La Iglesia se vuelca en la 13TV para salvarla.
La cadena de los obispos.
La Iglesia Católica ha
invertido en los dos últimos años un total de 20 millones de euros procedentes
de su asignación tributaria anual para salvar de la quiebra a su cadena de
televisión 13TV, una empresa de la que los obispos son accionistas mayoritarios,
según los datos publicados por la Conferencia Episcopal. En 2016, la Iglesia ingresó 268,2 millones de
euros procedentes de la recaudación del IRPF, una cantidad que redujo a 264,5
en 2017. En total, casi 533 millones de euros de dinero público que, unido a
otros ingresos por actividades económicas y donativos, dejaron un saldo
positivo de unos 30 millones de euros después de gastos, y la mayoría fue
invertido bajo el epígrafe “aportación a fondos propios TreceTV” (11 millones
en 2016 y nueve en 2017).
El dinero, extraído del
superávit de sus cuentas, según la auditoría privada encargada por la
Conferencia Episcopal a la consultora PWC —la Iglesia Católica no ha estado
auditada hasta ahora por ninguna institución pública—,
ha ido destinado a salvar de quiebra a una cadena deficitaria año tras año.
Desde que los obispos la crearon en 2010, 13TV acumula pérdidas de más de 90
millones, según publicó El Español, que incide en que sólo en 2018 registró
pérdidas de 7,6 millones, mientras que en 2016 y 2017 perdió diez millones cada
año, a pesar de esta inyección dinero público.
Pero esos 20 millones son
una pequeña parte de los más de 930 que la Iglesia ingresó en 2017, según estas
cuentas. La mayor parte, un 35%, procedió de “aportaciones voluntarias de los
fieles”, un total de 320,3 millones donados por los feligreses en “colectas
ordinarias, específicas, suscripciones periódicas y otros ingresos sin
contraprestación”, sobre los que no pesa ningún tipo de control fiscal, en
virtud de los acuerdos entre la Iglesia y el Estado. La Conferencia Episcopal
amplió capital y aprobó préstamos para salvar a la cadena, a pesar de su escasa
audiencia. A estos hay que sumar otros 213 millones (23% de su financiación)
procedentes de “otros ingresos corrientes” provenientes de “servicios diversos,
subvenciones, ingresos de otras instituciones religiosas y otras cantidades”
que también escapan al fisco. Y, aunque este dinero sí está sujeto a los
normales impuestos por actividades económicas, el balance sigue siendo
positivo, ya que la iglesia está exenta de pagar el Impuesto sobre Bienes
Inmuebles (IBI).
La maniobra financiera
para reflotar la cadena televisiva del episcopado fue señalada, en 2017, en una
sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que advertía que no se
pueden utilizar ayudas públicas a actividades que no sean estrictamente
religiosas. En este sentido, dicho Tribunal entendía que una ayuda de Estado
destinada a una actividad empresarial privada —diferente al culto o a la
expresión religiosa— es incompatible con el Mercado
Único. En España, el Ayuntamiento de Getafe denegó la exención del Impuesto
sobre Construcciones, Instalaciones y Obras a un colegio católico. Y fueron los
tribunales quienes le dieron la razón al consistorio amparándose en la
jurisprudencia europea.
Datos como este habrían
provocado un conflicto interno en la institución, tal y como asegura Eldiario.es.
No todos estarían de acuerdo en destinar anualmente 11 millones de euros
anuales a costear Trece TV mientras que Cáritas, organización no gubernamental
que gestiona la Iglesia, sólo recibe 6,2 millones de euros al año. “No cabe
duda —advierte en este caso El Español— de que cualquier medio tendría motivos
para denunciar ante las autoridades de la Competencia el dumping que viene
practicando la Conferencia Episcopal en favor de Trece TV. Y más cuando no han
sido pocas las televisiones que han tenido que cerrar por carecer de estas
ayudas, tan injustas para la leal competencia como injustificables para los
contribuyentes.
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