miércoles, 9 de enero de 2008

9 de enero. Un año que comienza con pompas.


El último día del año 2007, Juan Carlos I se desplaza a Afganistán, permaneciendo cinco horas en Herat con los militares españoles. El monarca dialoga con los soldados en el teatro de operaciones que más vidas españolas se ha cobrado, un total de 86 bajas desde 2002, sintiéndose lejos de su patria pero muy cerca de sus súbditos. La tropa sabe demostrar su emoción por la visita de un Rey que necesita del cariño de los suyos. Pero, por “razones de seguridad”, no toma las uvas con los mismos sino que pasa la noche en Kuwait, donde se entrevista con el emir jeque, Sabah al Ahmad al Sabah..

A su regreso a España, Juan Carlos I, tras el año horrible, pretende comenzar otro totalmente distinto, iniciando su septuagésimo aniversario de su nacimiento con pompas, regocijos y faustos reales. El Rey se rodea de una nube de incienso mediático en el que se siente más cómodo y complacido. “Por desgracia para el Monarca –escribe Jesús Cacho en “El Confidencial” bajo el título “¿Elogio o epitafio? Prisa reivindica su papel de defensor del Rey”– el despliegue de “El País” en defensa de la institución –¿o era solo de la persona?– no podía haber sido elegido en peor momento”.

Cacho se refiere al cuadernillo de El País del último domingo del 2007 titulado: “El Rey, el personaje del año”. Y apunta al intento del Grupo Prisa, de reivindicar su papel de defensor en exclusiva del Monarca, papel puesto en cuestión últimamente por Pedro José Ramírez, de la mano de la prestigiosa Carmen Iglesias, recientemente nombrada presidenta de Unidad Editorial y preceptora en su día del Príncipe Felipe. Cacho apunta que a los mentores de “El País” les traiciona el subconsciente, porque, en lugar de “El Rey se defiende”, el verdadero titular tendría que haber sido otro más realista del tipo “Prisa defiende su papel de defensor del Rey”.

El miércoles, 9 de enero, más de 450 invitados acudirán al Palacio de El Pardo para festejar el cumpleaños del Rey. "Se trata de representantes y antiguos representantes que durante los 32 años de reinado del Borbón han ocupado papeles institucionales recogidos en la Constitución". Sin embargo, algunas personalidades políticas se niegan a asistir al acto por “considerar que no se trata de un homenaje personal, sino una exaltación de la Monarquía”. Así lo manifiesta Gaspar Llamazares, igualmente invitado a la cena convocada por el Jefe del Estado. "Como republicano –se excusa Llamazares– y como parte de una formación republicana y austera, prefiero no participar en estos actos de ostentación monárquica". El coordinador general de Izquierda Unida considera que el acto "va más allá de lo necesario" incluso para quienes consideren que la monarquía es "una forma de Jefatura del Estado válida".

Pero las pocas excepciones no impiden la fiesta. No en vano, la prensa ha destinado páginas de halago a la realeza en las que no faltan las loas de Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE, quien reconoce “el mérito de haber impreso en la institución monárquica un viraje radical que ha consistido en independizarse de la derecha, de la jerarquía de la Iglesia y de los poderes fácticos que condicionaron en el pasado”. Radio y televisión dedican elogios generosos a la Corona. La misma Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, quien tres meses antes había pedido al rey que fuera más comprensivo con el locutor de la COPE, hoy dice que “los que atacan al Rey acatan a España”, ensalza su "extraordinaria inteligencia y actividad" y destaca bajo su égida "el periodo de mayor prosperidad, bienestar y ejercicio de los derechos humanos y libertades de toda la historia de España".

Carmen Enríquez, autora del libro “Tras los pasos del Rey”, cree que la Corona ha dejado de ser intocable y es usada, en algunos casos, como arma arrojadiza entre políticos de distinto signo. “El impulso del Rey en esos años posteriores a la muerte de Franco –sostiene la periodista–, el rechazo al golpe de estado del 23-F, la buena relación de don Juan Carlos con el primer Presidente del Gobierno de izquierdas y la labor de promoción de la imagen de nuestro país en el exterior, fueron grandes activos que se atesoraron en el haber de un hipotético libro de contabilidad de la monarquía española”.

En los primeros días del año, la radio y la televisión acumulan los programas destinados a hablar en términos elogiosos del Rey. Reportajes que no dejan de proclamar su figura. Actos y ceremonias que nos recuerdan que el astro Rey sigue en el espacio resplandeciendo y prodigando su luz. ¿Serán éstas las nuevas actuaciones a las que Enríquez hacía referencia? En todo caso, otros, menos o nada monárquicos opinan que la Monarquía no es eterna y que un día, más pronto o más tarde, será sustituida irremisiblemente por la República. Recomiendo al lector leer el blog (malablancayenbotella), de Antonio Piera, que el pasado sábado, 5 de enero, su autor titulaba “Noche de rey/es” y que comienza con estas palabras: “Hoy todo son genuflexiones, así que estoy por unirme a esta oleada de erotismo y poner rodilla en tierra para, desde tan adecuada postura, dirigirme al cumpleañero y trasmitirle mi felicitación que me parece muy adecuada en la noche de Reyes, que también es casualidad y a lo mejor debía también felicitar al Leka de Albania, caso que viviera, o al Ramoncín por lo del pollo y eso que menos mal que hoy no juega el Atlético que tiene también Reyes en sus filas”. La bitácora no tiene desperdicio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juan Carlos I. Capitan general sucede al general Franco, en tiempo, forma, e incluso fechas previstas y pactadas. Previamente ambos tambien pactaron la prorrogación del regimen franquista usurpando la opción legitima de Juan de Borbón a la ocupacion del trono. Franco -el general golpista del 36- siempre pretendió reestablecer la corona. Luego se tomó el tiempo que le dió la gana -claro- y alargó el cuento todo lo que pudo. En cierto modo se justificaba a si mismo en comparativa con otros personajes como Hitler, Mussolini, Stalin, etc. de la época. El sistema monarquico, y su representante actual J.C.1º, suponen la consecuencia directa y sucesoria del general Franco, con las modificaciones y ajustes que la segunda mitad de siglo XX requieren en función de una "adaptabilidad" a la sociedad. Esta deja de ser puramente castrense y fanatizada por la influencia de la iglesia, para europeizarse e introducirse en los ambitos de cooperación internacional, así como a una cierta modernización que conlleva el lógico avance cientifico, tecnológico,etc. A mi me parece que la república es posible, sólo en los corazoncitos, ideológicamente indefinida, entrelineas, casi a ras de canción, copla ,tonadilla, o tango. Como alguien pretenda ir un poco más allá seguramente la cague, y se repita todo.
chiflos.