Carlos Mazó renuncia a su cargo, pero sigue haciendo lo que más le conviene.
Un año y cuatro días
después de la tragedia valenciana de la Dana, Carlos Mazón se dio ayer por
vencido y dijo dar un paso atrás en la presidencia de la Generalitat valenciana.
Detalló que su marcha era necesaria porque permanecer en el puesto era la “excusa”
para sus adversarios políticos. Negó su responsabilidad y culpó al Gobierno
central al que “pedimos ayuda, pero jamás la recibimos”. Pese a ello, quiso “reconocer
los errores propios, que me sitúan en el centro de la política”.
Mazón definió las
inundaciones por la DANA como un “tsunami de unas proporciones inimaginables”.
Explicó que esta decisión estaba “meditada” y propuso “hacer por primera vez un
balance más personal”. “Soy foco de crítica, ruido, odio y crispación”, se
quejó, afeando a la izquierda de rentabilizar el dolor de las víctimas para
sacar rédito político. Confirmó que había comunicado al rey Felipe su decisión
y le agradeció su apoyo a la región tras este año de gestión de la tragedia. “Sé
que cometí errores, los reconozco, y voy a vivir con ellos toda mi vida.
Ninguno de ellos fue por cálculo político”, aseguró. Y confeso: “Ya no puedo
más. Nunca he sido ajeno al estado de ánimo de la opinión pública, pero he
intentado batallar para que se conocieran muchas cosas sobre la gestión de la
tragedia. Sé que el ruido que hay alrededor de mi persona es la excusa perfecta
para ocultar información errónea que trasladaron. Estos meses han sido
durísimos (...) pero las víctimas tienen todo el derecho a expresarse”.
Mazón llegó a confesar
que cometió errores. “Sé que los cometí, lo reconozco y voy a vivir con ellos
toda mi vida. Soy foco de crítica, ruido, odio y crispación, quizá sea ese el
gran escollo que me quede por superar”. Tras dos años en el cargo, Mazón dijo
estar dispuesto a dimitir de su puesto, pero no anunció elecciones anticipadas,
por lo que los grupos parlamentarios de PP y Vox en el País Valencià tendrían
que pactar un nuevo president para la comunidad autónoma. Después de la
comparecencia, circuló la información de que Mazón iba a pedir la baja médica
antes de registrar formalmente la dimisión, con lo que iba a ser un presidente
saliente, dimitido políticamente pero no formalmente, y de baja, en un limbo
atemporal. Alguien ha convencido de que eso no era buena idea y, unas horas
después, llegaba al parlamento su carta formal de dimisión. Seguirá, eso sí,
como diputado. Para no perder el aforamiento judicial, ni el sueldo, los dos
objetivos a salvar a toda costa.
Y, mientras Mazón
anunciaba su dimisión, Maribel Vilaplana, la periodista que estuvo
con el president de la Generalitat al menos durante casi cuatro horas el día de
la riada, contestaba a las preguntas de la juez Ruiz Tobarra. Aclaraba que la
cita para comer en El Ventorro no se programó de manera oficial. Que, durante
el almuerzo privado, Mazón estuvo con el móvil, intercambiando mensajes y
comunicándose con otras personas. Recordó que Mazón se levantaba y se giraba
para atenderlas, “hablaba poco” y, tras ellas, seguía “con absoluta normalidad”.
Dijo no haber podido escuchar el contenido de las conversaciones ni que el
propio Mazón le comentara “nada”. Y negó haber escuchado durante la comida palabras
como “Utiel, DANA, Cecopi”, a pesar de que durante esas horas ya había
municipios gravemente afectados, con decenas de personas que se estaban ahogando.
 La dimisión de
Mazón un año después de la dana en siete frases

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