El debate de las pensiones.
La sostenibilidad de las pensiones.
El Gobierno de Mariano Rajoy pretende
ordenar el debate de las pensiones e ir buscando soluciones con un mínimo
consenso político, social y económico. Las pensiones mueven ya más del 10% del
PIB español, dos puntos por encima del nivel previo a la crisis, de ahí su
importancia para la cohesión social.
“Una voz que se abre paso –escribe
José Luis Gómez, en el artículo ‘El
debate de las pensiones’, publicado por EuropaPress– es la de la Autoridad
Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que apenas ve margen de
aumento con los actuales niveles de ingresos y gastos de la Seguridad Social.
Nada nuevo en el titular pero sí en la argumentación, que es peor todavía. Si
se aplica el índice de revalorización de pensiones IRP, introducido en el
sistema a fin de hacer sostenibles las cuentas –léase sin seguir la evolución
de la inflación–, y se liga a una fórmula que conjuga los datos de los ingresos
y los gastos de la Seguridad Social de los últimos 5 años, más las previsiones
de evolución de los mismos en los próximos cinco años y las previsiones de
altas y bajas en el sistema y de la prestación media, las pensiones bajarían un
2,96%. Es más, la AIReF calcula que este índice seguiría siendo negativo hasta
2022”.
“Lo fundamental está, por tanto,
en la sostenibilidad del sistema, que tiene problemas estructurales, que se
acentuarán a partir del 2020, cuando se jubile masivamente la llamada
generación del baby boom y los nuevos trabajadores con salarios devaluados
tengan que mantener el sistema. Las reformas llevadas a cabo por los gobiernos
de Zapatero (2011) y de Rajoy (2013) –retraso de la jubilación hasta los 67
años, cambio de la base de cálculo de 15 a 25 años, aplicación del índice de
revalorización y el factor de sostenibilidad que entrará en vigor en 2019–,
harán que los nuevos pensionistas tengan prestaciones más bajas que los
actuales. Tanto, que se estima que, en 2030, las pensiones estarán en niveles
de 2013”.
“Urge, pues, un nuevo Pacto de
Toledo –concluye Gómez– donde se expliciten reformas de calado que traten
asuntos como la separación de las pensiones contributivas de las que no lo son,
la financiación con impuestos además de las cotizaciones y la adaptación de
determinadas pensiones –orfandad, viudedad, etcétera– a la realidad del siglo
XXI. No queda otra”.
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