Esperanza Aguirre dice sentirse “abochornada”.
A estas horas de escándalo general en el PP, la
expresidenta madrileña, aunque no dimitió del liderazgo conservador autonómico,
ya ha entonado el mea culpa por confiar en Francisco Granados, a
la sazón, su mano derecha en el partido y su número tres en el Gobierno de la
Comunidad de Madrid. Curiosamente, Granados presidió
la comisión que investigaba el “Tamayazo”, la operación que llevó al poder a
Esperanza Aguirre por la traición de dos diputados socialistas. Pues bien, Aguirre
ha pedido perdón. Confiesa haberse sentido “abochornada” y “harta” del goteo de
casos de corrupción y se ha negado a esconderse “tras la coletilla de la
presunción de inocencia o de que se está esperando a lo que
digan los jueces”.Son frases repetidas por los jerarcas del partido y por su
claque, que han sido igualmente utilizadas por Rajoy, Cospedal o la
vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Pero los ciudadanos, están “hartos
de esas coletillas”, que son las “excusas de los políticos para no
tomar postura sobre miembros de su mismo partido”.
De hecho, la comparecencia de Aguirre fue tan
demoledora que Rajoy se ha visto obligado a adaptar a su estilo el guión de la lideresa y el martes, aprovechando su
comparecencia en el Senado, leyó un comunicado pidiendo “perdón” a los ciudadanos por los
casos de corrupción y garantizando “limpieza” desde ahora. Pero la presidenta
de su partido, pese a haber sido la pionera en pedir perdón, no parece contar
con el apoyo de Rajoy, habiendo quedado
tan tocada o más que el resto del PP. Y Rajoy lanzaba
ayer un dardo a Aguirre: “Se ha equivocado, como yo”.
Según los conservadores, la operación Púnica
no ha dejado de ser un mazazo definitivo para el tirón electoral de Aguirre, lo
que la aleja definitivamente de la candidatura a la Alcaldía de Madrid. La
presidenta del PP autonómico intentó desvincularse de los alcaldes madrileños
detenidos, pero es
de sobra sabido que, en la Comunidad no se elige una candidatura “sin el visto
bueno de la presidenta”. Ahí están las fotos de Aguirre con los alcaldes que
luego fueron encarcelados (el de Collado-Villalba, el de Valdemoro, Torrejón de
Velasco y Casarrabuelos), repetidas hasta la saciedad en las portadas de los medios. Por si quedaba aún
alguna duda, en un acto de la Fundación Villacisneros, en la que entregó un
premio por su “compromiso con la libertad”, Aguirre trató de matizar sus palabras,
asegurando que a lo mejor “conocía a alguno”, pero que ella no los había
nombrado. Y ayer mismo, afirmaba en una
entrevista concedida a Onda Cero que ella no pensaba dimitir por los escándalos
de corrupción de la 'Operación Púnica' y dejaba en mal lugar a la dirección del
partido a la que reclamaba reformas internas y evitaba respaldar a Mariano
Rajoy como candidato a repetir en La Moncloa. “Creo –añadió– que tengo ideas
que pueden hacer que la regeneración llegue y por lo tanto creo que lo que
tengo que hacer no es abandonar el barco cuando parece que se hunde. Yo he dado
un paso atrás de la primera fila pero he dicho que seguiría en política
mientras Dios me diera vida”, ha recalcado.
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