El PSOE de Sánchez regresa de entre los muertos.
El candidato a la Secretaría General del PSOE, Pedro Sánchez, y la exministra Cristina Narbona.
Pedro Sánchez, del PSOE, presentaba el pasado lunes en Madrid su
programa político, muy diferente del de la Gestora, seriamente preocupada por
su resurrección (la de Sánchez). El documento “Por una nueva socialdemocracia”,
de 40 páginas, pretende ser un armazón ideológico sobre el que reconstruir la
socialdemocracia como enmienda a la totalidad al neoliberalismo y al
capitalismo salvaje. Potencia el liderazgo del secretario general y delimita el
poder del PSOE “de los barones”. Y coloca a la militancia en el centro de las
principales decisiones, lo que, sobre el papel, debería poner punto y final a
la actual estructura clientelar de la organización. Juan Carlos Escudier lo
reconoce en el artículo “El santo varón del PSOE se podemiza”: “Ya sea por
propio convencimiento de quien ha regresado de entre los muertos y ha perdido
el miedo, o porque a la fuerza ahorcan, otro argumento de mucho peso, el
ideario del precandidato es inequívocamente de izquierdas. El nuevo PSOE de
Sánchez defiende cosas impensables para el viejo PSOE: un Estado plurinacional,
una banca pública, una jornada de 30 horas como horizonte estratégico, una
renta básica universal con escala previa en un impuesto negativo sobre la renta
que garantice un ingreso mínimo a cada ciudadano, un gravamen especial a los
robots que sustituyan al trabajo asalariado, un SMI de 1.000 euros, la
derogación de la reforma laboral y de la ley de Seguridad Ciudadana, y una
alianza definitiva con el laicismo, el feminismo y la sostenibilidad”.
La elección de Podemos como socio
preferente es un rasgo distintivo respecto a otra opciones y supone un rechazo
frontal a la gran coalición, cuyo fracaso en Europa ha alimentado a la
ultraderecha y al populismo. “Implica además –insiste Escudier– el desprecio a
esa llamada oposición útil que se ha vendido por barones y sultanas como
coartada para justificar la abstención al PP. El no a Rajoy se mantiene inalterable
pero no es el único. El ‘partido de la militancia’ pretende ser una fuerza
autónoma, libre de interferencias de poderes económicos, en clara advertencia a
los cebrianes de turno y al señor del Ibex en sus distintas manifestaciones.
Ojo con Sánchez porque ni el pasado ha muerto ni está el mañana ni el ayer escrito,
que diría Machado”.
La reunificación de Sánchez es la
expresión coordinada de todas las sensibilidades contrarias a que el PSOE sea
subsidiario del PP. En torno a él confluyen todas las corrientes de izquierda
existentes en el Partido Socialista. Desde Izquierda Socialista, liderada por
Pérez Tapias, a los guerristas históricos, José Felix Tezanos, Manuel Escudero
y Enrique Linde, a los sanchistas, Odón Elorza, Josep Borrell y Cristina
Narbona. Un PSOE muy distinto a la derecha socialista. Fernández López Agudín
así lo entiende: “No estamos ya ante un mero proyecto de Sánchez, sino ante un
proyecto socialdemócrata que encabeza Sánchez. Los dos candidatos de derecha
socialista –Susana Díaz y Patxi López–, frente a uno socialdemócrata, con unas
bases airadas como las socialistas, poco pueden hacer contra Sánchez. No es
seguro, tampoco, que puedan hacer mucho si van unidos; pero juntos pueden apelar
al patriotismo de partido– que, como es sabido, es siempre el último refugio de
los canallas– para frenar hoy la
devolución de la secretaría general a su legítimo propietario que hoy encabeza
la socialdemocracia. Ya no quedan ni los restos del primitivo plan de la
Gestora de instalar bajo palio en Ferraz a Susana Díaz”.
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