El miedo mató a Yuri.
María Magdalena Crespi
Tugores se lamenta desde Sa Pobla (Mallorca), en donde vive, de la muerte de su
perro y acusa de ella a causas evitables como la pirotecnia descontrolada. Nos
lo cuenta en Change.org.
“Yuri tenía solo ocho
años. Era un alma noble, sensible y llena de amor. Estaba enamorado de mí, y yo
de él. Éramos inseparables: cenábamos juntos, veíamos películas juntos, nos
abrazábamos, nos dábamos besos. Yo era su todo, y él era el mío.
Ese día, en una fiesta
privada con cohetes durante horas sin control ni responsabilidad, Yuri entró en
pánico y solo quería huir para sentirse seguro. En ese intento desesperado,
quedó atrapado en una valla y perdió la vida. Su muerte fue evitable y me ha
dejado un vacío imposible de llenar.
“Miles de animales sufren
cada año por la pirotecnia descontrolada: perros, gatos, caballos, aves… Y no
solo ellos: bebés, personas autistas, personas con hipersensibilidad sensorial,
niños con TDAH, mayores, personas con ansiedad o trauma también sufren de forma
grave y silenciosa. Por eso hoy exigimos al Ayuntamiento de Sa Pobla que tome
medidas urgentes para proteger a animales y personas vulnerables; prohibir o
limitar los fuegos artificiales y cohetes en fincas y eventos privados; exigir
permiso oficial para cualquier uso de pirotecnia; obligar a anunciar
públicamente fecha y hora para que los ciudadanos puedan tomar precauciones; aplicar
sanciones reales a quienes incumplan estas normas y promover alternativas
seguras, como pirotecnia silenciosa.
“No puedo devolverle la
vida a Yuri. Pero sí puedo intentar que ninguna familia tenga que pasar por lo
que yo estoy pasando. Que ningún animal muera intentando escapar del miedo. Que
ninguna persona vulnerable sufra por algo que podemos regular de forma
responsable. Por favor, firma y comparte esta petición.
Y termina con esta súplica:
“Yuri, mi amor…Tú, que
estabas enamorado de mí, que me cuidabas, que eras mi protector y mi hijo. Tú
que solo querías estar a mi lado mientras cenábamos, mientras veíamos pelis,
mientras nos abrazábamos, mientras nos dábamos besos… tú, que llenabas la casa
de vida. Perdóname por no haber podido salvarte de un miedo injusto y cruel. Prometo
que tu historia no quedará en silencio. Prometo que lucharé para que nadie más
sufra como tú sufriste”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario