calidad. Falso que los cineastas se quejan porque
les quitan las subvenciones. Los cineastas están que trinan porque lo que ha
aprobado el Gobierno no solo es un recorte y la mayor subida del IVA de toda la
economía (del 8% al 21%), sino también una expropiación. El ministro de
Educación y Cultura, José Ignacio Wert, no solo está rebajando las nuevas
subvenciones, sino que está dejando
de pagar las ayudas que aprobó y concedió el año anterior. Muchos
productores solicitaron créditos a su nombre para adelantar esas ayudas y
ahora, como el Gobierno no paga, el banco les exige el dinero a ellos y ejecuta
los avales; muchos perderán hasta la camisa. A esto los verdaderos liberales lo
llaman pasarse la seguridad jurídica por el arco del triunfo, y es algo a lo
que Rajoy y sus chicos se atreven, cuando hablamos de los incómodos actores del
cine, pero que dudo que veamos con las eléctricas (salvo con las energías
renovables). El PP está atacando a los cineastas porque no les
perdona las críticas, desde el 'No a la guerra' hasta hoy.
Consideran que el dinero público es suyo; si lo recibes y no eres dócil, ya
sabes lo que te puede pasar. Es una persecución política para dar ejemplo, para
demostrar quién manda, para que nadie vuelva a protestar”.
Pablo Iglesias Turrión, profesor de Ciencia
Política, nos recuerda a Costa Gavras, director de “Z”, una de las producciones emblemáticas del llamado
‘cine político'. En el libro que acaba de publicar en Akal –“Maquiavelo frente a la gran panatalla. Cine
y política”– habla de las singulares relaciones creadas entre el territorio que
él mejor maneja y el cine, “una caja de herramientas que sirva para intervenir
en el mundo en que vivimos”. A través de decenas de autores y de sus películas,
Pablo Iglesias habla de política, de poder, de ideología... reflexiona sobre
conceptos como la memoria histórica, la nación o el feminismo, y se pregunta
por qué hay tan pocas películas en nuestra cinematografía que “hayan tratado de
construir una representación política de lo que significó la guerra y el
fascismo en España”. Con la declarada intención de “devolver la dignidad de
Maquiavelo”, la obra comienza con unas palabras dedicadas al maestro
florentino, en las que el autor, además de hacer el sanísimo ejercicio del
agradecimiento, advierte: “Este libro, digámoslo claramente, quiere ser un
homenaje a las amistades políticas peligrosas. Por él desfilan una selección de
malvados profesores (...) Aquí el cine no sólo es un entretenimiento
intelectual, sino un medio para hablar de la política como la entendía el
‘consigliere del príncipe', esto es, como la ciencia del poder”. Pablo Iglesias defiende el cine como vehículo de
aproximación a la realidad y desprecia “los planteamientos snobs de la gente de
derechas”, como los de otro florentino, el profesor Giovanni Sartori, que “es
de los que dicen que la sociedad de la imagen convierten a la gente en idiota”.
Gramsci, Hobbes, Schmitt y Bertolt Brecht acompañan al lector en estas páginas,
en las que Pablo Iglesias deja al descubierto una intención provocadora, que,
además, admite de palabra: “Este libro
pretende ser muy provocador, porque la provocación es crucial en los
análisis críticos”, por ello, hay en la obra “elementos pensados especialmente
para escandalizar”.
Este fotomontaje de
El Jueves evoca la situación en la que el ministro Montoro se halla metido. Le
siguen otros, como Por un proceso constituyente, Comparte, si estás de acuerdo.
La fortuna del Rey, El puti club de Fer
Le siguen cinco dibujos de
Erlich:
La sección de humor
de esta semana es de El Jueves, Forges,
Peridis, J. R. Mora, A. López, Asier y Javier, Nerja y Pat.
Pep Roig ha dibujado
sus viñetas: Morir por encima de nuestras –las de ellos, no– posibilidades,
Bauzá, el presidente de Baleares sigue diciendo: la educación es mía,
Ministerio de Fomento de la
Pobreza , Mano dura-Caradura y Lo que se le ocurre a Montoro.
Terminamos con cuatro videos: el primero es el discurso de Candela Peña, tras recoger el Goya 2013.
El xilófono que llenó el bosque de música. Esta es una obra de una meticulosidad asiática, en este caso, japonesa. Una bolita desciende por un largo xilófono en medio de un bosque 'cantando' a Bach y difundiéndose entre los árboles. El único 'inconveniente' es que su objetivo era anunciar un móvil.
El trabajo es de 2011, y este vídeo muestra cómo se hizo el llamado 'making of'.
El ronroneo del Leopardo acariciado.
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