La sombra alargada de Telefónica sobre El País.
Antonio Caño, director de El País
Rafael Méndez,
Los periodistas Rafael
Méndez y Manuel Altozano se han marchado de El País, tras sufrir la censura uno
de sus artículos que versaba sobre la relación del marido de Soraya Sáenz de
Santamaría, amiga de Juan Luis Cebrián. La amistad entre la vicepresidenta del
Gobierno y Juan Luis Cebrián volvió a tener un efecto directo sobre la línea
editorial de este medio de comunicación del Grupo Prisa, algo que se ha
convertido en habitual desde que, a mediados de la legislatura, la
vallisoletana jugara un papel clave en la refinanciación de la deuda de la
compañía. Y el último enfrentamiento entre el director de El País, Antonio Caño,
y una parte de la plantilla que le recriminó la "inaceptable censura"
de una información es prueba de este malestar. El Comité de Redacción le pidió
explicaciones y el responsable “montó en cólera” y acusó a este órgano de
boicotearle.
La polémica se originó
a mediados de julio, cuando Méndez y Altozano, dos de los periodistas más
respetados del equipo, encargados de investigación, elaboraron una crónica en
la que se aludía al supuesto conflicto de intereses que ocasionó el que la
vicepresidenta se pronunciara en el Consejo de Ministros sobre las decisiones
relativas a Telefónica, toda vez que su cónyuge, Iván Rosa Vallejo, es asesor
jurídico en la empresa. “Justicia permite a Santamaría tratar asuntos de Telefónica,
donde trabaja su marido”, decía el titular de la información que fue considerada
de incorrecta por la cúpula del rotativo y fue cambiada por este otro título:
“Santamaría se abstiene en los asuntos de Telefónica pese a no estar obligada”.
Tras observar esta modificación, los redactores decidieron retirar su firma del
artículo, acusando a la dirección de censurar para no molestar a la Moncloa.
El Comité de Redacción
pidió explicaciones a Antonio Caño. Éste la emprendió contra sus autores y
criticó su mal hacer profesional. “Además –precisan a Vozpópuli fuentes del periódico–,
retó al Comité a que publicara sus palabras en una circular”. Unos días
después, este órgano emitió una nota en la que se refirió a este asunto de la
siguiente forma: “El director fue más allá en su argumentación y calificó este
tipo de decisiones como ‘chiquilladas’. Manifestó que, a su juicio, se trata de
una falta de profesionalidad seria y preocupante. Insistió en que su despacho
está abierto para tratar estas cuestiones si no se entienden y que, por tanto,
lo primero es hablar con el director antes de tomar una decisión de este tipo.
Afirmó que, en el periódico, hay muchas personas tomando decisiones a lo largo
del día, pero que los cambios no deben ser interpretados como ningún tipo de
problema de censura o falta de libertad de los redactores para escribir sus
informaciones. Caño añadió que actitudes de este tipo le llevan tener serias
dudas sobre la capacidad de estos periodistas para cubrir informaciones de este
relieve a la vista de su actitud”. Caño arremetió contra el Comité de Redacción,
del que aseguró que “sirve a los intereses de ocho o diez descontentos”, que
plantea “temas irrelevantes” y que se dedica a “elaborar comunicados insolentes
y malintencionados”.
En las últimas horas,
también ha trascendido el abandono del diario de la exjefa de Audiovisual,
Belén Ayala, del periodista Álvaro de Cozar y de José Manuel Romero. Son bajas
que merman aún más la plantilla de un diario que fue durante varios años el más
influyente de España, pero que hoy su dirección es puesta en tela de juicio. El
comité de redacción de El País ha suspendido la votación que había convocado
para este miércoles en la que los periodistas debían refrendar un comunicado
muy crítico con el director, Antonio Caño. Éste se ha negado a facilitar al
comité el censo actualizado de redactores, lo que hace imposible la consulta.
En un comunicado dirigido a la plantilla, el comité califica de “insólita” la
decisión. El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que Prisa ejecutó en 2012
supuso el despido de 129 trabajadores. Algunos de ellos aún mantienen pleitos
con la empresa en los tribunales por este motivo. En los últimos tres años,
además, han abandonado el periódico en un lento goteo otra treintena de
periodistas.
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