La cantante Lorena Álvarez no entiende que se idolatre a los músicos.
Lorena Álvarez y Los
Rondadores de La Val D'Echo (El Volcán), presentaron el pasado jueves en la
madrileña sala Galileo Galilei su último epé, una incursión en la jota
aragonesa grabada en el Pirineo oscense. La singular cantautora asturiana desplegó
el repertorio de su bella Colección de canciones sencillas (Elsegell), así como
sus recientes versiones de… ¡Mina y Manzanita! Henrique Mariño la entrevistó en
Público preguntando si fue pintora antes que cantante. Según ella. “todo va en
el mismo saco: lo que aprendo en la pintura lo aplico a la música y viceversa.
De hecho, hago los diseños de los discos. Quiero transmitir lo que sea en cada
momento y para eso me apoyo en lo que pueda”. Vivir en la ciudad en lugar de
hacerlo en el campo resulta muchas veces un engaño porque hay gente haciendo
cosas muy interesantes en las zonas rurales. “Para mí, antes era importante
estar en una ciudad para disfrutar de la cultura de primera mano. Ahora mismo,
eso me aporta muy poco y, en cambio, pasear por un bosque me parece lo máximo.
Me resulta más fácil concentrarme, la calidad de vida es infinitamente mejor y,
además, es mucho más barato”…
En cada disco, Lorena ha
intentado profundizar un poco más. “Más que otra puerta distinta, quiero abrir
la que va después. Y la sencillez es la mejor manera de hablar sobre lo
profundo. Para llegar a eso, hay que quitar muchas capas. En el mundo en el que
vivimos, no se trata de hacer cosas más grandes, sino más pequeñas. Hay que
quitar y quitar, porque estamos envueltos en velos que nos impiden ver lo
esencial y lo importante. Y, aunque a veces trate temas más oscuros, siempre
intento señalar una salida. No me gustaría transmitir el mensaje de que no hay
esperanza, porque yo tengo mucha esperanza. Considero que puedo compartir una
canción cuando propongo un problema y ofrezco una solución.
Lorena declara a Mariño no
entender que se idolatren a los músicos. Ni que estén en un escenario muy alto
y el resto de la gente, abajo. “Cuando toco, me gusta que estemos todos juntos,
como era antes la música”. Luego empezó a grabarse, a comercializarse y las
discográficas respetaron sus propuestas. Aunque eso le ha costado lo suyo.
“Desde trabajar duro hasta superar miedos e inseguridades. Si algo no va bien,
me agarro a mi responsabilidad de proyectar luz en las zonas oscuras”.
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