jueves, 26 de septiembre de 2019

Esa mirada de perro que nos roba el corazón.




“Esos ojos nos traen de cabeza y nos derriten –literalmente– el corazón. Quienes viven con un perro conocen de sobra esa mirada suplicante que nos dedican cuando hacen algo que no deberían o si quieren un premio o salir de paseo. El amigo de cuatro patas frunce el ceño, abre mucho los ojos y nos mira fijamente… hasta que uno se rinde irremediablemente ante semejante despliegue de encanto peludo”. Así describe Eva San Martín, en Eldiario.es, esa mirada de perro que nos roba el corazón. “Sabemos que esta mirada perruna constituye una herramienta casi infalible para conseguir lo que quiera de nosotros. Y, aceptémoslo con humor y dignidad, todo el que vive con un perro ha sucumbido alguna vez ante ella. La pregunta que nos hacemos aquí es: ¿cómo han llegado nuestras mascotas a dominar esta expresión tan eficaz en el arte del robar corazones humanos?”.

Conocemos perfectamente ese gesto de “poner ojitos”, a través del cual nuestro amigo de cuatro patas abre con mediana sorpresa sus ojos, levanta notablemente las cejas e inclina su cabeza. En un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los científicos revelan el secreto de esta expresión con el fin de comunicarse mejor con nosotros. Los expertos comparan la anatomía y el comportamiento de perros y lobos, y comprueban cómo la composición muscular facial del can cambió respecto a la de sus ancestros salvajes. El perro, en efecto, ha ido adquiriendo gradualmente un nuevo músculo –no presente en el lobo, este animal tiene un pequeño tendón en su lugar– llamado músculo elevador del ángulo medial del ojo, o MEAMO (o LAOM por sus siglas en inglés), que le permite subir los párpados superiores y las cejas de modo muy llamativo.

El MEAMO se sitúa justo encima de los ojos, y permite a los perros elevar las cejas y fruncir el ceño de forma acusada logrando que sus ojos “parezcan más grandes y más infantiles; y recuerdan a la mirada que producimos los humanos cuando estamos tristes”, explica Juliane Kaminski, psicóloga de la Universidad de Portsmouth en Reino Unido, y coordinadora de esta investigación. Todas estas características permiten al perro “comunicarse mejor con nosotros” y, según apunta la científica, despiertan una suerte de instinto protector, “incluso maternal o paternal”, hacia nuestro amigo de cuatro patas. Estos hallazgos sugieren que los expresivos ojos perrunos podrían ser el resultado directo de su relación con los humanos, “ya que, de forma tal vez inconsciente, hemos preferido y priorizado estos rasgos durante el proceso de domesticación”. Además, poner ojitos se antoja una herramienta muy eficaz para el perro, “ya que parece provocar en nosotros un fuerte deseo de cuidarles y protegerles”.

El nuevo estudio identifica otra diferencia facial importante entre lobos y perros. Así, existe un músculo que acerca los párpados superiores hacia las orejas, “y que hace que prácticamente parezca que el perro esté sonriendo por ejemplo cuando jadea”. Curiosamente, este músculo aparece en todas las especies caninas investigadas, con la excepción del husky siberiano, una raza antigua y, por tanto, aún más cercana a los lobos. Aunque algunos lobos sí cuentan con él, este músculo de la sonrisa aparece con menor frecuencia en esta especie, y cuando surge resulta mucho más fino. ELLA NO ESTA - CESAR ESPADA (autor letra y musica)

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