miércoles, 1 de febrero de 2023

¿Cuántos perros de caza hay abandonados?

 


En un artículo de Aristóteles Morenos aparecido en “Público” el pasado 22 de enero (“Así malviven los perros de caza abandonados”, las asociaciones protectoras pintan un panorama “salvaje y cruel” y cifran en 50.000 los canes desahuciados. La redacción provisional de la Ley de Bienestar Animal los supone desamparados. En un vídeo, colgado en Twitter el pasado 9 de enero, muestra a galgos escuálidos. Acaban de llegar a la Fundación Benjamín Mehnert, cuya sede en Sevilla se dedica a recoger perros de caza abandonados. La hembra está aterrada. El macho se encuentra en un estado de desnutrición extremo. Tanto que, según indica el perfil digital de la fundación, le ha provocado el hundimiento del cráneo.

Desde el mes de octubre, cuando se inició la temporada de caza, la Fundación Benjamín Mehnert contabiliza 346 perros recogidos. Solo en diciembre, 146 animales. “Y aún queda enero y febrero”, subraya la fundación proteccionista en un tuit.  Hay vídeos y fotografías estremecedoras de perros maltratados sin piedad. Y un mensaje atraviesa todo el hilo de la red social: el Gobierno de Pedro Sánchez ha abandonado a miles de canes en la actual redacción de la Ley de Bienestar Animal, que aún se encuentra en negociaciones entre los grupos.

Es solo una de las decenas de asociaciones animalistas que han proliferado en los últimos años en España. El número de animales domésticos abandonados, principalmente perros y gatos, es tremebundo. Inasumible para un país que se reclama civilizado. En su censo de 2021, la Fundación Affinity contabilizó 285.000 perros y gatos desamparados. De esa cifra, 168.000 corresponde a canes. La caza es la segunda causa de abandono, después de las camadas no deseadas, según el balance anual efectuado por Affinity. Y representa el 13% del total. Es decir, según el cálculo de esta fundación animalista, 21.849 perros procedentes de la actividad cinegética terminan cada año en la calle o en un centro protector de animales.

PACMA (el Partido Animalista)) duplica esa cifra con creces. Sus estimaciones superan de largo los 50.000 perros de caza abandonados cada año. En el año 2019, se efectuaron un muestreo en cien de las más de mil protectoras que hay en España y contabilizaron 8.500 perros desamparados. Una sencilla regla de tres, según argumenta su presidente, Javier Luna, eleva la cifra a 85.000. Cada año rescatan 400 canes, principalmente galgos y podencos. “Tenemos dos perreras: en Córdoba capital y en Lucena. Los cazadores los dejan allí cuando ya no les son útiles. Es un abandono, pero le llaman cesión. Y una forma legal para no ser acusados. Muchísimos cazadores se ponen en contacto con nosotros. Y nosotros preservamos su identidad para evitar que los maten”. Esa ha sido desde hace años la práctica común. Muchos galgos son colgados en olivos, tiroteados o ahogados en balsas de alpechín. Ahora hay menos muertes. La creciente presión social y la proliferación de las protectoras han limitado significativamente el número de sacrificios”.

El número contrasta radicalmente con la versión ofrecida por los propios cazadores. “Son datos falsos, que persiguen criminalizar al colectivo”, asegura José María Mancheño, presidente de la Federación Andaluza de Caza. El representante gremial no ofrece un dato alternativo. Se limita a refutar las estimaciones publicadas por las asociaciones proteccionistas, que barajan una horquilla entre los 22.000 a los 85.000 perros abandonados. “No hay una sola estadística oficial. Ni del Seprona, ni del Ministerio, ni de la Dirección General de Derechos de los Animales. Y PACMA lleva 25 años hablando de 50.000 perros abandonados. Si fuera así, España estaría llena de perros”, argumenta Mancheño. “Los cazadores buscan una carrera limpia. No quieren que el galgo haga recortes. Muy pocos galgos sirven. La temporada empieza en octubre y termina en enero. El abandono entonces es brutal”, denuncia Javier Luna.

En la caza mayor es distinto. Aquí ya se utilizan otras razas caninas. El presidente de PACMA ha documentado muchas rehalas y promovido abundantes denuncias. “Es terrible. Los perros están amarrados todo el año. Viven en zulos. En perreras donde apenas entra el aire a, con techos de chapa en verano, encadenados y bajo un olor insoportable a heces y pipí. Están en muy malas condiciones físicas. Muchos mueren con la cadena puesta. Y en la caza se exponen a muchos peligros: son corneados por jabalíes o ciervos, caen a pozos o son disparados por los propios cazadores. Es un mundo salvaje y cruel”. En Cabra (Córdoba) descubrieron 29 perros atados a varios olivos sin comida ni agua. Los animales estaban esqueléticos. Se presentaron acompañados con dos veterinarios y los cazadores fueron condenados a 18 meses de prisión, que es el máximo que recoge el código penal para este tipo de delitos.

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