miércoles, 17 de octubre de 2012

El coqueteo de Botín y Zapatero.



 Zapatero y Botín reunidos en el Banco Santander.

Alfredo Sáenz junto a Emilio Botín.

El hechizo entre el Banco Santander y el Gobierno socialista se mantuvo, gracias a la empatía de Botín y Zapatero, durante las dos últimas legislaturas del PSOE y, pese al inicio de la crisis, no había desaparecido. En septiembre del 2007, Zapatero había visitado la ciudad financiera de Boadilla del Monte, sede corporativa del banco, y ambos, en mangas de camisa, se sentaron en la mesa de reuniones del despacho del presidente de la entidad, para charlar sobre la buena salud de la economía y la fortaleza de la banca española. Seis meses después, Zapatero volvía a ganar las elecciones con un mensaje optimista sobre lo que entonces el gobierno denominaba “desaceleración acelerada”. En junio de 2008, Botín, volvía a echar una mano al Gobierno con una famosa frase: “La crisis es como la fiebre de los niños, que empieza fuerte y luego se baja”. Palabras que tuvo que matizar en posteriores ocasiones con otra ocurrente declaración: “El niño se ha puesto peor de lo que pensábamos”. Pero, más que por la seria situación económica de España que comenzaba a agravarse, el BS estaba seriamente preocupado por la del consejero delegado de la entidad, Alfredo Sáenz, a quien los jueces podían llegar a inhabilitar para el cargo que ocupaba y que coleaba desde hacía 15 años. Botín sabía que, en un momento dado, podría ser necesaria la intervención del Gobierno para evitar la agitación que, en la cúpula del Santander, supondría tener que enfrentar la sustitución de Sáenz. Y, el 25 de noviembre del 2011, el Ejecutivo de Zapatero, ya en funciones, aprobaba, en el consejo de ministros, el indulto del consejero delegado, pese contar con una sentencia firme del Tribunal Supremo que le condenaba a tres meses de cárcel e inhabilitación, debiendo abandonar su puesto en el banco.

Frente al escándalo provocado por su postrera iniciativa, Zapatero se defendía con unas últimas declaraciones, antes de abandonar el poder. Entendía que el indulto al consejero delegado “era razonable y punto”. De esta manera, se olvidaba de que Alfredo Sáenz había sido condenado por la Audiencia Provincial de Barcelona a 6 meses de cárcel y a una multa de 9.000 euros por delitos de acusación y denuncia falsa, cometidos en 1993, mientras era presidente de Banesto. Su indulto parcial conmutaba “la pena impuesta de arresto mayor y la accesoria de suspensión de ejercicio profesional por la multa máxima prevista en la legislación aplicable al caso”, cambiando la condena inicial por una sanción económica de unos 6000 euros. Esta dádiva gubernativa, le podía permitir seguir cumpliendo con los requisitos de “honorabilidad” que exige el Banco de España a los ejecutivos del sector financiero en España. Zapatero negaba tener cualquier tipo de deuda con Emilio Botín. De esta manera cumplía con él y actuaba contra la opinión del Supremo, que había emitido un informe contra el indulto. Rubalcaba, candidato socialista que intentaba sustituirle en el poder, lanzó una fuerte campaña contra los banqueros. Pero fue vencido por Rajoy. Y el Banco de España no dijo ni pío en contra del indulto.

Soberanía de la Razón, el partido del abogado José Luis Mazón, se querelló contra Zapatero y Caamaño, al entender que el indulto a Sáenz y otros dos directivos bancarios fue una decisión “notoriamente arbitraria que se salta los límites propios de la actividad administrativa”. Hoy, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo califica el indulto del consejero delegado del BS –que podía haber sustituido al presidente en el Consejo de Administración–, de “arbitrio incontrolable” de Zapatero, que convirtió en “vana” una sentencia condenatoria, gracias a que la Ley de Indulto en España, “herencia del absolutismo”, no exige ningún tipo de justificación. “Dado el actual marco legislativo –insiste el tribunal–, es lo que hay, y, de aquí, la imposibilidad jurídica de seguir a la querellante en su planteamiento”. El auto recuerda que la ley de 1870, que regula el indulto, condiciona el otorgamiento de esta medida de gracia a la concurrencia de “razones de justicia, equidad o utilidad pública” y renuncia por completo “a exigir el más mínimo ejercicio de justificación al Gobierno”. Máxime en el caso de un indulto parcial y de conmutación de la pena –que es el caso de Sáenz–, donde la legislación permite prescindir, incluso, de ese requisito.

Curiosamente, en los seis primeros meses de este año (hasta el 28 de junio), el Gobierno de Rajoy ha concedido 247 indultos, sólo 54 menos que los 301 concedidos en todo el año 2011. Durante el año 2000, el Gobierno de Aznar batió el récord, concediendo 1.731 indultos, aunque otorgó más de 1.400 de golpe, justificándolo en que el entonces papa católico, Juan Pablo II había pedido que se favoreciese ese tipo de medidas de gracia con motivo del año jubilar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a toro pasado

post festum / im Nachhinein / nachträglich etwas tun / als die Gefahr vorbei war / danach ist man immer schlauer / nach einer verpassten Chance ...
[a toro pasado. loc. adv. Después de haber perdido o dejado pasar la oportunidad. (DRAE) – hablar con suficiencia cuando ya no hay riesgo de equivocación]
«A toro pasado es una calificación taurina para reprobar un lance que se consuma cuando el toro ya pasó y no ofrece peligro alguno. Puede ser un par de banderillas aventado ventajosamente o un garigoleo del capote cuando la bestia ya se fue o un afarolado sin torear porque el enemigo está lejos y el torero dio los pasos necesarios hacia la cola para alejarse del peligro». (Alberto Híjar)
A toro pasado cualquier comentario es valioso... ya que ha pasado todo puedes declarar, pero en el momento hay que tomar decisiones... a toro pasado dicen que se pudo haber hecho mejor lidia.
Comenta a toro pasado ...
La SRE ha actuado a toro pasado ...
Es fácil decirlo a toro pasado ...
Como él mismo reconoce, a toro pasado, el proyecto atravesó momentos difíciles.

Anónimo dijo...

Cordialmente chiflos.