miércoles, 9 de octubre de 2013

Viejos sí, pero no tontos.


 
Una cuarentena de jubilados protestaron el lunes pasado por la reforma de las pensiones aprobada recientemente por el Gobierno que  les condena a una importante merma de su poder adquisitivo. Los yayoflautas se encadenaron en la Puerta del Sol mientras aseguraban: “Somos viejos, pero no tontos”. Reclamaron pensiones más justas y protestaron por la subida fija del 0, 25%, independiente de lo que haga el precio de la vida. Los jubilados se quejaron de que cobraban cada vez menos tanto por la falta de subidas como por el engaño del Gobierno del PP quien, en campaña electoral, se comprometiera a “meter la tijera a todo menos a pensiones, sanidad y educación”. Sus gritos contra el Gobierno no dejaron de repetirse, tras una pancarta con el lema “Los mayores en lucha por nuestros derechos”. “El 0,25% de una pensión media son dos euros. Nos quieren matar de hambre –protestaron–. Encadenarnos es algo simbólico. Aguantaremos lo que podamos, que no será mucho porque ya estamos algo mayores”.

En la sede de la Confederación Estatal de Prejubilados y Pensionistas (CEPYP) sus principales dirigentes debaten sobre el futuro del sistema público de pensiones. Manuel Doblado, Manuel Iglesias, José Ramón y Félix Higueras no pueden permitirse el lujo de ser optimistas. En el 2011 vieron cómo el Gobierno de Zapatero congelaba las pensiones, mientras que, en 2012, tuvieron que conformarse con una subida del 1%, muy por debajo de la inflación real, que ese año llegó al 2,9%. En el 2013, la subida ha sido del 2% para las pensiones de menos de 1.000 euros y del 1% para las superiores a esa cantidad. Y, en 2014, se perfila una congelación encubierta con una subida ridícula.

Durante su campaña electoral, Rajoy definió a los pensionistas como “las persona más indefensas”. En 2010, la pensión media de jubilación era de 893,21 euros al mes. Casi tres años después, cobraban 922, 22 euros, 29 euros más al mes y en ese periodo de tiempo la inflación acumulada llegaba hasta el 5%. Una brecha que va a ir a más en los próximos años. Mientras tanto, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, sostiene públicamente que los pensionistas no pierden poder adquisitivo, o, al menos, que no lo perderán a largo plazo. E pasado sábado alardeaba de una subida del 0,25%: “Gracias a la reforma –decía, ufana– las pensiones van a subir siempre, todo los años. Cuando las cosas vayan mal, subirán un 0,25%, pero, cuando vayan normal, el mantenimiento del poder adquisitivo está garantizado”. Y Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, recordaba la semana pasada que la partida consignada en las cuentas de 2014 para el gasto en pensiones es de 112.102,61 millones de euros, un 5,4% más que en 2013. Pero evitó decir, entre otras cosas, que cada año se incorporan al sistema de pensiones unas 135.000 personas. El Gobierno se lamenta de que no hay dinero para pagar a todos las pensiones. Por eso, dice, se ve obligado a acudir al Fondo de Reserva de las Pensiones, que cuenta con 59.000 millones. Y anunció que, en 2014, sacará 11.000 millones, una cantidad cercana a lo ya gastado entre 2012 y 2013.

José Ramón, secretario de la organización de la CEPYP (Confederación Estatal de Prejubilados y Pensionistas) está harto de que nos tomen por tontos. “Que digan la verdad. Llevamos tres años perdiendo poder adquisitivo y ahora vamos a perder más. A todo eso hay que sumar los copagos que nos obligan a asumir. Están masacrando a los mayores”. Los directivos de esta organización creen que el sistema público de pensiones es perfectamente viable y que su sostenibilidad “es cuestión de voluntad política”. Sospechan que el Gobierno no tiene esa voluntad, que lo que pretende es “desprestigiar las pensiones públicas para dar entrada al capital privado”. Para Manuel Doblado, presidente de CEPYP, lo que se esconde detrás de la reforma de Gobierno es la privatización pura y dura de las pensiones: “Si el Gobierno quiere cambiar de sistema, si quiere llevarnos a un sistema de pensiones privadas, que lo diga”. Y el tesorero, Manuel Iglesias rebate con datos oficiales: “No es de recibo que vacíen la caja con todo lo que hemos contribuido y luego digan que no hay dinero. España dedica un 10% de su PIB a las pensiones. Italia está en un 15% y Francia y Alemania, en un 14%. En un país donde se rescata a la banca con miles de millones de euros decir que no hay dinero para las personas mayores es una falacia. El sistema es manifiestamente mejorable, pero se puede hacer a través de un debate sereno, con tranquilidad. Para eso esté el fondo de reserva, para tener tiempo”.

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