Juana Rivas recibe un gran apoyo.
Esta historia empezó en Londres,
en 2004. Juana Rivas tiene entonces 23 años y reside en Maracena (Granada).
Trabaja como dependienta en El Corte Inglés y decide pedir una excedencia para
ir a la capital del Reino Unido a aprender inglés. Francesco Arcuri, hijo de
una familia genovesa de clase acomodada y 15 años mayor que ella, lleva más de
una década en Londres, donde regenta un restaurante. Se conocen, se enamoran y tienen dos hijos. Cinco años más
tarde, Francesco es, condenado por maltrato y Juana le abandona y se viene a
España con sus dos hijos. En mayo de 2016, él la denuncia por sustracción internacional de los
niños después de que saliera con ellos desde la isla italiana de San Pietro,
donde vivían todos, hasta España. Los jueces le dan a él la razón. Dos meses
después, el pasado mes de julio, Rivas presentaba ante las autoridades
españolas una segunda denuncia por malos tratos –la primera había acabado en
condena, en 2009, contra Francesco Arcuri, aunque no fue trasladada a los
tribunales italianos hasta más de un año después. El jueves pasado, Juana
comparecía por fin ante la Justicia y quedaba en libertad provisional, no tanto
porque el juez le diera la razón de fondo como porque se inhibía del caso a
favor del Juzgado de Instrucción 2: el mismo que le ordenara que devolviera a
sus hijos. El fondo de la cuestión, que en definitiva es la custodia de los
hijos, solo puede decidirlo la justicia italiana, que también deberá evaluar
ese segundo ciclo de presuntos malos tratos que Juana habría padecido en los
últimos tres años en Italia y que su expareja niega. Francesco Arcuri, hijo de
Camillo Arcuri, un famoso periodista y escritor italiano, posee una casa en
Caloforte (Cerdeña) valorada en € 850.000. En invierno, no hay mucho trabajo y
Francesco hubiera podido, sin ningún problema, ir a Maracena a visitar a sus
hijos. Pero ni lo hizo ni les pasó un euro. Juana nunca había esperado que, de
pronto, los reclamara. Y ahora Juana se encuentra con un serio problema al
tener que reclamar a sus hijos a la ley italiana. Arcuri reconoció ante la
jueza que, en la madrugada del 7 de mayo de 2009, golpeó “repetidamente” a su
entonces pareja en el domicilio que compartían junto a sus tres hijos menores
en la capital granadina. Juana Rivas necesitó asistencia facultativa por los
golpes recibidos. Pese a todo esto, la titular del juzgado de Instrucción
número 2 de Granada, contraviniendo lo dictado solo dos días antes por el juez
de guardia que escuchó a Juana Rivas, tras reaparecer después de casi un mes en
paradero desconocido junto a sus hijos, argumenta que el tiempo que los menores
permanecen bajo la potestad de la madre maltratada es susceptible de que la
progenitora ejerza sobre ellos lo que la juez denomina “alienación parental”,
un inexistente síndrome que los expertos coinciden en determinar como
completamente falso y sin ningún valor científico. Y los menores que Juana
Rivas estuvo obligada a entregar al padre maltratador vuelven a su domicilio
italiano, en Carloforte, en la isla de Cerdeña.
Juana Rivas, con sus hijos.
El Juzgado de Instrucción número
2 de Granada exigía a Juana Rivas acudir con sus hijos, de tres y once años, a
un punto de encuentro familiar de la Junta de Andalucía antes de las cinco de
la tarde del pasado este lunes. La madre finalmente se presentó alrededor de las 11.30 horas en la
Comandancia de la Guardia Civil de Granada. La jueza instructora del caso dio
la semana pasada un ultimátum a Rivas, detenida el pasado martes y puesta en
libertad provisional e investigada por supuesta desobediencia a la Justicia y
sustracción de menores. La vecina de Maracena se había instalado en el
municipio granadino al trasladarse desde Italia para huir del maltrato que había
sufrido durante los tres años de convivencia con su expareja, Francesco Arcuri,
en la localidad de Cerdeña. La citación se produjo más de un mes después de que
Rivas incumpliera la orden de entregar a los dos menores. La juez argumentó que
la entrega de los niños respondía al cumplimiento de las resoluciones
judiciales firmes y advertía de que, en caso de que Rivas no acatase la nueva
orden de entregar a los menores, se adoptarían “las medidas cautelares que,
vista la gravedad de los hechos investigados, se requieren”. Apuntó además su “falta
de colaboración total y absoluta” en cuanto a su obligación de cumplir las
resoluciones judiciales firmes, y recalcó que “el fin primordial e inmediato,
es proceder a la localización de los menores”. El padre de los niños, Francesco
Arcuri, aseguró que se iría con los niños al municipio de Carloforte, en
Cerdeña y los hizo. Allí, otra magistrada ha decretado que sean vigilados por
los servicios sociales.
Francisca Granados, tras declarar ante la jueza.
Francisca Granados, responsable
del Centro Municipal de la Mujer, en Maracena, y María Teresa Sainz, psicóloga
del mismo, atravesaron el miércoles pasado la puerta del juzgado de instrucción
nº 2 de Granada, investigadas como posibles inductoras y partícipes de un
delito de sustracción de menores, en lugar de hacerlo como testigos expertos y
conocedoras de un caso que llevan más de un año atendiendo. “Eran –escribe
Marisa Kohan en Público– las personas que más directamente han apoyado a Juana
Rivas desde mayo del año pasado, cuando llegó a Maracena con sus dos hijos,
huyendo de su relación con su marido, condenado en 2009 por malos tratos y al
que volvió a denunciar una vez en Granada por malos tratos físico y
psicológicos continuados. La imagen de las dos profesionales entrando en el
juzgado levantó una ola de apoyo y de indignación entre las organizaciones
feministas, las de defensa de los derechos de los menores, las instituciones
públicas y una estela de incredulidad entre miles de profesionales que, día a
día, trabajan en el acompañamiento y asesoramiento de las víctimas de violencia
de género en las unidades de la mujer de distintos ayuntamientos de nuestro
país”. María Naredo, directora general de prevención frente a la violencia de
género del Ayuntamiento de Madrid, afirma: “Se ha traspasado una línea roja.
Llamar como investigadas a la coordinadora y a la psicóloga de un centro de
mujeres supone cruzar una línea roja, porque de esto los maltratadores aprenden
y puede ser un campo abonado y un caldo de cultivo de una gran desprotección
hacia quienes son, muchas veces, el único apoyo que tienen las mujeres víctimas
de violencia de género”. “Es un precedente intolerable de ataque directo a las
instituciones y personas que dan apoyo a las víctimas de violencia de género”,
manifiesta la Plataforma contra la Violencia de Género 25 N de Granada, que
destaca la “importante labor” que realizan estos centros y sus profesionales.
El Instituto Andaluz de la Mujer recuerda que, sólo en esa comunidad autónoma,
estos centros municipales han atendido hasta junio de este año a más de 46.200
mujeres, de las cuales 9.767 son víctimas de violencia de género. Marisol López
Medina, psicóloga y técnica de Igualdad del Centro Municipal de Información a la
Mujeres de Cullarvega, manifiesta: “A quién realmente se está atacando con esta
actuación es a las mujeres víctimas de violencia de género y a los servicios
públicos que las están ayudando. Porque se transmite el mensaje de que las
profesionales que las están amparando y los servicios públicos que las tienen
que tutelar, tal y como marca la ley Integral [contra la violencia de género],
pueden ir a juicio porque se pone en duda su trabajo”. Naredo añade que es
fundamental crear una red de apoyo. Y Marisol López concluye que “tenemos unas
leyes muy avanzadas, mucho más que en otros países, pero hay artículos que no
se están aplicando. Tenemos un Convenio de Estambul que es muy claro en
relación a los menores que no se está aplicando. Tenemos la ley del menor que
dice que los menores que están viviendo la violencia de género son víctimas
directas de ella, pero tampoco se aplica. Todas estas cosas que intentamos que
se pongan en práctica en los centros, no se están trasladando al ámbito de la
justicia como se debería. No se trata de culpar a juezas, jueces o abogados. Se
trata de un sistema que ha avanzado en legislación pero que aún nos queda por
aplicar y eso es el patriarcado”.
Según datos de Transferencia
Internacional, Italia es el tercer país más corrupto de Europa, por delante
sólo de Grecia y Bulgaria. Y, según los jueces europeos, Italia violó tres
artículos de la convención europea para los derechos humanos y sus autoridades
generaron una suerte de “impunidad” tras haber dejado en el limbo burocrático a
la víctima y privado de efecto sus denuncias. La víctima acabó asesinada
delante de sus hijos y las autoridades italianas desoyeron sus numerosas
denuncias. Las mujeres víctimas de violencia se encuentran en general en un
contexto de silencio, rechazo y negación tal como ocurre con la mafia, explica Paola
Di Nicola, fiscal del tribunal de Roma y autora del libro “La Jueza” Según
datos del Instituto de Investigación Económica y Social citados por el diario
La Repubblica, en el período 2000-2015, se produjeron más de 2.800 feminicidios
en Italia, 1.740 en los últimos diez años. El pasado marzo, la Corte Europea de
Derechos Humanos con sede en Estrasburgo, condenó al país transalpino por su
lentitud e ineficacia en la protección de una familia ante la violencia
ejercida reiteradamente por el padre. En su sentencia contra Italia por el
clamoroso caso de Elisaveta Talpis, una mujer que vio cómo su marido
maltratador acuchillaba mortalmente al hijo de ambos de 19 años cuando éste la
defendía de las amenazas con el arma blanca que portaba el criminal. Ni
siquiera las sucesivas denuncias presentadas ante la justicia italiana por su
esposa contra este individuo, alcohólico y agresivo, evitaron el crimen del
hijo cuando intentaba defender a su madre. Los jueces europeos que condenan a
Italia por su inacción en los temas de violencia machista consideran que su
sistema judicial violó tres artículos de la convención europea para los
derechos humanos y sus autoridades generaron una evidente “impunidad” después de
mantener en un limbo burocrático las reiteradas denuncias de la víctima.
Donatella Ferranti, presidenta de la comisión de justicia de la Cámara de
Diputados, apuntó: “Las leyes existen pero nos falta formar y sensibilizar a
los operadores, a las fuerzas del orden, a magistrados y servicios sociales
para que no subestimen la violencia contra las mujeres y los menores”. Y Sara
Menichetti, abogada de la víctima, explicó: “Se trata de una sentencia
histórica para Italia. Es la primera y es sobre todo una llamada de atención”. Además,
Italia paga el precio de una legislación reformada por Berlusconi, quien,
debido a los numerosos procesos contra él, suavizó las leyes contra el soborno.
En marzo de este año La Corte Europea para los Derechos Humanos condenó a Italia
por no haber reaccionado con “rapidez y eficacia” para proteger a una familia
de la violencia del padre, una sentencia que generó interrogantes sobre el
fenómeno del “feminicidio”, un problema en Italia, donde una mujer es asesinada
cada 72 horas. En total unas 120 mujeres son asesinadas al año en este país por
sus parejas.
Concentración
en apoyo de Juana Rivas ante el ministerio de Justicia, en Madrid.
Juana deberá ahora reclamar a sus
hijos en un país que no tiene Ley de Violencia de Género. Y en el que no pocos jueces
son fácilmente sobornables. Un país en donde, prácticamente, cada día hay
noticias sobre corrupción judicial. Juana está en paro, su familia es pobre, y
tiene que enfrentarse a un hombre rico, en Italia. En Maracena, pueblo de
22.000 habitantes en el que vivía, sus dos hijos estaban escolarizados y era la
propia Juana la que los llevaba y traía del colegio. El padre siempre supo
dónde estaban, e incluso llamaba a Juana y hablaba con ellos. Pero, durante ese
año, nunca fue a visitarlos, y no porque le faltara tiempo o dinero. Si Juana
no acudía con sus hijos, cumpliendo la orden judicial de entregarlos a su
padre, no solo se arriesgaba a una detención que podría ser inmediata, sino que
también pondría en riesgo el apoyo social y político que había conseguido. Entre
los que la habían apoyado, había personalidades tan dispares como Susana Díaz, presidenta
de la Junta de Andalucía, Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, y el presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy. Este, antes de irse de vacaciones dijo en Moncloa
que “hay que ponerse en el lugar de esta madre”. Uno de los reproches de mayor
autoridad moral partía de la agrupación progresista Jueces para la Democracia,
muy comprometida ante la violencia de género y los derechos de las mujeres, que
la semana pasada denunciaba “las descalificaciones efectuadas a los tribunales
españoles que están interviniendo” en el caso con “evidentes presiones desde el
ámbito político, pidiendo la no ejecución de las resoluciones judiciales”. La
consejera de Igualdad y Políticas Sociales, María José Sánchez Rubio, mantenía
el 28 de agosto el apoyo dado por la Junta a Rivas pero recalcaba que el
Gobierno andaluz no iba a cuestionar las decisiones judiciales “porque no nos corresponde
como entidad pública”. Recordaba también que, “tal y como establece el
ordenamiento jurídico, los menores tienen que ser oídos”. Para la titular de
Asuntos Sociales, la situación de Juana se “ha normalizado” después de que
compareciera el pasado día 22 ante el juez tras haber estado varias semanas
ilocalizable junto a sus hijos de 3 y 11 años. Un día antes, el Gobierno
andaluz matizaba su posición inicial de apoyo cerrado a Rivas y lo hacía por
boca de la consejera de Justicia e Interior, Rosa Aguilar: “No puede estar
desaparecida para siempre”.
"Todas somos Juana"
Horas antes de terminar el plazo,
Juana Rivas entregaba sus hijos a la Guardia Civil, obligada a cumplir la orden
judicial de dejar a los menores en manos del padre. La jueza instructora del
caso había dado la semana pasada un ultimátum a Rivas, detenida el pasado
martes y puesta en libertad provisional e investigada por supuesta
desobediencia a la Justicia y sustracción de menores. En el 2016, la vecina de Maracena se instaló en
el municipio granadino al trasladarse desde Italia, tras huir, según
denunciaba, del maltrato que también sufrió por parte de su expareja, Francesco
Arcuri, cuando vivían en Cerdeña. Arcuri llegó sobre las 13.30 horas a la
Comandancia de la Guardia Civil de Granada y, pasadas las tres de la tarde,
salía de las instalaciones acompañado de los menores. La plataforma 7N contra
las violencias machistas había promovido una recogida de firmas a través de Internet
en la que solicitaba a la justicia española que “deje de criminalizar” a las
profesionales que han asesorado y apoyado desde el Centro de la Mujer de esta
localidad granadina a Juana Rivas, así como a sus familiares. “Todas somos
Juana”, “Pacto de Estado, papel mojado” o “Si es maltratador, no es buen padre”
fueron algunos de los lemas proclamados a las puertas del Consejo. En Madrid,
varias organizaciones presentaron en la sede del Consejo General del Poder
Judicial un escrito de queja ante la actuación del Juzgado de Granada y de la
Fiscalía, “que lejos de velar por la protección de los menores y de la mujer
maltratada, ha demostrado ser insensible con las víctimas”. Tras asegurar que
“no esperaban” que Rivas entregara a sus hijos, la presidenta del Foro de
Madrid contra la violencia a las Mujeres, Lourdes Hernández, pedía que la mujer
siga con la custodia de los pequeños y que no vayan a Italia con el padre”.
Juana Rivas, un espejo para la conciencia.
Carlos Olalla, en el artículo
‘Juana Rivas, un espejo para la conciencia’, escribe en LQSomos: “El caso de esta mujer que decide
desobedecer las leyes para proteger a sus hijos es un paradigma de la sociedad
que estamos viviendo hoy. Me sorprende escuchar opiniones de amigos y de
tertulianos normalmente muy valientes y comprometidos en otros temas defender
que, aunque Juana pudiera tener razón, lo que no puede hacer es incumplir la
ley. Su argumentación es muy clara: ‘Si desobedecemos las leyes estamos en la
jungla’, ‘Nadie puede estar por encima de la ley’, ‘Si la ley está mal lo que
hay que hacer es cambiarla’, ‘Lo que tiene que hacer es obedecer la ley,
entregar a los niños y luego reclamarlos judicialmente’… Son argumentos
adormidera, argumentos que nos adormecen y nos impiden reaccionar. Defender el
cumplimiento de la ley es algo que no puede estar mal, así que me aferro a ello
para no meterme en otros jardines, debe ser el pensamiento interno de quienes
se contentan con este tipo de argumentaciones. Pero el problema no es ese. El
problema es mucho mayor. El verdadero problema es que frente a un tema de
derechos humanos, y el de Juana sin duda lo es, no podemos permanecer
neutrales, y contentarnos con la forma sin entrar en el fondo es permanecer neutral. La razón de ser del
individuo como ciudadano no es obedecer las leyes, sino aspirar a la justicia.
Por eso las leyes no pueden estar por encima de los ciudadanos, sino
sirviéndoles para que se pueda alcanzar ese ideal de justicia. Argumentarán
aquí los defensores a ultranza de la ley y su cumplimiento que nadie puede
tomarse la justicia por su mano y que temen a quienes se creen en posesión de
la verdad o la justicia. A esas personas me gustaría proponerles una reflexión
en profundidad del tema, que entremos a fondo en la cuestión y no nos quedemos
en la forma. Y para ello, quizá estas ideas puedan ser un buen punto de
partida: Uno de los máximos defensores de la desobediencia civil, el Mahatma
Gandhi, dijo: ‘Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer’, a lo que
añadió: ‘Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida ni en su propia
esclavitud. La desobediencia civil es un derecho imprescriptible de todo
ciudadano’ Gandhi era abogado, conocía bien el mundo de la ley, y ejerció la
abogacía para defender los derechos de los más débiles. Si se hubiera limitado
a cumplir las leyes, la India todavía sería hoy colonia británica. Otro de los
baluartes de la desobediencia civil, Martin Luther King, también dijo: ‘La
desobediencia civil está justificada frente a una ley injusta y cada uno tiene
la responsabilidad de desobedecer las leyes injustas…Nunca olvides que todo lo
que hizo Hitler en Alemania fue legal’.
Olalla se lamenta del “vergonzoso,
papel jugado por nuestro Tribunal Constitucional, único que podía parar o
retrasar la entrega de los niños en nuestro sistema judicial. Amparándose en la
forma, de nuevo la puñetera forma, ha evitado entrar en el fondo y, como
Pilatos, se ha lavado las manos. Su respuesta al primer recurso de Juana fue
alegar que no había agotado toda la vía judicial, paso imprescindible antes de
poder solicitar su amparo. Vamos, en lenguaje clarito y sencillo: No puedo
atenderla porque a su solicitud le falta un sello que deben ponerle en la
ventanilla de al lado. Y Juana fue a esa ventanilla de al lado, y cuando por
fin consiguió el puñetero sello y volvió a llamar a la puerta del Constitucional,
esta vez le contestaron que su recurso estaba fuera de plazo. En lenguaje
clarito y sencillo: Ha llegado usted tarde. Hemos cerrado. Con el agravante de
que, en este caso, ni siquiera cabía el “vuelva usted mañana”, porque la ley,
nuestra ley, esa que con tanto ahínco algunos se empeñan en defender, no lo
contempla. Lo único que puede hacer ahora Juana es apelar al Tribunal de
Derechos Humanos de Estrasburgo. Y lo va a hacer, pero sin duda por rápido que
sea ese recurso, necesita un tiempo que Juana no tiene. Ella, al negarse a
entregar a sus hijos, al desobedecer la ley, está en una situación de total
indefensión que puede obligarla a permanecer escondida sin poder salir de su
escondite o a que sus hijos no puedan ir a ningún colegio mientras llega la
resolución de Estrasburgo. ¿De qué le ha servido a Juana cumplir la ley y
denunciar a su marido? ¿Cómo es posible que un sistema judicial que se permite
incumplir su propia ley retrasando la traducción y envío de una documentación a
Italia, que podía haber resuelto definitivamente la cuestión de Juana, no
contemple ni un solo resquicio que la proteja? ¿Cómo pueden los magistrados del
Tribunal Constitucional dormir tranquilos después de haber cerrado la última
puerta a la esperanza que tenía esta mujer? ¿No pueden hacer nada el resto de
instituciones (fiscalía, defensor del menor, defensor del pueblo, etc.) para
evitar que Juana se encuentre ante el dilema de entregar a sus hijos o ser una
prófuga de la justicia?”
Queja ante la sede del CGPJ
Y Olalla termina: “Estoy convencido
de que solo la desobediencia civil podrá librarnos de un sistema que ampara y
legaliza la injusticia, la guerra, la explotación, la desigualdad, la
precariedad, la falta de libertad… por eso estoy con Juana, por eso soy Juana y
todas las Juanas a las que este sistema judicial les niega justicia. Y son
muchas, demasiadas... No, no creo que debamos cumplir ciegamente la ley en todo
caso y por encima de todo. Debemos ser justos, y eso poco o nada tiene que ver
con un sistema que no respeta la separación de poderes; en el que los
magistrados hasta del más alto de sus tribunales, el Constitucional, son
elegidos por los partidos políticos; en el que el gobierno cambia jueces en
función de si van a ser favorables o no a sus intereses; en el que se eligen
fiscales a la carta; en el que el gobierno, en lugar de hacer política y
sentarse a dialogar y a negociar, usa la ley para defender sus intereses,
convirtiendo esa misma ley en una prisión de los pueblos que conforman nuestro
Estado; en el que los políticos defienden que por encima de todo y en todo caso
hay que cumplir la ley cuando son ellos mismos quienes hacen la ley aún a
sabiendas de que no es justa; en el que los políticos aprueban leyes que
permiten que otras instituciones, como el propio Constitucional, les haga el
trabajo sucio; un sistema judicial que permite que quien tiene dinero pague una
fianza y salga a la calle mientras quien no lo tiene deba permanecer en
prisión; un sistema judicial que permite que jueces envíen a la cárcel a
simples titiriteros por ejercer su libertad de expresión y mantengan en la
calle a políticos que han robado a espuertas; un sistema judicial que ha sido
varias veces denunciado por organismos internacionales por no investigar las
denuncias de torturas… Eduardo Galeano ya nos advertía sobre esta situación que
se nos viene encima: ‘Ojalá podamos ser desobedientes cada vez que recibimos
órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común’. Por
eso, por casos como el de Juana y los de todas las Juanas, defiendo la
desobediencia civil, porque, como bien dice Vicenç Navarro, ‘Si no hubiera
desobediencia civil, los negros se sentarían al final del autobús en los
Estados Unidos’.
Francesco
Arcuri, el
padre de los niños de Juana Rivas.
Marisa Dohanm escribía el pasado
martes. en Público: “Rivas es una víctima de violencia de género. Arcuri, un
padre condenado por maltrato en el año 2009 y con una nueva denuncia por malos
tratos físicos y psicológicos continuados, interpuesta en julio de 2016, que ha
estado durmiendo en un cajón durante más de un año sin que se le hubiera dado
curso legal. A partir de ese momento será la Justicia de Italia, último lugar
de residencia de esta familia, la que determine sobre la custodia de los
menores y la encargada de resolver la denuncia por malos tratos presentada por
Rivas dos meses después de haber llegado a Granada huyendo de Carloforte, la
pequeña isla italiana donde residía. La lucha de esta madre para que la
justicia española ampare y proteja a sus hijos de su padre maltratador parece
llegar a su fin y, probablemente, se enfrente a partir de ahora a un proceso
judicial que podría llevarla a la cárcel e incluso quitarle la custodia de los
hijos por un largo período de tiempo. Sin embargo, las reclamaciones de Rivas
no han sido atendidas por la Justicia hasta el momento. Estas son algunas de
las claves del caso:
Juana Rivas, a la salida de los juzgados.
1. ¿Cómo llega Juana Rivas a esta situación? El marido de Juana Rivas había sido condenado por malos tratos en el año 2009 a cumplir una pena de tres meses de cárcel y un año de alejamiento. La familia residía en ese momento en Granada. Un tiempo después, Rivas decide dar otra oportunidad a su marido y se trasladan a vivir a la isla italiana de Carloforte. Sin embargo, la violencia continúa y, en el verano de 2016, Rivas abandona el domicilio familiar con sus hijos para escapar de una situación de malos tratos físicos y psicológicos continuados, según su propio testimonio. Una vez en Granada, inicia el protocolo de víctimas de la violencia de género, recibe ayuda del Ayuntamiento de Maracena e interpone una denuncia contra su marido. La denuncia describe una situación en la que Juana Rivas recibe amenazas, insultos y vejaciones que la anulaban como persona. Esta denuncia ha estado pendiente de tramitación y sin ser remitida a Italia durante más de un año (hasta el 10 de agosto de 2017).
2. ¿Cuándo y cómo empiezan los
problemas judiciales de Juana Rivas? En diciembre de 2016, la magistrada María
del Carmen Siles, del juzgado nº 3 de Granada, ordena la “inmediata
restitución” de los hijos de Juana Rivas a su padre. El juzgado respondía así a
la solicitud llegada desde Italia para que, en función del Convenio de La Haya,
los menores fueran devueltos a su domicilio habitual, de donde Rivas los había
“sustraído”. La jueza fija la fecha de entrega de los menores a su padre para
el 26 de julio de este año. Sin embargo, Juana Rivas no acude a entregar a sus
hijos. Empiezan ahí sus problemas con el sistema judicial. Su objetivo es
proteger a sus hijos y conseguir que la Justicia no entregue a sus hijos a su
padre maltratador. Es decir, conseguir el amparo, al menos temporal. La demanda
que había interpuesto, en julio de 2016, seguía sin ser traducida y remitida a
Italia a pesar de que la ley del Estatuto de las Víctimas del Delito de 2015
reconoce que las víctimas residentes en España pueden presentar denuncias de
hechos delictivos que hubieran sido cometidos en otros países de Europa. El
artículo 17 de dicha ley afirma que “en el caso de que las autoridades españolas
resuelvan no dar curso a la investigación por falta de jurisdicción, remitirán
inmediatamente la denuncia presentada a las autoridades competentes del Estado
en cuyo territorio se hubieran cometido los hechos”. La denuncia interpuesta
por Rivas seguiría así hasta hace apenas unos días, cuando el juzgado
finalmente decidió remitirla a Italia y cuando la situación jurídica de Juana
Rivas se había agravado notablemente. En una carta abierta publicada el pasado
15 de agosto, Juana Rivas explica que dicha denuncia seguía sin ser tramitada:
“Si la primera jueza a la que acudí en España denunciando nuestra grave
situación en Italia me hubiera escuchado y hubiera enviado la denuncia
inmediatamente como pone la ley, el Convenio de la Haya no estaría amenazando a
mis hijos sino protegiéndolos. Error. Y resulta que la denuncia de malos
tratos, que tenía que haber llegado a Italia hace más de un año todavía no ha
salido de España. Por favor, comprueben que lo que digo es cierto”.
3. ¿Qué contempló la jueza para
ordenar la entrega de los niños? La sentencia considera principalmente la
necesidad de aplicar el Convenio de La Haya, suscrito tanto por Italia como por
España. Si bien la sentencia reconoce la existencia de un caso de malos tratos,
no la toma en consideración, a pesar de que el artículo 13b de dicho convenio
prevé la posibilidad de denegar la restitución de los menores cuando esto les ‘exponga
a un peligro físico o psíquico, o ponga al menor en una situación intolerable’.
La jueza no consideró que se diesen estas circunstancias. Cabe recordar que el
Convenio de la Haya data de 1980, cuando apenas había normas internacionales
que regularan esta materia.
Según María Daza, doctora en derecho y experta en violencia de género, la jueza ‘podía y debía haber hecho cosas diferentes’.
4. ¿Podría la Justicia española
frenar cautelarmente la entrega de los hijos de Juana Rivas? Sí, a juzgar por
los testimonios de numerosos expertos. Según María Daza, doctora en derecho y
experta en violencia de género, la jueza ‘podía y debía haber hecho cosas
diferentes’. Daza cita el mencionado artículo 13b del Convenio de la Haya y
asegura que ‘lo que ha hecho el juzgado de primera instancia es obviar la
situación de violencia, aunque la reconoce’. En España existen además normas ‘que
reconocen expresamente que a los hijos sí les afecta (la violencia de género) y
también son víctimas directas de la misma’, añade la experta… La ley ordinaria
dice que la protección de los menores contra todo tipo de violencia, incluido
el maltrato y la violencia de género en el ámbito familiar, son principios
rectores de la actuación administrativa, explica Daza. Sin embargo, ‘no
establece ninguna consecuencia más allá de decir que la autoridad judicial
tiene la posibilidad de acordar medidas de protección. Pero no hay ninguna
consecuencia si no las acuerda’. Es decir, que es el juez quien debe resolver y
pronunciarse sobre la pertinencia de adoptar medidas cautelares y de protección
del menor… En un escrito registrado el pasado lunes ante el Consejo General del
Poder Judicial, pero enviado también a varios órganos de la administración,
varias plataformas feministas afirmaban rechazar ‘el papel del Ministerio
Fiscal que lejos de velar por la protección de los menores y la mujer maltratada,
ha demostrado ser insensible con las víctimas. La fiscalía ha actuado poniendo
por delante el no cuestionamiento del aparato judicial, que ha demostrado la
máxima crueldad que se pueda alcanzar siguiendo una aplicación machista y
patriarcal de las leyes’. ‘La Fiscalía podría haber pedido al propio juzgado de
primera instancia que se opusiera a la devolución de los menores en lugar de
dedicarse a atacar a la madre pidiendo la prisión provisional incondicional en
dos ocasiones. En vez de proteger a los menores está criminalizando a Juana y a
la asesora jurídica’, añade Daza. ‘Lo que el caso de Juana Rivas está poniendo
de manifiesto es que tenemos leyes vacías’… Según Daza, las normas que protegen
a los menores en estos casos son “muy hipócritas, porque dicen cosas que luego
no se hacen. Pero el espíritu de la ley es el que se expresa en su preámbulo. A
la hora de aplicar el articulado, los juzgados no lo tienen en cuenta, con lo
cual no tenemos nada. Tenemos leyes vacías. Esto es lo que el caso de Juana
está poniendo de manifiesto”.
Francisca Granados, la asesora de Juana Rivas.
5. ¿Quién asesora a Juana Rivas?
Juana
Rivas cuenta con una abogada, María Castillo, que ejerce su representación
legal. Además, el despacho de abogados Montero Estévez presentó dos recursos de
amparo ante el Tribunal Constitucional, que fueron inadmitidos por cuestiones
de forma, sin entrar a dirimir sobre el fondo del asunto. Pero quien más
atención y titulares ha acaparado es su asesora legal, Francisca Granados,
responsable del área de igualdad del Ayuntamiento de Maracena (Granada) y
asesora jurídica de dicha área. Sobre Francisca Granados se ha hablado mucho y
muchas veces mal. Se ha reseñado que no está colegiada como abogada, a pesar de
que este no es un requisito necesario para ejercer su labor, y desde que la
jueza ha solicitado su presencia como imputada su labor acapara una avalancha
de críticas. Todos los ayuntamientos de Andalucía (y de otras comunidades) con
más de 20.000 habitantes cuentan con esta figura. Su función es dar
asesoramiento jurídico, pero no ejercen la representación legal, por lo cual no
necesitan estar colegiadas. Francisca Granados lleva años ejerciendo esta
función, que compagina con clases en la Facultad de Derecho de la Universidad
de Granada y es considerada una experta en temas de violencia de género. ‘A
Juana la pintan como una imbécil.
Como una mujer débil
manipulada por su asesora. Nada más lejos de la realidad. Las decisiones las
toma ella con conocimiento de causa de sus consecuencias’, afirma Daza.
Juana Rivas, ¿desobedeció a la autoridad judicial?
6. ¿Y ahora qué? La jueza que instruye el caso debe determinar
si escucha el testimonio del hijo mayor de Juana Rivas, tal como ha solicitado
reiteradamente su madre; y si abre o no nuevas diligencias. Antes de ordenar la
entrega de los niños, la jueza ya había recibido el informe de una psicóloga
adscrita al juzgado de familia en el que el hijo mayor, de once años de edad,
afirmaba que ‘siempre ha estado con ella y se siente mucho mejor con ella. No
se quiere separar de su madre’. Según el testimonio del niño reflejado en dicho
informe, ‘su padre le daba voces a su madre, a veces no le dejaba salir de
casa’ y él ‘no estaba bien cuando estaban juntos, él sufría mucho porque se
llevaban mal’. El niño también afirma que ‘no le importaría pasar los meses de
verano con su padre, pero vivir con él, no’… El resto del proceso tiene que
llevarse a cabo en Italia, que es la última residencia familiar y de donde
Juana se llevó a los menores… En el caso de Rivas las perspectivas son también
complicadas. La entrega de sus hijos no frena el proceso penal. Además de pesar
sobre ella las posibles consecuencias de la denuncia de ‘sustracción internacional’,
se puede sumar la de desobediencia a la autoridad judicial y se enfrenta, no
sólo a la posibilidad de cárcel, sino también a la posibilidad de perder la
custodia de sus hijos durante un prolongado período de tiempo.
Así
dibujó Pedripol la cara de Juana Rivas.
Las fotomontajes de esta semana: GÜRTELisComing:
Prometo decir la berdhaz, toda la berdhaz y nada mash que la berdhaz...
1 Podemos recuerda la corrupción del PP con un
vídeo a lo ‘Juego de Tronos’.
El humor semanal: El Roto,
Forges, Peridis, Vergara, Malagón, Pat, Puebla, Pedripol, La boca del Logo…
Fatima Báñez y una cuestión de tiempos
Rotativa, según La boca del Logo.
El humor mallorquín de Pep Roig:¡Al
ataque!, Para que no se diga, Los “paganos” de siempre, Todos iguales contra todos.
Nueva concentración en Maracena
en apoyo de Juana Rivas:
Ana Rosa. Juana Rivas
’Barry Seal: El traficante’ es la
segunda película del dúo creativo que han formado Tom Cruise y el director Doug
Liman tras la película de ciencia ficción ‘Al filo del mañana’. Una película
está inspirada en Barry Seal, un piloto que dejó los vuelos comerciales para
ser reclutado por la CIA y la DEA y convertirse en distribuidor del cartel de
Medellín. La película es un divertimento que esconde una crítica a la demencial
Guerra Fría en los ochenta.
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