Ganó la "Marea Blanca".
Lucha madrileña por la sanidad pública.
Una joven se manifiesta en Madrid durante una de las numerosas mareas blancas.
La Marea Blanca comenzó en noviembre del 2012.
La González y Aguirre tendrán que envainarse la privatización sanitaria.
El pasado domingo, como todos los terceros
domingos de cada mes, la Marea Blanca salía por
primera vez, en el 2014, a la calle. La protesta en defensa de la Sanidad Pública
llegaba a su decimoquinta marcha. Los
asistentes a la manifestación marcaban su paso tras la última decisión del
Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por la que la externalización
de los servicios de seis
hospitales y 27 centros de salud continuaban
suspendidos. Al día siguiente, la Comunidad de Madrid renunciaba
a su plan privatizador y dejaba “sin efectos” el proceso en los hospitales
Infanta Sofía, Infanta Cristina, Infanta Leonor, del Sureste, del Henares y
del Tajo. La Comunidad
de Madrid pretendía ahorrar un total de 169 millones de euros anuales con el traspaso de la gestión
hospitalaria, pero Ignacio González, presidente de dicha Comunidad, no tuvo
más remedio que rectificar, tras la presión social y el varapalo judicial. Y el consejero de Sanidad, Javier
Fernández-Lasquetty, autor intelectual del proyecto que tachó la
Marea Blanca de irresponsable, dimitió. La Marea
Blanca confirmaba su gran lema: “La Sanidad Pública
no se vende, se defiende”. Las protestas contra la privatización sanitaria estuvieron
acompañadas de jornadas de
huelga de batas blancas, de encierros en
centros hospitalarios, de recogidas masivas de firmas y consultas
populares y de dimisiones en masa de directores
de centros de salud y de jefes de
servicio de hospitales. Ni el frío, ni el calor, ni la lluvia les
impidió sus protestas, con las que impidieron las consecuencias de la
privatización y el respaldo de una gran masa social que les acompañó en las
diferentes movilizaciones.
Ignacio
González, presidente de la
Comunidad de Madrid, anunciaba ayer la renuncia definitiva de
su Gobierno a llevar adelante el plan para privatizar la gestión de seis
hospitales públicos, y la dimisión del
consejero de Sanidad, tras conocerse la decisión del TSJM que
ordenaba mantener la suspensión cautelar del concurso. El objetivo de la
suspensión, según los jueces, era evitar “perjuicios de imposible reparación”,
ya que el asunto afecta “al interés público y a la propia economía y Hacienda
Pública de la Comunidad
de Madrid”. La Comunidad
de Madrid pretendía ahorrar 169 millones de euros anuales con el traspaso de la
gestión hospitalaria, medida contra la que se sucedieron 22 días de huelga
entre noviembre de 2012 y junio del pasado año y decenas de manifestaciones. Mientras
Esperanza Aguirre y Cospedal critican a los tribunales y no pueden disimular su
disgusto, la Marea Blanca celebra su éxito. Ayer, los
profesionales expresaban su “satisfacción plena”, aunque lamentaban que la
decisión haya llegado “a base de doblegar intenciones” por la vía judicial y no
“mediante el diálogo y del entendimiento”
Ignacio González perdió, en
cinco meses, las bazas sobre la que pivotaba su legislatura madrileña. El 7 de
septiembre pasado Madrid perdía la candidatura olímpica. El 13 de diciembre vio
cómo se
esfumaba el macrocomplejo de lujo y ocio llamado Eurovegas. Y el
lunes pasado decidía dar marcha atrás en el proceso de externalización de
la gestión de hospitales, “a la vista de las decisiones tomadas por los
tribunales”. La Marea
Blanca ganaba contra el propio presidente de la Comunidad , lo que
demostraba que el cuidado de la salud es un servicio y no un negocio. Y aunque
sólo afectaba a Madrid, tiene efectos disuasorios en otras Comunidades. Claro que la lentitud judicial de varios
recursos en marcha y las prisas por resolverlos antes de la elecciones
europeas, municipales, autonómicas y generales, contribuyeron al cambio de
política sanitarias, lo que demuestra que muy seguros no debían de estar los
gobernantes del PP de su “Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del
Sistema Sanitario Público de la
Comunidad de Madrid”. Si tan seguro estaba el Gobierno
madrileño de las bondades del modelo, bien pudo haberlo llevado al programa
electoral a la espera de la última palabra en los tribunales. Aunque tal vez
también fue sensible a las protestas que durante más de un año juntaron en la
calle a profesionales y usuarios en defensa de la Sanidad Pública.
Otras posibles razones de esta
cesión de Ignacio González podría estar en que el mandatario madrileño ha visto
cómo la Justicia
tiene señalada a su mujer, Lourdes Cavero,
por la supuesta compra irregular del ático que el matrimonio posee en Estepona.
O
que Madrid sea la comunidad donde más ha subido el paro,
según la última EPA y la que más turistas pierde, mientras el resto gana. Estos fueron
los últimos meses más negros en la carrera política del delfín de Esperanza Aguirre,
que, para terminar de cerrar el fatídico periplo, podría cerrar
Telemadrid, si el Tribunal Supremo declara nulo el ERE que está en
los tribunales.
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