viernes, 12 de junio de 2015

Rafael Gómez, el español republicano que liberó París

 Rafael Gómez (en la primera fila a la derecha) con los compañeros del half frack 'Don Quichotte'
 La 9ª Compañía de la División Leclerc, más conocida como La Nueve.
Rafael Gómez, el único superviviente español.

Hace unos días, los reyes rindieron un homenaje a la compañía de republicanos españoles que liberó París. La Nueve (Compañía de la División Leclerc) estaba formada por 146 aguerridos españoles, verdaderos libertadores de París. Rafael Gómez, un zapatero republicano es el único superviviente aunque, tras décadas de heroico anonimato, no acudió a la cita de  Felipe VI porque no quiso separarse de la cama de un hospital de Estrasburgo en la que su mujer, Florence, libra su última batalla.

Nacido, en 1921, en Adra (hoy cuenta con 84 años), Rafael Gómez emigró a Francia y sufrió maltrato en el campo de concentración de Saint Cyprian en los que se hacinaban a los españoles huidos en el exilio. Luego logró salir con vida y se refugió en Orán (Argelia).  En la capital de la Argelia francesa, se hizo aprendiz de zapatero para colaborar en la economía familiar.  Tenía entonces 18 años y, en 1940, tras la guerra de España, optó por hacer frente al fascismo. “Cuando la Segunda Guerra Mundial se extendió por no norte de África –cuenta su hijo, Jean Paul– ellos hicieron la guerra contra el nazismo, pero no con Francia. Había muchos españoles que habían huido a Argelia, como mi padre que entonces era muy joven. Republicanos, anarquistas, comunistas que, tras la guerra de España, lucharon de forma voluntaria por la libertad, apuntándose a La Nueve, a la que llegó tras la guerra de Túnez, cuando el general Philippe Leclerc formaba en Marruecos la Segunda División Blindada. Eran 146 españoles algo indisciplinados, al mando del capitán Dromme, que recibían las órdenes en español, comían como en España e incluso pusieron apellidos españoles al material”. La tarde del 24 de agosto de 1944, Rafael, al volante del half-track Guernica, y el resto de sus camaradas españoles consiguieron llegar al centro de París sin toparse con los alemanes y sin derramar una gota de sangre.

Rafael Gómez no da importancia ahora a la gesta que vivió. Tampoco le gusta dar detalles. “Terminó bien, se ganó y estamos contentos”, dice mientras añade con amargura: “Pero la guerra…”. Evelyn Mesquida, periodista y escritora española, ha relatado con detalle la historia en su libro “La Nueve. Los españoles que liberaron París” (Ediciones B) y sabe, tras entrevistar durante estos últimos años a media docena de combatientes, que su trauma les empuja a silenciar lo ocurrido. La Nueve ha luchado para que Francia reconozca, aunque sea tarde, sus méritos. Rafael fue uno de los que condecorados por La Nueve. Son los hombres de que fueron castigados en los campos de concentración, los que no lograron el apoyo logístico para luchar contra Franco. Las grandes democracias abandonaron su causa y la Francia Libre, de Charles De Gaulle, empeñada en afrancesar la Resistencia y la liberación, se olvidó de ellos… Los mismos que escoltaron al general con sus banderas republicanas por los Campos Elíseos fueron, luego, conminados a abandonar sus estandartes. “No guardo ningún rencor” – asegura, sin embargo, Gómez–. Me hizo mucha ilusión que me nombraran caballero de la legión de honor”.

Derrotado Hitler, Rafael Gómez volvió a Argelia. Allí se casó y tuvo cuatro hijos. En 1957 regresó a Francia, a Estrasburgo. El reconocimiento le llega a través de los libros que hablan de él.  “En cada cementerio, en el camino que va desde París hasta Baviera, hay una lápida con el nombre de un español. Cuando acabó la guerra, de los 146 hombres de “La Nueve sólo quedaron 16”, se lamenta Jean Paul.  Su padre, Rafael, permaneció toda su vida en el anonimato, fabricando zapatos y la obra de la que se siente más orgulloso: su familia. Y fue en 2004, cuando llegaron los primeros reconocimientos tras la publicación del libro La Nueve, de Evelyn Mesquida. El homenaje de París, la Legión de Honor… Pero a Rafael hoy sólo le importa cuidar de su esposa. Mira a España tranquilo “porque es un país en paz”. “Después de todo –le dice a su hijo Jean Paul- hemos tenido una vida buena”. 

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