Tragedia en Lampedusa ¿Quién es el responsable de tantas muertes?
Una barcaza procedente del puerto libio de
Misrata en la que viajaban más de medio millar de emigrantes ilegales africanos,
llegó el pasado jueves, después de tres días, al sur de Italia y cuando se
hallaba frente a la isla de Lampedusa, a 205 kilómetros de
las costas de Sicilia y a 113 de África, se hundió. El patrón, un
traficante que ya había sido detenido años atrás, había amontonado a sus
viajeros en función del precio que habían pagado. Lo más pobres, en las
bodegas, donde siguen, en el fondo del mar, tras haberse originado un fuego al
encender unas mantas para hacerse ver desde tierra. Las autoridades italianas
–la guardia Costera, la de Finanzas y la Capitaría del Puerto–, tardaron más de dos horas
en enterarse de que el barco, que albergaba unas 500 personas, estaba ardiendo
y le dejaron hundirse a media milla de la isla. Sólo al ser alertadas por
algunos pesqueros, reaccionaron. Y fueron a recoger, sin demasiada presura, los
primeros naufragados y unos pocos cadáveres, entre ellos, cinco niños. Posteriormente, las tareas de rescate de los ahogados
entre los restos del barco, que reposa a más de cuarenta metros de profundidad
y a media milla de Lampedusa, pudieron reanudarse gracias a una mejoría de las
condiciones meteorológicas y marinas.
Ante este escándalo internacional, la ministra de
Integración italiana, Cécile Kyenge, de origen congoleño, declaraba, desde la
isla: “No podemos aceptar más tragedias como ésta. No debemos esperar a que
ocurra una tragedia para entender que las cosas hay que cambiarlas, que es
necesaria una política que prevenga y acoja. Queremos apelar a la
responsabilidad de Europa”. Kyenge, que fue objeto de varios insultos de tipo
racista por parte de políticos de la Liga Norte , se refería a la actual legislación en
materia de inmigración ilegal vigente en Italia y promovida, sobre todo, por
este partido secesionista cuando gobernaba en coalición con Silvio Berlusconi. Se
trata de la llamada ley “Bossi-Fini”, de
2002, que regula la entrada y residencia de inmigrantes en Italia, a la que se
le añadió, en 2009, la introducción del delito de inmigración ilegal, por el
que la Fiscalía
tendrá que abrir una investigación a los supervivientes de la tragedia, que
pueden verse condenados a pagar multas de miles de euros. Según la ministra, “ha
llegado el momento de afrontar y revisar la legislación de inmigración y de
plantear a Europa con decisión la exigencia de dotarse de una política europea”
que considere que fronteras como las de Lampedusa son las de toda Europa. La
intención de Kyenge, que definió las condiciones del centro de primera acogida como
“vergonzosas”, era la de aumentar, en un primer momento a 16.000 y luego a
24.000, el número de camas en este tipo de instalaciones en Italia, que
actualmente es de 8.000.
Mañana, el Ejecutivo italiano
podrá plantear todas estas demandas a Bruselas, durante la visita que el presidente
de la Comisión
Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, realizará a
Lampedusa, junto al viceprimer ministro de Italia y titular de Interior. El padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz , llegaba el domingo con
ropa para los niños inmigrantes, y dijo en la morgue, con 140 cajas en el
suelo, sin nombre alguno, y ante los 300 fallecidos en la tragedia: “En
estos momentos no se me ocurre más que rezar y llorar y también clamar, como el
Papa, que es una vergüenza que en el siglo XXI exista esto. No es solo una
vergüenza, sino que alguien tiene que ser responsable de tantas muertes y
tenemos que salir a la calle a gritar ‘basta ya’ de leyes antihumanas contra
los inmigrantes. Lo que hacen falta es sentido común para esta Unión Europea,
Premio Nobel de la Paz. Esto
es una vergüenza y hay demasiados sinvergüenzas”.
Filippo Húngaro, el portavoz de
la organización Save the Children Italia, declarba: “Los 155
supervivientes de la barcaza están traumatizados, asustados y muy preocupados”.
La situación,
en el centro de acogida de Lampedusa, es “caótica” y los
menores, cuyas edades oscilan entre los 11 y 17 años, necesitan atención
psicológica. La legislación italiana establece que estos afectados –al tratarse
de menores– deben ser acogidos en todos los centros del país habilitados para
estos casos. Pero, al no existir en Italia registro para estas personas “muchas de ellas
pueden quedarse sin asistencia”. El responsable de la ONG criticó también la llamada
ley ley Bossi-Fini,
que impide a
los inmigrantes mayores de 18 años llegados de manera ilegal
obtener el permiso de residencia en el caso de no tener formación educativa o
no disponer de un trabajo. Este es el caso de los 40 inmigrantes menores que
podrían verse afectados por esta medida en los próximos años y les dejarían en situación
ilegal dentro de las fronteras de Italia. El portavoz de Save
the Children declaraba que, en el centro de acogida de Lampedusa, en estos
momentos, hay
un total de 267 menores de desembarcos anteriores, muchos de
ellos procedentes de Siria y Palestina. Desde el inicio de 2013 han llegado a
las costas italianas 30.000 inmigrantes, de entre los cuales, 5.800 son
menores.
La alcaldesa de la isla, Giusi Nicolini, informó
a los medios italianos de que, entre los supervivientes, las fuerzas del orden han
detenido a una persona que creen puede ser el traficante que
les llevaba. “Se trata de una tragedia inmensa”, añadió Nicolini, quien
explicó que los supervivientes relataron que llevaban varias horas en alta mar
y que no conseguían llamar para ser rescatados, por lo que decidieron encender
un fuego para ser localizados. Después, la barcaza se incendió, por lo
que muchos de los inmigrantes tuvieron que arrojarse al mar, y posteriormente
volcó, agregó la alcaldesa. “De este modo, han terminado todos en el agua y, al
parecer, algunos pesqueros han pasado y han seguido su camino sin ayudarles”, ha añadido, subrayando que “si esto es cierto,
habrá que aclararlo. ¡Basta ya! ¿A qué esperamos? Es un horror continuo”. Enrico
Letta, primer ministro italiano, anunció que todos los fallecidos en el
naufragio recibirán la nacionalidad italiana. Pero la fiscalía de Agrigento
(Sicilia), acusó a los 114 adultos rescatados de un delito de inmigración
clandestina que puede ser castigado con una multa de hasta 500 euros y la
expulsión del país. Los muertos, no obstante, podrán quedarse en un trozo de
tierra de cementerios de Sicilia para que descasen, ahora así, con la
nacionalidad Europa tras jugarse la vida por conseguirlo. Los habitantes de
Lampedusa, durante una manifestación de dolor y rabia, corearon: “Los próximos
muertos –porque los habrá y lo sabéis todos–, os los llevaremos a las puertas
del Parlamento. Nosotros queremos acogerlos a los inmigrantes vivos, no
muertos”.
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