Una milonga de espías.
Keith Alexander, director de NSA, ante el Senado norteamericano.
Rajoy aseguró que no tenía “constancia” de que España
hubiera sido espiada.
Margallo, ministro de Exteriores: "Las relaciones con los EEUU son muy buenas".
Fuentes de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) estadounidense, citadas por el
diario alemán Bild am Sonntag,
aseguran que el presidente estadounidense, Barack Obama, conocía,
desde el 2010, el espionaje de los teléfonos de la canciller alemana, y que no
pidió en ningún momento que cesaran las escuchas. Según el citado diario, el
director de la
Agencia Nacional de Espionaje informó directamente a Obama,
quien, al parecer, le solicitó un informe completo sobre las escuchas. La NSA desmintió posteriormente a
través de un comunicado las informaciones desveladas por la prensa alemana y
aseguró que su director “jamás ha hablado de una operación de este tipo” con el
presidente Obama. Pero otras fuentes como “Der Spiegel”,
semanario alemán, informan que Estados Unidos
contaba, en 2010, con unos ochenta equipos de la CIA y la
NSA en todo el mundo, 19 de ellos en ciudades europeas como
Madrid, Berlín, París, Roma, Praga y Ginebra. La revista desvela informaciones
de carácter reservado de los servicios de inteligencia estadounidenses, según
los cuales el móvil de la canciller alemana, Angela Merkel, se encontraba en la
lista de objetivos de NSA, desde 2002. Una unidad denominada “Special
Collection Service” (SCS) se encargaba de recoger la información, con ayuda de
un equipo no registrado legalmente, situado en la embajada de Estados Unidos en
Berlín. En la legación diplomática, según la revista, técnicos de la NSA y de la CIA eran los encargados de
espiar con sofisticadas antenas las comunicaciones registradas. Estos equipos
fueron creados a finales de los años setenta. Susan Rice, asesora de seguridad
nacional presidencial, garantizó al Gobierno alemán que Merkel no es ni será
espiada, como manifestó desde un primer momento la Casa Blanca , aunque no
habló del pasado. Por su parte, Obama, según varios medios de comunicación,
aseguró a la canciller que él no tenía información del presunto espionaje de su
móvil y que, de haberlo sabido, lo habría parado.
Berlín elevaba el pasado domingo el tono de su
respuesta ante el posible espionaje a la canciller, Angela Merkel, durante
más de una década desde la embajada estadounidense en Berlín, y advertía a
Washington de que embajadas y diplomáticos en suelo alemán deben respetar la ley
germana, que determina que las escuchas telefónicas son delito.
Por su parte, el Gobierno español se hacía el despistado contestando con un “no
consta” a la pregunta de si los españoles, como alemanes, franceses e
italianos, habíamos sido espiados. Pero, el hecho es que la NSA espió más de 60 millones de llamadas en tan
sólo un mes, entre el 10 de diciembre de 2012 y el 8 de enero de este año,
según muestra un gráfico bajo el título “Spain. Last 30 days”, que forma
parte de los documentos secretos en poder del ex técnico informático de la NSA Edward Snowden, en
parte publicados por The Guardian. El día de máximo flujo fue el 11 de
diciembre, en el que los servicios de espionaje vigilaron más de tres millones
y medio de llamadas. Pese a todos estos datos, el presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, aseguraba, el viernes pasado en Bruselas, que no tenía “constancia” de
que España hubiera sido espiada por los servicios de inteligencia
estadounidenses.
La información del espionaje a presidentes y
primeros ministros, publicada por The Guardian, vino a completar otras
difundidas por Le Monde a principios de semana sobre el espionaje
masivo en el país galo y al Elíseo. En el caso francés, según esos papeles de
Snowden, fueron
más de 70 millones de
llamadas telefónicas en el mismo periodo de 30 días al que
se refiere el documento sobre España. Y este mismo lunes, el italiano “La Repubblica ” aseguraba
que, en las mismas fechas, EEUU investigó 46 millones de
llamadas telefónicas en Italia. Francia con 70 millones e
Italia, con 46 millones de llamadas interceptadas, también fueron víctimas. Pero, complicando aún más el
problema, el director de la NSA
de Estados Unidos, el general Keith
Alexander, aseguraba ayer que las informaciones sobre la supuesta captación de
millones de llamadas en Europa son “completamente falsas” y aclaraba que estos
datos corresponden a agencias de Inteligencia extranjeras y a comunicaciones
realizadas, en su mayoría, fuera de Europa. Alexander
insistió ante la cámara de representantes en que el espionaje masivo que ha
provocado el rechazo de los Gobierno de España y Francia fue realizado por los servicios
secretos de estos países y, además, fuera de sus fronteras. “Se trata –confesó–
de datos que nosotros y nuestros aliados de la OTAN hemos obtenido conjuntamente para la
protección de nuestros países”. Y James Clapper, director de Inteligencia
Nacional de EEUU, subrayó que ellos no espían de forma “ilegal” o “indiscriminada”
a “ciudadanos de ningún país”, aunque reconoció que las agencias pueden haber
cometidos “errores”, según “The New Cork Times”.
Mientras tanto, Jaime Costos, embajador de EEUU
en Madrid, y el secretario de Estado para las relaciones con la UE , Íñigo Méndez de Vigo,
despacharon el escándalo en una reunión que apenas duró cuarenta minutos en la
que no parece que hubiera ni muchas preguntas ni muchas respuestas. Rajoy hizo como
si no le constara que EEUU estuviera espiando a España. Y, en la nota remitida
a los medios se explicaba que se ha trasladado a Costos la “preocupación” por
los artículos que están saliendo en la prensa y que, de ser ciertas, estas
prácticas “son impropias e inaceptables entre socios y amigos”. El Ejecutivo
mantuvo la presunción de inocencia de Washington y el ministro de Exteriores,
José Manuel García-Margallo, que no asistió al encuentro por estar de viaje en
Polonia, trató de subir un poco la voz, aunque con mucha cautela: “Hemos pedido
al embajador, como
en dos ocasiones anteriores, que facilite al Gobierno la información
necesaria sobre este asunto que, de confirmarse, podría suponer la ruptura
del clima de confianza que tradicionalmente ha presidido las relaciones entre
ambos países”.
El ministro José Manuel García-Margallo tardó menos de 24 horas en
moderar su discurso, y, advirtió de que se puede ver afectada la “confianza”
entre ambos países, pasando a alabar las relaciones con Washington. “Las
relaciones con Estados Unidos han sido y son muy buenas –aseguró Margallo en
una rueda de prensa–. Dentro de ese margen de cordialidad, estoy seguro de que
Estados Unidos dará las explicaciones necesarias y pertinentes en este caso,
como corresponde a una relación entre socios y aliados que comparten principios,
valores e intereses comunes”. De hecho, tan convencido estaba el ministro en
que las explicaciones de los EEUU iban a ser satisfactorias que fue tajante
cuando se le cuestionó sobre las consecuencias que puede tener el espionaje: “Colaboramos
de forma muy estrecha en seguridad y tenemos posiciones muy próximas en los grandes
asuntos internacionales”. Poco más tarde se conocían las declaraciones de
Alexander y Clapper en el Congreso de los EEUU.
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