martes, 9 de septiembre de 2025

Vuelta ciclista a ETA.

 

Protestas contra la participación de Israel en la Vuelta Ciclista a España en Vegadeo (Asturias)

David Torres muestra en Público cómo para lavar su imagen de país ladrón, racista, violador y asesino, Israel decidió hace algún tiempo adoptar la identidad europea, una excelente decisión puesto que pocos países europeos se libran, en mayor o menor medida, de un pasado ladrón, racista, violador y asesino. “En África, en Asia, en América, en Oceanía, ingleses, franceses, españoles, alemanes, italianos, portugueses, belgas y demás pusieron en marcha la economía mediante la práctica indiscriminada del saqueo, el homicidio, la xenofobia y la religión bien entendida. Israel empezó la carrera tarde, aproximadamente al tiempo que Europa la terminaba, pero no deja de aplicarse a la tarea, demostrando que son una de las democracias más adelantadas del siglo XXI.

“El patrocinador y el verdadero modelo histórico israelí son los Estados Unidos, un imperio forjado a base de masacres y esclavitud, construido sobre los huesos de los primitivos habitantes del continente por unos colonos la mar de emprendedores y libertarios. Lo que ocurre es que Estados Unidos les pilla demasiado lejos como para apuntarse a la NBA, a la NHL o a la Asociación Nacional del Rifle, así que tienen que conformarse con competir en Eurovisión, en la Euroliga de Baloncesto y en las pruebas ciclistas. Cuestión de geografía. Es una lástima que no existan actualmente competiciones oficiales de genocidio, porque los israelíes iban a llevarse una medalla, seguro. No obstante, en la modalidad de infanticidio, el oro no se lo quita nadie. Los sionistas son tan aficionados a reclamar títulos de propiedad de hace dos o tres milenios que incluso están haciendo un homenaje a la matanza de los inocentes en recuerdo de Herodes, un antiguo rey judío.

“Israel-Premier Tech, el equipo ciclista israelí, había participado sin problemas en diversas pruebas continentales desde 2023, el Tour, la Vuelta, el Giro, hasta que unos tiquismiquis se han puesto a protestar por las masacres, la hambruna y el exterminio continuado de docenas de miles de palestinos en Gaza. Por lo visto, está bastante feo mezclar política y deporte, que es lo que hacía Sylvan Adams (propietario del Israel-Premier Tech y amigo íntimo de Netanyahu), blanqueando un genocidio a base de pedaladas. Mientras los soldados israelíes juegan al tiro al blanco con atletas palestinos, con mujeres palestinas, con niños palestinos y con cualquier palestino muerto de hambre a quien se le ocurre acudir a un puesto de comida, los ciclistas israelíes no pueden dormir bien, pobrecillos. A estas alturas de la carrera, el boicot resulta tan unánime que Adams va a quitar el nombre de Israel del maillot de sus ciclistas, a ver si pasan desapercibidos. Lo mismo a partir de ahora, para que no haya equívocos, llevan una canana con balas de fusil o dos fémures y una calavera.

“A su paso por Bilbao, la protesta fue tan masiva que hubo que suspender el final de la etapa. Un comentarista de la COPE, Juanma Castaño, dijo que estaba seguro de que, entre quienes protestaban por el genocidio en Gaza, había algunos que ‘hasta hace dos días (sic) estaban celebrando el asesinato de guardias civiles, de concejales, de policías o de militares’. Aparte de que ETA se disolvió hace siete años y de que Castaño en su día apoyó la exclusión de los equipos rusos de cualquier competición deportiva, hay que aplaudir el ojo clínico de un tipo capaz de identificar a los abertzales más recalcitrantes en medio de una multitud armada de banderas palestinas. Deberían enviarlo a Gaza para que ejercitara su puntería sobre los peligrosos terroristas de cinco y seis años que el Ejército israelí está liquidando a mansalva con el fin de evitar que crezcan.

“Puesto que ETA, desde que desapareció, anda por todas partes, en Avilés volvieron a repetirse las protestas contra la participación de un equipo israelí en la Vuelta a España mientras florecían por doquier cientos de banderas palestinas. A mí el boicot me pilla un poco tarde, ya que abandoné el fervor por el ciclismo allá por los nueve años, cuando todavía jugaba a las carreras de chapas personalizadas con un cromo de Ocaña o de Perurena. Más contundente aún resulta mi rechazo frontal a Eurovisión, un evento musical que considero desde que tengo uso de razón una reedición obscena de Crimen y castigo: el certamen es el crimen y verlo es el castigo. ETA y bicicleta riman, es un hecho, tan rotundo como que la rueda de la Historia siempre vuelve y siempre aplasta a los mismos parias, sin esperanza, sin patria y sin tierra”.

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