El rey sin estrenar.
David Torres escribe en
“Público” que, con motivo del décimo aniversario de la coronación de Felipe VI,
se han publicado un video y unas fotos del monarca en su despacho. Y advierte
que “despacho”, como todo el mundo sabe, viene de “despachar”, término que,
según el diccionario de la Real Academia, se refiere a: 1) abreviar o concluir
un negocio; 2) resolver o tratar un asunto o negocio; 3) encomendar a alguien
que vaya a alguna parte; 4) enviar algo a alguna parte; 5) vender género o
mercancía; 6) atender a un cliente; y otros significados más o menos
metafóricos.
“Los periódicos y
semanarios españoles se han apresurado a publicar las fotos con la solemnidad
de un reportaje del National Geographic, como si la monarquía borbónica se
tratara de un pájaro exótico, una especie en extinción. Este equívoco ha
provocado que un montón de gente saliera este domingo a la calle a celebrarlo,
a pedir la república, como si la república estuviera en el menú y la extinción
fuese ya cosa hecha, sin reparar en que hay recambios biológicos de sobra y que
además el rey rebosa salud. Se le ve francamente estupendo, más sano que un
roble, casi sin estrenar, listo para otros diez años de reinado y los que hagan
falta. Si no fuese por las canas, las fotos podrían tener un decenio —y a lo
mejor lo tienen, que cualquier día la IA le saca un doctorado en Física a
Froilán—.
“Sin embargo, la mayoría
de las publicaciones asegura que las fotos están tomadas en el lugar de trabajo
del monarca, una exageración desde cualquier punto de vista, ya que el monarca
aparece sentado, hojeando unos folios, o bien de pie y mirando por la ventana.
En el video hasta se le ve quitando una grapa de unos papeles y escribiendo o
subrayando algo, probablemente ensayando la firma para otra ley de amnistía. En
la pared hay un reloj, una herencia de Felipe V el Animoso, que está a punto de
dar la hora de la merienda. Uno se imagina al fotógrafo intentando que su
modelo pose más laborioso, que se note la tensión y el esfuerzo de la jefatura
del Estado, pero Felipe VI va a su bola, reinando con la misma parsimonia de
esos trapecistas que ejecutan un triple mortal serenamente, sin despeinarse ni
sudar.
“Los republicanos —advierte
David Torres—, siempre tan maldicientes, aseguran que el rey está en las fotos
tan pancho, mirando las musarañas, y que no hace ni el huevo. No comprenden la
pesada carga que supone la tarea de representación, la dificultad de
representar a todos los españoles, incluidos aquellos que estamos hasta las
narices de los borbones: una monarquía restaurada a dedo por un dictador
inmundo. Los reyes son reyes a tiempo completo, sin pausas para descansar.
Hasta cuando abdican, siguen ejerciendo el cargo más allá de la jubilación. Ahí
está Juan Carlos, por ejemplo, que es un no parar.
“El video de Felipe VI me
ha recordado a aquel amigo mío que intentó pasar un día entero —fue un sábado, me parece— sin hacer absolutamente
nada: ni leer un libro, ni ver la tele, ni jugar al fútbol, ni salir a la
calle, ni fumar, ni beber. Nada más que sentarse en un sillón, observar las
moscas y sentir el lento goteo del tiempo sobre su cabeza. A las doce de la
mañana no aguantó más y tuvo que encender la televisión: logró empalmar el
almuerzo y la cena de bostezo en bostezo. Por poco no lo cuenta, nos explicó
que al día siguiente estaba hecho polvo. No todo el mundo vale para rey: hay
que nacer”.
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