Monumental pitada en el Campo Nou impide oír el himno nacional.
El rey Felipe VI, el
presidente de la Generalitat y el de la Federación Española de Fútbol,
escucharon claramente la pitada que apenas dejaba oír el himno nacional.
La
interpretación del himno nacional duró 48 segundos y se emitió a elevadisimo
volumen, pero fue superada por los silbidos de los espectadores que llenaron el
pasado sábado el Nou Camp en la final de Copa entre el Athletic Club y el Barça.
Una docena de organizaciones independentistas habían repartido 10.000 silbatos
entre el público asistente al partido. Y Miguel Cardenal, presidente del CSD
(Consejo Superior de Deportes), había pedido por carta a ambos clubs que
tomaran medidas contra los pitidos y protestas. Pero, tal y como se preveía, el
himno nacional fue masivamente abucheado por un público que protestaba por la
presencia del rey en el estadio.
A
pesar de que se emitió a un alto volumen por los altavoces del estadio, la
pitada de una mayoría de más de 95.000 espectadores asistentes al partido se
impuso claramente. La misma plataforma de organizaciones independientes había publicado
un manifiesto “por la pitada al himno español y al rey Felipe de Borbón”, en el
que pedía “manifestarse sonoramente”, reivindicando “nuestra voluntad de
libertad nacional”. El manifiesto consideró el evento deportivo como una
“ocasión inmejorable” para realizar una acción de protesta con la siguiente
reivindicación: “Queremos dejar de ser súbditos del reino de España para ser
únicamente ciudadanos de una Cataluña independiente”. Miguel Cardenal,
presidente del Consejo Superior de Deportes, había afirmado que “todos los
himnos, sea cual sea la competición deportiva nacional o internacional que se dispute, deben ser respetados en un
ambiente cívico y educado”. Cardenal había enviado una carta cordial y de
cortesía a los dos clubes finalistas en las que instaba a sus presidentes a que
adoptaran medidas destinadas a respetar los elementos que conforman nuestra
convivencia democrática. También Vicente del Bosque, seleccionador nacional,
abogó por una final de Copa del Rey “deportiva” entre Barcelona y Athletic Club
de Bilbao y opinó que “hay que respetar y no pitar el himno español”.
El
FC Barcelona, por medio de su vicepresidente institucional, Carles Vilarrubí,
asegura que la entidad azulgrana había pedido que se “respetasen formalmente
los himnos y las instituciones”, pero advirtió que no podía “imponer
comportamientos”. El Gobierno convocó inmediatamente a la Comisión
Antiviolencia, con el fin de investigar los hechos del himno. En un comunicado,
Interior se reserva el derecho de establecer sanciones, aunque no especifica a
quién. El mismo Ejecutivo defiende que las cuestiones ideológicas o
políticas “no deben interferir el normal desarrollo de los acontecimientos
sociales, culturales y deportivos”, algo que se puede interpretar de varias
formas. El Gobierno vasco e Iñigo Urkullu consideran
que está “fuera de lugar” y es “un
error” pretender sancionar a Athletic y FC Barcelona por
“una decisión de sus aficiones”. Defienden que se está ante una “cuestión
socio-política que merece otras reflexiones y concienciación en los ámbitos
político-institucionales y sociales”. El
líder del PSOE, Pedro Sánchez, fue el único que
llamó al rey Felipe VI para transmitirle “todo su apoyo y el del partido” por
la pitada al himno y manifestarle “el respeto del PSOE por los símbolos del
Estado” y “la importancia de mantener el prestigio de las instituciones y los
símbolos”. Iñigo Errejón, secretario político de Podemos, dijo
“entender” que haya gente “que pueda sentirse ofendida cuando se pita un himno”
pero que, en su opinión, la libertad de expresión debe estar por encima de todo
y la solución no es “prohibir” nada, sino encontrar “símbolos” que “unan”. Y para Ada Colau,
líder de “Barcelona en Comú” y candidato a ser elegida alcaldesa, “mientras
se haga de forma pacífica hay que estar con el derecho a la libertad de
expresión y lo que debería preocupar a los responsables políticos es por qué se
producen esas protestas”.
Más que gritar y patalear por
parte de los seguidores del Barça y Athletic,
los silbidos y protestas de estos aficionados son interpretadas como protestas
contra la imposición de un rey no elegido por los mismos sino impuesto desde
arriba. Así que uno se pregunta: ¿Por qué no se deja que estos acontecimientos
se desarrollen sin la intervención de las autoridades y sin la imposición de
himnos de clase alguna? A lo mejor, ¿quien sabe?, estas medidas evitarían las
monumentales pitadas y silbidos que ahora tanto molestan a las autoridades que
las impusieron y se escandalizan de que no se cumplan.
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