Mi convivencia con los gatos.
Tu gato no sólo es una bola de pelo suave y achuchable;
también es perfecto para tu salud.
Estudios científicos demuestran
que tener gatos es bueno para la salud. Ellos pueden ayudar a prevenir alergias en los niños, a evitar infecciones respiratorias, a mejorar el estado de ánimo e incluso a aumentar la autoestima. Me entero de estas conclusiones después
de haber convivido parte de mi vida con ellos. En los últimos veinte años, he
llegado a tener una treintena en mi propia casa, como si formaran parte de mi
familia. En la actualidad sólo ocho viven conmigo.
Un artículo aparecido en El
Huffington Post me ha confirmado lo positivo de esta experiencia. Dice que
convivir con ellos mantiene el corazón sano. Según un estudio realizado en 2008
por investigadores del Instituto Stroke de la Universidad de Minnesota, los
dueños de gatos tienen menos probabilidades de morir de un ataque al corazón.
Tras monitorizar a casi 4500 personas (tres de cada cinco participantes tenían
gato) durante un período de 10 años, los investigadores pudieron determinar que
los dueños de gatos experimentaban una reducción del riesgo de
muerte por ataque al corazón del 30% en
comparación con los participantes que no tenían gatos. Otro estudio de 2009 también
llega a la conclusión de que tener gatos está asociado a una disminución del
riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares. Ellos tienen un espíritu de
resiliencia (capacidad de las personas de sobreponerse a períodos de dolor
emocional y situaciones adversas) y, probablemente, sepan mejor que nosotros
que los errores no nos incapacitan para conseguir el éxito que ambicionamos a
largo plazo. Por algo se dice que tienen siete vidas”.
Los estudios señalan que el
ronroneo de los felinos ayuda a reducir el estrés,
así como la tensión arterial. Además, al ronronear, producen
vibraciones de entre 20 y 140 hercios, una frecuencia considerada beneficiosa para
una gran variedad de enfermedades, según la Scientific American. “Evidentemente
llevan una vida mucho menos estresante que sus homólogos humanos, pero eso no
nos impide alabar su capacidad innata para mantener perfectamente la calma, a
veces durante horas, y apreciar el momento presente. Desde su codiciado puesto
sobre el alféizar de la ventana hasta su lugar reservado sobre la estantería,
ven pasar el mundo con tranquilidad. También nosotros podemos cultivar la interminable lista de beneficios de la meditación si
decidimos seguir su camino”. Además, si los animales
pudieran hablar, el perro sería un tipo bocazas, pero el gato tendría la
elegancia de no decir nunca una palabra de más. Y, a diferencia de
sus enemigos-amigos caninos que se lanzan a la mínima oportunidad para salir
corriendo por la puerta, para cazar la pelota por el pasillo o para devorar la
bolsa de chuches derramadas por la cocina, “los gatos tienden a elegir sus
batallas con mucho más cuidado. Se toman más tiempo para observar, pensar y
ponderar antes de decidir si la atracción de ese momento realmente merece su
atención. Se mueven con más intención cuando escalan alturas aparentemente
imposibles y encuentran la forma segura para bajarse de ahí después. Son
reflexivos, estrategas y deliberados: justo los rasgos que sus dueños valoran y
que les encantaría dominar”.
Además, los gatos pueden ayudar a
personas con autismo a comunicarse. Un estudio realizado en Francia, en 2012, analizó a 40 niños autistas y a sus
mascotas y descubrió que los niños se sentían más tranquilos y podían
socializar con más facilidad que los que no tenían mascota. Relacionaron este
cambio con un incremento de producción de la oxitocina, una hormona que puede
ser generada al acariciar a los gatos y que aumenta los sentimientos
de confianza y amor. “La relajación de acariciar a un gato en tu
regazo -dice el artículo publicado
originalmente en The Huffington Port–,no sólo apacigua tu estrés. Se sabe que
esa compañía tangible mejora el estado de ánimo y sirve como distracción positiva para los que luchan contra los
trastornos de la depresión. Más allá de su compañía, las mascotas contribuyen a seguir una rutina,
mantener la responsabilidad y la actividad social en
días que nos costaría más hacerlo. Aunque todas las mascotas nos pueden ayudar
a superar una depresión, los gatos son especialmente tranquilos y pacíficos, y estas
características pueden ser contagiosas para sus dueños”.
¿Me pregunto qué ruido produce
mejor sensación que el ronroneo de un felino, animales que sustituyen la
sensación de soledad por un amor incondicional. “Son, a veces, quienes mejor
saben escuchar después de un día complicado, y su cara, cuando cruzamos la
puerta, nos recuerda que siempre hay alguien emocionado por vernos”. Según
investigadores de las Universidades de Miami y Saint Louis, las mascotas pueden
cumplir las necesidades sociales de una persona al igual que la compañía de
otros humanos. Y, como dice Charles
Dickens “Qué mejor regalo que el amor de un gato”.
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